miércoles, 5 de noviembre de 2014

DIRECTIVOS & INTEGRIDAD MORAL



En 1919 coincidiendo con las negociaciones de los tratados de paz entre las potencias vencedoras en la I Guerra Mundial, Gran Bretaña e Estados Unidos y la derrotada Alemania, se reúne un grupo de influyentes banqueros, hombres de negocios, filántropos, abogados y políticos en el Hotel Majestic de París tomando la trascendental decisión de formar un club al más puro estilo masónico u de otras sociedades secretas como la Bilderberg, al que llamaron COUNCIL OF FOREING RELATIONS (CFR), con el objetivo de diseñar un nuevo orden mundial con el fin de evitar nuevos conflictos como el que acababa de tener lugar y que ellos mismos habían provocado. Consecuencia de dicho club fue la gran depresión del 29 en Estados Unidos. La causa de dicha crisis es el crecimiento artificial de la bolsa que no se ajusta a la realidad económica y hace de la especulación una norma. Ese desajuste entre el estado real de la economía y el de la bolsa hace que ésta explosione en 1929 reduciendo a la nada el valor de la acciones y produciéndose la quiebra de las empresas al no disponer de capitales, esto genera paro, inflación, pobreza y miseria. De Estados Unidos la crisis pasa a Europa donde había invertido mucho capital norteamericano y que ante la crisis se retira de Europa, sobre todo de Alemania y Austria principalmente, al quedar descapitalizadas, son arrastradas a dicha crisis. Resultado de esta depresión en la que quedó sumida Alemania por la crisis y los pactos firmados de vencedores y vencidos en el Tratado de Versalles, ocasiono el ascenso del partido nazi con las consecuencias bien sabidas por todo el mundo. 

Leemos y escuchamos todos los días en prensa y otros medios de comunicación  recetas y opiniones  de directivos (CEO) que prometen la recuperación de la economía y el regreso a un "bienestar" si se toman medidas que muchas veces son difíciles de comprender por quien las sufre, más si cabe, cuando dicha crisis está originada en abusos y excesos en la gestión de compañías u otras instituciones en las cuales el ciudadano no ha intervenido. Dichos sacrificios vienen acompañados de calamidad, pobreza, rabia y frustración por aquellos que lo sufren como maldición o plaga a la que creen no merecer. 

Escándalos han sucedido en todos los sitios, los más conocidos han sido tal vez los de Estados Unidos con Enron y WorldCom, pero están también el caso de Parmalat en Italia y luego distintos ejemplos por el Reino Unido, Alemania, Suiza y hasta en la India. No es una  cuestión de países desarrollados o en desarrollo, además, incluso en los países más ricos, donde tal vez haya un apego más fuerte a la ley, se han producido estos escándalos. La falta de integridad de los CEOs de las empresas o la falta de integridad de los Chairmans (Presidente) de las empresas; en definitiva, la falta de integridad de las personas. En conclusión, podríamos decir que una empresa puede desenvolverse en un país donde haya leyes ejemplares, pero, si la gente sufre de falta de integridad moral, probablemente veamos este tipo de eventos que se mencionan anteriormente.

El CEO ejemplar debería tener pues, “cabeza fría, corazón caliente y manos laboriosas” según Martin Hilb, profesor de Administración de Empresas de la Universidad de Saint Gallen en Suiza, donde es director ejecutivo del centro IFPM para el gobierno corporativo. Hoy las empresas más exitosas son aquellas que tienen una visión focalizada en atender los “intereses múltiples”, atendiendo tanto a accionistas, empleados, sociedad, clientes, etc. Ejemplo de lo anterior son Toyota, Nestlé y Johnson & Johnson.

En estos momentos hace falta por parte de dichos directivos o CEOs una cierta integridad moral que se proyecte en las decisiones que toman en el ámbito de las compañías que gestionan, ya que al irrumpir en la esfera pública se ponen en el escaparate de la sociedad, la cual, con buen criterio escruta y mira su equipaje como persona, tal como decisiones, opiniones y comportamientos entre otras cuestiones, siendo muchas veces esta decisión contraproducente por lo que se encuentra dentro del mismo. Cuando el CEO se sitúa en el foco con esa integridad moral sirve para generar optimismo y dar ánimo a los individuos en la sociedad en la que está dicha compañía, aparte de ser un formidable estímulo para sus empleados.
 
Ya lo dijo Steve Jobs: "Si algo es una mierda, se lo digo a la gente a la cara. Es mi trabajo ser honesto. Sé de lo que hablo, y por lo general suelo estar en lo cierto. Esa es la cultura que traté de crear. Somos honestos con los demás, por supuesto ellos también pueden decirme lo que piensan".

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