martes, 27 de octubre de 2015

LA TRANSPARENCIA ECONÓMICA, MOTOR DEL COMPROMISO EN LOS EMPLEADOS

Enron nació en 1985 y la historia de poder y ambición de los tres mosqueteros de Enron, Jeffrey Skilling, Kenneth Lay y Andrew Fastow, estando está muy ligada al Estado de Texas. Parte de su control del mercado se basó en las generosas donaciones al mundo político, por más de 6millones de dólares. El gobierno de George W.Bush supo compensar los favores de Kenneth Lay, al tenerlo como asesor energético, aunque Lay había hecho esfuerzos para ser Ministro. Sin embargo, Enron gozó de contados privilegios como el lanzamiento, a fines de 1999, de Enron Online, un sistema de transacciones globales en internet que permitía realizar transacciones en línea, y en todo el mundo. En solo dos años, la plataforma de comercio electrónico de Enron llegó a realizar 6.000 transacciones diarias por un valor de 2.500 millones de dólares. Esto estimuló en Jeff Skilling la idea de la contabilidad creativa y en Andrew Fastow el desarrollo de empresas mágicas para ocultar, en principio, las ganancias fraudulentas generadas por la manipulación de precios que conseguían por la vía del Valor Futuro Hipotético (VFH). 
En 2001, Enron era la séptima empresa estadounidense según la lista de Fortune 500. Sus acciones se cotizaban en Wall Street a más de 90 dólares permitiendo una capitalización de 77.000 millones de dólares. Enron resultó de la fusión en 1985 de dos oscuras compañías de gasoductos de Texas. La liberación del mercado de la energía en los noventa llevó a la creación de la bolsa energética en la que productores, distribuidores y clientes pactarían precios de aprovisionamiento. Enron se transformó en un canal de negociación entre productores, distribuidores y clientes. Consiguió comercializar un promedio del 15 al 20% del gas y la electricidad de Estados Unidos. Luego de ello, aplicó la misma estrategia a todo tipo de bienes: agua, plásticos, internet y otros. La quiebra de Enron es un ejemplo más de mala gestión o negligencia empresarial. El escándalo proviene del recurso a manipulaciones contables inaceptables en una empresa que buscaba su capital en la bolsa, ello permitía vender acciones sobrevaluadas. La compañía creo una serie de vehículos financieros aparentemente externos, que le permitieron ocultar sus pérdidas y mantener su cotización en bolsa. 
Las causas de dicha quiebra fueron las siguientes:
  •  Exageración bruta de los beneficios.
  • Transacciones extremadamente complicadas, basadas en hipotéticos sucesos futuros.
  •  Incompetencia y criminalidad dentro de la cúpula directiva.
  • Irregularidades en la información contable.
  •  Destrucción de documentación.
  •  Encubrimiento del gobierno.
  •  Fraude financiero a los accionistas.
  • Asociación ilicita.
Enron pasó de ser una pequeña empresa de gas al séptimo grupo empresarial de mayor valor en EEUU en cuestión de 15 años. (1986-2001). A mediados del 2001 (año en que quebró), empleaba cerca de 21.000 personas en más de 40 países, y con 2.000 millones de dólares en pérdidas de pensiones y jubilaciones no pagadas. Enron solicitó protección por bancarrota en Europa el 30 de noviembre y en los Estados Unidos el 2 de diciembre de 2001. La ironía del destino hizo que la revista Fortune la designara como la empresa más innovadora de los Estados Unidos entre 1996 y 2000. Además apareció en la lista de los 100 mejores empleadores de dicha revista en 2000.

La transparencia es hoy día una expresión realmente significativa ya que corresponde a un intangible tan fundamental como necesario en el entorno político, económico y social en el que vive el individuo. La transparencia está inseparablemente unida al derecho a saber de las personas, que exigen cada vez de forma más progresiva estar suficientemente informados y tener un mayor grado de participación en las decisiones que les afectan. La transparencia constituye así un pilar esencial que es necesario desarrollar e impulsar desde todos los niveles de la sociedad como elemento fundamental para conseguir la igualdad social y la eficiencia económica de las organizaciones empresariales. En este entorno, y con dichos objetivos, las organizaciones empresariales viene desarrollando iniciativas que promueven e impulsan esa transparencia, entre ellas cabe citar como la más importante la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) o RSE (Responsabilidad Social Empresarial). Esta RSC o RSE tiene como fin el principio de hacer negocios basados en principios éticos y asociados a las leyes que imperan donde ejerce su ámbito de influencia.  La empresa en su conjunto (no el empresario) tiene un rol ante la sociedad, ante el entorno en el cual opera. En este sentido, la RSC o RSE se pueden  entender como la cultura de una empresa por generar un impacto positivo en la sociedad, a través de procesos que sean beneficiosos para sus stakeholders, por ejemplo: quienes trabajan en ella, sus clientes, el medio ambiente y la comunidad en general, y no como una moda para realizar acciones puntuales. Pero si esto es importante en este post quiero detenerme a exponer una parte de la RSC que afecta a los directivos y que genera un alto compromiso en las personas que componen las organizaciones, es la transparencia en la gestión económica y el derecho a conocer la parte financiera de las organizaciones empresariales por parte de sus empleados y la capacidad que tiene dicha acción a la hora de generar compromiso en los mismos si los directivos potencian dicha acción.
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Cualquier empresa tiene áreas donde limpiar y reciclar acciones o hechos que no son correctos a los estándares legales o éticos de la sociedad actual, esto se produce en principio por la sencilla razón de que si el término empresa representa a un ente en abstracto, cualquier acción que toma dicha empresa, es tomada en su nombre por las personas que la componen a todos los niveles, obviamente es de sentido común pensar que a mayor nivel jerárquico, mayor capacidad de afectación con las decisiones que se toman al resto de la organización y sociedad donde opera dicha organización. Así pues el ente (empresa) está comprometida por los comportamientos que toman individuos en su nombre y que muchas veces pueden ser impulsores o un lastre para el resto de personas que componen dicha organización.

Pocas son las compañías que informan a sus empleados de las sanciones fiscales, multas por prácticas anticompetitivas, casos de corrupción, etc., esto se traduce en un alejamiento de los empleados de la compañía a través de la falta de compromiso, ya que no existe peor desengaño para un empleado que enterarse de dicha situación por la prensa, organismos reguladores, etc., todos ellos ajenos a la organización en la que trabajan y tiene puesto su compromiso. Existen pocos hechos que comprometan más a un grupo que persigue un fin común que el saber de una dificultad que compromete dicho fin, si este es compartido por todo el mundo.




Según la publicación Infolibre con fecha 10/05/2015 http://bit.ly/1EsfTky , http://bit.ly/1Ky66eC ,sólo siete compañías del Ibex 35 hacen públicas sus donaciones a partidos políticos e instituciones. Iberdrola y Repsol informan únicamente de sus aportaciones políticas en EEUU y Reino Unido, donde es obligatorio por ley. Sacyr, ACS e Indra prohíben en sus códigos éticos las donaciones y la corrupción, pero están acusadas de financiar ilegalmente al PP. Telefónica gastó en ’lobbies’ 2,54 millones de euros en 2013 y Acciona otros 2,2 millones. Así mismo según dicho diario: “Sólo siete empresas del IBEX 35 informan sobre el dinero que donan a partidos políticos e instituciones. La mayoría de ellas se declaran “políticamente neutrales”, algunas incluso hacen una proclama genérica en su código ético o niegan directamente haber realizado aportación alguna a “partidos políticos o sus representantes”. Pero no revelan si disponen de y cómo funcionan los mecanismos concretos para evitar prácticas de corrupción, según concluye el estudio "La responsabilidad social corporativa en las memorias anuales de las empesas del IBEX" que está subida en la web, http://bit.ly/1FVK0VQ .


El informe, financiado por el Ministerio de Empleo, ha sido elaborado por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, que se creó en 2004 e integra a ONG como Cáritas, Cruz Roja o Intermón- Oxfam y sindicatos como CCOO y USO. Sus autores no dudan en calificar de “desolador” el hecho de que tan pocas empresas españolas publiquen cuánto dinero y por qué conceptos donan a los partidos políticos, sobre todo teniendo en cuenta las denuncias por corrupción y las sospechas sobre financiación ilegal que han inundado la escena pública en los últimos años. También citan el Eurobarómetro para recordar que el 83% de las empresas españolas considera que la corrupción está muy extendida en la contratación pública gestionada por la administración estatal y hasta el 90% en el caso de las entidades locales.”


El lobby es una actividad consolidada en los Estados Unidos, donde esta forma de defensa y promoción de intereses particulares frente a los poderes públicos hunde sus raíces en el “derecho de pedir “right to petition”, introducido en la Constitución de los Estados Unidos a través de su Primera Enmienda. El ejercicio del lobby se encuentra regulado a través de un conjunto de normas que atienden a un objetivo de transparencia, de manera que la actividad del lobby sea conocida y reconocida, la identidad del grupo de interés al que representa sea pública, y sus relaciones con los altos cargos de los poderes ejecutivo y legislativo se rijan por una normas éticas. Adicionalmente, existe un régimen de incompatibilidades que establece límites a la actuación de cargos públicos que pasan a la actividad de lobby, para en algunos casos incluso volver a la Administración posteriormente en un mecanismo conocido como “revolving door”.

En Europa se estima que hay más de 15.000 lobbistas con residencia en Bruselas, y más de 2.500 oficinas permanentes en la capital belga que representan intereses de grupos concretos. En mayo de 2011, el Parlamento y la Comisión Europea suscribieron un acuerdo para crear un registro conjunto, el Transparency Register. Todas las organizaciones que desarrollen una actividad de representación o defensa de intereses tienen la obligación de inscribirse en el Registro, aportando la información requerida, la cual pasa a ser pública y consultable a través de http://bit.ly/1CuGDml   .Dicha información incluye la identificación del lobby, las áreas en las que desarrolla su labor, las iniciativas legislativas sobre las que han ejercido como lobby, así como los ingresos anuales derivados de la actividad de lobby.

Cuatro de cada diez empresas  según el bufete Freshfields Bruckhaus Deringer tras realizar una encuesta a 2.500 directivos de Estados Unidos, Reino Unido y Hong Kong, reconocen que no tienen un protocolo interno de denuncia para sus empleados o, si cuenta con él, no lo ha difundido correctamente entre la plantilla para su utilización. Con esta acción las empresas pretender evitar la responsabilidad penal de las compañías por las irregularidades cometidas por sus empleados mandos o directivos. Sin embargo el mensaje no termina de calar en el sector empresarial, ni siquiera entre las grandes multinacionales de países donde esta norma lleva aplicándose más tiempo. Curiosamente, Hong Kong destaca como una de las regiones donde más denuncias se producen, mientras que en Reino Unido sólo el 6% de los encuestados ha informado de alguna irregularidad. La situación en España es similar a la del resto de Europa continental, a excepción de las filiales de firmas anglosajonas que, por lo general, están más avanzadas en este campo. Cuatro de cada diez empleados teme no sólo recibir un trato desfavorable por parte de su jefe si informa de alguna irregularidad, sino que además podría costarle el puesto de trabajo. Un 40% de los encuestados reconoce que su empresa, en mayor o menor medida, disuade los chivatazos. La encuesta pone de manifiesto que la mayoría de la plantilla prefiere acudir a su jefe directo, mientras que el 14% recurriría al regulador del sector y el 7% a otros entes externos.



El largo periodo de crisis que hemos sufrido ha sido un gran estímulo para que las compañías se embarquen en una acción firme y decidida por mantener inmaculada su imagen, tratando de evitar los escándalos que pueden dañar su reputación. Muchas han sido las compañías que han sufrido dicho problema con motivo de acciones poco éticas o delictivas a lo largo de estos últimos siete años de crisis, por ejemplo: Volkswagen software manipulado en sus motores, Nestlé caso Maggi en la India, Toshiba infló los beneficios, Deutsche Bank escándalo del Libor, etc.,  los cuales han sido un gran estímulo al resto de compañías para no caer en dicho descredito por el impacto que esto tiene en sus cuentas y marca corporativa.  Los escándalos protagonizados por las empresas en los últimos seis años han deteriorado su imagen, generando una gran crisis reputacional que las organizaciones han querido combatir abandonando el viejo concepto de RSC, que dependía del departamento de marketing y comunicación y trabajaba en difundir la buena apariencia de las empresas, para introducir la ética y la sostenibilidad en el corazón de su negocio. Este tipo de acciones ponen de manifiesto por parte de las compañías su firme compromiso de respetar y dar ejemplo en las sociedades donde están presentes. El compromiso de los empleados con las organizaciones está muy tocado por la crisis y es positivo intentar restaurarlo, pues es la única forma de que las organizaciones compitan con ventaja. La ética y el ejemplo son fundamentales para recuperar ese compromiso de las plantillas, pero todo esto tiene que tener una ruta que vaya de dentro hacia fuera dentro de las compañías.

Ya lo dijo Peter Drucker: "La administración es el órgano de las instituciones, el órgano que convierte a una multitud en una organización y a los esfuerzos humanos en acciones”.