lunes, 22 de junio de 2015

CLIMA LABORAL Y LA TERCERA LEY DE NEWTON


Un día apareció un caballo en la granja de una aldea. El dueño de la granja lo cuidó y el caballo se quedó. La gente de la aldea le decía: Qué buena suerte. El respondía: “Buena suerte, mala suerte, se verá”.

Pasado unos días, el caballo se marchó. La gente de la aldea le dijo: “Qué mala suerte”. Él contestó: “Buena suerte, mala suerte, se verá”.

Pasada una semana, como le había cuidado muy bien, el caballo regresó con una manada de caballos. La gente de la aldea le dijo al dueño de la granja: “Qué buena suerte”. Y él respondió: “Buena suerte, mala suerte, se verá”.

Después de unos días, uno de los caballos le dio una coz al hijo del dueño de la granja que le rompió las piernas. La gente de la aldea le dijo: “Qué mala suerte”. Él contestó: “Buena suerte, mala suerte, se verá”.

Después de dos semanas, los ejércitos de ese país se llevaron a todos los jóvenes a la guerra excepto a su hijo que tenía las piernas rotas… ¿Buena suerte, mala suerte?, se verá.
 
El fracaso es reinterpretable por aquel que lo evalúa, lo que a priori parece que fue un desastre, después con el tiempo podemos alegrarnos que haya ocurrido (una ruptura de pareja, un proyecto no conseguido…). Además, lo que no se aprende con el éxito, se aprende con el fracaso. Una de las cualidades y virtudes que definen la inteligencia del ser humano es la capacidad para entender el aparente fracaso y convertirlo en una lección personal para el futuro.
Nos encontramos a mitad de año y en las compañías los proyectos de Clima Laboral ya van por el ecuador de su ejecución, en muchas se habrán evaluado con alguna métrica (cata de clima) para visualizar el impacto y consecuencias que tienen las medidas que se han llevado a cabo para mejorar los ítem que han salido mal en la encuesta del año pasado, en otras compañías se esté en una situación de impase sin saber qué hacer y por ultimo están aquellas que ni saben ni quieren hacer absolutamente nada al respecto en dicho tema. 


Como bien sabe todo el mundo, la tercera Ley de Newton nos dice: “Si un cuerpo actúa sobre otro con una fuerza (acción), éste reacciona contra aquél con otra fuerza de igual valor y dirección, pero de sentido contrario (reacción).” De forma sencilla se explica diciendo que las fuerzas funcionan a pares y simultáneamente. Si uno empuja una pared, la pared le empuja a él con igual fuerza. En el momento en que la atraviesa es porque ésta ha sido más débil y acabó cediendo a su fuerza. ¿Por qué si uno empuja en un sentido con una fuerza F y la pared (en este ejemplo) empuja al contrario con la misma fuerza F, las fuerzas del sistema total no se anulan? Pues porque están ejercidas sobre cuerpos diferentes, sobre la persona y sobre la pared, y por eso no forman nunca un sistema de fuerzas. Si estuvieran ejercidas sobre el mismo cuerpo se anularían y podría decirse que estamos en un estado de equilibrio dinámico.


Aplicando esta breve exposición sobre Newton al tema que nos importa, Clima Laboral, diremos que la fuerza que ejerce la dirección de una compañía sobre la plantilla cuando lanza un programa de Clima, tendrá igual de fuerza por parte de la plantilla si ven en dicho programa una utilidad y beneficio para todas las personas que trabajan en la misma. Con ello se genera un equilibrio entre las fuerzas produciendo unos beneficios mutuos para ambos, dirección y empleados. Si la dirección derriba la pared con su fuerza según el símil contado anteriormente, podríamos decir que el programa no suscita el apoyo y entusiasmo que se espera de él, es decir cubre unas necesidades que no son las que reclama la plantilla, por lo que dicho programa nace muerto por enfocarse sobre asuntos que no son los importantes dentro de la compañía. Y por último si la dirección no hace absolutamente nada con respecto a dicho programa, dejando que dentro de la compañía cada dirección “haga de su capa un sayo” en las acciones que tiene que tomar para corregir el problema, entonces nos encontraremos ante una situación de ausencia de fuerzas, ni existe quien empuje la pared, ni existe pared que empujar: es la nada.

Los directivos de una compañía, tienen la responsabilidad de velar y cumplir los principios de eficacia, eficiencia y rentabilidad del dinero que manejan de los inversores (stakeholders) que están en el capital de la misma. Cuando esto no se hace por no aplicar herramientas y programas que incentivan dichos parámetros generando un gap o ventaja que permite superar a sus competidores, su acción se convierte en una negligencia, ya que ni los recursos ni los medios que existen en la misma son de su propiedad, ni pueden ni deben ser obvidados por la incapacidad de quien dirige la estrategia de la compañía. Esperar a que escampe no es la mejor acción en este problema, ya que como la lluvia, la peor es la que nos moja por dentro dejándonos el cuerpo húmedo, el frío vendrá a continuación. En el Clima Laboral, el frío son todas aquellas acciones que se realizan y minan la credibilidad de las personas de la compañía, este recuerdo es muy difícil de borrar de las conciencias de las personas que ya han pasado por dicha situación. Cuando uno se dice a si mismo que no sucede nada pese a que sabe mejor que nadie que no es así, al hacerlo incurre en una maniobra grosera, premeditada y engañosa. Como dijo una vez Abraham Lincoln, aunque llames pata a la cola de un perro, el perro sigue teniendo cuatro patas y por eso mismo, porque no se pueden sepultar los hechos con palabras. Negar la realidad para calmar el dolor que uno siente no lo hace más llevadero ni permite que la herida se cure antes, así pues cuanto primero se aborden los problemas, primero se sale de la sensación de agobio y perjuicio que le ocasiona una situación no deseada a los empleados y directivos de las compañías y por ende a sus grupos de interés (stakeholders). 


En nuestro quehacer diario se observa por todas partes el cumplimiento de la tercera Ley de Newton. Un pez empuja el agua hacia atrás con sus aletas y el agua a su vez empuja al pez hacia delante. El viento empuja contra las ramas de un árbol con lo que generan silbidos. Las fuerzas son interacciones entre cosas diferentes. Cada contacto requiere de por lo menos un dúo; no hay forma de que un cuerpo pueda ejercer una fuerza sobre nada. Las fuerzas, siempre ocurren en pares, y cada miembro del par es opuesto al otro. Así, no se puede tocar sin ser tocado, en el Clima Laboral no se puede pretender que las personas empujen si quien tiene que hacer de fuerza contrapuesta (la dirección) permanece impasible y sin ningún tipo de acción. Como relaté al comienzo de este post con la fábula del caballo,  esperar a ver que resulta de no hacer nada para coger el lado bueno que beneficie a una compañía no parece un escenario muy prometedor, ya que en dicha materia ya está todo inventado, lo único que todavía no se ha inventado, es conseguir buen Clima Laboral en una compañía que no trabaja sobre dicha cuestión. 

Llega el verano y con él un tiempo de descanso y reflexión para aquellos directivos que tienen que decidir sobre los asuntos importantes dentro de las compañías, aprovecharlo es una buena inversión para sus grupos de interés, pero sobre todo para sus empleados, ya que a fin de cuentas son los que hacen posible que las mismas sobrevivan en el mercado donde compiten. 

 Felices vacaciones.

Ya lo dijo Isaac Newton: "Si he visto más lejos que los otros hombres es porque me he aupado a hombros de gigantes"