lunes, 29 de febrero de 2016

DIRECTIVOS EN "MODO PLASMA" SOBRE LAS REDES SOCIALES



En julio de 1863 tuvo lugar en Estados Unidos, la batalla de Gettysburg, decisiva para el transcurso de la Guerra Civil americana. Cuatro meses y medio después, el 19 de noviembre de 1863, en la ceremonia de dedicación del Cementerio Militar Nacional de Gettysburg (Pennsylvania) a los soldados caídos en dicha batalla, el presidente Abraham Lincoln pronunció uno de los más grandes y citados discursos de la historia de la humanidad. Aunque apenas llegaba a 272 palabras bit.ly/1Qft6W3, Lincoln manifestó lo que todos pensaban, en un destello de conciliación en tiempos de guerra, invocando los principios de igualdad de los hombres consagrados en la Declaración de Independencia y redefinió la Guerra Civil como un nuevo nacimiento de la libertad para los Estados Unidos y sus ciudadanos. Curiosamente, el orador principal del acto era un reconocido diplomático, político y académico considerado como el mejor orador de su época, Edward Everett, que intervino en primer lugar durante dos horas. En contraste, las breves palabras de Lincoln resumieron la guerra en dos o tres minutos, en diez oraciones, sin blindajes, ni papeles. Las pocas palabras de Lincoln resonaron a través de la nación y a través de la historia, desafiando la propia predicción de Lincoln de que el mundo notará poco, ni mucho tiempo recordará lo que decimos aquí. Su discurso es recitado por millones de niños en las escuelas estadounidenses, ha inspirado a generaciones de políticos y se lee hoy como el testamento más claro de su legado democrático; una mirada clara y concisa a su ideario político. Su influencia ha sido tan grande, no sólo en los Estados Unidos, que su última frase para definir la democracia, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, se ha convertido en una sentencia política e incluso fue adoptada en el artículo 2º de la Constitución de la Quinta República Francesa.
Lincoln fue referencia de un hombre valiente y con agallas que para enfrentar los problemas no recurrió triquiñuelas sino que enfrentó los mismos de frente, sin atajos y pagando un alto precio, su vida.
El otro día me comentaba un amigo una anécdota totalmente opuesta a la relatada anteriormente, su empresa, una compañía de este país, le invito a participar en la presentación de resultados a través de su red social. La asistencia de los máximos responsables de la compañía hacía muy atractiva la participación por la frescura que proporcionan las redes sociales en dicha interacción como se había realizado en otras ocasiones en tiempo real. Sin embargo cuando iba a entrar en dicha red social se encontró con dos filtros que le hicieron desestimar la invitación a la misma, eran; el buzón para depositar las preguntas o la figura de un moderador para lanzar dichas preguntas a los directivos. Con ello, dichos directivos se garantizaron una sesión pacífica y controlada en "modo plasma", hecha para su lucimiento en base a su monólogo donde lo único que se contaron fueron las grandes maravillas que había en la compañía sin ningún atisbo de crítica en la gestión de la misma. Este hecho significó que no hiciese la pregunta que llevaba in mente, ya que sabía que la pregunta no iba a pasar dichos filtros debido a que la misma no era muy agradable para los directivos por los datos que aportaba y el cuestionamiento de la gestión de dichos directivos. Prefirió guardarse la pregunta y buscó nuevas fórmulas de libertad dentro del mundo digital (blogs, wikis, weblogs, microbloging, etc.) que le permitiesen decir y opinar con respeto y datos lo que cualquier persona libre observa y aprende cuando sigue una compañía.

Esta anécdota me ha hecho reflexionar al respecto y me gustaría aclarar una serie de conceptos que sirvan para dar un poco de luz y poner en valor este tipo de actos y a las personas que los cometen. El doctor en sociología médica Nicholas Christakis, publicó en la revista Nature un estudio realizado en la Universidad de California, donde expone que las redes sociales humanas se remontan a la época de las cavernas. En el artículo, explica cómo se estudió a 205 individuos de la comunidad de Hazda en la región de Tanzania, caracterizada por mantener un estilo de vida similar al del hombre antes de la agricultura. Al darles palitos con miel y solicitarles que los regalaran a quienes ellos decidieran, observó cómo se generaron 1689 vínculos, siendo la base de este intercambio la cooperación y la amistad, así como el respeto hacia sus amigos y sus propiedades. Hay evidencias que sugieren que las redes pudieron haber facilitado el desarrollo de la cooperación a gran escala. Estas redes de recolectores-cazadores mostraron características que también se observan en las redes sociales modernas: distribución sesgada, transitividad, reciprocidad, cooperación, amistad, desintegración geográfica y distancia social. Los seres humanos somos únicos al formar vínculos de amistad y cooperación a largo plazo. En la historia de la humanidad las redes sociales siempre han estado ahí, orientadas en su gran mayoría a difundir felicidad, generosidad o cualquier otro tipo de sentimiento. Ejercen una influencia sutil y determinante en nuestras elecciones, acciones, pensamientos, deseos y sentimientos. Además, esas conexiones no terminan con las personas que conocemos, sino que van más allá de nuestros contactos, los amigos de los amigos de nuestros amigos pueden impulsar reacciones que acabarán alcanzándonos, ya que un grupo de personas así organizado es más eficaz que el mismo grupo, pueden hacer más y más diversas cosas que la suma de sus individualidades.
Así pues las redes sociales son la nueva forma de comunicación, aunque, paradójicamente, también es la forma más antigua de organización social del ser humano, posteriormente fueron desplazadas por estructuras jerarquizadas y centralizadas de control y poder en las organizaciones empresariales, sociales o políticias como (empresas, gobiernos, etc.), ya que la comunicación es una fuente poderosa de poder y no se podía dejar en manos de las propias personas, las cuales podían aprender de las inquietudes de otras que si eran activas en dichas comunicaciones. El regreso al dominio y control de su comunicación por parte del individuo a través de las redes sociales ha tenido este enorme éxito debido a que dichas redes sociales se asientan sobre dos pilares básicos de la sociedad moderna: la información y el conocimiento.  Esta nueva estructura de comunicación surge bajo reglas nuevas como son; la conectividad y la interdependencia, el crecimiento exponencial de las tecnologías de información, la innovación y el aprendizaje, así como la volatilidad y el cambio.

Las redes sociales evolucionan estructuralmente a partir de la propensión natural del individuo para hacer amigos, tener una familia y/o trabajar en lugares donde se establecen relaciones triviales o acogedoras. La persona forma su propia red al organizar y reorganizar redes sociales continuamente; es decir, por la tendencia consciente o inconsciente de asociarnos con personas que se parecen a nosotros buscamos a quienes comparten nuestros intereses, historias y sueños. Es la forma de una red o tipología una de sus propiedades básicas, si pudiéramos ver un mapa mental de dicha estructura, apreciaríamos qué posición ocupa cada persona dentro de la misma, quiénes ocupan posiciones céntrales por tener el mayor número de conexiones en la red al estar más interconectados en el centro; así como quienes están en la periferia al estar menos conectados. Otro elemento importante de la estructura es que nosotros decidimos a cuántas personas nos conectamos, además de modificar la forma en la que nuestra familia y nuestros amigos están conectados al organizar grupos y presentar o sugerir conexiones entre nuestros amigos, o eliminar y bloquear a quienes ya no queremos en nuestra red.  

Cuando nuestros amigos o contactos se conectan, aumenta nuestro nivel de conexión con el conjunto de la red social, nos fusiona, porque contar con amigos bien conectados nos aleja de los márgenes y nos lleva hacia el centro de la red. La centralidad se mide contando el número de amigos, más el número de amigos de nuestros amigos, y el número de amigos de los amigos de nuestros amigos. Las posibilidades son tan diversas que es asombrosa la variedad de estructuras de la red de la que acabamos formando parte. Cuanto más conectados estemos, más céntricos estaremos dentro de la red. Otro factor importante dentro de la red son los vínculos que uno establece con sus contactos, estos pueden ser complejos, efímeros, durar toda la vida, superficiales o profundos, personales o anónimos. La forma de construir o visualizar una red depende del tipo de vínculos que establezca la persona. A través de estos vínculos pueden fluir acciones como: violencia, modas, espiritualidad, juegos, sexo, felicidad, obesidad, negocios, enojo, burlas, mensajes políticos…etc. Y cada una de las conversaciones que fluyen se comporta de acuerdo con ciertas reglas establecidas por las personas. Comprender por qué existen las redes sociales y cómo funcionan requiere que comprendamos ciertas normas relativas a sus conexiones y a la forma en que se contagian: su estructura y su función. Estos principios explican por qué los vínculos pueden hacer que el todo sea mayor que la suma de las partes. En este tipo de situaciones es cuando mejor se entiende el principio de la “sinergia”, la suma de las partes vale más que el todo en su conjunto.

En el ámbito empresarial las redes sociales en la actualidad se han convertido en una herramienta estratégica por parte de los altos directivos, los cuales las utilizan para redefinir cómo y a quién dirigen sus mensajes y en algunas empresas han empezado a capitalizarlas y colonizarlas desde posiciones que recuerda el libro de Aldous Huxley “Un mundo feliz”. La historia del libro tiene lugar en una sociedad futurista incómodamente estéril y controlada, comúnmente conocida como Estado Mundial. La historia empieza con un grupo de jóvenes estudiantes que están de visita en el "Centro de Incubación y Condicionamiento de Londres", escuchando las explicaciones del director del centro, cuyo nombre es... El Director. El Director explica a los estudiantes el proceso por el cual se cultivan seres humanos en botellas para luego ser adoctrinados (léase: lavarles el cerebro) para que crean ciertas "verdades" morales. Este aleccionamiento, también conocido como "hipnopedia" o "educación a través del sueño", enseña a los ciudadanos que el valor de la sociedad debe ser siempre superior al del individuo.


Para llevar a cabo la situación relatada por Huxley en su libro, las redes sociales se dotan de un red de personas cuya principal función es dinamizar las mismas con iniciativas "blancas" que no vayan más allá de aquello que puede incordiar a los directivos, como por ejemplo la información económica o de gestión (parámetros de Clima Laboral dentro de la compañía, notificaciones a los organismos reguladores (CNMV o CNMC), información financiera como ingresos, gastos, sanciones, endeudamiento, investigaciones internas sobre corrupción, etc… con la cual el empleado pueda hacerse una idea de cómo va la compañía y los principales retos y amenazas a los que se enfrenta la misma. Bien es cierto reconocer en favor de dichos dinamizadores, que ni tienen dichos datos, ni las personas a las que rinden cuentas tienen intención de facilitárselos para conocimiento de toda la plantilla. Esto hace que visto dicho escenario muchos trabajadores huyan de este tipo de comunicación, ya que tanto el control que se ejerce como su papel de ensalzamiento y logro nunca empañado por ninguna autocrítica, quita frescura a dicha herramienta para comunicar y disuade al trabajador de aportar su conocimiento. Por consiguiente, una herramienta que en principio puede ser fantástica para que el directivo implante un sistema abierto de comunicación “de tú a tú”, que sirva para generar confianza con los miembros de su compañía, se convierte en un altavoz de los líderes con el cual aminorar e ignorar cualquier tipo de crítica. Con esta situación a la larga se paga un enorme peaje al limitar el compromiso del trabajador con la visión que establece el equipo directivo de la compañía, produciendo efectos perversos sobre algunos stakeholders (grupos de interés) que componen la misma, llámense accionistas o inversores.
La teoría de los stakeholders de R. Edward Freeman amplía esa responsabilidad a una amplia gama de agentes con los que se relaciona la empresa desde los propios accionistas hasta la comunidad local, la sociedad en general pasando por directivos, empleados, proveedores, clientes, competidores  y otros muchos partícipes. Es una teoría atractiva desde el punto de vista ético y está fundamentada en el concepto del bien común, idea que relaciona los bienes o intereses  individuales del (trabajador) y el bien de la sociedad (compañía) en su conjunto, porque el fin de una sociedad no es independiente del fin de sus miembros.
 
Entonces ¿por qué los directivos actúan contra el bien común cuando utilizan dichas redes sociales en su beneficio propio, sabiendo que dicho bien está  ligado a la transparencia, inmediatez y ausencia de filtros en la comunicación con sus empleados? Posiblemente existan multitud de causas, pero quizás una que es fundamental de dicho comportamiento sea que, no interesa que los miembros de una compañía conozcan los intríngulis de la misma, ya que para muchos directivos es ponerse bajo el foco a los ojos de todos sus miembros, saliendo a relucir sus debilidades en base a unas estrategias erróneas y unos resultados que afectan gravemente a la solvencia y fortaleza económica  de la compañía. Sin embargo, lo más curioso de esta forma de actuar y pensar, es que dichos directivos no renuncian a conseguir el prestigio y reconocimiento que otorgan dichas redes sociales. Obviamente no lo consiguen, cuando en el origen de sus pensamientos tienen la idea de que para ganar el prestigio en las mismas hay que ponerles una red de seguridad (filtros) por si acaso tienen un patinazo en dicha interacción con los miembros de su compañía y se les ven sus debilidades.


Quiero terminar este post recordando a mí buen amigo... el buen hombre no tuvo la posibilidad de interactuar con los líderes de su compañía, pero lo intento como parte de su compromiso con la misma. Resaltar que todo trabajador como miembro y stakeholders de su compañía donde trabaja, tiene la obligación moral de velar por el interés común de los diferentes grupos que conviven en la misma, así como por los suyos propios. Mirar hacia otro sitio como si no pasara nada, ni resuelve ni ayuda a que dicha compañía crezca, si no que muchas veces por desgracia dicha situación puede terminar en hechos con consecuencias irreparables para los diferentes grupos de interés que conviven en la compañía.


Ya lo dijo Abraham Lincoln: "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo."