miércoles, 30 de noviembre de 2016

CICLO O.O.D.A, NUESTRO SEXTO SENTIDO



Fue un curioso incidente que tuvo lugar en la guerra Ruso-Turca (1787-1792). En 1788 el ejército austríaco se desplazó con 100.000 hombres hacia la ciudad de Karansebes para acampar y después desarrollar la invasión (debemos tener en cuenta que la mayoría de soldados no hablaban alemán por pertenecer a pueblos sometidos). Los primeros en llegar fueron los húsares en misión de reconocimiento. Sólo encontraron unos gitanos a los que compraron varios barriles de aguardiente. Después llegó la infantería, la cual quiso sumarse a la fiesta. La negativa de los húsares llevó a una disputa que terminó con un tiro al aire que dio comienzo a una de las batallas más absurdas.
Los rumanos del ejército austríaco creyeron que el disparo era de un francotirador turco y comenzaron a dar la voz de alarma: “¡Turcos!”. Los húsares salieron corriendo. La infantería se desbandó. Los oficiales austriacos intentaron imponer el orden gritando “Halt” (“Alto”). Sin embargo, los soldados entendieron “Alá”, el grito de guerra otomano, lo que dio lugar a un mayor caos. Un destacamento de caballería que llegaba en ese momento, al ver a los húsares huir, ordenó el ataque contra el “enemigo”. Otro destacamento de artillería, al ver la carga de la caballería, ordenó el ataque ante los supuestos turcos. Los verdaderos turcos llegaron dos días después encontrándose con 9.000 bajas enemigas.





Un entorno militar fue el origen de la aparición del ciclo OODA (Observe – Orient – Decide – Act). El comandante de aviación en la (USAF) United States Air Force –las fuerzas de combate aéreo estadounidense– John Boyd describió la cognición humana en cuatro procesos: observación (percepción), orientación, decisión y actuación. Este funcionamiento de la cognición es para todos los ámbitos de la vida, de ahí que su bucle haya sido tomado como referencia en diversas estrategias de gestión empresarial. El pensamiento de Boyd, está inducido por teóricos del conocimiento Piaget, Brunos F. Skinner, Vygotsky y Ausubel, autores cognitivistas, se basa en que en el espectro de batalla se encuentran dos bandos claramente diferenciados y es el tiempo de actuación lo decisorio a la hora de superar o fracasar en un reto. En el mundo militar, cualquier acto se lleva a cabo tras un proceso de percepción, que activa la orientación de cada parte en la batalla (relacionada con una visión a largo plazo). Tras todo ello, los mecanismos mentales inician la fase de toma de decisión, en la que se sopesan los riesgos, ventajas o consecuencias de la acción que se realizará.

Así, la facción que ejecuta el bucle OODA más rápido será quien salga victorioso de la batalla. La filosofía de Boyd continúa vigente aún hoy día en la formación de pilotos de caza y sirve, fundamentalmente, como soporte en el proceso de toma de decisiones. Se utiliza sobre todo en el manejo de armas pesada y armas de destrucción masiva como los misiles intercontinentales y bombas nucleares. Estas cuatro fases forman parte de una de las teorías más reputadas que, aunque aparecida por vez primera en los años cincuenta, permanece todavía también en el entorno empresarial, donde las decisiones se incrustan claramente dentro de un entorno de competencia en el cual, el tiempo constituye un factor clave a la hora de ganar determinadas batallas como la de la innovación.

El anhelo de las compañías por llevar a efecto una estrategia que sitúe a las mismas en la avanzadilla frente a sus competidores, es el principal leitmotiv para la implantación de este ciclo OODA. Las cuatro fases del mismo y su significado en el mundo empresarial es el siguiente. 
 
Primera fase – Observación (percepción) 

En la gestión empresarial la fase de observación es fundamental, ya que de la misma se derivarán todas las medidas que se lleva a efecto. Cosechar la información que sucede con los hechos a partir de una visión objetiva, estratégica y beneficiosa para la compañía en su conjunto constituye un imperativo no solo de los directivos sino también de cada uno de los miembros del equipo. Mantenerse atento, observando y controlando lo que sucede con los diferentes grupos de interés  (stakeholders), así como en los diferentes escenarios donde la empresa compite, será la primera acción para actuar con determinación. Las necesidades reales del momento forman parte de la guía en esta fase. En esta fase el tiempo es un factor determinante con el fin de corregir o implementar posteriormente la estrategia que se defina, es por esto mismo que hay que perder lo menos posible, ya que este factor puede condicionar el desenlace final para una compañía. Las diversas fuentes donde se obtenga la información serán vitales para atinar en una valoración acertada. Solo una valoración acertada de lo que acontece en derredor puede proporcionar elementos de juicio capaces de actuar con determinación exitosa. Existen algunas preguntas, a modo de guía, para ejecutar esta primera fase:
  • ¿Qué ocurre en el entorno que directamente afecta a la empresa?
  • ¿Y en el contexto indirecto?
  • ¿Sucede algo que pudiera repercutir a largo plazo?
  • ¿Resulta el diagnóstico preciso?
  • ¿Alguna de las predicciones difiere radicalmente de la realidad?




Segunda fase – Orientación

Se trata de la fase en la cual el individuo sopesa, valora y calcula las variables que determinaran su decisión a la hora de tomar una decisión. Cada persona se muestra influenciado por una serie de experiencias previas que condicionan sobremanera su manera de realizar predicciones. La cultura, una idiosincrasia, situaciones anteriores que hubieran marcado decisivamente en la manera de actuar del individuo, todo se halla relacionado en la fase de orientación. De ahí que haya que detenerse, especialmente, en esta segunda fase, ya que dichas variables pueden condicionar y ser determinantes a la hora de tomar una decisión definitiva. Estas variables repercuten directamente, primero, en los diagnósticos y, después, en la acción que se adopta. John Boyd estableció cinco hechos que condicionan la fase de orientación de cada individuo:
  • Tradiciones culturales: los rasgos distintivos del lugar donde se crece y desarrollan los primeros años del ciclo vital, tan decisivos, ayudan a comprender las motivaciones de quienes actúan.
  • Herencia genética: la ciencia explica que el patrimonio genético heredado de los padres posee una especial relevancia en las generaciones futuras.
  • Habilidades de análisis y síntesis: una mente bien estructurada simplificará estos procesos y facilitará la fase de observación.
  • Experiencias anteriores: la vida constituye un camino que se compone de vivencias y estas determinan y curten las personalidades.
  • Informaciones nuevas: los datos que todavía se desconocen también forman parte inherente del proceso de orientación.
Esta fase es muy personal y está muy condicionada por el perfil de cada persona, las compañías buscan perfiles bien orientados y que de su gestión o trabajos anteriores se hayan desprendido ingentes casos de éxito, sobre todo para puestos de responsabilidad que exijan calibrar perfectamente entre los hechos reales y las decisiones del futuro. Piénsese que la orientación es la cognición, o sea, cómo influyen los hechos dentro de los individuos que toman las decisiones y entran en juego todas sus sensibilidades y su capacidad de empatía.
Tercera fase – Decisión

Esta fase está relacionada con la elección de la mejor acción para la compañía, sus miembros y stakeholders. Para iniciar esta fase del proceso de decisión, se ha de tener un conocimiento preciso del entorno y haber precisado el diagnóstico adecuadamente. De lo contrario, una decisión errónea podría conducir a una mala gestión empresarial y esto podría suponer un error fatal para el futuro de dicha compañía. La fase de la decisión debe estar ligada a la responsabilidad, muchas veces esta se encuentra condicionada por factores que presionan la misma y conducen a una toma de decisiones errónea. Es por ello que se necesita que la persona piense con claridad y frialdad, no tomar decisiones en caliente, ya que estas muchas veces vienen condicionadas por hechos o situaciones que para nada se relacionan con el problema. Asumir que la toma de decisiones supone un proceso basado en la experiencia y que esta puede comprobarse acertada constituye el primer paso para desarrollar cualquier proceso vital necesario, nadie conoce el futuro ni las consecuencias que se derivarán a la vuelta de un tiempo. Las decisiones en el management empresarial son averiguaciones realizadas en la primera fase de percepción y en la segunda de orientación. Una vez adoptadas, deben ser consideradas como acciones dentro de un proceso, sin embargo, no se debe olvidar que, durante esta fase, pueden surgir nuevos hechos o alzarse nuevos datos que varíen tangencialmente una decisión ya previamente tomada. Mostrarse flexible y no precipitarse resulta de vital importancia para salvar esta fase del proceso.



Cuarta fase – Acción

Esta fase se traduce en la materialización de la decisión tomada, tras decidirse la misma, esta supone la implementación de las tres fases anteriores, lo que finalmente resulta de observar, orientarse y decidir. La acción, constituye la fase más visible del proceso del ciclo OODA, se trata de la ejecución de la misma y será la causante de la percepción que los grupos de interés posean de una determinada empresa. Los stakeholders evaluarán el funcionamiento de una compañía por cómo actúa, es por esto mismo que las acciones tienen que ir en concordancia con la misión, visión y respaldadas por los valores establecidos dentro de la compañía.  

En las cuatro fases del ciclo OODA se ha poner en valor que la cognición permanece siempre detrás de la teoría. Se ha de resaltar que la ética ha de mantenerse en todas las gestiones empresariales, pero, con frecuencia, se olvida incluir este valor intangible a los diferentes modelos. Realizar los procesos de cognición desde la moral, pensando en el bien social, supone la mejor manera de poner el bucle OODA en funcionamiento. El ciclo OODA es continuo, cada información que surge en el entorno es un dato nuevo para la toma de decisiones y debe ser tomado en cuenta para las siguientes fases. Del mismo modo, el ciclo OODA no puede ser estático ni lineal. Esta es una herramienta para la toma de decisiones rápida y acelerada en un ambiente táctico, se puede usar en la gestión estratégica o las estrategias de negociación cuando se necesiten actuaciones rápidas y contundentes. La conclusión que se puede extraer de dicho modelo es que es una herramienta dinámica que se puede orientar o reorientar sobre la base de nueva información aparecida. Con ello se pretende realizar una transición fluida y directa entre lo que la persona observa, cómo lo interpreta y las acciones que puede llevar a cabo.

Ya lo dijo  Carl von Clausewitz: “El más grandioso acto de juicio que práctica el estadista y general es el de situar correctamente la guerra que emprende (...) y no tomarla por algo que no es, o convertirla en algo que no puede ser (...), ésta es la más amplia de todas las cuestiones estratégicas”.