jueves, 30 de marzo de 2017

CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN... INDEPENDIENTE Y CON UN CLARO FIN




Santa Teresa de Jesús es quizás la primera mujer feminista de la Iglesia Católica. En pleno siglo XVI, la fundadora de las carmelitas descalzas ventiló en diversos libros contra la desigualdad que observaba en las decisiones de la jerarquía eclesiástica. ”El mundo nos tiene acorraladas, aunque las mujeres no somos buenas para consejo, alguna vez acertamos, o no son tiempos de desechar ánimos fuertes, aunque sean de mujeres”, son algunas de las afirmaciones que esta religiosa, doctora de la Iglesia Católica, que dejó escritas en un momento en que las mujeres eran prácticamente invisibles, tanto en esta religión como en la sociedad civil. Santa Teresa fue una mujer libre, independiente y con una fuerte determinación para emprender grandes reformas. "Teresa apostó por la mujer en su condición de dignidad, para ser oída y no sólo oyente", según Máximo Herraiz, ex vicario general, doctor en Teología y uno de los mayores expertos en el estudio de Teresa como mujer y escritora. Santa Teresa no quiere que ningún hombre ejerza de superior en los conventos. “Desea que las monjas sean independientes, autónomas, y de hecho, acaban eligiendo a sus superioras cada tres años, lo que supone una auténtica revolución”, insiste Herraiz. Después de la primera asamblea electiva y legislativa de los carmelitas, en marzo de 1581, Teresa insta a sus comunidades de carmelitas a que envíen su opinión sobre las constituciones que quieren y ella escribe: “En nuestras cosas no hay que dar parte a los frailes”. Teresa quiere que sus monjas intervengan activamente en la elaboración de sus leyes. La clausura, explica Herraiz, “no es para que no puedan salir, sino para que nadie entre a gobernarlas. Esto es lo que temen mis monjas: que han de venir prelados pesados que las abrumen mucho”, escribe. La religiosa acusa a los sacerdotes de “malos cristianos y negros devotos que destruyen los conventos femeninos por prohibir libros a las mujeres”.

De hecho, sus obras fueron ampliamente censuradas y en 1559, cuando se publica el índice de libros prohibidos del inquisidor Fernando de Valdés, los inquisidores —siguiendo sus instrucciones— desvalijan la pequeña biblioteca que Santa Teresa tenía en el Monasterio de la Encarnación. La Inquisición mandó requisar su obra “El libro de la Vida”, pero Santa Teresa se quedó con una copia del manuscrito. “No se paró ni ante la Inquisición”, remarca Herraiz, y se enfrentó también al arzobispo de Toledo y al de Burgos. Como dice el director del Centro Internacional de Estudios Teresianos de Ávila y vicepresidente de la Fundación V Centenario, Javier Sancho, “la fe cristiana ayudó a Santa Teresa a ser más mujer”. La religiosa, que creó 17 convenios en España y dos colegios para la formación de las niñas, defendió siempre su dignidad como mujer”.



                                     Cualidades de un consejero independiente


El consejo de administración en una compañía es el órgano que administra una sociedad anónima o limitada. Está formado por un número de personas físicas o jurídicas (en este caso, representadas legalmente por personas físicas), que como mínimo debe ser de tres, y debe actuar de acuerdo con lo establecido en los estatutos sociales de la sociedad. El consejo de administración tiene como función el debate entre sus miembros sobre las decisiones importantes en la gestión de la compañía y marcar las directrices de funcionamiento al equipo ejecutivo. En general, las decisiones que se toman en una sociedad son tomadas por el consejo de administración, principalmente por el presidente y el consejero delegado, que son los que disponen de los poderes necesarios para ello. Las figuras de presidente ejecutivo o consejero delegado, o ambos a la vez, tienen un poder generalmente  omnímodo sobre la compañía, y controlan completamente todos los resortes en la toma de decisiones de la misma. En la práctica, la toma de decisiones en relación con los asuntos de las sociedades no siempre se discute en el consejo, sino que a veces los consejeros se ponen de acuerdo fuera del mismo en lo que tienen que decir dentro del mismo.
A nivel europeo en regulación y control de los organos de gobierno de las sociedades cotizadas existe el “Informe Winter”, el cual ha abogado por endurecer la responsabilidad de los consejeros en materia de información corporativa. En particular, ha defendido el establecimiento legal de un régimen común de responsabilidad colectiva para los miembros del consejo de administración. Según las conclusiones de este informe, los consejeros deberán responder conjuntamente de la veracidad de la información financiera publicada por la compañía en sus cuentas anuales y de la información indicada en datos no financieros. Este informe sugiere reforzar el papel de los consejeros independientes no ejecutivos en relación con la supervisión de tres áreas o comités: nombramientos, remuneración y auditoría, en lo relativo a la revisión de cuentas. Todas estas medidas sin embargo no han servido para corregir abusos y excesos que se han producido en algunas compañías con señera por sus CEO, como Jack Welch en General Electric o Bernard Ebbers el que fuera CEO de WorldCom cuando se concedió un prestamos de 408 millones de dólares a cinco años con una tasa de interés del 2,3%. La sociedad en su conjunto ha madurado enormemente en estos últimos años, más por necesidades sufridas que por otras serie de cuestiones. Los grandes sacrificios que han tenido que hacer los ciudadanos como consecuencia de la grave crisis financiera que se han prolongado durante estos últimos ocho años han sido un antídoto brutal contra el abuso y la prepotencia de algunos directivos dentro de las compañías. Las compañías tratan de marcar su territorio con un fair play económico, financiero y en la gestión, en tanto que los directivos de las compañías saben que el mayor activo que puede poseer una compañía de cara a sus clientes y stakeholders es: LA CONFIANZA.   

La independencia de los miembros de un consejo es un tema  ciertamente “relativo” en términos generales. Los problemas suscitados por la separación entre la propiedad y la gestión de las grandes empresas han sido discutidos abundantemente en la bibliografía (Berle y Means, 1932; Jensen y Meckling, 1976; Fama y Jensen, 1983). Históricamente la acumulación de poder en manos de algunos CEO en detrimento del papel colegiado que debería haber jugado el Consejo de Administración en su función supervisora, ha conllevado efectos muy perniciosos para accionistas, inversores y los gobiernos con fuertes inyecciones de capital público ante quiebras que han sacudido los mercados. Célebres son los ejemplos de compañías como WorldCom, Enron o como los observados en la última gran crisis financiera en el año 2008 con Lehman Brothers. Este par de factores descritos anteriormente, la acumulación de poder y la falta de independencia en dichos consejos, han sido factores que han influido muy negativamente sobre los pequeños accionistas de las sociedades, limitándose los mismos en la mayoría de los casos a asumir un papel pasivo cuando les presentan a la firma su delegación de voto en una sucursal bancaria.

De acuerdo con Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el gobierno corporativo (GC) “no es un fin en sí mismo. Es un medio para consolidar la confianza del mercado y la integridad del negocio”. La definición de Gobierno Corporativo según recoge la OCDE es el: “Conjunto de relaciones entre la administración de la empresa, su consejo de administración, sus accionistas y otras partes interesadas. Proporcionando también la estructura a través de la que se fijan los objetivos de la compañía y se determinan los medios para alcanzar esos objetivos y supervisar el desempeño”.  Entre ellas las reglas que regulen las relaciones de poder entre los propietarios, el consejo de administración, la administración y las partes interesadas tales como: los empleados, los proveedores, los clientes y el público en general. Todo ello con el objetivo de:

  • Proteger los derechos de acccionistas.
  • Asegurar el tratamiento equitativo para todos los accionistas, incluyendo a los minoritarios y a los extranjeros
  • Todos los accionistas deben de tener la oportunidad de obtener una efectiva reparación de los daños por la violación de sus derechos.
  • Reconocer los derechos de terceras partes interesadas y promover una cooperación activa entre ellas y las sociedades en la creación de riqueza, generación de empleos y logro de empresas sostenibles.
  • Asegurar que haya una revelación adecuada y a tiempo de todos los asuntos relevantes de la empresa, incluyendo la situación financiera, su desempeño, la tenencia accionaria y su administración.
  • Asegurar la guía estratégica de la compañía, el seguimiento efectivo del equipo de dirección por el consejo de administración y las responsabilidades del consejo de administración con sus accionistas.
La consultora Deloitte lo esquematiza de la siguiente forma:






Esta cuestión de a quién representan los consejeros ha constituido una constante preocupación de los gobiernos de todo el mundo en los últimos años, puesto que en el fondo lo que se está cuestionando es la soberanía de los accionistas como propietarios de las compañías. Desde que en 1992 se publicó el informe Cadbury (The Cadbury Report) en Reino Unido, el  primer código de buen gobierno de las empresas, las cosas han cambiado sustancialmente. En opinión del señor Cadbury, las figuras del presidente y del consejero delegado en una compañía, deberían recaer en diferentes personas. Cadbury indicó asimismo que en su opinión, los miembros del consejo “deben tener una posición en la que puedan decir al presidente que es hora de que se marche”, considerando que “la independencia depende más del carácter de las personas que de sus relaciones con la empresa o con sus ejecutivos”, y que en el nombramiento de un nuevo consejero independiente debe participar todo el consejo, que debería de pronunciarse entre un grupo de tres o cuatro candidatos propuestos, de entre los cuales, los integrantes del consejo escogerían al que mejor encajara para el puesto, de forma “que llegara a él por sus propios méritos y no por sus relaciones con el presidente o el primer ejecutivo, ....., al final todo se reduce a la disposición de las personas”, esto es, si la persona elegida es independiente, lo será porque ella quiera serlo, no porque se pueda o no demostrar que está vinculada al presidente. En el fondo Cadbury lo que puso de manifiesto con su código de buen gobierno es, que la función de consejero independiente es defender la compañía y sus  stakeholders, y no la persona que le nombra para dicho Consejo.




Paul Rozin es catedrático de psicología de la Universidad de Pensilvania, es experto en el estudio del asco. Un fenómeno común no exento de cierta complejidad, por ejemplo, el asco es desigual. A saber, una cucaracha en un cuenco de ciruelas las hace repugnantes. Sin embargo, invertir los términos no invierte el resultado; una ciruela en un cuenco lleno de cucarachas no hace a las mismas más desagradables. Rozin también ha constatado que rechazamos beber si sabemos que en el vaso que nos ofrecen había sido sumergida una cucaracha, incluso después de que el insecto haya sido retirado. Tampoco nos gusta particularmente beber de un orinal, aunque nos aseguren que ha sido convenientemente limpiado. En el caso de los niños, las cosas son un tanto diferentes. Cualquiera ha visto a u un niño recoger chicles del suelo e intentar –en ocasiones con éxito– darles una segunda vida. El asco es también una cuestión cultural –véase la grima de los japoneses ante la idea de zapatos sucios en casa– y tiene una explicación evolutiva; seguramente evita que hagamos cosas –como comer chicle del suelo– que podrían sentarnos mal. La reputación guarda paralelismos con el asco. Como la cucaracha en el bol de ciruelas, una mala acción puede ensombrecer la mejor reputación. Pero una buena acción no cambia una reputación pobre. La mala es más pringosa que la buena. El ascenso es más trabajoso que el descenso. Por eso se repite con frecuencia que reputaciones labradas durante años pueden irse al traste en minutos; y que es mucho más barato cuidar de la reputación que arreglarla. Salvaguardar la misma es una de las tareas principales de un  consejo de administración. O debería serlo, si atendemos a las recomendaciones del código del buen gobierno de las sociedades cotizadas en la CNMV http://bit.ly/2njQd7C En el año 2012 el Fondo Monetario Internacional recomendó al Gobierno de España que se esmerase más en tratar de mejorar la posición de nuestro país en alguno de los índices que miden la competitividad de los países del mundo. Y es que, entonces y ahora, nuestro país no suele salir bien en la foto de dichos rankings. La posición que ocupa España no se corresponde con la relevancia y el tamaño de nuestra economía. Especialmente en cuestiones que tienen que ver con el gobierno corporativo. Por ejemplo, en el índice de competitividad del Foro Económico Mundial del año 2016 presentado en Davos, nuestro país se sitúaba en el puesto número 35 de los 144 países analizados. Pero cuando se consultaba el indicador que se refiere a la eficacia de los Consejos de Administración, la posición de España descendía hasta el 74. Si se miraba la defensa de los inversores minoritarios hay que bajar un poco más, hasta el puesto 94. Allí, nos encontramos acompañados por Senegal, en el puesto 95, y por Albania, en el 93
Para terminar este post, recordar que la independencia y defensa de las compañías en los consejos de administración no se hace desde la distancia como nos dijo Cadbury, sino que exige también decir no y argumentar a lo que puede decir la parte ejecutiva de las mismas.  Los argumentos no pueden ser otros que aquellos que tengan en cuenta a los distintos stakeholders de la compañía, como la confianza e indicadores de desempeño que se producen y que dan clara imagen de cómo se está gestionando dicha organización. Santa Teresa supo posicionarse y defender aquello que creía en contra de obispos e Inquisición…no parece que lo existe en la actualidad dentro de los consejos sea más difícil de defender, su ejemplo es un claro espejo donde mirarse.

 
Ya lo dijo Ryszard Kapuściński: “Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”.