miércoles, 22 de febrero de 2017

DIGITALIZACIÓN, ¿ES UN FIN O SÓLO UN MEDIO?




La guillotina ya existía más de un siglo antes de que Joseph Ignace Guillotin (1738-1814) le legara su nombre. La aportación de Guillotin fue exigir a la Asamblea Nacional Francesa un método de ejecución que evitase el sufrimiento de los reos. Ésta le encargo la tarea al médico Antoine Louis, que cambió la hoja horizontal por una oblicua de 60 kilogramos de peso para un corte más seguro y preciso. Guillotin era contrario a la pena de muerte, pero creía que un método de ejecución más humano y menos doloroso debería ser el primer paso hacia una abolición total de tales condenas: “He visto la guillotina como un acto de humanidad y me he limitado a conseguir la forma de la cuchilla haciéndola oblicua para que pueda cortar limpiamente y conseguir su propósito.” La guillotina ocupa un lugar importante en la historia de la Revolución, de ahí el interés que encierra el testimonio que nos deja en su diario Charles-Henri Sanson, el verdugo responsable de las cerca de 3.000 ejecuciones que tuvieron lugar en París de 1789 a 1796. Sanson se encontró con hombres que se enfrentaron a la muerte con serenidad y sin abdicar de sus ideas, como los girondinos, que cantaban La Marsellesa y bromeaban, o a valientes como el General Biron, quien, al ir a buscarle el verdugo, estaba comiendo ostras y le dijo: “¿Me permites que me coma mi última docena de ostras?”. Pero presenció también muchos desfallecimientos y dolor. Ejecutó a víctimas ilustres, como Luis XVI o María Antonieta


                        Ejecución de Luis XVI y su mujer María Antonieta


En la ilustración se puede observar el momento histórico de la ejecución de Luis XVI, el 21 de enero de 1793, en la Plaza de la Revolución de París. Al soberano se le permitió llegar en carroza escoltada, pero no dirigirse al público. Sus últimas palabras fueron: “Pueblo de Francia, muero inocente”. Pero no fueron estas ejecuciones lo que impresionó más vivamente a Sanson, sino el hecho de que a medida que los tribunales enviaban cada vez más condenados al patíbulo, la gente parecía irse acostumbrando a la guillotina y a la muerte como realidades cotidianas a las que no se daba importancia.



Las grandes revoluciones que han configurado el desarrollo del ser humano han tenido un efecto multiplicador sobre la capacidad y el desarrollo, se estima por ejemplo que la agricultura ha tenido un efecto multiplicador de por 100, el arado en la llamada "revolución neolítica" su efecto multiplicador fue de por 10, la revolución industrial tuvo un efecto multiplicador de  por 1.000, la revolución tecnológica que se está viviendo en la actualidad por la sociedad tiene un efecto multiplicador según el escritor norteamericano Nicholas Negroponte de por 1.000.000 http://bit.ly/2dlw6VJ  Han pasado 71 años desde que apareció el primer ordenador el 15 de febrero de 1946 y el proceso de transformación que han experimentado dichas máquinas ha sido espectacular, tanto en potencia de proceso como en miniaturización de componentes. Para entender dicho avance sirva el siguiente ejemplo, a mediados de los años ochenta el británico Tom Forester formulaba la siguiente comparación: si la automoción hubiera experimentado un desarrollo parecido a la informática, se podría disponer de un Rolls-Royce por menos de 18 euros, y además dicho vehículo tendría una potencia de un trasatlántico como el Queen Elizabeth  para ser capaz de recorrer un millón de kilómetros (25 vueltas alrededor del mundo), con un solo litro de gasolina. Este sueño del mundo de la automoción, es una realidad en el mundo de las tecnologías de la información. Estas cifras en la actualidad ya estarían desfasadas ya que dicha predicción fue formulada a mediados de los años ochenta.


Según un informe recientemente publicado por AMETIC (Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales) subraya la necesidad de que España ascienda en el ranking a nivel internacional por su nivel de digitalización “donde estamos muy por debajo del peso real de nuestra economía”. El informe reseña que España, la economía número 14 del mundo, ocupe el lugar 35 en digitalización (el 43 si atendemos exclusivamente al nivel de digitalización de sus empresas) según el NRI 2016 (Network Readiness Index del World Economic Forum).En el mismo informe se resalta que, “Europa solo está al 12% de su potencial digitalización, cuando se encuentre a pleno desarrollo dicha digitalización aportará 2,5 billones de euros a la economía para el año 2025 (lo que representaría un 10% sobre las previsiones de crecimiento actuales), reducirá los costes de la Administración Pública un 20% e incrementará la productividad de la industria hasta en un 20%”. El camino para España todavía es largo para alcanzar dicha digitalización, según las estimaciones de AMETIC España ocupa el puesto 15 de los 28 países de la Unión Europea según el DESI (Digital Economy and Society Index), incluso un poco por debajo de la media de la UE. Uno de los principales problemas que afloran en dicha situación es la debilidad en materia de formación digital: hasta un 46% de los ciudadanos carecen de competencias digitales básicas.  Pero si todas esas cifras revelan la carencia y el poco progreso que existe en este proceso de transformación que está emprendiendo la sociedad española y sus ciudadanos, un aspecto clave que resalta dicho informe y que quizás sea la principal cuestión que dificulta dicho avance es, el cambio cultural en la mentalidad de las personas.  
Esta transformación y cambio digital es en muchos casos interiorizada a golpes por las compañías ya que según un estudio elaborado por el Instituto de la Economía Digital (ICEMD) y la consultora Millward Brown se constata que sólo dos de cada diez empresas en España son digitales. Un ejemplo de dicha interiorización de este escenario digital lo sufrió uno de los mayores grupos alimentarios del mundo, Nestlé, debido a una crisis sufrida en el año 2010. El 17 de marzo la multinacional suiza sufrió una crisis de imagen después de que Greenpeace denunciara que promovían la deforestación de bosques de Indonesia por utilizar aceite de palma procedente de allí para la elaboración de Kit-Kat. La respuesta de Nestlé, pidiendo la retirada del vídeo de denuncia y borrando todos los comentarios negativos, fue la peor solución que se podría haber ejecutado. En ese preciso instante, la compañía se dio cuenta que su estrategia digital no era suficiente para responder en este nuevo entorno. Un año después del problema la compañía cambió su estrategia de marketing y comunicación contratando a Peter Blackshaw como director global de medios digitales y sociales. Blackshaw creó un equipo de “aceleración digital” en el cual diversos Community Manager, y sus ayudantes, monitoreaban las 24 horas del día los sentimientos que expresaban los consumidores hacia Nestlé en las redes sociales.

Vista la situación y el proceso de cambio que está en marcha,  el aspecto central que debe motivar una reflexión por parte de líderes (personas con capacidad e influencia real en la sociedad) empresariales, políticos y económicos, culturales es responder a preguntas como, ¿es la digitalización un fin o solamente un medio para alcanzar un proceso de transformación que está en marcha?, ¿Qué planes de acción se están acometiendo en sus áreas de influencia para que dicha revolución no vaya a dos o más velocidades debido al desfase generacional? Se publicitan mucho las ventajas de la digitalización, pero ¿se conocen los problemas y dificultades que traerá aparejada dicha revolución? La transformación digital, más allá de limitarse a incorporar las nuevas tecnologías a los procesos de organizaciones y personas, supone un cambio cultural y una renovación completa de nuestra forma de trabajar y relacionarnos para adaptarnos a esta revolución. En la actualidad muchas organizaciones, empresariales, políticas, sociales y de otro tipo se están centrando más en la implantación de la tecnología que en irradiar hacia el exterior e interior de las mismas el motivo, las ventajas y los problemas a los que se pueden ver expuestos si no se adoptan dichas herramientas. 
Con la transformación digital como nos ilustra Negroponte vendrán también grandes problemas y dificultades para las personas que integran las sociedades, entre ellas por ejemplo; habrá un abuso considerable de la propiedad intelectual, una invasión de la privacidad del individuo, vandalismo y piratería del software, robo de información... y lo peor de todo es que muchas personas se quedaran sin trabajo debido a la automatización de procesos dentro del mundo corporativo. La competitividad empresarial de las compañías vendrá en la mayoría de los casos de deslocalizaciones efectuadas en busca del Know How (conocimiento), esto hará que el trabajo sea disputado a nivel global por personas y compañías de diferentes países. Un ejemplo de esto último ya sucede en los Estados Unidos, en la actualidad existen compañías que han empezado a desarrollar hardware y a producir el software en la India. Para AMETIC, “la transformación digital ya no es una estrategia de futuro, sino que ofrece una ventaja competitiva que puede no ser sólo conveniente sino imprescindible para la supervivencia de nuestro tejido empresarial y nuestro desarrollo social”.  Para adaptarse a esta realidad el liderazgo y los entornos laborales sanos jugarán un papel clave dentro del mundo empresarial. Estos deben de orientarse totalmente a lo digital, así como la adopción de prácticas colaborativas o la captación, formación y retención del talento digital, considerados esenciales para el éxito de esta iniciativa.



La revolución digital no es más que un medio para conseguir un fin, adaptarse al nuevo escenario que está surgiendo modificando la mentalidad y aptitud hacia dichas tecnologías será el principal factor con el que tendrán que lidiar los gobiernos, compañías, administraciones u otro tipo de organizaciones. Aquellas organizaciones que no se vuelquen en implantar ese cambio cultural y social se tendrán que acostumbrar como el pueblo francés durante la Revolución Francesa a ver como la guillotina cae implacable sobre dichas instituciones, la elección de que camino hay que elegir no deja muchas opciones…

Ya lo dijo Nicholas Negroponte: “La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo”.