domingo, 31 de mayo de 2020

TELEFÓNICA, "GREENFIELD" PARA REDES DE FIBRA ÓPTICA EN ALEMANIA...OTRA MAL LLAMADA "MONETIZACIÓN"


Cuando el cuerpo humano se estaba formando, todos los órganos se reunieron para ver quién sería el jefe del cuerpo. El cerebro dijo que él debía ser el jefe, pues sin él, el cuerpo en su conjunto se paralizaría. El corazón dijo que el jefe debía ser él, pues si dejaba de funcionar, no enviaría sangre al cerebro, y, por tanto, el cuerpo moriría. Hablaron también los riñones, el páncreas e incluso los órganos genitales que querían ser los jefes pues sin ellos no habría recreación.

Pero entonces, los excrementos, muy cabreados dijeron que ellos querían ser los jefes. El corazón y el cerebro se partieron de risa y comenzaron a burlarse de ellos, diciendo que los excrementos ni siquiera son un órgano vital. “Vale, os vais a enterar. Os aseguro que, en menos de 15 días, nos pediréis que seamos los jefes”, dijeron muy serios los excrementos. Entonces se formó el cuerpo humano, pero con los excrementos en huelga de salida. A los 5 días, los excrementos provocaron problemas en los riñones a raíz del estreñimiento, y a su vez se introdujeron en el riego sanguíneo llegando al corazón y al cerebro. Todos los órganos del cuerpo se rindieron diciendo: “¡Por favor, ya basta! Venga… vosotros sois los jefes, pero solucionad esto”.

El día 29 de mayo la prensa recogía la siguiente noticia, “Telefónica contrata al banco de negocios Lazard para la venta del negocio de fibra óptica en Alemania” https://bit.ly/36LqgWI , en la misma se recoge la contratación de dicho banco con el fin de buscar algún fondo de infraestructuras que haga de socio financiero para que ponga capital para desarrollar la red de fibra óptica (FTTH) de Alemania con el fin de poder explotar dicho mercado. El modelo de negocio conocido con el nombre de “Greenfield”, son un tipo de Inversión Extranjera Directa (IED) donde un inversor no residente en el país construye desde cero las instalaciones para la puesta en operación de un proyecto, negocio, o subsidiario en un país en el extranjero, habiendo traído todo el capital necesario desde el exterior, inyectando así, divisas a la economía. El interés por la participación del sector privado en el desarrollo de las infraestructuras durante estos últimos años es debido principalmente a las crecientes necesidades financieras para la construcción y mantenimiento de este tipo de infraestructuras y a las exigencias de la austeridad presupuestaria. El problema puede ser visto como el de las dificultades del licitador de dicha infraestructura para responder a los compromisos de ofrecer unos servicios continuamente crecientes y que, debido a su  potente demanda son contemplados ahora como un ámbito de inversión más rentable y menos arriesgado que antaño para aquel que asume su construcción.

Las razones por las que por ejemplo los sectores públicos han decidido en el pasado incorporar la participación del sector privado en la construcción de autopistas, túneles y puentes, son muy variadas. Así, en el caso de los países asiáticos la razón fue la escasez de recursos del Estado que permitieran financiar las infraestructuras necesarias para el crecimiento y competitividad de sus economías. En los países hispanoamericanos las principales razones fueron la de reducir el impacto del déficit, y la necesidad de generar recursos a través de privatizaciones que permitieran financiar los programas de estabilización económica. En otros países, las principales motivaciones han sido la creación de oportunidades de inversión para el sector privado, la captación de capitales extranjeros y el desarrollo de los mercados de capitales. En los países desarrollados, se ha aducido también como motivación la reducción del coste del servicio a través de la competencia entre proveedores privados, aunque este es un punto escasamente contrastado, si nos atenemos al caso de la noticia que se opina en el post. La necesidad de financiación de la operadora viene debida a un endeudamiento excesivo unido a una caída de los ingresos en los mercados en los que opera, lo que hace que flujo de caja se vea seriamente comprometido para desarrollar proyectos como el diseño y construcción de la red de fibra (FTTH) en Alemania. Esta es una variante más del proyecto que se está llevando a cabo dentro de Telefónica de la mal llamada “monetización” (puesta en valor), que lo único que se ha hecho en estos últimos años ha sido vender activos con el fin de atender compromisos como, por ejemplo, el dividendo. Lo que se está haciendo, es que la compañía cada día vea su perímetro más reducido al enajenar activos que conforman la infraestructura del negocio, ahora con el sistema “Greenfield”, se pagará un alquiler por la utilización de dicha infraestructura a la compañía que diseñe y construya dicha infraestructura por un periodo de años que permita al constructor tener el retorno oportuno a la inversión efectuada. El negocio de las telecomunicaciones es un sector maduro en las economías de los países occidentales, donde la competencia ha erosionado los márgenes de las compañías al ser netamente deflacionario, unido esto a la escasa captura de las oportunidades de negocio que brinda la digitalización por parte de las operadoras de telecomunicaciones. Esto ha propiciado que cada día los márgenes de las compañías que operan en  el sector, se vean más seriamente limitados para proyectos de desarrollo de infraestructuras como la mencionada en Alemania.

En casi todos los países este tipo de proyectos descansan sobre la eficiencia, esta es una de las razones que encabeza la lista de motivaciones declaradas para la participación del sector privado. El argumento básico esgrimido está basado en la creencia de que el sector público es ineficiente y que es mejor que el sector privado tome la iniciativa o participe de algún modo, para así compartir los riesgos y obtener una eficiente gestión del proyecto. Este argumento es más convincente en este tipo de servicios cuando se aplica a economías subdesarrolladas que a las desarrolladas. En éstas últimas, por lo general, los problemas del sector público en relación con estos servicios no son de ineficiencia. Adicionalmente, la participación del sector privado y el cobro de peajes puede ser preferido a la financiación vía impositiva debido a que es el usuario debe de pagar por las infraestructuras, en lugar del contribuyente que, en la mayoría de los casos, no percibe directamente a donde van dirigidos sus impuestos. La  clave  del  éxito  de  estas  asociaciones  público-privadas consiste en sacar partido de las mejores cualidades de cada uno de sus integrantes. El sector privado desea contribuir a la financiación de proyectos a gran escala atraido por la potencial tasa de rentabilidad de la inversión. Para ello intentará mantener acotados los riesgos, utilizar la combinación óptima de financiación y mejorar la eficiencia en las operaciones de diseño, construcción, explotación y mantenimiento. Por su parte, el sector público puede asumir parte del riesgo al ofrecer los derechos de explotación y permisos, fijar estándares de calidad, servicio y seguridad, y ofrecer apoyo en la financiación. La sociedad en su conjunto se beneficiará de esta división de responsabilidades si ésta se realiza de modo eficiente.

El sector privado puede explorar nuevos mercados que considere rentables y movilizar los recursos para iniciar dichos proyectos sin que previamente hayan sido identificados o aportados por un gobierno. En estos casos, el sector privado actúa como catalizador financiero, al emprender nuevos proyectos ofreciendo la financiación de estos, de forma que pueden ser acometidos con mayor rapidez que si tuvieran que seguir todos los retrasos de la política fiscal y restricciones presupuestarias del gobierno. A su vez, la financiación por los usuarios permite que los peajes (costes) sean utilizados como instrumento de conocimiento y control de la demanda. Cuando el coste por el uso de una infraestructura se altera, la cantidad y el esquema de uso de esta también cambia, porque la función de demanda de los usuarios relaciona la cantidad demandada con su precio. La cuestión clave es si el sector privado cargaría por sí sólo peajes eficientes o no. Los posibles fallos de mercado pueden obligar a estipular de forma contractual que el sector público se encargará del control y aprobación de los peajes, de forma que sean considerados social y económicamente eficientes.

Este tipo de Inversión Extranjera Directa es quizás uno de los que más riesgo tiene para el inversor, sin embargo, es muy beneficioso para la economía receptora de dicha infraestructura ya que promueve el desarrollo de una infraestructura clave como es la red de FTTH (fibra óptica) y estimula el empleo en la construcción de la misma, hasta la puesta en operación del negocio, además de contribuir en la capacitación de estos empleados, que se convierten en multiplicadores de “know how” (conocimiento) obtenido. Para la compañía que desarrolla posteriormente la explotación de dicho negocio (Telefónica), el beneficio se ve lógicamente aminorado al tener que compartir los beneficios de esta con el constructor de dicha infraestructura. Uno de los puntos más difíciles en este tipo de proyectos es alcanzar un acuerdo en la compartición de riesgos de este, si el riesgo es excesivo, la prima de riesgo a descontar de la  rentabilidad esperada  hará  el proyecto poco  atractivo  en  comparación  con  otras  alternativas  de  inversión. Por esa razón es importante, para asegurar la viabilidad de la financiación privada de las infraestructuras, mantener el riesgo acotado. En algunos foros se dice no sin cierta ironía, que dicha situación es “Keynesianismo eficiente”, una situación que debería generar cierto sarcasmo ya que si dicha participación de la inversión privada es solicitada es debido a que quien contrata dicha financiación lo hace obligado por su situación económica.  

En España en el 4º trimestre del año 2019, según la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC), tenía desplegadas 51.208.838 de accesos (FTTH), siendo las conexiones con servicio de 12.755.521 conexiones. Según la consultora Analysys Mason al terminar el año 2019, nuestros países del entorno europeo tenían la siguiente cantidad de conexiones (FTTH) con servicio, Francia cuenta con 6.800.000 conexiones, Italia 1.461.000; Reino Unido 1.150.000; y Alemania 650.000. Obviamente la potencialidad del negocio de dichas redes es importante, lo hemos visto con el problema del COVID-19 y la potencialidad del teletrabajo que se ha demostrado en dicha pandemia con redes de fibra. La construcción de estas esconde grandes posibilidades económicas para aquel que su caja le permita no compartir el beneficio que supone explotar un negocio sin compartir los beneficios, más si observamos la enorme necesidad de un país como Alemania con 83,02 millones de habitantes con una renta per cápita de 42.868,13 euros. La situación de la división de Alemania es continuidad de la puesta en marcha en Chile en febrero de este año, el país sudamericano es uno de los países que Telefónica ha integrado en la nueva división Hispam, para ser vendida o dar entrada a nuevos inversores. https://bit.ly/2MiUZRy

Para terminar el post, decir que la acción que recoge la noticia sobre Telefónica, es una más de la estrategia de enajenación de activos con el fin de obtener liquidez a costa de limitar los ingresos cuando la situación financiera es compleja y no se pueden desarrollar los negocios ante la falta recursos económicos. Al final, tanta enajenación de activos que son “core” de la operadora puede conducir a tener un negocio en manos de inversores (intestino) en lugar de los dueños de la compañía (accionistas, empleados y demás stakeholders), alguien lo evitará…

Ya lo dijo Mahatma Gandhi: “El capital no es un mal en sí mismo, el mal radica en su mal uso”.