viernes, 31 de julio de 2020

TELEFÓNICA, LENGUAJE PÉRFIDO PARA ESCONDER UNA GRAVE SITUACIÓN

El norteamericano Philips Brougthon inventó un método para decir frases y discursos que impresionen a los interlocutores o al gran público, haciendo aparecer a quien las pronuncia como una persona sabia y profunda, aunque en el fondo no signifiquen nada.

Es un sistema simple, que consta de 30 frases “cohetes” agrupadas en tres columnas, cada una de las cuales lleva la numeración de 0 a 9. Así, combinando los números se obtendrán expresiones que engañan e impresionan a los incautos e incluso a los más cautos.

Veamos:

Si se combinan, por ejemplo, los números 6, 3 y 9 en el orden de primera, segunda y tercera columnas obtendremos la frase cohete: “Implementación comunicacional holística”.

Y si combina los siguientes números 0, 8 y 1 obtendrá la frase: “Programación multidimensional integrada”. Imagínese a un político: “En nuestro país es necesario lograr una programación multidimensional integrada entre el Estado y el sector privado para poder alcanzar el desarrollo…bla bla bla….”

Cuando escuche una frase altisonante, que le parezca "bonita", "impresionante", deténgase a analizarla serenamente, para verificar si en verdad comunica algo importante, o simplemente se trata de palabras vacías que tienen otra intencionalidad.

Después de la presentación de resultados del primer semestre del año 2020, efectuada el 30 de julio, ayer aparece una noticia en la prensa que enseña el pérfido camino por el que lleva deambulando la compañía desde hace mucho tiempo. La noticia, “Telefónica abre la opción a vender redes de fibra a inversores para reducir deuda”  https://bit.ly/3jXupwZ En la misma se afirma que; “Telefónica ha abierto la opción para la venta de participaciones en sus redes de fibra óptica a grupos de inversión, con el objetivo de reducir deuda. En la conference call que ha seguido a la presentación de los resultados del primer semestre, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, ha señalado que hay oportunidades para añadir valor con la venta de activos a grupos privados, añadiendo que hay muchas oportunidades”. Esta noticia llega después de que el mismo día se haya publicado que la operadora vendía su participada en el mercado de Costa Rica por 425 millones de euros (78 millones de euros menos que en la anterior venta) https://bit.ly/3hYQ3PT,  el importe de la venta a Liberty Latin America es inferior al acordado en su momento con Millicom, ya que en esa ocasión se fijó un importe agregado 570 millones de dólares (503 millones de euros al tipo de cambio aplicable a la fecha del acuerdo), sujeto a ajustes. El cierre de dicho acuerdo, generará al grupo Telefónica plusvalías por valor de, aproximadamente, 210 millones de euros (antes de impuestos), con el fin de reducir la deuda neta del grupo Telefónica en aproximadamente 425 millones de euros. Téngase en cuenta, que dicha operación no genera ningún valor al accionista de Telefónica, ya que el activo que se vende, no generaba perdidas y se deshace de un activo que es “core” de su negocio. Fruto de esta política de “poner en valor” según sus directivos, la compañía ha perdido en el último año 9,3094 millones de accesos según las cifras presentadas el jueves pasado.

En este modelo de comunicación establecido por la operadora del (5W) de Smith, Lasswell y Casey; ¿Quién dice Qué a Quién, mediante, Qué canal y con Qué efectos? Introduce un elemento como es la persuasión, deformando la realidad que esta sucediendo con el fin de generar una opinión positiva sobre una realidad claramente negativa como indican las métricas. Para todo ello, se emplean términos de forma distorsionada como, por ejemplo; “poner en valor”, “crear valor”, “monetizar”, etc. Sin embargo, el andamio que sostiene dichas palabras se basa exclusivamente en la enajenación de activos de la compañía, con el fin de percibir unos ingresos que a futuro son un lastre severo al hipotecar los posibles rendimientos de dichos activos al tener que compartir los mismos con otros propietarios. Un ejemplo de esto lo vemos por ejemplo con Telxius, el 49,9% está en manos de dos accionistas ajenos a Telefónica, como son Amancio Ortega y el fondo KKR, a los cuales hay que retribuir todos los años con los beneficios que genera dicho activo.

A la vez que sucede esta situación, se producen una serie de hechos cuando menos llamativos, ya que van en la dirección contraria a lo que sería generar valor para la sociedad, que tanto se soslaya por parte de dichos directivos. Un ejemplo, en la presentación del jueves se afirmó como gran noticia lo siguiente, “Telefónica llevará la fibra óptica a toda España en 2025” https://bit.ly/3fj1z6G , en la noticia se recoge que para dicha fecha no habrá rincón en España que no tenga la banda ancha por redes de (FTTH). Sin embargo, conviene recordar que en la cumbre celebrada recientemente en la Moncloa el 15 de junio, “Empresas españolas liderando el futuro” https://bit.ly/2VNAIZI , patrocinada por la CEOE, el presidente de Vodafone, Antonio Coimbra, resalto que “en España faltan aún unos 6 millones de accesos (FTTH) para completar la digitalización total del territorio español. Esta acción tendría un coste de unos 1.500 millones de euros”  https://bit.ly/2EuhBxV La realización de dicho desarrollo tecnológico, si generaría valor para la sociedad al facilitar el acceso a la tecnología con la que salir de la crisis en la que está inmersa la sociedad española por el Covid-19. Sin embargo, el 2 de julio se publica en la prensa la siguiente noticia, “ Telefónica adquiere los derechos del fútbol europeo en España hasta 2024 por 975 millones de euros” https://bit.ly/3jYURGJ La pregunta es, ¿Que aporta dicha operación al desarrollo de la digitalización con el fin de salir de dicha crisis del Covid-19? El importe de la misma, representa el 65% de lo que cuesta digitalizar el territorio nacional. Hay que recordar, que en el post que escribí el 25 de julio https://bit.ly/2BysuOi, decía lo siguiente, “ El 4 de abril de este año se publicó una noticia https://bit.ly/2WTFJAm , donde se afirmaba que los abonados al futbol de Telefónica según la consultora New Street Research, serían en torno a 1,5 millones de abonados.  Con lo cual, si se hiciese los cálculos sobre dicha cantidad, las pérdidas por abonado serían mayores a las estipuladas en la noticia de ayer, unos 4 euros más aproximadamente, siendo la pérdida total de 19 euros por mes/abonado con dicho contenido, 228 euros por abonado al año y 342 millones de euros al año. Como el contrato es de tres años, la pérdida con el mismo alcanza los 1.026 millones de euros”.

La época que nos ha tocado vivir, está caracterizada por una ilusión colectiva en la que el discurso es una máscara con la que algunos directivos pretender esconder la realidad. Se inventan un mundo y le dan categoría absoluta a una situación que constituye una hipertrofia de la razón. Llamar a las cosas por su nombre y asumir el protagonismo de nuestras vidas es fundamental para desenmascarar el engaño en el que estamos y evitar la desconfianza y la desesperanza propias de ese mundo imaginario que algunos pretenden construir.  Es difícil encontrar, en las actuaciones de los profesionales de la política, de los dirigentes económicos, o de cualquier actor público con capacidad de influencia social, la disposición personal para reconocer las consecuencias de sus propios actos: se destaca el logro de sus objetivos individuales como un bien obtenido en sus actuaciones, y se minimizan los posibles efectos perversos para la colectividad, bajo el argumento de que es el precio que hay que pagar por el logro de aquel bien (abstracto para los demás).De esta forma se mantiene a salvo el ámbito de los privilegios y se aleja la posibilidad de una rectificación y de una asunción de la responsabilidad, en su caso. La racionalidad está tan atrofiada que se justifica por razones externas los efectos de nuestras acciones: las causas de los problemas siempre están fuera. Es el discurso que manejan ciertos directivos empresariales para que no les comprometa nada. La palabra se usa y utiliza en la comunicación, pero se le niega el peso que tiene en cualquier acción creadora. Lo que cuenta e importa para algunos directivos es la imagen que se proyecta. De esta manera vemos y oímos permanentemente, que detrás de un discurso vacío, existe una estrategia y táctica oportuna, con la que se pretende ocultar la trascendencia de determinadas acciones y las consecuencias que tienen para los intereses de los demás stakeholders (empleados, accionistas, inversores, etc.) de una compañía.

Para terminar el post, decir que las “frases cohete” que permanentemente utilizan algunos directivos, no llevan a la luna, sino que las mismas, conducen a un sitio al que la mayoría no quiere ir… A la ruina.

Ya lo dijo George Orwell: “Pero si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento”.