A comienzos de los 60, en la convención anual de ventas de una compañía fabricante de vidrio se produjo un hecho realmente extraño para la época: un vendedor de primer año se había convertido en unos de los 3 mejores vendedores de la empresa y el mejor en uno de sus productos. Cuando subió a recoger su premio se le preguntó:
“Tienen que pasar muchos años para que un vendedor figure entre los 50 mejores de la empresa y usted, en menos de un año ha conseguido, no solo estar entre ellos, sino llegar a ser el tercero mejor ¿Cómo ha conseguido usted este hecho insólito?”
“Lo cierto es que no he hecho nada especial que yo sepa, solo trabajar y visitar. No tenía ni idea que fuera uno de los mejores, yo soy el primer sorprendido”, respondió él, nervioso y sin poder dar otra explicación (años 60, no había información alguna y para él fue una auténtica sorpresa que realmente no se esperaba).
Aquello despertó la curiosidad de toda la empresa y se puso a varias personas de proceso de datos y ventas a investigarlo.
Descubrieron que todo su éxito se basaba en la venta de vidrios de seguridad, que habían sido introducidos unos años atrás para los parabrisas de los coches, pero que fuera de ese ámbito apenas se vendían, hasta que este nuevo vendedor lo había conseguido, y con gran éxito.
La característica diferenciadora era que este producto contenía una lámina plástica transparente entre dos piezas de vidrio y, como resultado, no se hacía añicos de la forma en que lo hacían la mayoría de los vidrios en esa época.
Esa investigación descubrió que este joven vendedor había aplicado, sin el saberlo, ni haberlo compartido con nadie, su propio método, que él explicó del siguiente modo:
“Hice que la fábrica cortara algunos vidrios de seguridad en muestras de tamaño de medio folio. Luego conseguí un martillo, que llevaba conmigo a mis visitas de ventas. Cuando estaba con el prospecto, preguntaba: “¿Le gustaría ver un pedazo de vidrio que no se hace añicos?”. Casi invariablemente el prospecto decía: “Eso no es posible, no lo creo”. Luego colocaba la muestra de vidrio sobre el escritorio, sacaba el martillo y le daba un martillazo. Instintivamente el prospecto saltaba hacia atrás y se llevaba las manos a la cara para protegerse los ojos. Cuando volvía a mirar y veía que el vidrio no se había hecho añicos, se asombraba. Después de eso, el asunto era sencillo. Yo preguntaba: “¿Cuántos quiere y de qué tamaño?” sacaba mi libreta y comenzaba a tomar el pedido”.
El 20 de mayo se publicaba en un diario la siguiente noticia, “Telefónica solo recupera 34 millones de los 1.000 invertidos en Prisa” https://bit.ly/3PBABL6 En la misma se informa que el mal comportamiento del negocio de Prisa ha sido una losa para la inversión de Telefónica en el grupo mediático, que se ha dejado un total de 1.000 millones en la editora de El País y propietaria de Cadena Ser. En concreto, invirtió 725 millones de euros en la compra de Digital Plus, 100 millones en bonos convertibles del grupo mediático, y otros tantos en dos ampliaciones de capital. Telefónica vendía un 7,07% de sus acciones en Prisa a la corporación Global Alconaba por un valor de 0,68 euros por acción, lo que se traduce en un reembolso para operadora de 34 millones de euros. Hay que recordar que Telefónica llegó a tener un 13,058% del capital en febrero de 2016. En esa fecha, estos títulos se valoraban en 215 millones de euros. El 27 de octubre de ese mismo año las acciones de Prisa tocaron máximo desde la llegada de Telefónica, en 3,71 euros, lo que revalorizó hasta los 291 millones de euros la participación del gigante español de las telecomunicaciones. A partir de esa fecha, la inversión comenzó a devaluarse con la caída en Bolsa y, como hemos referido anteriormente, dos ampliaciones de capital. La entrada de Telefónica en Prisa comenzó en 2012 cuando suscribió bonos convertibles por 100 millones de euros https://bit.ly/3lwAfaK que se convertirían en acciones en el año 2014. Dichos bonos equivalían al 5% de grupo dueño de la editora de El País. Dichos bonos se convirtieron en acciones en julio de 2014. Más tarde, a esa cifra, a finales de 2015, Telefónica sumó otro 8,7% a través de derivados, elevando su presencia en el accionariado Prisa hasta el 13,05%. El actual presidente de Telefónica fue consejero delegado de la operadora desde 17 de septiembre del año 2012, posteriormente alcanzaría la presidencia el 8 de abril del 2016. Por lo tanto, el tránsito y decisión de dicha inversión en el grupo PRISA, no es ajena al discurrir del actual presidente. La venta del paquete accionarial de dicha sociedad con una minusvalía tan abultada a un grupo de inversores próximos al gobierno actual demuestra que la entrada en dicho activo fue una decisión completamente equivocada. La pregunta que surge ahora es, ¿Quién asume del equipo directivo la responsabilidad del agujero patrimonial que supuso dicha decisión? La magnitud de dicho agujero se comprende si se tiene en cuenta que supone el 33% de todo el espectro comprado por Telefónica en los últimos cuatro años. Telefónica, destinó unos 3.065 millones de euros en adquirir frecuencias destinadas a la banda de 5G en los últimos tres años en sus cuatro mercados principales (España, Alemania, Brasil y Reino Unido, que son responsables del 78% de los ingresos). https://bit.ly/3sPyj1b
Esta situación choca frontalmente con los esfuerzos que se han estado realizando con las reducciones de plantilla que se vienen efectuando desde el año 2019 con los PSI (plan de suspensión individual). En el 2019 salieron de la compañía 2300 empleados para lograr unos ahorros de costes de 220 millones de euros https://bit.ly/3MCFYb1 En el PSI el 2022 salieron unos 2316 empleados para reducir 230 millones de euros a partir del año 2023 https://bit.ly/3MzGPZY Desde el año 2000 se han reducido 40.000 empleados de la filial española https://bit.ly/2zlixCC Si al hecho anterior añadimos el plan de desinversiones de activos “core” llevados a cabo con el fin de “cristalizar el valor”, según terminología empleada por el equipo directivo, como son las estaciones base de Telxius o porcentajes importantes de activos de fibra óptica en países como Colombia, Brasil, Alemania o Chile, más la que se está estos días anunciando en la división española con la fibra rural. La situación es preocupante, puesto que dichas enajenaciones llevan implícito el pago por uso al utilizar dichas infraestructuras para prestar el servicio, con lo que los beneficios futuros se verán lastrados con dichos alquileres.
La situación en el mercado español de las telecomunicaciones no ha mejorado, pese a la anunciada fusión de Orange con Masmóvil, incluso se ha barajado que Vodafone se lance a adquirir al operador rumano Digi https://bit.ly/3GhbOI4 A la situación actual hay que añadir las importantes inversiones que tienen que realizar los operadores adjudicatarios de la subasta del 5G para desplegar la red “stand alone” (700 Mhz) en los próximos años. Todo ello sin contar las tensiones que existen con las cadenas de suministro, subida de tipos de interés, etc.
Para terminar el post, quiero decir que aquí la venta y salida de PRISA no fue nada beneficiosa como al comienzo del post… Si no que el cristal de la hucha de la operadora se ha visto gravemente afectada.
Ya lo dijo Frank Lloyd Wright: "Hacer negocios es como montar una bicicleta. Te tienes que mantener en movimiento para no caer”.
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