El apartheid era un sistema político en el que los descendientes de los colonos blancos de Sudáfrica discriminaban a los ciudadanos de raza negra para mantener su influencia y poder. El Partido Nacional, formación política integrada por blancos que gobernaba entonces en el país, acababa de aprobar una ley educativa que perjudicaba a los estudiantes negros. Unos 10.000 estudiantes del barrio de Soweto de Johannesburgo, en el que se concentraba la población negra, salieron a la calle el 16 de junio de 1976 para pedir igualdad de oportunidades La policía reprimió la manifestación con violencia. Se calcula que entre 176 y 700 estudiantes fueron asesinados a lo largo de esa protesta y de las que siguieron. Actualmente, el 16 de junio es el Día de la Juventud en Sudáfrica, un día festivo que sirve para conmemorar estos hechos.
Ayer podíamos leer en la prensa que Telefónica había publicado el documento "UE 2024-2029: Impulsando la Competitividad”, en el que expone su visión sobre los desafíos para el nuevo ciclo político en la Unión. El secretario general de Telefónica y responsable de Asuntos Regulatorios de la teleco, Pablo Carvajal, explica en un artículo publicado en el blog de la compañía, recogido por Servimedia, que el documento quiere ser “una llamada a la acción para que la UE apueste por un pacto firme por la competitividad”. Telefónica ve preciso un gran acuerdo por la competitividad en un momento en que la UE afronta transiciones clave en lo digital, lo ambiental y lo geopolítico, así como en su propia gobernanza con la ampliación y una mayor integración de sus mercados. “Consideramos que es el momento de promover un entorno favorable a la inversión y la innovación, que reconozca el papel de las empresas europeas -en particular el del sector de las telecomunicaciones- en la construcción de un futuro próspero y responda a las necesidades de las empresas y a las demandas de la sociedad”, señala Carvajal.
En el documento, Telefónica defiende que la UE instaure los "incentivos adecuados" los alinee y alinearlos con las "necesidades empresariales”. “Facilitar un entorno favorable a la inversión y a la innovación, generando riqueza que se distribuya de forma equilibrada, es la única manera de que la sociedad europea pueda prosperar", apunta el directivo de Telefónica. En opinión de la multinacional española, la Ley de las Redes Digitales es la oportunidad de la UE para impulsar la competitividad y la sostenibilidad del sector de las telecomunicaciones, así como su compromiso con el desarrollo de innovadoras infraestructuras de conectividad digital. “Dada la relevancia geopolítica del liderazgo digital y la urgencia de revitalizar la competitividad, esta ley debe ser una clara prioridad legislativa del nuevo ciclo”, remarca Carvajal. Desde la perspectiva de Telefónica, una estrategia efectiva para impulsar la competitividad se sustenta en cuatro ejes estratégicos: "promover un entorno que permita a las empresas de la UE crecer y competir; fortalecer el sector de las telecomunicaciones como eje de competitividad; impulsar la transición digital y verde para una competitividad digital por innovación, verde en su diseño, y gestionar la transición geopolítica para una UE más fuerte en el escenario internacional" https://tinyurl.com/yc24krxb
La Unión Europea estaría quedándose rezagada económicamente ante el imponente crecimiento de China y Estados Unidos como reflejan sus datos estadísticos de sus economías publicados en el año 2023. Bajo esta preocupación, los responsables de los gobiernos europeos se reunieron para buscar opciones para potenciar su mercado de 450 millones de habitantes y construir planes para estimular el mercado privado, que ha recibido golpes importantes por los altos costes de la energía bajo el contexto de la guerra en Ucrania y una elevada inflación por la misma razón con unas tasas de interés que se han trepado al nivel más alto desde 1999 cuando se creó el euro.
Expertos económicos sentencian que Europa está “perdiendo la posición en la carrera mundial por la innovación”, ya sea en baterías o en inteligencia artificial. Otros analistas apuntan que su industria está perdiendo mercados y fuerza en el panorama global y que estaría cediendo ante la competencia extranjera que se beneficia de masivos subsidios y regulaciones reducidas que conceden los gobiernos como el chino. En términos macroeconómicos, la Unión Europea lleva más de año y medio sumida en el estancamiento. Su crecimiento alcanzó su punto máximo en 2023, con un 0,4%, frente al 2,5% de Estados Unidos y el 5,2% de China.
Inversión en I+D de las compañías de telecomunicaciones según el ultimo ranking publicado por la Unión Europea en el año 2023
“Lo que necesitamos es un cambio radical. En Europa tenemos la misma ventaja ligada al tamaño de nuestro mercado, pero su fragmentación nos está frenando" dijo el expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, en un discurso pronunciado el 16 de abril de este año en Bélgica. Otro de los temores en el corazón europeo es que las empresas locales sean seducidas por las subvenciones extranjeras y la rentabilidad de optar por estos planes se vuelva una propuesta tan fuerte que haga migren del continente. Además de unas opiniones divididas en el motor de la Unión Europea, con países como Francia que critica a China por sus políticas de subvenciones públicas, pero con Alemania estrechando cada vez más su relación comercial con el gigante asiático, buscando beneficios propios para su sector de automoción como son las empresas BMW o Volkswagen. Esta situación de división, lejos de fortalecer la estrategia europea debilita la sinergia que puede propiciar que Europa desempeñe un papel clave en el futuro tablero económico donde tiene a dos rivales que no tienen dichos problemas, como son China y Estados Unidos.
Crecimiento económico de la UE, EE. UU., y China en 2023
Las relaciones entre China con la Unión Europea (UE) se han deteriorado notablemente. La suspicacia con la que la UE ve las ambiciones de Beijing se materializó en 2019, cuando Bruselas calificó a China de rival sistémico, y se ha ido agravando durante la pandemia del Covid-19. De igual forma, la Unión se ha mostrado crecientemente consternada por las prácticas chinas de intimidación económica, la falta de reciprocidad en sus relaciones comerciales y la vulnerabilidad de sus sectores estratégicos ante los crecientes flujos de inversión de China. Estas dinámicas han acelerado los esfuerzos de Bruselas por desarrollar medidas que refuercen su arsenal económico, con mecanismos como el Instrumento de Lucha Contra la Coerción (que plantea un paquete armonizado de contramedidas frente a posibles amenazas por parte de otros países) o el Reglamento para el Control de las Inversiones Extranjeras Directas (que pone límites a las inversiones que potencialmente puedan afectar a la seguridad o el orden público de la UE), como sucede por ejemplo con la inversión de STC en el capital de Telefónica.
El deterioro de las relaciones bilaterales China-UE se ha precipitado aún más en los últimos meses, después de que China percibiera la decisión del gobierno de Lituania de abrir una Oficina de Representación de Taiwán en Vilnius como una afrenta a la política de “una sola China”, e hiciera uso de la coerción económica para arremeter contra Lituania. Este episodio también demuestra que China se ha vuelto más combativa e intransigente en sus relaciones con la UE. Sin embargo, Beijing ha tratado también de llevar a cabo una estrategia de control de daños, apelando a los intereses comunes y cultivando sus relaciones con los estados miembros. Con ello, Beijing trata de alentar la independencia europea de EEUU y evitar la formación de un frente transatlántico unido en lo que respecta a China. Con todo ello, el deterioro de la percepción europea sobre China está acercando a la UE a las posiciones de EE.UU, revitalizando con ello la cooperación transatlántica. Es más, con el objetivo manifiesto de posicionarse como un actor geopolítico, la UE ha acelerado su giro hacia el Indopacífico, donde ha diversificado tanto sus relaciones con los países de la región como las áreas de cooperación, especialmente en temas de seguridad. La estrategia de la UE hacia el Indopacífico, publicada en septiembre de 2021, reafirma el compromiso con la estabilidad de la región y defiende una mayor disposición para trabajar con sus socios regionales. A su vez, la presidencia francesa del Consejo de la UE durante el primer semestre de 2022 ha tratado de dar credibilidad a la autonomía estratégica europea, en una región cada vez más marcada por la bipolaridad entre EEUU y China.
Las diez compañías que más invirtieron en I+D a nivel mundial según el ranking de la Unión Europea en el año 2023
La UE mira a su entorno en un contexto geopolítico incierto por la guerra de Ucrania y el conflicto en Oriente Medio, que eleva la temperatura a unas relaciones comerciales cada vez más tensas. Si el bloque europeo aprendió algo de la pandemia y de la guerra de Ucrania a sus puertas, es que la dependencia excesiva es un riesgo. Por ello, mejorar la autonomía estratégica se ha convertido en prioridad. La perspectiva de una posible guerra comercial, de pronto, tiñe el horizonte de incertidumbre. Si la competitividad será uno de los eje de la próxima legislatura, la UE debe reforzar sus sectores energético, financiero y de telecomunicaciones para poder seguir en la carrera con Estados Unidos y China. Europa necesita empresas “campeones”, o por lo menos así lo piensan algunos de sus presidentes de grandes multinacionales o políticos. En un entorno comercial cada vez más tenso y complejo a nivel global, políticos como, Emmanuel Macron, han indicado recientemente que Europa precisa de bancos y empresas más grandes para poder competir con China y Estados Unidos. Si bien hay un relativo consenso sobre que la región debe potenciar sus compañías, no todos los actores coinciden en cómo se debe alcanzar esta meta. Dicho esto, tras las elecciones europeas celebradas recientemente, el debate sobre la fórmula para lograr entidades más resilientes y relevantes a nivel mundial retoma fuerza entre políticos y expertos. Se busca tener empresas lo suficientemente grandes para competir a nivel global y que tengan efecto de arrastre en las economías donde operan. Ahora se habla de esto porque Europa no ha sido capaz, salvo casos puntuales como Airbus, de formar este tipo de compañías. Europa no ha hecho sus deberes y ahora con el boom de tecnologías como la inteligencia artificial se quiere crear gigantes para disminuir la dependencia de países como China o Estados Unidos. Según un informe de la consultora McKinsey, el bloque europeo se estaría jugando entre 500.000 millones y 1 billón de euros de valor agregado anualmente hasta 2030 si no mejora su competitividad. Sin embargo, este deseo de campeones europeos choca con una realidad incontestable, las normas antimonopolio de la UE son muy estrictas y en el pasado han impedido que las empresas europeas consigan ese tipo de escala mediante fusiones. No obstante algunos grupos políticos como los socialistas europeos enfatizan que la forma correcta de potenciar a estos gigantes consiste en mejorar y consolidar el mercado único con la unión bancaria, la unión de mercados de capitales, la unión energética y la unión de telecomunicaciones. La economía integrada de los países que integran la Unión Europa es comparable al tamaño de las economías de Estados Unidos y China (alrededor de 21 billones de dólares, frente a 25 billones y 18 billones de dólares, respectivamente, en 2022).
Consultoras como McKinsey afirman que la escala y tamaño de empresas europeas de telecomunicaciones, aerolíneas o de defensa hace que pierdan frente a las norteamericanas y chinas un 30% menos de ingresos por compañía. Hay un factor determinante que no contempla dicha consultora y que está detrás de dicha situación, como es la escasa inversión en I+D de las empresas europeas frente a chinas y norteamericanas. Europa. En el último ranking publicado por la Unión Europea de las 2400 empresas que más invierten en el mundo en I+D, en las diez primeras nos encontramos con que el 60% son norteamericanas (6), hay una china, dos europeas (una Suiza, una alemana) y una de Corea del Sur. Si observamos las 50 primeras compañías de dicho ranking, 23 son norteamericanas, 4 chinas, 12 europeas y 5 japonesas https://tinyurl.com/mv8j7n3w Europa tiene un problema con dicha variable y el sector de las telecomunicaciones es uno de los que peor sale en la fotografía que hace la Unión Europea.
La Comisión Europea en la comunicación hecha pública en junio de 2023 sobre la Estrategia de Seguridad Económica de la UE (Strategy (JOIN(2023)20 final), se comprometió a elaborar una propuesta para asegurar un apoyo adecuado a la investigación y desarrollo tecnológico en el ámbito de las tecnologías de doble uso (aplicables al mundo civil y militar). El 24 de enero de 2024, la Comisión Europea publicó un paquete de 5 medidas propuestas para garantizar la seguridad económica de la UE. Entre estas medidas se encuentra un “White paper” (libro blanco) en el que se plantean diversas opciones para mejorar un apoyo adecuado a la I+D en tecnologías de doble uso (dual-use) https://tinyurl.com/4beamy2e Se necesita profundizar en la I+D en lugar de buscar una regulación que aliente ventajas que permitan eludir lo que es una necesidad para los europeos como es tener una soberanía digital frente a China y EE.UU.
Los actuales directivos de Telefónica fían el futuro de las compañías del sector a que se gane escala (tamaño) en Europa, para acometer la inversión de los 200.000 millones de euros en infraestructuras como son, el 5G y fibra óptica, hasta el año 2030 como afirmó la Comisión Europea para no perder terreno en la carrera hacia la digitalización https://tinyurl.com/3r9td2s7 Si a esa petición unimos la reclamación de un entorno “favorable” que propicie de alguna forma una ventaja a las compañías de telecomunicaciones europeas frente a los gigantes de Internet, los célebres GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon), sin embargo, nada se dice del enorme diferencial que existe en I+D. El dividendo que pagan hoy las compañías de telecomunicaciones en Europa no contribuye al desarrollo de la digitalización que se persigue en el año 2030, rentabilidades del 7,38% que paga al accionista Telefónica ante un escenario, donde se persigue reducir el gap (diferencia) que existe de servicios digitales del ecosistema digital que hoy poseen los gigantes de Internet, es remar en dirección contraria a la estrategia europea que se persigue https://tinyurl.com/2347jrsy El actual equipo directivo cogió las riendas de la compañía el 8 de abril del año 2016 con un valor en bolsa de 9,31€ por título y hoy su cotización es de 4,20€ (-55%), la compañía sufrió una pérdida de valor bursátil enorme ante una estrategia empresarial equivocada. Hoy mismo el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, pide un plan para que Europa invierta 800.000 millones de euros en inversiones a fin de ganar competitividad con EE.UU. y China. Esta suma es el equivalente a entre el 4,4 % y el 4,7 % del PIB de la UE en 2023 y supondría invertir más del doble de lo que el Plan Marshall destinó en para reflotar la economía europea tras la II Guerra Mundial, según el informe “El futuro de la competitividad europea” presentado este miércoles por Draghi. El objetivo de dicho plan es acometer una triple transformación de la economía para cerrar la brecha de innovación, sobre todo en tecnología, abaratar los precios de la energía y aprovechar las oportunidades económicas de la descarbonización, así como reducir las dependencias estratégicas de terceros e incrementar la defensa, pero preservando el modelo social europeo. “Las necesidades de inversión que esto supone son enormes», dijo Draghi en una rueda de prensa junto a la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ante quien defendió que la UE afronta un “desafío existencial” y de no actuar se encamina a “una agonía lenta”.
Para terminar el post, quiero manifestar que Europa ha hecho un diagnostico correcto de la enfermedad que afecta a su economía, como es la falta de competitividad. Lo que hace falta en primer lugar, es que no sigan las personas que han llevado a esta situación de decadencia al frente de las compañías europeas, en segundo lugar hay que cambiar la estrategia “cómoda” y cortoplacista como es el pago del dividendo por una estrategia que se centre en diversificar a través de la innovación en nuevos nichos de negocio donde la digitalización juega un papel central en él desarrollo europeo. Se necesita como al comienzo del post, una revolución como fue en su momento el apartheid en Sudáfrica, que sirva para romper el atraso competitivo que tiene Europa con respecto a sus competidores chinos y norteamericanos. El fin último de dicha competitividad es garantizar un modelo social y de desarrollo europeo para que siga siendo la envidia en multitud de países en todo el mundo… No hay otro camino si Europa quiere seguir siendo alguien a nivel mundial.
Ya lo dijo Sri Pandit Jawaharlal Nehru: “No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared”.
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