El 20 de marzo de 1815, Napoleón Bonaparte pisaba de nuevo el suelo de Francia tras escapar de su cautiverio en la isla de Elba. Iniciaba así el periodo conocido como los Cien Días, durante los cuales el emperador francés aspiró a restaurar su poder personal y el de Francia; algo que el resto de potencias europeas no iba a permitir y En esta ocasión, el principal enemigo de Napoleón era el tiempo. Aunque podría haber obtenido la victoria por separado contra los ejércitos del Reino Unido, Prusia, Austria y Rusia, lo tendría muy difícil si permitía que las tropas aliadas llegaran a reunirse. Por ese motivo decidió actuar con rapidez y a principios de junio marchó hacia el norte con dos objetivos: derrotar primero a los británicos que ya se encontraban en el continente y apoderarse de Bélgica para poder reclutar más soldados, ya que allí contaba con un apoyo popular notable. La rapidez del ejército napoleónico cogió por sorpresa al duque de Wellington, comandante de las tropas británicas: en apenas una semana los franceses llegaron a los Países Bajos, cosechando algunas victorias en batallas menores, y se encontraron frente a frente con los ingleses cerca de la población de Waterloo, en la actual Bélgica. Pero allí iba a detenerse no solo su avance, sino su efímero sueño de reconstruir su imperio. que llevó a la creación de la Séptima Coalición, la última alianza antinapoleónica.
A pesar de que sus fuerzas eran similares a las de Napoleón, Wellington era consciente de encontrarse en desventaja: al contrario que las tropas del emperador, compuestas en su mayoría por soldados con experiencia y algunas unidades veteranas, el grueso del ejército inglés estaba formado por reclutas que no habían entrado nunca en combate, apoyados por combatientes neerlandeses. El comandante británico sabía que la victoria dependía de que sus aliados prusianos, dirigidos por el príncipe von Blücher, llegaran a tiempo para unirse a él. Por ese motivo Wellington optó por defender su posición y el 17 de junio, con la llegada del ejército napoleónico, situó sus tropas en la ladera del Mont Saint-Jean, una elevación que las protegía de la artillería enemiga. Aquel día llovía y el terreno estaba fangoso, lo cual impedía a los franceses mover sus cañones o intentar una carga con la caballería. No fue hasta media mañana del día siguiente cuando Napoleón pudo atacar, perdiendo unas horas que serían decisivas. El ejército francés puso en práctica distintas estrategias para romper las filas enemigas que habían funcionado en otras batallas, pero esta vez ninguna surtió el efecto esperado. Esto se debió en parte a la falta de coordinación entre las diversas unidades napoleónicas y a decisiones estratégicas discutibles -como formar un frente de ataque muy ancho, que ofrecía un blanco fácil a la artillería británica-, pero también a que las tropas de Wellington resistieron mucho mejor de lo que se esperaba. El factor decisivo que inclinó la balanza a favor de los aliados fue la inesperada llegada de las tropas de von Blücher, que supuestamente iban retrasadas a causa de la lluvia. Napoleón no contaba con que llegaran a tiempo para la batalla y no había preparado un plan para aquella eventualidad. El nuevo frente de combate abierto por los prusianos rompió las líneas francesas e impidió cualquier intento de lanzar un contraataque coordinado, y el ejército napoleónico se fue disgregando en unidades aisladas que intentaban resistir los ataques de la caballería enemiga. Finalmente, Napoleón tuvo que reconocer que la batalla estaba perdida y ordenó una caótica retirada: aunque el emperador pudo escapar, las tropas aliadas persiguieron a los franceses, capturando a miles de soldados y apoderándose de la artillería enemiga. Aquel 18 de junio de 1815 no solo se había perdido la batalla, sino también la guerra.
Foto: "Batalla de Waterloo"
El mercado Latinoamericano del sector de las telecomunicaciones es un mercado con una enorme potencialidad, ya que el mismo todavía se está conformando al no tener la madurez de mercados como el europeo o el estadounidense. América Latina es un continente con 683 millones de accesos móviles al término del año 2023 y se prevé que serán 770 millones de estos accesos hacia el año 2030, después de una expansión de la tecnología 5G y el recambio de la tecnología 3G, hacia el 4G-LTE. Según la consultora Analysys Mason confía en que la cobertura redes de fibra óptica de nueva generación aumentará al 57% para el año 2026 a nivel global por las oportunidades de nuevos negocios que puedan presentarse para las compañías del sector a partir de esta tecnología. “Hemos aumentado significativamente nuestra previsión de cobertura para Latinoamérica, donde ahora esperamos que la cobertura FTTP (acrónimo de telecomunicaciones que significa fibra óptica hasta las instalaciones (del inglés Fiber To The Premises), alcance el 51% de las instalaciones para finales de 2025, en comparación con el 43% de la previsión del año 2023. El interés en los despliegues de FTTP en la región de América Latina es fuerte y los operadores están recurriendo cada vez más a las exclusiones de FTTP en su búsqueda de ampliar la cobertura y negocios”.
Según la GSMA para finales del año 2023, había en Latinoamérica un total de 418 millones de personas (65% de la población) que utilizaban la Internet móvil, lo cual representa un aumento de 75 millones en los últimos cinco años. En el año 2023, las tecnologías y los servicios móviles generaron el 8% del PIB de América Latina, una contribución que ascendió a 520.000 millones de dólares de valor económico agregado. Para el año 2030, esta participación se elevaría hasta los 600.000 millones de dólares https://tinyurl.com/47wbpp5m El ecosistema móvil de la región también generó cerca de 2 millones de puestos de trabajo (de manera directa e indirecta) e hizo una contribución significativa al financiamiento del sector público, con una recaudación tributaria de 50.000 millones de dólares en el año 2023. El conjunto del sector de telecomunicaciones latinoamericano observará un crecimiento compuesto de 1.7% de sus ingresos entre los años 2024 y 2028, impulsado, principalmente, por el nuevo segmento de negocio que significan las redes privadas para el sector productivo y nuevas plataformas de gestión de servicios de telecomunicaciones, conocidas como APIs. En un informe, la consultora Analysys Mason se indica que el nivel de ingresos para los operadores se mantendrá en esa escala también por un aumento en la demanda de datos móviles y los despliegues de banda ancha fija, y que seis países de la región serán los más beneficiados con este crecimiento: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, lo que significa que América Móvil, Telefónica, AT&T, Telecom Argentina, Millicom International Cellular, Televisa, Megacable y Entel, los principales operadores de esos países, están entre las empresas que pudieran aprovechar nuevas oportunidades de servicios y empleo en este lustro. La consultora Analysys Mason indica que las oportunidades para generar y mantener ingresos estarán para las compañías que mantengan inversiones y desarrollen infraestructuras de despliegue de fibra óptica hasta la instalación, un paso más allá de la llamada última milla.
El 13 de diciembre del año 2019 el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, afirmaba en la prensa lo siguiente con respecto al mercado latinoamericano, "Tenemos que buscar la manera de reforzar las operaciones que tenemos en Latinoamérica. Y para eso, para reforzarlas, todas las opciones están abiertas. Es el momento de cambiar, de reinventarnos, de buscar cuál es la nueva fórmula de estar expuestos de manera rentable a esos mercados” https://tinyurl.com/27jnkf64
Fuente: Telefónica. Los datos del año 2024 son de tres trimestres
Sus declaraciones chocaron con la realidad de una gestión errática llevada en dicha filial de Hispam, donde tuvo inyectarle más de 1.500 millones de euros en el año 2023. Lo hizo después de que Hispam sumase pérdidas cercanas a los 2.000 millones de euros en los dos ejercicios previos. En 2021 perdió 1.548 millones y 401 millones en 2022. Hispam sufría a 31 de diciembre del año 2022 un fondo de maniobra negativo de 3.304 millones de euros, estaba en causa de disolución. Lo que obligó a Telefónica a ampliar capital por valor de 380 millones, tras haber desembolsado otros 1.192 millones en otras dos operaciones previas. Al frente de dicha unidad se encuentra, Trinidad Jiménez, su gestión habla por sí sola si uno ve las métricas. Los ingresos de dicha unidad han caído en 6.006 millones de euros en el periodo 2015-2023 (-41,74%). Periodo que coincide prácticamente con la presidencia del actual presidente de la operadora, que llego el 8 de abril del año 2016. https://tinyurl.com/2kjxbphm
La
optimización de las operaciones en Latinoamérica comenzó con el plan estratégico
que se lanzó en noviembre del año 2019 por el actual equipo directivo, el cual fue un
rotundo fracaso. El mismo pasaba por replegar las operaciones en su
mercado natural como es Latinoamérica, como en su día califico el impulsor de
dicha estrategia, el presidente Cándido Velázquez Gaztelu. Esta estrategia
liquidadora culminó con la venta de tres filiales de su negocio en
Centroamérica al operador de telecomunicaciones Millicom por un total de
1.650 millones de dólares (más de 1.455 millones de euros). Se trató de
las operaciones en Costa Rica, Panamá y Nicaragua. En concreto, la
filial de Costa Rica se ha valorado en 503 millones de euros, Panamá en 573
millones y Nicaragua en 379 millones. Las plusvalías antes de impuestos y pagos
a minoritarios alcanzaron los 800 millones de euros https://tinyurl.com/ym47nv4r
Posteriormente en el año 2021 se completó con la salida de El Salvador por un
importe de 125 millones de euros https://tinyurl.com/ktkk86b8
Posteriormente el 31
de julio del año 2024 otra
filial que se anunció la venta fue la de la filial de Colombia, donde Telefónica suscribió un "acuerdo
no vinculante" con la teleco luxemburguesa Millicom para explorar
"una posible operación corporativa con respecto a los activos que ambos
grupos tienen en Colombia", una potencial transacción que pasaría por la
venta de la participación de Telefónica en su filial colombiana (Coltel) a
Millicom por unos 400 millones de dólares, en torno a 370 millones de euros al
cambio actual https://tinyurl.com/ebrs4aya
El mercado del sector de las telecomunicaciones en Latinoamérica se caracteriza por tener el problema al riesgo al tipo de cambio, donde las fluctuaciones cambiarias pueden afectar los costes de importación y exportación, los márgenes de ganancia, y, en general, a su competitividad global. Para evitar dicho problema las compañías pueden recurrir a distintas opciones para cubrir dichos riesgos cambiarios. La primera es el seguro de cambio (SDC) es el instrumento más utilizado por las empresas en sus operaciones de cobertura de riesgos de monedas extranjeras. Le siguen los contratos de opciones y, finalmente, los “swaps” y préstamos o endeudamiento en monedas extranjeras (financiero). Bien es cierto que esos riesgos al tipo de cambio son cíclicos, lo cual como ya sucedió en otras épocas la filial de Latinoamérica contribuyó decisivamente en el aumento de ganancias al grupo Telefónica.
Esta estrategia de repliegue de Telefónica en Latinoamérica coincide con una serie de hechos conocidos en la última semana en la prensa, que arrojan luz sobre el fracaso de las operaciones en dicha división. El 11 de noviembre conocíamos por la prensa que Telefónica Venezolana, filial venezolana de Telefónica, ha llegado a un acuerdo por el que pagará una multa de 85,26 millones de dólares (80 millones de euros) para resolver una investigación sobre una trama de sobornos a funcionarios del Gobierno de Venezuela para recibir acceso preferente a dólares estadounidenses en una subasta de divisas, según informó el Departamento de Justicia de Estados Unidos el pasado viernes y adelantó EL PAÍS. El caso se remonta a 2014, cuando el grupo estaba presidido por César Alierta (ya fallecido), mientras que su actual presidente, José María Álvarez-Pallete, era consejero delegado y el actual consejero delegado, Ángel Vila Boix, era director Financiero. En esas fechas, el máximo responsable de la filial era Pedro Cortez, como presidente ejecutivo y consejero delegado de Telefónica Venezolana desde 2012 a 2018 https://tinyurl.com/4m565dr6 La filial venezolana firmó el día 8, un acuerdo de enjuiciamiento diferido (DPA) en relación con una información penal presentada en el Distrito Sur de Nueva York que acusa a la compañía de conspiración para violar las disposiciones contra el soborno de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA). Según los documentos del caso, Telefónica Venezolana participó en 2014 en una subasta de divisas patrocinada por el Gobierno en Venezuela que le permitió cambiar sus bolívares venezolanos por dólares estadounidenses. Para garantizar su éxito en la subasta, Telefónica Venezolana reclutó a dos proveedores para que realizaran pagos corruptos por valor de aproximadamente 28,9 millones de dólares a un intermediario, a sabiendas de que parte de esos fondos se pagarían como “comisión” a funcionarios del Gobierno venezolano. Para ocultar los pagos de sobornos, Telefónica Venezolana cubrió el coste de los sobornos comprando equipos a los dos proveedores a precios inflados. Como resultado de sus pagos corruptos, a Telefónica Venezolana se le permitió intercambiar y posteriormente recibió más de 110 millones de dólares a través de la subasta de divisas, que utilizó para comprar equipos a los dos proveedores que reclutó para unirse al esquema. Estos fondos representaron más del 65% de los fondos que el gobierno venezolano adjudicó en la subasta de divisas de 2014.
Telefónica estará sometida a una vigilancia o supervisión especial durante un periodo de tres años, la vigencia del acuerdo al que ha llegado con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, en que se halla en una situación de “liberación condicional de responsabilidad”. Si al cabo de esos tres años ha cumplido sus compromisos, el Departamento de Justicia no presentará cargos. Telefónica se compromete a no hacer declaraciones que supongan un rechazo de su responsabilidad en el caso. Si las hiciera, se consideraría una violación del acuerdo. Incluso debe pedir el visto bueno si quisiera enviar un comunicado o convocar una rueda de prensa para hablar del caso. La vigilancia llega hasta el punto de que condiciona las operaciones corporativas de Telefónica. Si el grupo quisiera llevar a cabo alguna operación que implicase la venta, fusión o transmisión de negocios relevantes del grupo, tendría que asegurarse de que el comprador o sucesor empresarial acepta las exigencias de vigilancia y supervisión impuestas por el Departamento de Justicia. Si no se incluyen cláusulas para blindar ese cumplimiento, la “transacción sería nula o inválida”, dice el acuerdo. Telefónica tendrá incluso que notificar con una antelación de al menos 30 días si va a emprender alguna operación corporativa de ese tipo y someter al juicio de la oficina antifraude del Departamento de Justicia si considera que tal transacción tiene el “efecto de eludir o frustrar” las exigencias impuestas al grupo o a su filial venezolana, “a su sola discreción”. Además, también las posibles compras de otras empresas se ven afectadas, pues Telefónica deberá extender a ellas las condiciones del acuerdo
Las exigencias son múltiples y someten a la compañía ―y a sus relaciones con proveedores y contratistas― a un examen continuo. El consejo de administración de Telefónica estuvo examinando el mes pasado (octubre) el contenido del acuerdo, por el que asume obligaciones en materia de formación contra la corrupción, relativas a su código de conducta, controles, políticas y procedimientos internos y también sobre la estructura de su política de retribuciones y bonus. Coincide dicha revisión en el consejo con una acción tomada por la SEPI y publicada en la prensa el 24 de octubre, donde se informaba que “La Sepi se blinda con un asesor legal del riesgo de demandas en Estados Unidos contra Telefónica” https://tinyurl.com/3v9thnnn En la misma se informaba que el Estado se blindaba ante las derivas regulatorias tras su entrada en Telefónica. “Asesoramiento respecto a la potencial responsabilidad de la ‘control person’ y sus implicaciones para Sepi y para sus eventuales representantes (Carlos Ocaña Orbis) en el consejo de administración (por ejemplo, en relación con posibles demandas futuras contra la compañía)”, especifica la Sepi en uno de los puntos del pliego de condiciones del concurso. Un servicio que tiene que ver directamente con la entrada en Telefónica, como interpretan fuentes jurídicas conocedoras de la regulación bursátil en Estados Unidos.
Con respecto a esto último, el acuerdo obliga a Telefónica a poner en marcha “mecanismos claros para incentivar” el cumplimiento de su código de conducta y de las directrices contra la corrupción. Entre esos incentivos, será obligatorio que la compañía incluya “criterios relativos al cumplimiento normativo en su sistema de retribución y bonus”. El acuerdo con el Departamento de Justicia ha sido firmado por el secretario general y del consejo de Telefónica, Pablo de Carvajal. El consejero delegado, Ángel Vila Boix, y los directores financieros y de cumplimiento deberán certificar que la compañía está ateniéndose a las directrices marcadas por las autoridades estadounidenses en cuanto a sus controles internos y otros asuntos. Telefónica señaló en un documento registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el año 2015 que estaba “llevando a cabo una investigación interna sobre posibles infracciones de las leyes contra la corrupción”, sin precisar dónde, como adelantó EL PAÍS. El supervisor requirió más información a la compañía, pero esta se limitó a decir que continuaba “cooperando con autoridades gubernamentales”, al tiempo que descartó que “cualquier posible sanción” en estos casos afectase “de forma material” a la situación financiera del grupo, la realidad como nos mostró la noticia publicada esta semana ha sido otra https://tinyurl.com/3v9thnnn
Mientras desde el equipo directivo de Telefónica se pretende abandonar Latinoamérica, ya hay oferentes que están velando armas para ocupar su puesto nada más que puedan hacerlo. Tras la entrada en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, China ha utilizado el comercio como su principal herramienta de influencia. Más allá de haberse convertido en el mayor exportador de manufacturas del mundo, ha establecido una serie de proyectos con el fin de ganar más peso político y económico en el sistema internacional. El más conocido es la Nueva Ruta de la Seda, una iniciativa que pretende desarrollar una red de infraestructuras que conecten el país asiático con el resto mundo sin la necesidad de depender de Estados Unidos. En los últimos años se ha visto cómo China ha invertido en diferentes sectores de la región, sobre todo infraestructuras clave como puertos, carreteras, aeropuertos y telecomunicaciones, así como en el sector energético. En las últimas dos décadas, la importancia económica de China en América Latina ha ido en franco aumento. Desde el año 2000, el comercio entre el país asiático y la región se multiplicó por 35 y se espera que siga avanzando. China es el primer destino de exportaciones de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Panamá; y el primer origen de importaciones de parte de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Hay que recordar que en las últimas dos décadas el crecimiento de China ha dependido muy fuerte de los sectores de venta, manufacturas y la construcción, pero ahora la innovación en sectores de alta tecnología son las áreas que China quiere priorizar para crecer e impulsar su competitividad global. Los nuevos sectores priorizados por China a la hora de desarrollar su inversión son autos eléctricos, paneles solares, baterías, digitalización, telecomunicaciones, fintech, electrificación e inteligencia artificial. En varios de los sectores, China ocupa un lugar dominante a nivel global, como es el caso de los paneles solares, baterías y autos eléctricos. China representa más del 80% de las exportaciones de paneles solares, 50% de las baterías de litio y más del 20% de los autos eléctricos. A su vez, estos sectores de “nueva infraestructura” representaron el 58% de la inversión externa de China en la región de Latinoamérica en el año 2022 y más del 60% de la cantidad de proyectos anunciados por compañías chinas en ese año https://tinyurl.com/33th25vu Un ejemplo en el sector de las telecomunicaciones es Brasil, de los más de 1.300 millones de dólares en inversiones en el año 2022, el 45% correspondió al sector eléctrico, seguido del sector de las tecnologías de información, estrechamente relacionado con la campaña de impulso de la tecnología 5G propuesta por empresas chinas como Huawei. De hecho, ese mismo año, Huawei anunció un proyecto de dos años en la ciudad de Curitiba con el objetivo de crear una “ciudad 5G” https://tinyurl.com/yc7x9kyp
Para terminar el post, hay que decir que el mercado latinoamericano de las telecomunicaciones tiene enormes potencialidades todavía por desarrollar, que pueden significar que Telefónica no se arrincone en mercados maduros donde el crecimiento está condenado por una competencia feroz que lastra su crecimiento y un desarrollo muy maduro del sector. A Latinoamérica Telefónica se fue de la mano de Cándido Velázquez, con el espíritu de durar y permanecer en dichos mercados porque como bien decía cuando emprendió dicha aventura, Telefónica “Tiene que tener vocación de tener la mayor participación del mercado que pueda” https://tinyurl.com/4f4azbxe En Latinoamérica Telefónica hoy va en la dirección contraria con el actual equipo directivo, replegando velas mientras se pierden oportunidades de crecimiento en un momento de retroceso cíclico que atraviesa el sector en dicho continente. El equipo directivo de Telefónica no está haciendo lo que Napoleón intento hacer antes de perder la batalla de Waterloo… Luchar por sobrevivir para volver a ser lo que un día fue, sino que ha renunciado a todas las posibilidades que existen en dichos mercados.
Ya lo dijo Bertolt Brecht: “Los débiles no luchan. Los más fuertes quizás luchen una hora. Los que aún son más fuertes, luchan unos años. Pero los más fuertes de todos, luchan toda su vida, éstos son los indispensables”.
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