El escándalo de Enron es sin duda uno de los más famosos de todos los tiempos. La situación comenzó a principios de 2001, cuando los analistas cuestionaron las cuentas presentadas en el anterior informe anual de la empresa. Estas cuentas utilizaban diversos procedimientos irregulares, lo que dificultaba la forma en que la empresa ganaba dinero, a pesar de que aparentemente tenía presencia en los sectores de la energía, los productos básicos y las telecomunicaciones, entre otros. La SEC comenzó a investigar y descubrió que Enron ocultaba miles de millones de dólares en pasivos a través de entidades de propósito especial (compañías que controlaba), lo que le permitía parecer rentable a pesar de que en realidad era una hemorragia de dinero en efectivo. El precio de las acciones de la compañía cayó de 90,56 $ a menos de un dólar a medida que la crisis se desarrollaba, y Enron se vio con la obligación de solicitar lo que entonces era la mayor bancarrota de la historia según el capítulo XI de la ley estadounidense de quiebras.
Kenneth Lay, expresidente de Enron, fue el protagonista de uno de los mayores fraudes financieros de la historia de los Estados Unidos.
Hoy en la prensa vuelve a reaparecer el culebrón de la posible entrada de la compañía saudí STC en el capital de Telefónica, con la “posible” autorización que otorgará el gobierno español para que alcance el 9,9% del capital de la operadora. Vuelve a la palestra dicha cuestión tras las declaraciones del ministro de Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, el cual ha defendido la posición estratégica de Telefónica para la economía española y ha destacado la "normalización" de las relaciones con la empresa de telecomunicaciones saudí STC tras su irrupción en el accionariado de la compañía con la compra de una participación del 9,9% que todavía está pendiente del visto bueno del Gobierno. El 5 de septiembre del año 2023 STC materializó la operación de compra a través de la adquisición del 4,9% del capital y la toma de otro 5% mediante instrumentos derivados, aparcada todavía hoy a la espera de la aprobación del Ejecutivo.
En referencia a estas negociaciones abiertas por el Gobierno con STC que permitirían a la firma árabe alcanzar el 9,9% del capital de Telefónica y posteriormente, pedir un puesto en el consejo de administración, el ministro López ha señalado que las conversaciones "avanzan en sentido positivo" sin querer dar más detalles sobre el proceso, aunque advirtiendo que "tendrá sus resultados". El ministro reseñó que "Telefónica está mucho más protegida que hace un año cuando empezó esta operación", con la entrada del Estado en su capital alcanzando el 10% del mismo. Hay que recordar que la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI) compró un total de 567.016.155 acciones, con un precio medio de 4,0295 euros por acción, lo que equivale a una inversión de 2.284 millones de euros. Dicha entrada se anunció con una “vocación de permanencia” a fin de aportar una "mayor estabilidad accionarial" a la compañía. El ministro López ha insistido en declaraciones a los medios de comunicación, en que su prioridad es "defender siempre el interés general y, por supuesto, la importancia estratégica para este país de una empresa como Telefónica" https://tinyurl.com/mrxdawzw
Lo primero que quiero manifestar a las declaraciones del ministro López, es que el sentido común me dice que el Estado español no invierte 2.284 millones de euros en una compañía estratégica como Telefónica, para facilitar la entrada a un competidor en el corazón de la joya de la corona empresarial española. Pero esta situación de no facilitar la entrada a activos estratégicos no es ajena a STC, los mismos hacen lo mismo con su joya de la corona saudí, la petrolera Aramco. Tras realizar una colocación de una participación minoritaria del capital de la petrolera, el gobierno saudí posee aproximadamente el 82% de Aramco, mientras que el Fondo de Inversión Pública (PIF), él mismo que posee la mayoría en la operadora STC, tiene una participación adicional del 16% en la petrolera. El reino saudí seguirá siendo el principal accionista después de la oferta de venta de acciones con un 98% del capital de la petrolera https://tinyurl.com/2p9ta3y8 En la minúscula salida de capital al mercado bursátil, los saudís fijaron una condición muy particular, según la oferta la opción de compra de acciones estaba limitada a inversores institucionales saudíes, inversores institucionales extranjeros que estén reconocidos por las normativas saudíes de inversión en el país y compradores minoristas saudíes o de otros socios de Arabia Saudí en el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) -Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Qatar, Kuwait y Omán-. Los accionistas que el gobierno saudí querían en el capital de la petrolera Aramco, tenían que tener una serie de condiciones que limitaba la entrada de forma selectiva, cuestión esta con la que buscaban defender un activo que es estratégico para dicho país https://tinyurl.com/mwy5pc6u
La pregunta que me hago como ciudadano español es la siguiente. ¿Si los saudís defienden su compañía estratégica, porque el gobierno español no deber hacer lo mismo con Telefónica? Esta defensa es la que realizan países de la Unión Europea como Francia o Alemania de sus compañías estratégicas. Lo vimos con la pandemia del Covid-19 en compañías como: Lufthansa, Air France, Curevac, EDF, STX, etc. Pero detrás de todo este ruido mediático que sufrimos los españoles con dicha entrada en Telefónica, para que no exista ninguna cortapisa que facilite la entrada de un actor ajeno al interés español, ¿Qué actores encontramos? No es ningún secreto que actualmente que el consejo de de administración de Telefónica está intervenido por dos dominicales, la SEPI y la Fundación Criteria, ambos controlan el 20% de la operadora. Pero además se da la circunstancia que ambos son también copropietarios del banco La Caixa, donde el Estado a través del FROB tiene un 18.1% del banco La Caixa, el principal activo de la Fundación Criteria en su cartera de participaciones. Si a esta situación añadimos, que van juntos de la mano en la defensa de la españolidad de Telefónica y que el actual equipo directivo estuvo buscando fondos de inversión extranjeros para que tomasen una participación del capital de Telefónica como fue reflejado en la prensa el 28 de enero del año 2020, no es de extrañar que hoy exista una profunda divergencia de intereses entre los principales accionistas de Telefónica y el actual equipo directivo https://tinyurl.com/2c4a9ms4 El 17 de enero de este año se publicaba en un diario lo siguiente, “El recelo del Ejecutivo por la maniobra de STC, propiedad de Arabia Saudí, para escalar al 9,9% en el capital social de la teleco fue notoria y desde el primer momento el Gobierno se opuso a que el país asiático pudiera campar a sus anchas en los despachos de Telefónica”. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, se pronunció el 17 de enero de este año por primera vez desde que la SEPI anunciara la compra del 10% de Telefónica. "La ciberseguridad es muy importante para las empresas y para el Gobierno", ha dicho en una entrevista concedida a Bloomberg. Moncloa refuerza así la teoría de reforzar el papel del Estado dentro de la operadora. El presidente dejo claro en el Foro de Davos de este año, que la participación del Gobierno en Telefónica no será testimonial. "Por esta razón, vamos a participar en Telefónica. Debemos reforzar y fortalecer los asuntos relacionados con la ciberseguridad", ha recalcado él presidente. Además ha querido dejar claro que España y Arabia Saudí mantienen "excelentes relaciones". https://tinyurl.com/58dfbyxj
(1). Ingresos del año 2023
(2). Cotización del precio de la acción hoy
(3). Número de acciones a 30 de septiembre del año 2024
(4). Ingresos de Telefónica en el año 2016 a la llegada del actual presidente
(5). Plantilla en el año 2024 tras el último ERE https://tinyurl.com/msbb5cn8
Fuente: Telefónica
Unos (el equipo
directivo) ve en la entrada del fondo público soberano saudí (PIF) dueña de STC, una oportunidad para diluir la influencia del Estado en Telefónica al contrarrestar
su participación con otra similar como es la de los saudís si acceden al
consejo. El fin último de toda esta maniobra es blindarse y seguir al
frente de Telefónica pese a lo que nos dicen las métricas de la gestión llevada
a cabo desde el 8 de abril del año 2016, fecha de su llegada. Sin embargo, estas
cábalas y castillos en el aire que se realizan chocan con una realidad mayor, son
los intereses comerciales que hoy tiene el gobierno saudí con el gobierno
español. La
balanza comercial entre España y Arabia Saudí refleja la interdependencia
económica y las variaciones en el flujo comercial bilateral desde el año 2020
hasta el 2023. Durante este período, España experimentó un aumento
significativo en sus exportaciones a Arabia Saudí en 2022, seguido de una
disminución en 2023. En cuanto a las importaciones, la caída de las
importaciones saudís en el año 2023 puede estar relacionada con una disminución
en los precios del petróleo, lo cual mejoró notablemente la tasa de cobertura
de ese año. El saldo comercial, aunque presenta un constante déficit, muestra
una mejora significativa indicando optimización del perfil de España respecto a
Arabia Saudí. Los intereses de ambos países van más allá de la participación de
Telefónica, la cual se puede calificar de menor si tenemos en cuenta las
necesidades que tienen hoy los saudís con su proyecto Vision 2030,
para el desarrollo de sectores saudís en energías renovables, turismo,
tecnología, salud e infraestructuras, entre otros en los que España puede
aportar un impulso significativo a su desarrollo. La transición energética
en la que está embarcada la Unión Europa, significará que los países
importadores de petróleo como el nuestro dependerán menos de dicho recurso
haciendo más vulnerable a los países exportadores como Arabia Saudí. Por lo
tanto, el exceso de liquidez que hoy atesoran los saudís pretende ser colocado
en los mercados de capitales a través de compras en compañías como Telefónica,
que les garantice una rentabilidad que pueda sostener su Estado para cuando el
petróleo deje de ser su sustento económico. https://tinyurl.com/3pcpa23j
Exportaciones e importaciones de España-Arabia Saudí https://tinyurl.com/3pcpa23j
Lo que parece bastante normal y sensato en toda esta situación producida con la entrada no solicitada de STC en el capital de Telefónica, es que el gobierno saudí nunca se pondrá enfrente del gobierno español al respetar la decisión soberana de un país. Su participación del 4,9% que ostenta actualmente en la operadora, le confiere suficiente peso dentro del capital para jugar un papel destacado alineándose con el núcleo duro establecido actualmente dentro del capital con la SEPI y la Fundación Criteria. La protección del activo estratégico como es Telefónica, no pasa por meter en el consejo de la operadora a actores que no son los que tienen que decidir el futuro de la misma. Un futuro que no pasa por el pago del dividendo como está actualmente fijado en el plan estratégico, sino por poner en marcha una política industrial que se alinee con el informe de Mario Draghi que presentó a la Comisión Europea. En dicho informe, la piedra angular del mismo es la inversión en I+D con el fin de recortar el diferencial de competitividad que hoy tiene Europa con los bloques de China y Estados Unidos. Ningún activo ni recurso que pueda ser una herramienta para dicho objetivo como sucede con Telefónica, debe pasar por introducir a actores que no están dentro de las coordenadas fijadas por la Unión Europea.
Para terminar el post, quiero manifestar que el caso de Enron fue un buen ejemplo para aprender de la necesidad de criterios exigentes y vigilantes por parte de los Estados en cuanto a velar por los conflictos de interés que suceden dentro de las compañías estratégicas… Un Estado, no puede ni debe eludir la responsabilidad de velar por los intereses de los ciudadanos a los que representa en cuanto a sus activos estratégicos.
Ya lo dijo Voltaire: “Todos los hombres tienen iguales derechos a la libertad, a su prosperidad y a la protección de las leyes”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario