El
"Dilema del Prisionero" es una historia que suele atribuirse a A. W.
Tucker,
que da nombre al más conocido de los problemas que estudia la Teoría de Juegos.
Esta teoría es una rama floreciente de la Teoría de la Elección Racional que ha
resultado ser de gran utilidad no sólo en Economía y en Biología Evolutiva,
sino también en Filosofía y Teoría Política y Social.
La
mencionada historia es la siguiente. Dos prisioneros incomunicados en celdas
individuales han cometido dos crímenes, uno leve y otro grave. Existen pruebas
suficientes para que les condenen por el primero, pero no por el segundo, a
menos que alguno confiese haberlo cometido. El fiscal visita a uno de los
prisioneros y le dice: "Tengo una buena noticia y una mala noticia para
usted. La buena noticia es que si ninguno de ustedes confiesa su grave crimen,
sólo podremos condenarles a dos años por su primer crimen y si usted confiesa,
yo convenceré al jurado de que es usted un hombre arrepentido y de que el
perverso es su compañero, de modo que usted quedaría libre en un año y él permanecería
en prisión 10 años. La mala noticia es que voy a hacerle la misma oferta a su
compañero". "¿Y qué ocurriría si ambos confesásemos?", pregunta
el prisionero. "Entonces no tendré razón para beneficiar a ninguno de
ustedes, dejaré que la justicia tome su curso y, como el crimen es grave,
estimo que les condenarán al menos a 8 años". Así, los prisioneros se
encuentran ante el siguiente dilema:
Cada uno piensa
que sólo pueden pasar dos cosas: que el otro confiese o que no confiese.
"Si confiesa, es mejor que yo también lo haga, porque de lo contrario me
quedaré 10 años en la cárcel. Si no confiesa y yo sí, entonces podré
beneficiarme de la oferta del fiscal y quedaré libre en un año". La
conclusión es que haga lo que haga el otro, lo mejor es confesar. Ambos razonan
de igual modo, con lo cual ambos confiesan y se quedan en la cárcel mucho más
tiempo del que les habría tocado, si hubiesen cooperado entre sí y ninguno de
los dos hubiese confesado. Este es un juego de dos personas o actores, pero
podría darse entre múltiples actores. Esta teoría podría aplicarse a
otros ámbitos de la vida como por ejemplo: (manifestaciones, revoluciones,
acuerdos empresariales, guerras, votaciones, etc.) y en muchos otros
contextos, por lo que este juego ha resultado útil en una gama muy amplia y
variada de investigaciones en Ciencias Sociales.
Esta anécdota
puede servir para ilustrarnos un poquito sobre el valor de los acuerdos
laborales entre empresario y trabajador, que si bien son necesarios e imprescindibles,
no son suficientes para que una empresa sea competitiva, sino que
tiene que haber otra serie de capacidades en los empleados que hacen que dicha empresa si sea competitiva. Estas solo se consiguen por aquellos
líderes que hacen del ejemplo, respeto, actitud y humildad su marca de
funcionamiento.
Es sabido que
en un convenio colectivo se regulan condiciones económicas como; salario,
pagas extras, dietas...etc. y condiciones laborales como; jornada anual,
modalidades de contratos, duración de los contratos, promoción profesional,
condiciones de trabajo, productividad...etc., todas ellas son factores legales, higiénicos
o de mínimos que debe tener establecido una compañía para realizar su
misión y alcanzar su objetivo. Pero existen otra serie de factores dentro de
las compañías como son los motivacionales o intangibles, que son
determinantes y que los convenios laborales no regulan, sin ellos cualquier compañía está abocada al fracaso si sus empleados no poseen las mismos. Son por ejemplo: el
compromiso, la motivación, iniciativa, innovación, pasión, clima laboral, etc.,
estos son fundamentales que estén establecidas en el trabajador para alcanzar
esa competitividad ansiada por sus directivos a fin de obtener los resultados
económicos con los que conquistar la voluntad de sus diferentes stakeholders o
grupos de interés; accionistas, inversores, empleados, clientes, etc. Todo el
mundo conoce empresas con acuerdos laborales que han entrado en
declive, con resultados económicos cada vez peores por pérdida de clientes e
ingresos.
La
consecuencia final es que han tenido que cerrar sus puertas o han perdido gran
parte de su cuota de mercado, comportándose más como compañías defensivas que
ofensivas en el mercado donde compiten, y mucho de dicha situación viene
determinada por carecer de esos factores motivacionales o intangibles dentro
de sus empleados.
Para
tratar de contrarrestar dicha situación han tenido que hacer ajustes periódicos
de capacidad como por ejemplo, (ERE), para lo cual firmaron acuerdos laborales
que sirvieron para hacer a las compañías más eficientes en sus costes pero que
a su vez iban acompañados de retribuciones a altos directivos o consejos de
administración en ese proceso de saneamiento que mataban todos los factores motivacionales
o intangibles de sus empleados, al no entender los empleados dicha
situación. En este caso el mensaje que se enviaba desde la dirección hacia los
empleados era contradictorio, por un lado se comunicaba el mensaje de necesidad
de control del gasto y eficiencia para ser mejor competidor, el
cual no iba alineado con la práctica que se realizaba por parte de los
directivos en dicha compañía. Es cierto que en las compañías privadas donde los
dueños son accionistas privados se pueden fijar las retribuciones que se
aprueben en sus consejos de administración, pero no es menos cierto que si se
fijan unas remuneraciones elevadas durante dicho proceso de ajuste, sus
directivos deben de asumir el coste que tiene dicha medida y entender que el
ejemplo es la única cosa que puede influir sobre sus empleados, las palabras
convencen pero el ejemplo obliga.
Solo con el
ejemplo y siendo accesible se consiguen esos factores motivacionales tan
deseados por las compañías líderes. Dice Martín Berasategui el cocinero con más
estrellas Michelin de España (7):
“Soy el
primero en llegar y el último en marchar y lo hago para ser accesible, por si
alguien de mi equipo quiere hablar conmigo. Dicho lo anterior hay que tener
autocrítica, recuperar la humildad que teníamos cuando no éramos nadie y hacer
familia. Respeto, actitud, humildad y trabajo son cuatro palabras básicas en la
cocina.”
Peso de los intangibles en las compañías hoy en día
La sociedad
está transitando en este momento por una situación de incertidumbre y cambios: sociales, políticos y empresariales, acelerados por una grave crisis
económica donde existen muchas personas que lo están pasando mal. Estas buscan
imágenes y espejos en los que ver reflejados esa justicia e igualdad en
derechos y obligaciones frente a la grave crisis que están sufriendo. Es pues
un momento formidable para aquellas personas que lideran las compañías
para empatizar y ponerse al nivel de sus empleados tanto en los éxitos como en
los fracasos, sino la marejada de descontento e incertidumbre que sacude a la sociedad en este momento terminará derribándolos y arrastrándoles mar a dentro.
Ya lo dijo Octavio Paz: "Las
masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el
veneno del miedo... del miedo al cambio".
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