En 1919 coincidiendo con
las negociaciones de los tratados de paz entre las potencias vencedoras en la I
Guerra Mundial, Gran Bretaña e Estados Unidos y la derrotada Alemania, se reúne
un grupo de influyentes banqueros, hombres de negocios, filántropos, abogados y
políticos en el Hotel Majestic de París tomando la trascendental decisión de
formar un club al más puro estilo masónico u de otras sociedades secretas como
la Bilderberg, al que llamaron COUNCIL OF FOREING RELATIONS (CFR),
con el objetivo de diseñar un nuevo orden mundial con el fin de evitar nuevos
conflictos como el que acababa de tener lugar y que ellos mismos habían
provocado. Consecuencia de dicho club fue la gran depresión del 29 en Estados
Unidos. La causa de dicha crisis es el crecimiento artificial de la bolsa que
no se ajusta a la realidad económica y hace de la especulación una norma. Ese
desajuste entre el estado real de la economía y el de la bolsa hace que ésta
explosione en 1929 reduciendo a la nada el valor de la acciones y produciéndose
la quiebra de las empresas al no disponer de capitales, esto genera paro,
inflación, pobreza y miseria. De Estados Unidos la crisis pasa a Europa donde
había invertido mucho capital norteamericano y que ante la crisis se retira de
Europa, sobre todo de Alemania y Austria principalmente, al quedar
descapitalizadas, son arrastradas a dicha crisis. Resultado de esta depresión
en la que quedó sumida Alemania por la crisis y los pactos firmados de
vencedores y vencidos en el Tratado de Versalles, ocasiono el ascenso del
partido nazi con las consecuencias bien sabidas por todo el mundo.
Leemos y escuchamos todos los días en prensa y otros
medios de comunicación recetas y opiniones de directivos (CEO) que
prometen la recuperación de la economía y el regreso a un "bienestar"
si se toman medidas que muchas veces son difíciles de comprender por quien las
sufre, más si cabe, cuando dicha crisis está originada en abusos y excesos en
la gestión de compañías u otras instituciones en las cuales el ciudadano no ha
intervenido. Dichos sacrificios vienen acompañados de calamidad, pobreza, rabia
y frustración por aquellos que lo sufren como maldición o plaga a la que creen
no merecer.
Escándalos han sucedido en todos los sitios,
los más conocidos han sido tal vez los de Estados Unidos con Enron y WorldCom,
pero están también el caso de Parmalat en Italia y luego distintos ejemplos por
el Reino Unido, Alemania, Suiza y hasta en la India. No es una cuestión
de países desarrollados o en desarrollo, además, incluso en los países más
ricos, donde tal vez haya un apego más fuerte a la ley, se han producido estos
escándalos. La falta de integridad de los CEOs de las empresas o la falta de
integridad de los Chairmans (Presidente) de las empresas; en definitiva, la
falta de integridad de las personas. En conclusión,
podríamos decir que una empresa puede desenvolverse en un país donde haya leyes
ejemplares, pero, si la gente sufre
de falta de integridad moral, probablemente veamos este tipo de
eventos que se mencionan anteriormente.
El CEO ejemplar debería tener pues, “cabeza fría, corazón
caliente y manos laboriosas” según Martin Hilb, profesor de
Administración de Empresas de la Universidad de Saint Gallen en Suiza, donde es
director ejecutivo del centro IFPM para el gobierno corporativo. Hoy las
empresas más exitosas son aquellas que tienen una visión focalizada en atender
los “intereses
múltiples”, atendiendo tanto a accionistas,
empleados, sociedad, clientes, etc. Ejemplo de lo anterior son Toyota,
Nestlé y Johnson & Johnson.
En estos momentos hace falta por parte de dichos
directivos o CEOs una cierta integridad moral que se proyecte en las decisiones
que toman en el ámbito de las compañías que gestionan, ya que al irrumpir en la
esfera pública se ponen en el escaparate de la sociedad, la cual, con buen
criterio escruta y mira su equipaje como persona, tal como decisiones, opiniones y comportamientos entre otras cuestiones, siendo muchas veces esta
decisión contraproducente por lo que se encuentra dentro del mismo. Cuando el
CEO se sitúa en el foco con esa integridad moral sirve para generar optimismo y dar ánimo a los
individuos en la sociedad en la que está dicha compañía, aparte de ser un
formidable estímulo para sus empleados.
Ya lo dijo Steve Jobs: "Si algo es una
mierda, se lo digo a la gente a la cara. Es mi trabajo ser honesto. Sé de lo
que hablo, y por lo general suelo estar en lo cierto. Esa es la cultura que
traté de crear. Somos honestos con los demás, por supuesto ellos también pueden
decirme lo que piensan".
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