Un consultor en gestión de
empresas quiso sorprender a los participantes de su conferencia. Sacó de debajo
del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a
una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó: – ¿Cuantas piedras
piensan que caben en el frasco? Después de que los asistentes hicieran sus
conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:-
¿Está lleno? Todo el mundo lo miró y asintió.
Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió:- ¿Está lleno? Esta vez los oyentes dudaron:- Tal vez no.- ¡Bien! Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.- ¿Está bien lleno? preguntó de nuevo.- ¡No!, exclamaron los asistentes. Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.
-Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó. Un alumno respondió:
– Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.
-¡No!, concluyó el experto: Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.
El término productividad tiene su origen en un artículo publicado por François Quesnay en el año 1766, posteriormente en 1833 Émile Maximilien Paul Litre definió el término como “facultad para producir”, es decir el deseo de producir. No fue hasta comienzos del siglo XX cuando el término adquirió un significado más preciso. ”Productividad” es el cociente que se obtiene al dividir la producción por uno de los factores de producción. De esta forma es posible hablar de la productividad del capital, de la inversión o de la materia prima, según si lo se produjo toma en cuenta él capital, la inversión o la materia prima. Dentro de esta “Productividad” estarían los términos “Eficacia y Eficiencia”, “Eficacia”, sería el grado en que se logran los objetivos y “Eficiencia” sería la razón entre la producción real obtenida y la producción estándar esperada. Así mismo el término “Productividad” está totalmente correlacionado con él término “calidad”, ya que cualquier compañía que gane “Productividad” socavando su “calidad” se estaría haciéndose un flaco favor que pagaría en sus ingresos.
Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió:- ¿Está lleno? Esta vez los oyentes dudaron:- Tal vez no.- ¡Bien! Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.- ¿Está bien lleno? preguntó de nuevo.- ¡No!, exclamaron los asistentes. Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.
-Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó. Un alumno respondió:
– Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.
-¡No!, concluyó el experto: Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.
El término productividad tiene su origen en un artículo publicado por François Quesnay en el año 1766, posteriormente en 1833 Émile Maximilien Paul Litre definió el término como “facultad para producir”, es decir el deseo de producir. No fue hasta comienzos del siglo XX cuando el término adquirió un significado más preciso. ”Productividad” es el cociente que se obtiene al dividir la producción por uno de los factores de producción. De esta forma es posible hablar de la productividad del capital, de la inversión o de la materia prima, según si lo se produjo toma en cuenta él capital, la inversión o la materia prima. Dentro de esta “Productividad” estarían los términos “Eficacia y Eficiencia”, “Eficacia”, sería el grado en que se logran los objetivos y “Eficiencia” sería la razón entre la producción real obtenida y la producción estándar esperada. Así mismo el término “Productividad” está totalmente correlacionado con él término “calidad”, ya que cualquier compañía que gane “Productividad” socavando su “calidad” se estaría haciéndose un flaco favor que pagaría en sus ingresos.
Esta
sería una explicación sencilla del factor productividad, pero vayamos posibles
causas que inciden y determinan que dicha productividad no se vea mermada y
socavada dentro de las compañías que compiten en mercados regulados. Hay
principalmente dos factores que favorecen un aumento o
disminución de dicha productividad en dichos mercados, el primer factor
es de tipo externo, tiene que
ver con el entorno o sector donde se regula la actividad económica de la
compañía, este factor generalmente está supervisado por
una autoridad administrativa o ente regulatorio. En estos mercados el
regulador pretenden favorecer la competitividad con medidas como; la desregulación
del mercado, eliminar barreras, reducir la burocracia, favorecer la competencia
en igualdad para todos los actores que compiten en el mismo mercado, promover e
incentivar la I+D privada, facilitar seguridad jurídica de las inversiones por
parte de las compañías, facilitar los intercambios entre los agentes
económicos, etc. Actualmente asistimos a graves conflictos en el sector de las
telecomunicaciones a nivel europeo por decisiones de los reguladores en los
campos de la fibra óptica, el mercado audiovisual, la consolidación
del sector o los (OTT, Over the top) como Google,
APPLE, Facebook Amazon, Microsoft, etc., por ejemplo estos actores del sector no
necesitan acometer las elevadas inversiones que requieren las operadoras
tradicionales en (infraestructura, espectro, etc.) y no están sujetas al mismo
nivel regulatorio (servicio mayorista, servicio universal, números de
emergencia, intercepción de llamadas, etc.). Para las operadoras tradicionales
la capacidad inversora depende del retorno de dicha inversión y por ello
reclaman un ecosistema digital equilibrado que
no existe a día de hoy. El sector de las telecomunicaciones es el único sector
estratégico deflacionista, mientras en España el IPC general ha aumentado un
24,3% desde 2000, en el sector de las telecomunicaciones los precios han caído
más de un 40%.
En
el mercado de las telecomunicaciones y audiovisual son funciones generalmente
del regulador, el establecimiento y supervisión de las obligaciones
específicas que hayan de cumplir los operadores en los mercados de telecomunicaciones
y el fomento de la competencia en los mercados de los servicios audiovisuales,
conforme a lo previsto por su normativa reguladora, la resolución de los
conflictos entre los operadores y, en su caso, el ejercicio como órgano
arbitral de las controversias entre los mismos.
En
mercados desarrollados como el europeo donde la competencia esta contrastada,
con operadores con capacidad financiera suficiente para invertir, donde
compiten operadores de los más grandes del mundo, es de difícil justificación
la intervención del regulador sobre el mercado cuando existen
competidores que no quieren arriesgar y si coartar la apuesta de inversión de
sus oponentes. Si existe un error en la inversión por parte de
cualquier operador que arriesga, el mismo se verá refrendado o castigado en sus
cuentas por el propio mercado (clientes), si el regulador interviene en dicho
mercado buscando la competitividad en base a una equidad sin riesgo,
lo único que conseguirá será disuadir la inversión y desarrollo de
aquellos operadores innovadores. Esto repercutirá en los clientes y
las sociedades donde operan, ya que generará atraso (brecha digital) con
respecto a otras zonas donde si pueden disfrutar de innovadores servicios para el desarrollo de sus
compañías y economías, que mejoran sustancialmente su productividad y
competitividad.
Este ejemplo sería una forma de implementar baja
productividad en las compañías cuando las mismas ven entorpecido su desarrollo
por resoluciones administrativas que dificultan su actividad comercial e
industrial.
El
segundo factor de baja productividad está relacionado con factores internos de las compañías.
El principal es el CLIMA LABORAL, abarca dos tipos de
causas, las primeras son causas de tipo higiénico o extrínseco, es el
ambiente que rodea a las personas en el desempeño de su trabajo, estas causas
están fuera del control de las personas. Las segundas son causas
de tipo intrínseco o motivacional, son aquellas que están bajo el
control del individuo ya que se relaciona con lo que él hace y desempeña. Las
causas motivacionales involucran sentimientos relacionados con el crecimiento
individual, el reconocimiento profesional y las necesidades de autorrealización
en el desempeño de su trabajo. En las compañías las tareas están
diseñadas para atender a los principios de eficacia (capacidad de lograr un fin determinado) y eficiencia (capacidad de lograr un fin empleando los mejores medios posibles), a veces este hecho impide que surjan oportunidades para la creatividad de las personas, la consecuencia es una falta de interés del individuo por su trabajo, provocando la “desmotivación” ya
que la empresa sólo ofrece un lugar decente para trabajar.
Las
causas higiénicas o extrínsecas si bien no motivan pueden generar
desmotivación a los trabajadores por carecer de ellas, dentro de una compañía,
son por ejemplo:
- Sueldo
- Beneficios Sociales
- Horarios adecuados
- Seguridad Laboral
- Conciliación de la vida laboral y personal
- Permisos de paternidad
- etc.
Algunas causas de tipo motivacional o intrínsecas pueden ser las
siguientes:
- Agradecer el trabajo bien hecho.
- Aprender a escuchar.
- No dejar de Retroalimentar.
- Ofreciendo un buen ambiente de trabajo, amigable, ordenado, limpio y seguro.
- Promoviendo las ideas e iniciativas.
- Involucrar y comprometer a la gente.
- Promover el sentido de pertenencia al equipo y a los resultados.
- Reconocer, premiar y promover por el buen desempeño.
- Crear oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional.
- Alentar al compañerismo.
- Celebrar los éxitos y los acontecimientos positivos.
- Hacer reuniones de motivación y trabajo en equipo.
- Fomentar una comunicación fluida en toda la organización
- Fomentar un liderazgo participativo y abierto a todos los miembros de los equipos.
- Aceptar la discrepancia como algo que enriquece al equipo.
- Etc.
En
la actualidad existen sectores regulados donde las compañías pueden mejorar y aguantar sus resultados económicos mejorando los factores internos, son los que están bajo su control directo, llámese CLIMA LABORAL.
Mejorando dicho parámetro, su resultado repercutirá directamente sobre los
resultados de la compañía y hará que los aspectos externos como (reguladores,
administración, etc.) tengan menos impacto en las cuentas, es justo reconocer que muchas
compañías como en la historia del principio de este post todavía les falta mucho (para llenar el bote) de Clima Laboral hasta alcanzar un nivel óptimo. Con respecto a las causas externas como (reguladores, administración, etc.) la
solución que existe hoy en día por parte de las compañías es recurrir contra
las medidas arbitrarias o injustas que debilitan a los actores que compiten en
el mercado dentro de la jurisprudencia correspondiente. Esto puede cambiar en
cualquier momento a tenor de las declaraciones de la nueva Comisaria de Competencia de la Unión Europea Margrethe Vestager, por ejemplo sobre los OTT, léase el siguiente enlace http://bit.ly/1xVaXQs, entonces…, importante es tener el factor interno en buen estado para que
cuando cambie el viento con respecto a las causas externas se pueda capturar toda oportunidad que se presente por disponer
de un equipo cohesionado.
Ya lo dijo Lucio Anneo Seneca: "En la adversidad conviene muchas veces tomar un camino atrevido."
No hay comentarios:
Publicar un comentario