El 2 de julio de 1947 Mac Brazel oyó una fuerte
explosión en plena tormenta eléctrica, a la mañana siguiente, Brazel, que era
el administrador del rancho Foster, situado entre Roswell y la ciudad de
Corona, salió a inspeccionar una bomba de agua. Por el camino descubrió una
zona de un kilómetro de longitud sembrada de restos de un material que, cuando
se doblaba, se volvía a enderezar espontáneamente. También había trozos de lo
que más tarde se vino a llamar las "viguetas en I", que tenían
grabados unos extraños símbolos de color azul lavanda. Esas viguetas eran tan
livianas como la madera de balsa y no podían romperse ni quemarse. El 6 de
junio, Brazel volvió al lugar, cargó los restos que pudo en su vieja camioneta
y los entregó al sheriff de Roswell, quien a su vez los mostró al comandante
Marcel. Éste los examinó y comentó que eran de un material muy extraño y
totalmente diferente a lo que había visto. Como oficial de información de la
única unidad de bombardeo atómico del mundo, el parecer de Marcel merecía
cierta credibilidad. El jefe de la base de Roswell, William Blanchard, ordenó a
Marcel y a Sheridan W. Cavitt, un oficial de contraespionaje, que acompañasen
al ranchero hasta el lugar y recogiesen los restos.
El incidente Rosswell habría permanecido ignorado de
no ser por una conversación casual entre el físico nuclear Stanton Friedman
y el director de una televisión de Luisiana. Un día de 1978, mientras esperaba
para ser entrevistado acerca de sus trabajos sobre ovnis, Friedman entabló
conversación con el director de la emisora, quien le dijo que debía hablar con
un hombre llamado Jesse Marcel. "Cuando estuvo en el Ejército,
Marcel llegó a tocar fragmentos de uno de esos platillos voladores. Ahora vive
en Houma, Luisiana. "Al día siguiente, Friedman se puso en contacto con
Jesse Marcel, oficial de información de la RAAF cuando ocurrió el presunto
accidente, cerca de Corona, a 120 km de Roswell. Marcel dijo que se le ordenó
recoger los restos y entregarlos en Wright Field (Ohio), donde el Ejército
almacenaba material capturado al enemigo. No recordaba las fechas exactas.
Mientras esto sucedía, el oficial de prensa, Walter Haut, anunciaba
oficialmente la noticia, que sería desmentida ese mismo día afirmando que se
trataba de un globo meteorológico.
En el Clima Laboral muchas compañías adoptan
soluciones y planteamientos al problema de Clima Laboral que
son de otro planeta como los visitantes de Rosswell.
Cuando existe un problema la impaciencia por encontrar
la solución nos incomoda, salvo que sea una pose para dar a entender una cosa y
se piense otra. Queremos resolverlo de inmediato, fácilmente y de manera
definitiva. Pero la solución, frecuentemente, es un proceso largo, complejo y
doloroso que cuesta recorrer hasta llegar al final. Tiene avances lentos
y acelerados, detenciones, algunos retrocesos y movimiento en zig zag. Las
soluciones no avanzan como las balas.
Para encontrar la solución, se necesita, en primer
lugar, definir el problema con claridad. Identificar bien la esencia de la
situación problemática lleva a veces tiempo y esfuerzo. Tratar de solucionar un
problema sin haberlo diagnosticado convenientemente conduce a no encontrar
soluciones verdaderas o a dar con algunas que son ineficaces o
perjudiciales.
En el Clima Laboral existen compañías de un cierto
tamaño que fingen que trabajan en el Clima Laboral, para ello
adoptan las siguentes medidas:
- Hacer que hacen pero sin embargo no hacen absolutamente nada. Las personas del programa, por no ver, no tienen ni gestores de clima en algunos departamentos.
- Ocultan la información de las encuestas de clima a las personas que participan en el programa, generalmente se hace con los empleados de nivel más bajo. Llega la información a la estructura pero se bloquea para que los trabajadores no sean conocedores de los malos resultados obtenidos.
- Esperan que los problemas se solucionen solos por incapacidad de conocimientos o por desidia a la hora de afrontar los problemas.
- Promueven la obediencia hacia el mando superior como forma de funcionamiento aun a sabiendas que el problema de Clima Laboral es grave y está afectando al colectivo de trabajadores, en algunos casos a su salud laboral, por ejemplo aquellas áreas que se ven sometidas a lograr objetivos inalcanzables. Esto, tiene otra vertiente económica como es el costo económico que tiene que el trabajador no se comprometa con los objetivos fijados por la compañía. Dichos objetivos ya están cuantificados, 18% más de productividad y 19% más de beneficio.
- Presentan informes de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) a los inversores con las mejores prácticas, entre ellas de Clima Laboral, sabiendo que efectivamente este hecho no guarda relación con la realidad.
- Establecen prácticas como sorteos para nombrar a los Gestores de Clima dentro de las diferentes áreas de las compañías cuando no existe nadie que se quiere comprometer a representar al coletivo con el programa. En el fondo esta acción FUERZA la voluntad de las personas para representar al colectivo. Esto ya de por si es un indicador del grado de confianza que merece el programa a las personas que están en el mismo.
- Se establecen objetivos fuera de la realidad, sin que por dichos objetivos quien no los alcanza sufra ningún tipo de consecuencia por los perjuicios ocasionados a la compañía por las decisiones que toma.
- Los directivos están más pendientes de que les sirvan sus colaboradores que de servir a los mismos, esto hace que los programas de Clima Laboral se vean más como un problema a sus intereses personales que como una herramienta que incrementa la productividad, compromiso y competitividad de la compañía.
- Se fomenta la deserción silenciosa de los objetivos y de las personas que forman la estructura de mando, situándose dicha cadena de mando a los pies de los caballos cuando difunden información sobre resultados de la encuesta de clima o de cómo va el programa. Esto es así, debido a que los trabajadores gozan de un nivel de información y conocimiento que hace que dichas informaciones se caigan por su propio peso.
En el Clima
Laboral no hay que ser un extraterrestre como los que llegaron en Roswell Nuevo
Méjico, sino que hay que estar en el mundo real, donde las personas tienen
capacidades, para pensar, sentir, percibir e interpretar que es lo que está
pasando. Mientras se siga en ese tipo de actitud por quienes tienen la responsabilidad
de dichos programas no pueden esperar otra cosa que el desdén y desprecio a esta situación. Es fundamental saber afrontar los problemas, no
cerrar los ojos como si no existieran. No achantarse ante ellos, no dejar que
se pudran. La
lucha contra la adversidad nos hace más fuertes, más experimentados y más
sabios. Cuando uno llega un problema, no hay que desesperarse, si no se tiene
solución, ¿por qué preocuparse? Y si la tiene, ¿por qué desesperarse? Hay que
ponerse manos a la obra. Con inteligencia, con energía, con
perseverancia y con optimismo.
Ya lo
dijo Sigmund Freud: “He sido un hombre afortunado: nada en la
vida me fue fácil”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario