El nacimiento
del estado de Israel (Eretz Israel) se desarrolla a lo largo de una historia
milenaria, de la cual los primeros mil años están registrados en La Tora; ahí
se formó su identidad cultural, religiosa y nacional; y ahí, su presencia
física se ha mantenido a lo largo de los siglos, inclusive después de que la
mayoría de su pueblo fuera enviado por la fuerza al exilio. Durante los largos
años de dispersión, el pueblo judío nunca cortó ni olvidó su lazo con su
tierra, su compromiso con su historia alcanzo su meta en El 14 de mayo de
1948, cuando proclama su independencia. Menos de 24 horas más tarde, los
ejércitos regulares de Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak lo invadieron,
forzando a Israel a defender la soberanía recién recobrada en su patria
ancestral. En lo que pasó a ser conocido como la Guerra de la Independencia de
Israel, las recién formadas y mal equipadas Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)
rechazaron a los invasores en combates intermitentes que se prolongaron por
unos 15 meses y se cobraron más de 6.000 vidas (casi el 1% de la
población judía del país en aquel entonces).El presidente Shimon Peres
pronuncio las siguientes palabras que definen ese compromiso con
la causa de Israel en el año 2011 con motivo del año Nuevo Judío 5772 “Los judíos en Israel y en la Diáspora
comparten un destino y un vínculo en común; son responsables los unos de
los otros. Esos vínculos nunca deben debilitarse sino,
siempre, fortalecerse y, para este fin, la educación de los jóvenes
judíos sobre Israel, cultivando su compromiso hacia Israel, resulta de
suma importancia. No menos importante es la educación de la juventud israelí
acerca de sus hermanos y hermanas en la Diáspora, dejando en claro, a los
jóvenes y los ancianos, tanto en Israel como en el exterior, que Israel
pertenece a todo el Pueblo Judío, y que una fuerte relación entre
Israel-Diáspora constituye el puente que nos conecta. Juntos podemos
desarrollar una visión para el futuro del Pueblo Judío basada en los valores
judíos de paz y Tikun Olam, (reparación del mundo, el judaísmo
reformista activo que incluye la justicia social y el cumplimiento de los
preceptos éticos de la Torá, a través del "Tikún Olam").
Hoy en día, decir que el compromiso de todos los
trabajadores de una compañía es esencial para que la misma triunfe es algo que
no se le puede esconder a nadie, sin embargo, ¿pedirlo vía video, plasma u otro
soporte por parte de los directivos es suficiente? Obviamente parece que
no, los estudiosos del tema sobre liderazgo estiman que dicho
compromiso debe ser ganado y luchado por parte de quienes lideran las compañías.
Para dar lo
mejor de sí todos los días, los empleados deben sentir que forman parte del
éxito de la empresa. El compromiso del empleado proviene en parte del
conocimiento de la dirección de la empresa y de la importancia de la función
del empleado a la hora de ayudarla a cumplir sus objetivos. Para poder
propiciar un mayor compromiso de los trabajadores con su empresa es necesario
que primero se definan los objetivos estratégicos de la organización y que cada
uno de los trabajadores sepa su rol para que así sepan cómo contribuyen con su
trabajo con los objetivos de la empresa. Esto hace que se comprometan cuando
saben el valor de su contribución y se les presenten situaciones que son
un reto. Otro factor muy importante es que debe haber una buena
comunicación dentro de la empresa, ya que eso evita que se
escuchen rumores, o una mala comunicación, factores que distorsionan y destruyen
valor a la hora de conseguir dichos objetivos. En ese sentido, consideró que
las políticas o estrategias de comunicación interna en una empresa juegan un
rol fundamental, por lo que es fundamental que cada compañía tenga dicha
comunicación interna alineada a los objetivos
estratégicos de la organización. Si las compañías españolas tuvieran que
estimar cuantos de sus empleados están comprometido con los objetivos que se
fijan, nos llevaríamos la desagradable sorpresa de que tendríamos suerte si se
superará el 18% de media según un estudio hecho por
Gallup.
Cuando las
compañías estudian dicha variable del compromiso, clasifican a
sus trabajadores en tres grupos diferentes según su nivel:
- Empleados nocivos o perjudiciales: son personas nada comprometidas que se quejan continuamente y contagian al resto de compañeros situados a su alrededor.
- Empleados indiferentes o desganados: se limitan a cumplir con sus obligaciones laborales lo mejor que pueden, pero no ponen un esfuerzo de su parte para ser cada vez mejores.
- Empleados contribuyentes o cooperadores: manifiestan altos niveles de compromiso, tienen un alto rendimiento y por ello habitualmente forman el grupo de empleados con talento, aquellos que más valor aportan a la compañía.
La
empresa de investigaciones de opinión Gallup calculó que los trabajadores
activamente no comprometidos estaban costando a las empresas norteamericanas
300.000 millones de dólares por año en pérdidas de productividad. Según dicho
estudio el índice de compromiso de los empleados norteamericanos que no se
ponen la camiseta activamente llega a 17%, esto son aproximadamente
unos 22,5 millones de trabajadores. Los trabajadores nocivos o perjudiciales
son aquellos no comprometidos que no sólo están descontentos con su trabajo,
sino que están ocupados exteriorizando su descontento minando los logros de sus
compañeros de trabajo comprometidos. Cada uno de estos trabajadores enojados y
alienados está causando a sus compañías pérdidas anuales en productividad de
unos 13.000$ de promedio. El problema de los empleados no comprometidos no es
específico de Estados Unidos. Por ejemplo, un artículo publicado recientemente
demuestra que en Alemania, el motor del crecimiento de Europa, el 20% de sus
empleados pertenece a la clase de activamente no comprometidos, lo que afecta
en forma negativa la productividad y el crecimiento de sus compañías.
Las
compañías con altos niveles de compromiso emplean una estrategia global e
innovadora, introduciendo la motivación de forma transversal en todos los
ámbitos de la empresa. Vinculan a todo el personal en generar un buen Clima
Laboral y hacen a cada persona responsable de su propio compromiso. Sus
programas se basan en la mejora continua en base a acciones correctoras cuando
detectan problemas en el ámbito laboral, por ejemplo con las encuestas de
Clima, esto hace que sean más competitivas y que obtengan mayores beneficios.
Este
tipo de compañías establecen objetivos realistas y definen los comportamientos
adecuados para llevarlos a cabo. Comunican de forma transparente y aterrizan
estos objetivos al ámbito cotidiano para que sean comprensibles y fácilmente
ejecutables, para que los empleados puedan dotar de un propósito y significado
sus acciones. Entienden la importancia que tiene que los líderes ejerzan un
liderazgo de servicio hacia sus subordinados como comportamiento a imitar, es
por eso que seleccionan a personas para dirigir con visión, con capacidad
de desarrollar el talento de sus equipos y de transformar la información en historias
que transmitan valores y pautas de conducta.
Construir una
cultura del compromiso profunda y perdurable lleva mucho tiempo, como hemos visto por ejemplo con el estado de Israel, pero esto no
significa que no merezca la pena. La pregunta que se tienen que realizar dichos directivos que lideran las compañías es, ¿Quién rechazaría trabajar en una empresa a
la que todos quieren?, obviamente parece que nadie ya que precisamente ese compromiso es lo que garantiza el futuro y triunfo para aquellos que tienen la suerte de estar en la compañía líder de cualquier mercado.
Ya lo dijo Kenneth Blanchard: "Hay una
diferencia entre estar interesado y comprometido.
Cuando estás interesado en algo, lo haces
sólo si es conveniente.
Cuando estás comprometido con algo, no aceptas
excusas, solo resultados”.
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