Apple
sigue siendo una compañía que destaca entre todas las demás por una
peculiaridad, seguir
siempre el camino que cree correcto sin importar lo que haga la competencia
(de hecho la competencia siempre termina siguiendo el camino que dejan en
Cupertino de un modo u otro). La constatación de dichos hechos es que sus
resultados económicos siguen siendo estupendos con respecto a su competencia y
su nuevo CEO Tim Cook no lo está haciendo nada mal como sustituto de la leyenda
Jobs. Sin embargo en sus comienzos los nervios y apuros de sus trabajadores con
Jobs por su nivel de exigencia fueron memorables. Cuenta el New York Times la
siguiente anécdota de como Jobs era de exigente a la hora de presentarse en público
para dar explicaciones de sus productos.
El
8 de enero del 2007 en la Mcworld, los nervios y el miedo imperaban entre todos
los empleados de Apple. Un ejemplo del mismo era el que padecía Andy Grignon,
en aquella época el responsable de las antenas y las comunicaciones del
teléfono que tenía que revolucionar los teléfonos, nos cuenta cómo de aterrado
estaba el día de la presentación ya que Steve quería hacer las demostraciones
en vivo sin depender de ningún vídeo. Y si la antena fallaba, él iba a ser el
principal responsable y el probable despedido. Steve,
según Grignon, había estado practicando la presentación del iPhone durante cinco días
con él y algunos otros desarrolladores. En todos los ensayos aparecía algún
error, y cuando eso pasaba Steve miraba fulminantemente a Andy asegurándole que
"si
fallaban, sería por su culpa". Era imposible no "sentirse
como si midiéramos una pulgada de altura".
El
entonces CEO de Apple estaba completamente obsesionado con la seguridad. El Moscone Center se había convertido en una fortaleza en
la que sólo las personas de una lista aprobada directamente por Jobs podían
entrar, y el personal fabricó un pequeño laboratorio cerrado a cal y canto para
proteger y probar los iPhones. A su lado, una sala de relajación con un sofá
para Steve. Y esos iPhones que se podían probar, que sólo eran unos cien,
estaban llenos de defectos en su carcasa. Cada uno tenía algún fallo, y el
entonces iPhone OS no era capaz de reproducir un vídeo entero sin colgarse,
sólo funcionaba bien si hacíamos una lista específica de tareas en un cierto
orden. Lo justo para la demostración, que Jobs quería en una pantalla con la
señal directa del iPhone. Nada de cámaras apuntando al dispositivo como se
solía hacer hace cinco años. Y luego, por supuesto, estaba el problema de
internet. La navegación en el iPhone tenía que ser perfecta, y con un público
especializado en tecnología y que sin duda buscaría redes Wi-Fi para conectarse
seguro que habría problemas. Grignon sabía que las antenas del iPhone no iban a
ser suficientes, así que se optó por una solución en dos partes: ampliar la recepción del aparato con una estación adicional escondida
tras el escenario (los cables conectados al iPhone de la
keynote llevaban a ella) y modificar el software de un Airport Extreme para que
utilizase las frecuencias japonesas para crear redes inalámbricas. Dichas
frecuencias no se pueden utilizar en los Estados Unidos, con lo que se
garantizaba que nadie del público se conectase. La cobertura del iPhone,
proporcionada por AT&T, también dio problemas.
Progresión de las ventas del iPhone desde su lanzamiento en (millones de unidades)
No era la suficiente, así
que se modificó el sistema operativo para que mostrase
las cinco barras de cobertura hubiese la que hubiese. El
receptor de datos móviles era tan frágil que podía reiniciarse, mostrando
algunos momentos sin cobertura en la interfaz. Y eso no podía ser. También
había varios terminales de reserva por si la memoria del dispositivo se llenaba
y provocaba problemas, cosa que pasaba con mucha frecuencia. Todos estos problemas
hicieron mella en Grignon y su equipo de desarrolladores. Ganaron peso,
aparecieron discusiones matrimoniales por el estrés... el esfuerzo les suponía
un desgaste físico y también psíquico y moral. Tales fueron los nervios que los
desarrolladores y gerentes del proyecto, sentados
en la quinta fila durante la presentación del iPhone, acabaron vaciando una
botella de wkisky mientras veían cómo las demostraciones iban
bien. Jobs no tuvo ningún problema, la recepción de la señal fue buena, el
público se quedó sin habla y toda una industria cambiaba para siempre.
Terminaron todos borrachos esa noche, aunque muchos desarrolladores terminaron
dimitiendo debido a la presión. No aguantaron.
Estos
días asistimos a la cascada de presentaciones de resultados por parte de las
compañías, las mismas vienen de una larga crisis económica que tiene su origen
aproximadamente en el tercer trimestre del año 2008 y que llega hasta el año
pasado cuando las mismas empiezan a repuntar en sus kpis muy suavemente. De lo
comunicado hasta ahora por la prensa y medios de comunicación la suerte ha sido
muy dispar, viéndose muy afectadas compañías como petroleras y telecos, debido
por un lado a la caída del precio del petróleo y por el lado de las telecos a
la fuerte competencia, la regulación asimétrica y a la deflación en los servicios
que prestan ya que operadores como los OTT siguen presionando a la baja el coste de
servicios. Dicho esto, toda presentación
tiene un fuerte componente de imagen donde los directivos pretenden insuflar ánimos y
optimismo a los diferentes stakeholders (grupos de interés) que componen las
compañías, pero esto no puede ser óbice para ser realistas y abordar los hechos
pasados y sus resultados con el fin de no cometer errores futuros.
Hoy en día cuando uno valora los
resultados económicos de cualquier compañía, tiene que coger los resultados que presenta y
compararlos con el los de la compañía al comienzo de la crisis de la que estamos saliendo. Esta imagen nos facilitará una
visión muy realista del avance o retroceso que ha sufrido dicha compañía a lo
largo del periodo que se presenta con respecto a la salud que tenía la misma
cuando entro dicha crisis. Datos fundamentales que nos orientan realmente de dicho
deterioro o progreso son por ejemplo; ingresos,
clientes, deuda, Clima Laboral y capitalización bursátil.
Informar sobre
los resultados económicos de una compañía no es comunicar, informar solo
requiere un emisor, un mensaje y un receptor… y ahí se queda todo. La
comunicación, en cambio, es un sistema mucho más complejo y completo: emisor y
receptor se intercambian los papeles y los mensajes corren en diversas
direcciones, esto hace que las personas a las que se dirije el mensaje puedan disipar todas aquellas dudas que se puedan
tener al respecto de lo que se informa.Todo CEO o consejero delegado cuando
comunica los resultados económicos de la compañía busca implementar un mayor
compromiso a través de los logros que representan dichos kpis, con ello
pretende conseguir algunos de los siguientes beneficios:
- permitir a los diferentes stakeholders (grupos de interés) cubrir su necesidad de pertenencia a la compañía a través de dichos logros como parte del equipo.
- Potenciar el sentimiento de compromiso para la consecución de un objetivo común.
- Permitir entender el por qué se hacen las cosas y los beneficios que trae aparejado dicha acción.
Una mala
comunicación interna favorece la rumorología con informaciones contrarias que
en muchos casos perjudican la realización del trabajo individual y del
colectivo, llegando incluso en casos extremos a poner en peligro la propia
viabilidad de la compañía, es por ello que el CEO o consejero delegado está
obligado a ser lo más fiel posible con respecto a los resultados que presenta
sin ocultar ninguna situación, a las cosas hay que llamarlas por su
nombre. Con esta transparencia dichos ejecutivos están legitimados para exigir
al equipo aquellos esfuerzos necesarios para alcanzar el logro fijado, si no se hace esto, los propios medios de información o las propias
personas de la compañía a través de las memorias que se publican en los organismos
reguladores pueden saber que no se les está informando de la realidad por la
que atraviesa la compañía, lo cual es demoledor para el compromiso del
trabajador con la misma.
Desde hace
unos años las redes sociales han tomado mucha fuerza en la vida de
todos. Desde que nos levantamos muchas personas se encuentran interactuando con
alguna red social, cada individuo tiene su forma particular de expresarse en ellas,
pero lo más importante es que están hechas por personas y para personas. Las
empresas consideran que las redes sociales permiten establecer conexiones más
eficientes y eficaces entre los miembros de la organización y además
posibilitan compartir información interna. El 42% de las compañías considera
además que él social media permite relacionarse de forma cercana y
eficiente con los clientes, el 38% lo defiende como una
muestra del carácter innovador de la firma y un 27% apuesta por las redes
sociales como llave para retener el talento. Aportar información de calidad,
hacer promociones, atender sus necesidades en tiempo real, solventar sus dudas,
mostrar tu perfil más humano… son todas acciones que en redes sociales para
empresas ayudan a convertir clientes en embajadores de marca. Para comunicar
los resultados se vuelve una herramienta esencial por el impacto que genera
sobre las personas que comparten la información en tiempo real. Algunas de las
ventajas que tienen para los directivos el empleo de las redes sociales para
las compañías son los siguientes:
1) Ayudan a mejorar la
reputación online de la compañía
2) Facilitan la comunicación
entre el equipo directivo y sus stakeholders
3) Anulan las barreras
geográficas y temporales
4) Son una excelente
herramienta para la colaboración y del networking
5) Permite tomar el pulso de
la compañía a los directivos
6) Nos facilita conocer el
estado actual de cualquier cuestión que se plantee en la organización en tiempo
real
7) Facilita a todas las personas
de la organización lo que se quiere, necesita y se espera de ellos para la
consecución de los objetivos.
8) Son el mejor altavoz para concienciar a la plantilla de nuestras
fortalezas y debilidades.
Sin embargo no son todo alegrías cuando un directivo va a comunicar
dichos resultados y emplea las redes sociales saliendo escaldado de las mismas, existen tres factores que tiene que
valorar mucho para no cometer errores:
1)
Problemas de reputación para el negocio si no se comunica la realidad.
2) Exponen
a los directivos a críticas muy negativas por parte de las personas que
interactúan cuando el mensaje no está alineado con la realidad de la compañía,
la reputación del directivo queda en entredicho, por lo tanto la mentira no es una opción.
3) Los
errores quedan expuestos a todo el mundo, facilitando una imagen de debilidad,
es por ello que se requiere valentía,
coraje y medidas para asumir y corregir los hechos que se comunican
y no esconder la realidad cuando algún miembro de la organización le requiere
sobre los mismos.
Para que la comunicación de
resultados sea fructífera, la misma debe de estar respaldada por el ejemplo de
transparencia de la dirección, con ello se favorecerá que el equipo quede cohesionado
entendiendo la razón y los motivos por los que hacen las cosas y los resultados a medio y largo plazo serán
mucho más productivos.
Ya lo dijo Buddha: “Sean
cuales sean las palabras que usamos, deberían ser usadas con cuidado porque la
gente que las escuche serán influenciadas para bien o para mal.”
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