Hace unos
1000 años el espectacular desarrollo de las ciudades en la Edad Media y el auge
de la actividad comercial cambiaron la vida social en las principales ciudades
europeas. Esta situación ocasiono diversas consecuencias, una de ellas fue
el resurgimiento de las primeras agrupaciones de trabajadores, los gremios. Los gremios se convirtieron en una institución dentro de la ciudad
medieval. Se trataba de agrupaciones de trabajadores y artesanos unidos en
relación con un oficio determinado (carpinteros, albañiles, curtidores,
toneleros, pintores y todo tipo de profesiones). Su agrupamiento se hacía para
defender sus intereses, dando formación, protección y beneficios sociales a los
trabajadores.
Generalmente cada gremio se establecía en una calle y se organizaba con
un sistema jerárquico. En el escalafón más bajo se encontraban los aprendices,
luego venían los oficiales y, finalmente, los maestros. Para velar por sus
intereses pecuniarios establecían un control sobre los precios y de esta forma
impedían la competencia desleal entre ellos mismos. Al mismo tiempo, imponían
horarios, condiciones de trabajo y una calidad en sus productos (lo que en
nuestros días sería el control de calidad o certificados de garantía).
La finalidad de los gremios se basaba en la subsistencia de todo el colectivo en su conjunto. Este proteccionismo estaba por encima del beneficio particular de cada miembro. Los historiadores coinciden en que los gremios dieron sus primeros pasos en Francia a lo largo del siglo XII (se considera que el primero fue el de los panaderos en la ciudad de Pontoise). El auge de los gremios fue tan espectacular que incluso los mendigos de algunas ciudades se asociaron para evitar que los extranjeros pudieran ejercer esta actividad. A pesar de que la Iglesia era poderosísima, algunos monasterios alemanes tuvieron que negociar con el gremio de panaderos para permitirles elaborar pan con regularidad. Un ejemplo de aquellos gremios serían por ejemplo los actuales colegios profesionales, médicos, abogados, notarios, ingenierios, etc., los cuales buscan defender el interés común de sus asociados, aunque algunas veces se puedan pervertir las leyes del mercado con dicho corporativismo.
El “zero-rating” o Tasa-cero, es una práctica comercial en la que los datos descargados de ciertas aplicaciones o servicios no se contabilizan en el límite mensual de datos contratados por el cliente. Parece así que la compañía esté ofreciendo descuentos, pero al mismo tiempo esto le da un enorme poder sobre qué aplicaciones o servicios utilizará el usuario, y obviamente lo dirigirá hacia los servicios propios o de sus socios, perjudicando las nuevas empresas o las más pequeñas y limitando la innovación. A pesar de que ahora ofertas a Tasa Cero de Twitter o Facebook suenen atractivas, si este tipo de ofertas su hubiera popularizado hace unos años, por ejemplo en 2003, ni Twitter, ni Facebook (ni Periscope, Whatsapp, Sanpchat…) se hubieran popularizado y MySpace, que hoy en día tiene pocos usuarios en comparación, sería la red social dominante y hegemónica. Esta práctica da incentivo a los proveedores de internet para mantener los límites de datos bajos, perjudicando así a los usuarios que acaban dependiendo de las ofertas Tasa Cero para no pasar de su límite mensual. Es difícil que los consumidores perciban que algo que es gratuito es perjudicial para ellos y para el ecosistema de Internet. Por esa razón el BEREC (Cuerpo de reguladores Europeos para las comunicaciones electrónicas) publicó el 30 de agosto de 2016 unas directrices que prohíben dicha práctica comercial de forma que no se produzca una distorsión en los mercados, delegando dicha labor en los reguladores de cada país. En España se ha probado en alguna ocasión muy puntual, pero hoy sólo se comercializa una en concreto, Colibri de Orange, que incluye tráfico de Twitter y Facebook. Existe otra propuesta que bordea el “zero- rating”, el producto Voz Digital de Tuenti (Telefónica), que permite llamar desde la aplicación a través de un sistema de voz por IP, pero que lo que hace es descontar de los minutos de la tarifa y no de los megas.
En Estados Unidos dichas
prácticas son utilizadas de forma más generalizada por algún operador. T-Mobile es pionera en este tipo de servicios, este
año va a regalar a todos los clientes de su red datos ilimitados para jugar a
Pokémon Go durante un año entero. Además de eso regalará 15
dólares en el juego y muchos usuarios podrán conseguir hasta 100 dólares en
pokemonedas y algunas cosas más. El CEO de T-Mobile
John J. Legere tiene claro que a veces hay que innovar
y ser disruptivo para poder batir a la competencia,
y esta decisión podrá hacer que un montón de clientes se pasen a la operadora. T-Mobile sabe que hay un gasto elevado
de datos en Pokémon Go (si uno se
vuelve adicto) y un buen plan de datos es vital para poder jugar a menudo. Pero
esta iniciativa no es la primera que ha puesto en práctica, T-Mobile sabe que ofrecer datos gratis para diferentes servicios
les da ventaja ya ha dado datos gratis para Pandora, Hulu, Spotify o plataformas
tan importantes como Netflix, esta
última gasta una buena cantidad de datos para los que consumen mucho contenido
multimedia. Obviamente estas ofertas van en contra de la neutralidad de la red
ya que este operador prima a unas compañías frente a otras que prestan el mismo
servicio en la red. Este hecho ha sido muy criticado, sin embargo la duda que
asalta a los gurús de estos temas es si el gap o ganancia de clientes que capte compensará económicamente a dicha compañía.
En
otras partes del mundo como Sudamérica, existen ofertas que permiten ofrecer
tarifas de datos razonablemente baratas aunque incluyendo servicios como Facebook, Twitter o Whatsapp. Telefónica ofrece en México,
por ejemplo, estos servicios de forma independiente de la franquicia de datos. Sin
embargo en España este tipo de fórmulas no han tenido demasiado éxito por un
amplio abanico de razones, pero quizás la más importante sea el hecho de que quizás dar
gratis las redes sociales suponga que muchos consumidores no tenga tarifa de
datos, y éstas son un importante generador de ingresos una vez que la voz ha
degradado tanto su valor económico.
El BEREC
ha dejado mucho margen de maniobra al regulador español en su resolución final.
Lo que implica una paradoja, porque si bien la negociación de las normas ha
corrido a cargo de la CNMC (Comisión
Nacional del Mercado y la Competencia), el organismo con las competencias
para hacer que se cumplan será el Ministerio de
Industria que salió de las elecciones celebradas en junio o de las próximas
que se celebren en diciembre si no se consigue formar gobierno.
Con un escenario como el actual donde cada día la gratuidad aumenta en las ofertas de las compañías, la
situación se vuelve insostenible debido
a que el crecimiento de datos o tráfico es muy superior al crecimiento de
usuarios, generando una enorme presión sobre la capacidad de las redes.
Esto obliga a los operadores a un mayor esfuerzo inversor en capacidad,
mientras los precios bajan en términos reales disminuyendo su rentabilidad.
Cómo conclusión se puede decir que, los planes ilimitados son insostenibles.
En la actualidad antes de la llegada del “zero-rating”, los proveedores
o los creadores de contenidos asumían el coste de navegación que, de cualquier
otro modo pagarían los usuarios. Muchos internautas, expertos, técnicos…etc.,
defienden esta opción como la mejor para acabar con la brecha digital que
divide a los habitantes en él planeta. El problema aparece en la segunda parte
del concepto: la navegación no tiene costes para el usuario, pero generalmente se
limita el acceso de aquellas aplicaciones y servicios que la empresa o la
organización que la costea decida…y esto es muy peligroso. Estas
políticas perjudican la igualdad de oportunidades para las compañías que operan
en internet, así como la inclusión de aquellos ciudadanos a los que, en un
principio, pretenden favorecer. Se dirige a la gente donde otros quieren
que vaya, y eso es malo para la incorporación económica de los nuevos
emprendedores y para la salud de internet. Los tráficos de Internet
están aumentando exponencialmente, lo que genera una presión sobre las redes. El
tráfico que genera Netflix más Youtube constituye el 50% del tráfico
de descarga en Estados Unidos (fuente: Sandvine). Según Cisco el 10% de
usuarios genera el 60% del tráfico global de la red.
Para cerrar la brecha digital y garantizar la neutralidad en la navegación que evite los gremios de internautas por parte de los proveedores de acceso a internet, como sucedió
en otro tiempo con los trabajadores en la Edad Media, se necesitan algunas de
las siguientes acciones por parte de gobiernos y organismos reguladores:
•
Marco normativo que favorezca la inversión y el despliegue
de redes.
• Flexibilidad comercial para llegar a usuarios con bajos
ingresos como facilita por ejemplo el zero-rating.
•
Neutralidad
en la red end-to-end (de
extremo a extremo).
•
Regulación
flexible: el ecosistema digital está en constante evolución,
apareciendo nuevos modelos de negocios que habrá que regular y garantizar los
derechos a los diferentes actores.
•
Regulación
basada en servicios, no en plataformas.
•
Avanzar hacia interoperabilidad y portabilidad de servicios
con los OTTs.
• La regulación debe garantizar la gestión de la red con
criterios objetivos y transparentes.
• Garantía por parte de los proveedores de internet de no bloquear contenidos legales en la red
ni deteriorar la calidad del acceso de forma arbitraria.
• El criterio central de los reguladores debe ser la competencia, "mismo servicio mismas reglas, mismas obligaciones".
• Modalidades de acceso con diferentes calidades o sistemas
de cobro no constituyen per se una vulneración a la neutralidad.
• Que no se produzca un exceso de sobre regulación, ya que esto puede perjudicar seriamente el desarrollo
de inversiones.
Ya lo dijo Kofi Annan: “Para que la globalización sea
positiva, ha de serlo para pobres y ricos por igual. Tiene que aportar el mismo
grado de derechos que de riquezas. Tiene que suministrar el mismo grado de
justicia y equidad social que de prosperidad económica y de buenas
comunicaciones.”
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