Al medir los procesos de cambio en una compañía con herramientas como encuestas
de clima u otras, estas no deben de servir para distorsionar la
realidad y hacer de las mismas un traje a medida.
Fue Mark Twain quien proclamó "Hay tres clases de mentiras:
las mentiras, las malditas mentiras (medias verdades) y las
estadísticas", con ello nos alertaba del problema de encubrir la realidad
que nos disgusta. Lo triste de esta situación es que el problema no
desaparece si no que el mismo se enquista y aflora con otras vertientes, siendo
siempre más difícil de resolver. En el mundo laboral existen diversos tipos de
encuesta a la hora de medir por ejemplo el clima laboral, las
tradicionales se centran en medir el compromiso del empleado y existen otras
más novedosas como por ejemplo el EFEM (Encuesta de Efectividad del Empleado),
estas se basan en una herramienta informática on-line, la cual sirve para
obtener información que permita crear entornos donde exista mejor clima laboral.
Según sus creadores esta herramienta permite medir y analizar las diferencias
entre el compromiso y desempeño. Con la herramienta se categorizan a los
empleados en cuatro cuadrantes; más efectivos, frustrados, desvinculados o
menos efectivos, asimismo se podrán averiguar los problemas que dificultan el
desarrollo de los empleados.
Categorización en el modelo EFEM del empleado
Es obvio que sea cual sea el método que
se utilice para medir la realidad, los
problemas latentes dentro de las compañías no desaparecen si no se abordan,
estos son: falta de motivación y compromiso, conocimiento, comunicación, liderazgo de la cadena de mando, etc. Para
pegar el salto hacia un nuevo modelo de medición buscando la eficiencia, la
pregunta que se tendría que contestar uno es ¿cubriré todas esas
deficiencias detectadas anteriormente y que no he resuelto para que de verdad
mejore dicho clima laboral cambiando la forma de medición?
Ya lo decia Confucio "Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario