No
existe peor situación para una compañía que perpetuarse y empecinarse en el
error, así como simular que se está haciendo algo cuando existen problemas y no abordarlos de
frente como sería el caso. Una buena inspiración al problema la tenemos en la
obra de Dante "La divina comedia" 1319, la cual está
considerada por Borges como la obra más perfecta de la humanidad. Dante
nos introduce en los tres reinos; Infierno, Purgatorio y Paraíso.
En
el Infierno la persona se encuentra sacudida por tres feroces bestias,
un león (soberbia), una loba (avaricia) y una pantera (lujuria).
Estos malos hábitos le impiden alcanzar la virtud y el éxito en aquello que
intenta alcanzar. El infierno es definido "el vestíbulo de los cobardes",
estos están condenados a correr detrás de una bandera que no lleva a ningún
sitio, generalmente al infierno siempre se desciende desde un estado superior a
través del pecado o falta de virtud, con ello Dante
nos explica de forma magistral la degradación del hombre. En la empresa actual
los directivos y mandos viven muchas veces de espalda a la realidad en los
problemas que surgen en su zona interior, debido a que son duros y difíciles
de resolver por el trabajo que llevan el poder resolverlos. El problema surge
por; no tener capacidad de escucha hacia los colaboradores que se tienen más
próximos (soberbia), centrarse en lo urgente y no lo importante, vivir el
momento no queriendo complicarse la vida, el lema es "el que venga
detrás que lo arregle" esto hace que se piense que se vive un estado idílico
con respecto a la realidad en la que se encuentra.
Cuando
se dan estas circunstancias lo más importante es esconder los problemas o hacer
que no sucede nada, el caso es ganar tiempo con respecto a la realidad de
lo que está sucediendo, quizás para perpetuarse un poquito más.
En
el Purgatorio Dante nos muestra tres escalones que representan los
grados teologales de la penitencia, el primero de mármol blanco (arrepentimiento),
el segundo, color rosa (confesión) y el tercero, color rojo vivo (el
ardor de la caridad y el amor después de la confesión). En las compañías
los directivos evitan el purgatorio como elemento de depuración y aprendizaje
de los errores cometidos, esto es debido a que se teme reconocer que algo se ha
hecho mal a ojos vista de las personas que componen los equipos, como de sus
superiores en la organización, ya que se interpreta como una debilidad y no
como un acto de valentía y sinceridad. Esto trae consigo que se pierda toda la
credibilidad en el proyecto por parte de quien tiene que ejecutar el mismo ya
que ni existe arrepentimiento , ni se confiesan los errores cometidos como paso
previo a salir fortalecidos de los mismos.
En
el Paraíso Dante nos muestra que después de purgar y reconocer nuestros
pecados tenemos una meta idílica donde ser felices. En las compañías existe ese
lugar, el mismo se encuentra en un punto donde empleados y directivos son
felices realizando las labores que tienen encomendadas, existe un compromiso
mutuo por ambas partes para ayudar y conseguir a alcanzar los objetivos que se
fijan, las personas escuchan y participan de verdad en las decisiones de la
compañía, no se vive permanentemente en el escaparate de la política (periódicos,
boletines, etc.) sino que los hechos como la satisfacción de los empleados y el
clima laboral tienen su reflejo en los resultados económicos.
El
objeto de esta epopeya de Dante fue el inducir a la humanidad a meditar sobre
los pecados y como librarse de ellos, a fin de poder gozar de la paz del alma
en la tierra y ser digno de la beatitud en el cielo.
http://www.greatplacetowork.es/publicaciones-y-eventos/blogs-y-noticias/820
En las empresas esta obra debería de ser un referente de cómo hacer las cosas sacando el aprendizaje correspondiente de nuestros errores y no huir hacia delante cuando nos equivocamos.
Ya lo dijo Jean Giraudoux: "Sólo se reconoce el error cuando todo el mundo lo comparte".
En las empresas esta obra debería de ser un referente de cómo hacer las cosas sacando el aprendizaje correspondiente de nuestros errores y no huir hacia delante cuando nos equivocamos.
Ya lo dijo Jean Giraudoux: "Sólo se reconoce el error cuando todo el mundo lo comparte".
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