Todo el mundo conoce la tragedia del Titanic, que se
hundió en su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York en abril de 1912.
Existen muchas teorías al respecto del hundimiento, pero una resalta sobre el
resto, es la que revela que dicho hundimiento no se debió a que iba muy rápido
y la tripulación sólo vio el iceberg cuando era demasiado tarde, sino a un grave error del timonel. Esta
es la versión que aparece en el libro de la nieta de uno de los miembros de la
tripulación del Titanic que sobrevivió al accidente, según la información
difundida por Daily Telegraph.
Louise Patten, de 56 años, revela lo ocurrido en el
Titanic en su libro titulado “Good as
Gold”. Según la versión relatada en él, la nave tuvo tiempo suficiente para
evitar el choque con el iceberg, pero el timonel sucumbió al pánico y dio
órdenes incorrectas a la tripulación. En el libro se señala también que la
década de 1910 era una época de transición entre la navegación a vela y la
navegación a vapor y muchos de los navegantes de entonces (incluidos muchos
oficiales del Titanic) habían estado antes al mando de buques de vela. Así,
estaban acostumbrados a dar órdenes según el viejo sistema, lo que significa
que si uno quería que el barco fuese en una dirección, había que girar el timón
en la opuesta. Eso podría ser uno de los
motivos que causó la tragedia.
Según la escritora, incluso tras el choque existía la
posibilidad de salvar la nave si no continuaba su camino. No obstante, Bruce
Ismay, presidente de la compañía propietaria del buque, White Star Line,
convenció al capitán del “Titanic” de que siguiese navegando en lugar de
frenarlo en la falsa creencia de que el buque era insumergible. Eso hizo que
aumentara la presión del agua que entraba por el casco averiado, por lo que el
Titanic tardó mucho menos tiempo en hundirse de lo que hubiera sido normal en
otras circunstancias.
Este fue el
secreto que guardó el segundo oficial del transatlántico y abuelo de Louise
Patten, Charles Lightoller, que era el único superviviente de la tragedia que
conocía la verdad. Lightoller
temía que la revelación de esos hechos pudiese causar una bancarrota de la
naviera y sus colegas pudiesen perder su trabajo. La familia del oficial
(fallecido en 1952 y condecorado como héroe de la Segunda Guerra Mundial)
tampoco quiso revelar la verdad hasta ahora por temor a arruinar su reputación.
El crucero Titanic se hizo a la mar pensando que era
el rey de los mares y al poco tiempo se hundió. Es por ello por lo que tenemos
que tener conciencia que por muy grandes y seguros que puedan parecer cualquier Titanic (compañía), tienen sus
puntos de fragilidad y se pueden ir a pique en cualquier momento. Durante el
siglo XX han desaparecido el 84% de las grandes empresas americanas. De las 43
empresas que se analizan en el libro de Peters y Waterman, “En busca de la
excelencia”, sólo quedan 12. De los siete grandes bancos españoles que había por ejemplo
solo quedan dos, es otro ejemplo de los cambios como pueden afectar a las
compañías y hacerlas desaparecer.
Las causas que han llevado a que desaparición de las
compañías han sido varias, entre las que podemos resaltar las siguientes:
- La falta de visión del cambio.
- La autocomplacencia, autosuficiencia, un ejemplo clamoroso, son las encuestas de Clima Laboral, cuanto peor salen menos se hace por corregir dicho problema.
- El aislamiento. Vivir al margen del mercado y el cliente, esto se manifiesta con caídas en la facturación de la compañía. Año tras año los ingresos van en caída y se ajustan con un recorte drástico en RR.HH, inversiones, gastos en I+D, etc. Al final la compañía va reduciendo su perímetro hasta que se vuelve un actor secundario en el mercado donde compite.
- La arrogancia y la vanidad. Los directivos viven en una burbuja de autocomplacencia, tienen la sensación de vivir en un mundo idílico, se manejan las estadísticas de forma interesada, no viendo la magnitud de los problemas que existen dentro de la compañía.
- La rutina, falta de proyecto empresarial. La compañía entra en un estado de hibernación, no existe ninguna voz discordante con lo que sucede, la estructura de mando se encuentra atenazada por las consecuencias que puede tener el manifestar opiniones contrarias a lo que emana de la alta dirección.
- La falta de implicación y compromiso de las personas que forman la compañía. Las plantillas se pasan al despido interior, (trabajar lo mínimo sin que te llamen la atención), el empleado se desconecta del proyecto empresarial definido en la visión de la compañía. El pedir a los mismos que recorran “la milla extra” que supone un firme compromiso con la empresa en la que trabajan parece algo impensable, es por ello que al final el gap en el desempeño que puede haber en comparación con un empleado de una compañía donde si existe el mismo se traduce en miles de € en pérdidas al cabo del año.
Al final de todo esto, no existen empresas excelentes,
existen momentos o dinámicas excelentes
que permiten mantener a una empresa en vanguardia frente a sus competidores. La
ilusión establecida en la mente de algunos directivos según la cual, para ser
competitivos hay que actuar sobre los costes salariales buscando reducir los
mismos al mínimo, con ello se conseguirá ser competitivo, es una estupidez sin
fundamento. Para ser competitivas las
empresas tienen que volcar sus esfuerzos en áreas como el conocimiento, la
innovación y sobre todo en las personas por las capacidades que tienen, su know how de valor añadido que atesoran. Las personas son las que producen, innovan, atienden a los clientes,
mejoran la calidad de los productos y servicios y se esfuerzan en la
consecución de los objetivos establecidos, en definitiva CONSIGUEN LOS
RESULTADOS.
En la actualidad en la mayor parte de las compañías, las
personas son observadas más como un coste o gasto que como un activo inmaterial
de primera magnitud, mas como mano de obra que como capital humano. Es por esta
razón que las compañías tratan de maximizar el beneficio en el corto plazo
empleando métodos y medios que dañan el intangible humano que atesoran las
personas, todo ello orientado por una ceguera o pobreza de miras de sus
directivos que buscan con ello su propio beneficio en lugar de pensar en el
conjunto de la organización. Las empresas que solo se mueven por el afán de
beneficio y no reparan en la necesidad de otros “valores” han comprobado que su eje principal “las personas”, perdieron el estímulo e ilusión para dar lo mejor
de sí mismos. En este tipo de organizaciones el individuo se levanta todos los
días para ir a trabajar sin ningún compromiso con el proyecto de empresa que se
está tratando de llevar.
Para esto tipo de entornos
laborales lo único que sale de dichos directivos y mandos es el miedo, amenaza
o presión. Estas organizaciones buscan mandos agresivos, que no se paren en
nada para conseguir lo que se pretende, a fin de cuentas, “el fin justifica los medios”.
Así pues todas las medidas que se toman para aumentar
el compromiso van en la dirección contraria, ya que se busca el mismo muchas
veces con políticas de incentivos y no con acciones como; dar libertad para
mostrar la discrepancia, buscar la horizontalidad de las compañías, crear
entornos donde la persona se sienta importante y escuchada, etc. Vivimos
momentos muy difíciles donde estamos saliendo de una crisis muy prolongada, es
un estupendo momento para tomar medidas
contundentes que corrijan situaciones que han llevado a muchas compañías a ser
un presunto “Titanic”, asi cuando se normalice la situación que vivimos ahora
mismo les permitirá salir fortalecidas de dicha crisis. Todo el mundo comete
errores, pero lo grave no es cometerlos, lo grave es empecinarse en los mismos,
es evidente que no se puede esperar más tiempo, o se adapta uno al nuevo
entorno o se pasa a una situación de muerte anticipada. La solución es fácil,
hay que buscar compañías donde la
participación, la libertad, y la confianza vayan ligadas a la responsabilidad.
Se necesitan personas que participen en las compañías en cuerpo, inteligencia,
corazón y alma, con ello conseguiremos tener clientes satisfechos que nos
reportaran unos resultados económicos óptimos al proyecto empresarial. Lo que ha
servido en otro tiempo, ya no sirve ahora, hay que olvidarse de los éxitos
pasados para poder planificar los futuros.
Ya lo dijo Confucio: “Las desgracias, al igual que la fortuna, solo llegan cuando las hemos
buscado con nuestros actos”.
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