Fue en la década de 1970, cuando la crisis económica sacudió las dos orillas del Atlántico y el keynesianismo se empezó a derrumbar, los principios neoliberales se empezaron a abrir paso en la cultura dominante. En palabras de Friedman, "se necesitaba un cambio (...) y ya había una alternativa preparada". Con ayuda de periodistas y consejeros políticos adeptos a la causa, consiguieron que los Gobiernos de Jimmy Carter y Jim Callaghan aplicaran elementos del neoliberalismo (sobre todo en materia de política monetaria) en los Estados Unidos y Gran Bretaña, respectivamente. Sería posteriormente con los triunfos electorales de Margaret Thatcher y Ronald Reagan con el que dicha doctrina política encontró su pleno apogeo con; reducciones masivas de los impuestos de los ricos, destrucción del sindicalismo, desregulación, privatización y tercerización y subcontratación de los servicios públicos. La doctrina neoliberal se impuso en casi todo el mundo −y, frecuentemente, sin consenso democrático de ninguna clase− a través del FMI, el Banco Mundial, el Tratado de Maastricht y la Organización Mundial del Comercio. Hasta partidos que habían pertenecido a la izquierda adoptaron sus principios; por ejemplo, el Laborista y el Demócrata. Como afirma Stedman Jones, "cuesta encontrar otra utopía que se haya hecho realidad de un modo tan absoluto". Puede parecer extraño que un credo que prometía libertad y capacidad de decisión se promoviera con este lema: "No hay alternativa". Pero, como dijo Hayek durante una visita al Chile de Pinochet (uno de los primeros países que aplicaron el programa de forma exhaustiva), "me siento más cerca de una dictadura neoliberal que de un gobierno democrático sin liberalismo".
Si bien los padres del neoliberalismo no lo concibieron como chanchullo de unos pocos, se convirtió rápidamente en eso. Por ejemplo, el crecimiento económico de la era neoliberal (desde 1980 en Gran Bretaña y Estados Unidos fue notablemente más bajo que el de las décadas anteriores; salvo en lo tocante a los más ricos. Las desigualdades de riqueza e ingresos, que se habían reducido a lo largo de 60 años, se dispararon gracias a la demolición del sindicalismo, las reducciones de impuestos, el aumento de los precios de vivienda y alquiler, las privatizaciones y las desregularizaciones. La privatización total o parcial de los servicios públicos de energía, agua, telecomunicaciones, trenes, salud, educación, carreteras y prisiones permitió que las grandes empresas establecieran peajes en recursos básicos y cobraran rentas por su uso a los ciudadanos o a los Gobiernos. El término renta también se refiere a los ingresos que no son fruto del trabajo. Cuando alguien paga un precio exagerado por un billete de tren, sólo una parte de dicho precio se destina a compensar a los operadores por el dinero gastado en combustible, salarios y materiales, entre otras partidas; el resto es la constatación de que las corporaciones tienen a los ciudadanos contra la pared. Se privatizaron pequeñas o medianas empresas que no tenían tamaño suficiente para competir en el mercado. Aunque también hubo grandes privatizaciones, como las firmas automovilísticas SEAT y ENASA (ahora integrada en Iveco), o Trasatlantica (transporte marítimo) y Marsans (Viajes).
En España dicha corriente empezó a tomar forma bajo la Presidencia del Gobierno de Felipe González (1982-1996), el Estado llevó a cabo cerca de 80 privatizaciones. Se privatizaron pequeñas o medianas empresas que no tenían tamaño suficiente para competir en el mercado. También hubo grandes privatizaciones como las firmas automovilísticas SEAT y ENASA o Trasatlántica (transporte marítimo) y Marsans (Viajes). El Gobierno de González comenzó privatizaciones parciales de empresas rentables y de sectores clave para la economía, como en los casos de la eléctrica Endesa, la petrolera Repsol, la entidad bancaria Argentaria o la empresa de telecomunicaciones Telefónica. Bajo el mandato socialista de González, el Estado llevó a cabo cerca de 80 operaciones de privatizaciones, que dejaron en las arcas públicas 13.200 millones de euros. Existe un estudio de la Universidad de Oviedo donde señala que el Gobierno socialista ejecutó dos tipos de privatizaciones: las totales de empresas no rentables (como el caso de Hytasa) o de firmas "en las que el Estado no debía estar para favorecer su viabilidad económica, como Seat". Felipe González también comenzó las privatizaciones de aquellas compañías que eran consideradas las joyas de la corona, "empresas rentables que únicamente perseguían recaudar recursos financieros", como en los casos de Endesa, Repsol, Argentaria o Telefónica. Ese Ejecutivo gestionó 16 Ofertas Públicas de Venta de acciones (OPVs), que permitió la salida a bolsa de estas empresas y que produjeron unos ingresos de 10.200 millones de euros. Una de las cuestiones importantes que conviene reseñar es que en la presidencia de dichas compañías el Estado situaba a un presidente con orientación del Gobierno, famosos fueron Luis Solana (Telefónica), Oscar Fanjul (Repsol) miembro de la Comisión Trilateral,, Cándido Velázquez (Telefónica) o Paco Luzón (Banco Exterior de España, conocida también como Argentaria).
Sería bajo la presidencia de Jose María Aznar (1997-2004) cuando se dio el mayor auge de procesos privatizadores, concluyendo los ya comenzados por Felipe González, deshaciéndose de la participación accionarial de importantes compañías públicas como Endesa, Tabacalera, Repsol, Telefónica, Argentaria o Gas Natural. Solo un año después de ganar las elecciones, en 1997, Aznar empezó a vender. Bajo su mandato, pasaron a manos privadas las principales compañías de sectores de gran importancia en la economía española, como electricidad, gas, petróleo, transporte, telecomunicaciones... en total se privatizan unas 50 empresas. En total se privatizan unas 50 empresas, que dejan unos ingresos de 30.000 millones de euros, de los que más de 22.000 millones corresponden a OPVs. El Partido Popular a partir del año 1996 bajo la presidencia de José María Aznar sitúo en las grandes compañías a personas con un claro perfil del mundo bursátil como, por ejemplo: Manolo Pizarro (Endesa), Cesar Alierta o Juan Villalonga (Telefónica) o Francisco González (BBVA), todos provienen del mundo bursátil o la banca de negocios, ninguno tenía un perfil industrial como por ejemplo Emilio Ibarra presidente del BBVA. El Gobierno del partido popular, se reservó una acción de oro desde el 18 de enero del año 1997 hasta el año 2007, con la que podía vetar la entrada de inversores no deseados en el capital de ciertas compañías estratégicas (como ocurrió cuando Villalonga se quiso fusionar con la holandesa KPN). En 1996, el déficit era del 5,5% del PIB y la deuda pública ascendía al 67,4%. Según el estudio de la Universidad de Oviedo antes citado, con Felipe González los ingresos anuales obtenidos por las privatizaciones solo representaron un 10% del déficit, mientras que en los años 1997 y 1998 (con Aznar) la proporción aumentó hasta un 60-75%, "lo que contribuyó a la reducción del déficit y de la deuda pública y a hacer posible que España cumpliera el requisito de Maastricht de reducir el déficit fiscal por debajo del 3% del PIB". No todos están de acuerdo con este supuesto milagro económico de Aznar, ya que las privatizaciones suelen sirven para reducir el nivel de deuda pública pero no el déficit estructural, ya que solo producen ingresos en el año de la venta. Aznar, el rey de las privatizaciones, encontró luego acomodo en una de las empresas que privatizó, Endesa. Como mucho otros expolíticos de corte neoliberal.
Con la llegada de la
presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), las privatizaciones
sufren un parón, es el presidente español que menos pudo privatizar debido a
que la gran mayoría de los planes que puso en marcha ya en el final de su
mandato no se llegaron a concretar debido a su salida del Gobierno. Hay que
reseñar que en mayo del 2010, el Gobierno tuvo que anunciar medias como la congelación
de las pensiones, bajada del sueldo de
los funcionarios y otras medidas de corte neoliberal con el fin de sortear la
crisis económica que se había desatado en el 2008 https://bit.ly/3fObCkp y que motivo que a finales del año de 2010
volviesen con urgencia las privatizaciones con las que paliar el desastre de
las cifras económicas de la economía española. El Ejecutivo anunció la
gestión privada de los aeropuertos de Madrid y Barcelona y la privatización
parcial del 30% de Loterías del Estado. Dos medidas con las que
pretendía ingresar 14.000 millones de euros. En septiembre de 2011, el
Gobierno sacó a Bolsa el 30% de Loterías, pero tuvo que suspender días después
esta operación "porque no se daban las condiciones de mercado".
Con la presidencia de Mariano Rajoy Brey, quien inició su mandato en el periodo (2011-2018), planteó desde el principio de su presidencia una oleada de privatizaciones. La última en llegar fue la de AENA, que fue privatizada en un 49%, de forma que el 28% se colocó en Bolsa a través de una oferta pública de venta (OPV) y el 21% restante se licitará para un núcleo estable de accionistas seleccionados mediante un proceso de concurrencia. Por otro lado, otro de los grandes servicios públicos que hay en España, el ferroviario, también está cambiando progresivamente hacia una mayor liberalización. El objetivo del Gobierno de Rajoy, fue desde el comienzo de su mandato que la compañía pública de ferrocarriles, Renfe, se dividiera en cuatro compañías, cada una de ellas con una línea de negocio bien distinta: tráfico de pasajeros, mantenimiento de trenes, tráfico de mercancías, y gestión del parque de trenes y material rodante de la compañía. Esta división estuvo incluida en el plan presupuestario 2013-2014 que el Gobierno remitió a la Unión Europea (UE) en agosto de 2011. En el mes de junio de 2014, el Gobierno aprobó que una compañía privada entre a competir con Renfe en la prestación de servicios de transporte de viajeros en trenes de Alta Velocidad (AVE), según anunció la ministra de Fomento, Ana Pastor. Con esta medida, el Ejecutivo rompió el servicio público de Renfe en tráfico ferroviario de pasajeros e inició la progresiva privatización del sector. Otra de las privatizaciones que estuvo en la cartera de Rajoy fue la empresa pública de Paradores Nacionales. Finalmente, el ministro Jose Manuel Soria anunció en 2012 que Paradores no se privatizará, a1unque explicó que podría haber una "gestión privada indirecta" en algunos hoteles. En cuanto a Loterías y Apuestas del Estado, su privatización ha estado también en la agenda del Gobierno. La criticó cuando estaba en la oposición, la valoró seriamente cuando llegó al Gobierno y después entró en punto muerto. Otra de las empresas públicas en el punto de mira fue Correos y Puertos del Estado. Otras dos cuestiones importantes que no quiero obviar del Gobierno de Rajoy fuera de las privatizaciones, fue las ayudas al sistema bancario en el año 2012. De los 76.410 millones de euros, 60.718 millones de euros se dieron por perdidos según el Banco de España. https://bit.ly/3fGMRXr La otra cuestión importante a reseñar fue la mutualización de la deuda que tenían las diversas entidades españolas con la banca alemana, francesa o norteamericana. Si en el año 2008, las empresas y bancos españoles reconocían una deuda de 600.000 millones de euros, principalmente financiada con bancos franceses (por 200.000 millones de euros) alemanes (160.000 millones de euros) o estadounidenses (140.000 millones de euros), siete años más tarde había desaparecido en buena medida de los balances bancarios. Si el primer deudor es el gobierno (la deuda pública ha pasado a significar el 100% del PIB mientras en 2008 estaba en el 39%), los principales acreedores son ya españoles, ya que los títulos de deuda están en un 55% renacionalizados. https://bit.ly/3gL9QBU
Desde el año 1984 hasta el año 2014 se vendieron 120 empresas estatales, la mayoría han desaparecido y el resto están en manos de capital foráneo o son propiedad de las grandes fortunas españolas. La aparición del Covid-19 precipito la decadencia de dichas compañías privatizadas, las cuales han venido sufriendo el ajuste permanente de costes desde su privatización como por ejemplo de empleo, con el fin de maximizar los beneficios en los mercados en los que se encontraban. Sin embargo, las retribuciones de los directivos al frente de las mismas ha crecido o mantenido a la vez que su valoración bursátil se estrellaba contra la dura realidad. Un ejemplo de esto último ha sido Telefónica o BBVA, unas compañías estratégicas o sistémicas en su sector que hoy tiene una valoración bursátil de 18.770 millones de euros de Telefónica o 16.690 millones de euros del banco.
Para terminar, decir que el ultimo cuarto de siglo en dichas compañías ha sido baldío, ahora que estamos en tiempos de profunda crisis por la pandemia, ha tenido que ser el estado el que ha tenido que dar un paso al frente en todos los estados europeos para que las sociedades no se derrumben https://bit.ly/31uBxsv En España la primera compañía que entro en el fondo de rescate fue Duro Felguera https://bit.ly/3kuv0qr, la siguiente parece que será Air Europa https://bit.ly/33OIozF , no se descartan más compañías, le seguirán posiblemente compañías privatizadas como Telefónica y alguna otra más. La lección aprendida por dicha doctrina del neoliberalismo no ha podido ser más nefasta y fúnebre para el interés general en la sociedad española… Esperemos que la lección haya sido bien aprendida, aunque he de decir que soy excéptico.
Ya lo dijo José Luis Sampedro: “Cuando digo Humanidad exagero, porque creo que Humanidad no hay; hay seres humanos. Llevamos dos mil años desde la Antigua Grecia, se ha progresado técnicamente de una manera fabulosa, casi inverosímil, pero seguimos matándonos unos a otros, no sabiendo vivir juntos en este planeta. El hombre no ha madurado bastante”.
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