El 4 de febrero se rememora la reunión en Crimea de los “Tres Grandes” para repartirse los restos de una Europa post-Segunda Guerra Mundial. Esta planificación no derivó ni en una paz duradera ni en un conflicto directo. Antes de oficializarse la victoria, el mariscal soviético Iósif Stalin ideó una reunión secreta con sus principales compañeros de guerra: el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill. Tras unos días de reuniones en los que todos ganaron algo a cambio de ceder en otra cosa, se trató el futuro de Europa. Pero quedó sin resolver un tema: cómo llevar las diferencias entre la Unión Soviética y los Estados Unidos de América, las dos grandes potencias crecientes. Diferencias que derivaron en una Guerra Fría, llamada así porque nunca llegó a “calentarse”, a estallar en un conflicto directo entre dos bloques.
Cumbre de Yalta
El 6 de marzo un diario publicaba la siguiente noticia, “Peligra la venta de Movistar+: Telefónica pierde 218.000 clientes de TV en un año” https://bit.ly/3tyoWTd En la misma se informa de lo siguiente, “Telefónica España compró Canal+ en 2015. Las expectativas estaban muy altas con respecto al negocio de la televisión de pago, y los 750 M€ pagados son una muestra. En España era un modelo que todavía estaba por descubrir. Siete años después, el operador azul busca qué hacer con la rebautizada Movistar+, y solo en el último año se ha dejado por el camino más de 200.000 clientes. Un problema añadido para el conjunto de la compañía porque se trata de usuarios de alto valor añadido con facturas elevadas por los paquetes convergentes. Y todo eso en mitad de un proceso de venta o reorganización societaria de este segmento. Según las últimas cuentas presentadas, que corresponden al ejercicio 2021, Telefónica España ha perdido 218.000 abonados de televisión con respecto a 2020, una situación que corre en paralelo la pérdida de una cifra similar de usuarios de banda ancha. El abandono de clientes ha sido progresivo desde que en 2018 alcanzase su techo cuando supero los 4 millones de abonados. Desde entonces, y en plena guerra comercial donde todos los operadores de telefonía han entrado en la pelea ‘low cost’, Telefónica contabiliza todo en pérdidas de usuarios. Los clientes están optando por otras opciones más baratas, cabe recordar que los paquetes de televisión suelen ser los más caros, ante las opciones que presenta el mercado. Mucha gente está optando por contratar tarifas baratas de fibra y, posteriormente, agregar las plataformas de ‘streaming’ que cada uno use del tipo Netflix, HBO Max o Prime Video, sin necesidad de tener todas a la vez para no usarlas. Esta situación se produce, además, en un escenario donde la gente ha perdido el interés por le televisión de pago, si es que en algún momento lo hubo. Si se añade que el resto de operadoras en mayor o menor medida, presentan servicios de televisión, el problema crece. Sobre todo, porque el fútbol ha dejado de ser un reclamo. De hecho, desde hace algunas temporadas se ha detectado que el aclamado deporte rey ha dejado de tener tanto éxito entre los jóvenes. Una situación que tiene su reflejo en la caída de ese interés por ver el deporte a través de televisión. Según fuentes del sector, los rumores de mercado sobre el interés de Atresmedia por Movistar+ se ha desinflado en las últimas semanas. Y es que el encaje estratégico no es sencillo para nadie, sea una compañía del ámbito audiovisual, una plataforma de ‘streaming’ o algún fondo industrial. Desde Telefónica no han hecho públicos los planes sobre el futuro de Movistar+. Están en una fase en la que no descartan nada: desde la entrada de un socio y la creación de una ‘joint venture’ para explotar los servicios; a la venta total o parcial, que realmente sería la gestión de los abonados. Dos son los principales problemas que atesoran las operadoras para no poder competir con las plataformas OTTs, el primero es la escala de abonados que tienen y el segundo es la inversión que realizan en contenidos. En ambos casos la distancia o gap es sideral comparado con las operadoras como Telefónica.
Fuente: Barlovento
Por si fuera poco la pérdida de clientes, Telefónica se ha encontrado con poca simpatía a la marca Movistar+ entre sus propios abonados. Quitando algunos programas que han alcanzado viralidad a través de las redes sociales, como ‘La Resistencia’, el contenido de la plataforma del operador azul no ha acabado de convencer a los usuarios. Sobre todo en un contexto donde cada vez hay más competencia y cuesta diferenciarse de los rivales. Como colofón a la situación descrita, Telefónica tiene ahora que lidiar con los derechos del fútbol y la gestión de la acrobática última subasta sobre los derechos, donde comparte contenido con la plataforma Dazn. De hecho, ahora está en plena negociación para conseguir los partidos que le faltan y que Dazn sí obtuvo. El objetivo es poder tener todos los partidos de cada jornada, algo que ahora no sucede. Además, está esperando el visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para saber si puede hacer con los derechos por cinco años, en vez de los tres que le marca la regulación.
Abonados de TV de Telefónica en miles, desde el 1 de enero del 2019 hasta el 31 de diciembre del 2020 se han perdido 374.900 abonados. Fuente: Telefónica
La burbuja del fútbol se ha deshinchado y dicho hecho no es solo achacable a las consecuencias de la pandemia en el fútbol, tiene que ver con el desapego de los aficionados a un deporte cuyas decisiones estructurales de sus directivos en LaLiga priorizan el negocio y con el desarraigo de una generación más interesada en consumir otro tipo de contenido, como los 'eSports', consolas y otro tipo de entretenimiento. LaLiga, ha ido creciendo en los últimos años generando un 1,37% del PIB, 185.000 empleos y 4.100 millones de euros en impuestos. Si analizamos más detenidamente las audiencias, encontramos que, según se desprende del balance de audiencias del año 2020 realizado por Geca con datos de Kantar Media, LaLiga empeora su eficacia en junio del 2020, pasando de un 3,5% de cuota antes de la pandemia a un 2,7% en la reanudación de la competición. Y Movistar Liga de Campeones desciende dos centésimas en 2020, con un 0,13% de 'share', respecto a 2019, cuando registró un 0,15%. Se ve menos fútbol, o se pasa menos tiempo delante de la televisión, porque entre otras cosas ahora existe la segunda pantalla como soporte o plataforma para seguir los partidos en directo o resúmenes. Y esa nueva forma de consumir también está afectando a la caída de las audiencias y a su atomización. LaLiga vive de los ingresos publicitarios y de los derechos de retransmisión, y eso ha hecho tomar decisiones que descuidan al aficionado. Decisiones muy difíciles de explicar. La proliferación de partidos todos los días y a horas incómodas genera ese desapego. Se está perdiendo el sentimiento de pertenencia y eso genera ese hartazgo que lleva tiempo vaciando los estadios. Desde hace años, LaLiga, con Javier Tebas al frente, mira solo por él dinero. Todas sus decisiones tienen un trasfondo económico maltratando al aficionado y, sobre todo, a ese producto que se llama fútbol. La ciudadanía ve el fútbol de forma distinta por la evolución del periodismo y sus medios. Hay más canales y la gente se diversifica. Antes, todo se veía en La 1 y La 2, con audiencias impensables. Luego llegaron las televisiones privadas, y ahora han aparecido otros canales y plataformas como YouTube o las redes sociales. Si a lo anterior le añadimos que llevamos 30 años viendo las mismas caras y firmas en radio, televisión y prensa, esta situación propicia una ausencia de renovación en los medios que no es positiva ni para el medio ni para el periodismo. Los jóvenes españoles pertenecen a una generación digital que consumen de forma diferente contenidos y quieren gente nueva que sincronice con su visión de la comunicación.
Si tenemos en cuenta lo anterior y pensamos que Telefónica paga 1.500 millones de euros en contenido deportivo hasta este año https://bit.ly/3wXcUnm, la rentabilidad a dicha inversión es un rotundo fracaso si se tiene en cuenta la caída de abonados que viene sufriendo. Pese a dicha situación, Telefónica y DAZN se adjudicaron el pasado 16 de diciembre los derechos de retransmisión de la primera división para los próximos cinco años (2022-2027) por un total de 4.950 millones para las próximas cinco temporadas, empezando por la 2022-2023. Esta cantidad supone un desembolso de 990 millones de euros por temporada para la emisión de los partidos en el mercado residencial español, cantidad que, según Javier Tebas, presidente de la LaLiga, es un 1% superior a los 980 millones de la anterior subasta, en la que Telefónica se hizo con todos los derechos por tres años. No obstante, en el anterior ciclo no se incluían costes de producción, administración y publicidad, que al sumarse elevarían la cifra anual a 1.030 millones. Telefónica comunicó a la CNMV que los cinco partidos que se quedó, más tres jornadas en exclusiva, le habían costado 520 millones de euros para cada una de las temporadas, lo que supondrá un ahorro de cerca del 7% del coste por jornada actual. Si a este importe se suman los 280 millones en que se ha cifrado el acuerdo con DAZN, el precio final que abonará será de 800 millones, inferior a los 980 millones estimados por LaLiga o los 1.030 millones que pagaba hasta la competición que está ahora en curso https://bit.ly/3sNFuHs Hay que tener en cuenta, que la cantidad que pagará por dichos derechos al año supone el 83% de lo que la operadora invirtió en el año 2021 en I+D, un hecho que revela el error a la hora de invertir que tiene el actual equipo directivo.
Ingresos en euros de la TV según soporte en los tres primeros trimestres de los años 2020 y 2021. Fuente: CNMC
Actualmente la operadora mantiene una negociación con Dazn en la adquisición del paquete de dicha OTT. La británica del streaming tiene el derecho a elegir en primera opción en un total de 17 partidos. El precio que tendría que pagar la teleco para poder incorporar esos encuentros en su oferta audiovisual se situaría entre 250 y 300 millones de euros por temporada. La multinacional propiedad del magnate de origen ucraniano Len Blavatnik comprometió el desembolso a LaLiga de 460 millones por cada una de las cinco próximas. Tiene dos opciones. Por un lado, girar la cabeza hacia Orange y pactar otra ‘reventa’ que eleve sus ingresos más y ofrecer a través de su plataforma de manera directa sus cinco partidos a los usuarios que estén dispuestos a pagar al margen de los paquetes convergentes. La opción que más preocuparía en el seno de Telefónica es que eso no suceda y se decante por una ‘opción b’: no vender a nadie más, recomprar el 55% de los partidos en manos de la teleco y venderlo de manera directa. Esto lógicamente golpearía a las dos operadoras de telecomunicaciones que hoy ofrecen este contenido, aunque Telefónica tendría más riesgo pues el volumen de clientes es muy superior. El precio que tendría que pagar Dazn no sería especialmente relevante, pues hoy pagaría sólo por los usuarios de pago de su plataforma. Sus números son una incógnita -no están obligados a reportar los números al regulador, CNMC- pero estaría ampliamente por encima de los 100.000. Esto recortaría su inversión en esta primera temporada por debajo de los 100 millones de euros ‘extra’ (que se sumarían a los 460 que ya pagó). Las negociaciones de Danz con Telefónica continúan precisamente con la intención de no convertirse en toda una batalla comercial después de una subasta liderada por Tebas en la que apenas ha habido una rebaja de precio de en torno al 7% por partido respecto al anterior periodo de 2019-2022. Telefónica no hace distinción, pero algunos analistas estiman que cuenta con una cartera de clientes con el ‘deporte rey’ de entre 1,5 y 2 millones. Teniendo una opción desagregada y separada de la conectividad existe el riesgo de una salida significativa de abonados. Aun así, tal y como reconocen varias fuentes del mercado, el usuario de Movistar Fusión no es el más sensible al precio, lo que hace pensar a los más optimistas que no sería un éxodo masivo.
Para terminar el post, tenemos que decir que en el mercado de la TV en España se da un fenómeno curioso con la conferencia de Yalta del comienzo. En el mercado de las telecomunicaciones las operadoras han quedado “chamuscadas” en breves años en el negocio de la TV, al contrario de la guerra fría, donde la misma se libró entre Rusia y Estados Unidos y duró de 1945 a 1.989. Al final lo que mantienen en común es que como en toda guerra… Hay claros perdedores.
Ya lo dijo Winston Churchill: "En la guerra, resolución; en la derrota, desafío; en la victoria, magnanimidad; en la paz, buena voluntad".
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