Un
estudio del psicólogo Robert Hogan de la Universidad de Tulsa advierte de
que siete de cada diez directores o gerentes son incompetentes porque no motivan
ni despiertan ningún tipo de compromiso entre sus colaboradores.
El liderazgo tiene un impacto directo sobre los equipos de trabajo
en las compañías, ya que las decisiones
del 20% de
las personas son responsables del 80% de la productividad.
Está comprobado que la personalidad de los directivos influye en el compromiso
de los trabajadores, por lo que un buen líder generará mayor compromiso
en su equipo de trabajo, lo que se traducirá en mayor efectividad y mejores
resultados económicos.
El verdadero valor de un líder se
comprueba cuando dirigen compañías en mercados maduros donde existe fuerte competencia. En
estos mercados el cliente tiene una gran cantidad de oferentes donde escoger
para satisfacer sus necesidades, debido a esto, los márgenes de beneficio en la compañía se
estrechan por la presión competitiva, la rapidez en la toma de decisiones y el
compromiso de las personas con los equipos es vital para ganar a los
competidores.
En
este escenario arriba descrito el liderazgo cobra un papel fundamental, ya que
el viejo liderazgo del ordeno y mando ha muerto, se requiere un liderazgo que
se guíe más por valores y principios, los cuales generan
esa influencia sobre las personas que se lidera, la dirección por órdenes y
tareas ya no sirve. Estos nuevos líderes están compitiendo en entornos
cambiantes donde fenómenos como la innovación, la digitalización y la
conectividad hacen que surja un nuevo líder: "El LIDER EN
RED". Este tendrá como principales funciones la creación y
fomento de una cultura innovadora entre sus colaboradores, en un entorno donde
la confianza, transparencia y asunción de errores sea una bandera de su
estilo de gestión.
Situaciones como; ocultar
los errores, gestionar el clima laboral de forma negativa o difundir hechos que no se ajustan a la realidad, serán factores decisivos para
fomentar esa desafección hacia quien lidera la compañía.
Cada
tiempo necesita un tipo liderazgo, hoy el mismo debe de abordar las siguientes
cuestiones: entorno complejo, clientes muy exigentes e informados, con capacidad para escoger suministrador, aparecen nuevos productos o servicios por la
innovación etc. Ante esta situación la rapidez frente al competidor es clave para
poder ganar. Liderar una compañía como una autocracia haciendo la voluntad de
una sola persona no parece que sea lo más idóneo, habrá pues que hacerlo de forma
integradora hacia las personas que componen los equipos.
El
balance final de dicho liderazgo será fácil de calcular, simplemente con calcular los indicadores abajo indicados sabremos si se ha generado valor para los diferentes
grupos de interés: empleados, accionistas, clientes,
proveedores, etc., si es así reconocérselo es de justicia, sino
será cuestión de que se replantee lo que se está haciendo ya que los números no
engañan salvo que uno mismo se quiera engañar.
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AÑO LLEGADA
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AÑO X
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CLIENTES
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EMPLEADOS
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INGRESOS
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OIBDA
(MARGEN BRUTO)
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INVERSIÓN
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CUOTA DE
MERCADO
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GASTOS DE
PERSONAL
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Ya lo dijo John Mackey “El trabajo del jefe consiste en cuidar de
los empleados; el trabajo de los empleados consiste cuidar de los clientes; y
los clientes felices cuidarán de los accionistas… es un círculo vicioso”.
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