Enron nació en
1985 y la historia de poder y ambición de los tres mosqueteros de Enron,
Jeffrey Skilling, Kenneth Lay y Andrew Fastow, estando está muy ligada al Estado de Texas. Parte de su control del mercado
se basó en las generosas donaciones al mundo político, por más de 6millones de dólares.
El gobierno de George W.Bush supo compensar los favores de Kenneth Lay, al
tenerlo como asesor energético, aunque Lay había hecho esfuerzos para ser
Ministro. Sin embargo, Enron gozó de contados privilegios como el lanzamiento,
a fines de 1999, de Enron Online, un sistema de transacciones globales en
internet que permitía realizar transacciones en línea, y en todo el mundo. En
solo dos años, la plataforma de comercio electrónico de Enron llegó a
realizar 6.000 transacciones diarias por un valor de 2.500 millones de
dólares. Esto estimuló en Jeff Skilling la idea de la contabilidad creativa y
en Andrew Fastow el desarrollo de empresas mágicas para ocultar, en principio,
las ganancias fraudulentas generadas por la manipulación de precios que
conseguían por la vía del Valor Futuro Hipotético (VFH).
En 2001, Enron era la
séptima empresa estadounidense según la lista de Fortune 500. Sus acciones se
cotizaban en Wall Street a más de 90 dólares permitiendo una capitalización de
77.000 millones de dólares. Enron resultó de la fusión en 1985 de dos oscuras
compañías de gasoductos de Texas. La liberación del mercado de la
energía en los noventa llevó a la creación de la
bolsa energética en la que productores, distribuidores y clientes pactarían
precios de aprovisionamiento. Enron se transformó en un canal de
negociación entre productores,
distribuidores y clientes. Consiguió comercializar un promedio del 15 al 20% del gas y la
electricidad de Estados Unidos. Luego de ello, aplicó la misma estrategia a todo tipo
de bienes: agua, plásticos, internet y otros. La quiebra de Enron es un ejemplo más de mala gestión o negligencia empresarial. El escándalo proviene del recurso a manipulaciones contables inaceptables en una empresa que buscaba su capital en la bolsa, ello permitía vender acciones sobrevaluadas. La compañía creo una serie de vehículos financieros aparentemente externos, que le permitieron ocultar sus pérdidas y mantener su cotización en bolsa.
Las causas de dicha
quiebra fueron las siguientes:
- Exageración bruta de los beneficios.
- Transacciones extremadamente complicadas, basadas en hipotéticos sucesos futuros.
- Incompetencia y criminalidad dentro de la cúpula directiva.
- Irregularidades en la información contable.
- Destrucción de documentación.
- Encubrimiento del gobierno.
- Fraude financiero a los accionistas.
- Asociación ilicita.
Enron pasó de
ser una pequeña empresa de gas al séptimo grupo empresarial de mayor valor en
EEUU en cuestión de 15 años. (1986-2001). A mediados del 2001 (año en que quebró), empleaba
cerca de 21.000 personas en más de 40 países, y con 2.000 millones de dólares en pérdidas de pensiones y jubilaciones no pagadas. Enron solicitó protección por bancarrota en Europa el
30 de noviembre y en los Estados Unidos el 2 de diciembre de 2001. La ironía del destino hizo que la revista Fortune la designara como la empresa más
innovadora de los Estados Unidos entre 1996 y 2000. Además apareció en la lista
de los 100 mejores empleadores de dicha revista en 2000.
En Europa se estima que hay más de 15.000 lobbistas con residencia en Bruselas, y más de 2.500 oficinas permanentes en la capital belga que representan intereses de grupos concretos. En mayo de 2011, el Parlamento y la Comisión Europea suscribieron un acuerdo para crear un registro conjunto, el Transparency Register. Todas las organizaciones que desarrollen una actividad de representación o defensa de intereses tienen la obligación de inscribirse en el Registro, aportando la información requerida, la cual pasa a ser pública y consultable a través de http://bit.ly/1CuGDml .Dicha información incluye la identificación del lobby, las áreas en las que desarrolla su labor, las iniciativas legislativas sobre las que han ejercido como lobby, así como los ingresos anuales derivados de la actividad de lobby.
La transparencia es hoy
día una expresión realmente significativa ya que corresponde a un intangible
tan fundamental como necesario en el entorno político, económico y social en el que vive el individuo. La
transparencia está inseparablemente unida al
derecho a saber de las personas, que exigen cada vez de forma más progresiva estar
suficientemente informados y tener un mayor grado de participación en las
decisiones que les afectan. La transparencia constituye así un pilar esencial
que es necesario desarrollar e impulsar desde todos los niveles de la sociedad como
elemento fundamental para conseguir la igualdad social y la eficiencia
económica de las organizaciones empresariales. En este entorno, y con dichos
objetivos, las organizaciones empresariales viene desarrollando iniciativas que
promueven e impulsan esa transparencia, entre ellas cabe citar como la más
importante la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) o RSE (Responsabilidad
Social Empresarial). Esta RSC o RSE tiene como fin el principio de hacer
negocios basados en principios éticos y asociados a las leyes que imperan donde
ejerce su ámbito de influencia. La
empresa en su conjunto (no el empresario) tiene un rol ante la sociedad, ante
el entorno en el cual opera. En este sentido, la RSC o RSE se pueden entender
como la cultura de una empresa por generar un impacto positivo en la sociedad, a través de procesos que
sean beneficiosos para sus stakeholders, por ejemplo: quienes trabajan
en ella, sus clientes, el medio ambiente y la comunidad en general, y no como
una moda para realizar acciones puntuales. Pero si esto es importante en este
post quiero detenerme a exponer una parte de la RSC que afecta a los directivos
y que genera un alto compromiso en las personas que componen las
organizaciones, es la transparencia en la gestión económica y el derecho a
conocer la parte financiera de las organizaciones empresariales por parte de
sus empleados y la capacidad que tiene dicha acción a la hora de generar
compromiso en los mismos si los directivos potencian dicha acción.
.
Cualquier
empresa tiene áreas donde limpiar y reciclar acciones o hechos que no son
correctos a los estándares legales o éticos de la sociedad actual, esto se
produce en principio por la sencilla razón de que si el término empresa representa
a un ente en abstracto, cualquier acción que toma dicha empresa, es tomada en su nombre por las personas que
la componen a todos los niveles, obviamente es de sentido común pensar que a
mayor nivel jerárquico, mayor capacidad de afectación con las decisiones que se
toman al resto de la organización y sociedad donde opera dicha organización. Así
pues el ente (empresa) está comprometida por los comportamientos que toman
individuos en su nombre y que muchas veces pueden ser impulsores o un lastre para
el resto de personas que componen dicha organización.
Pocas
son las compañías que informan a sus empleados de las sanciones fiscales,
multas por prácticas anticompetitivas, casos de corrupción, etc., esto se
traduce en un alejamiento de los empleados de la compañía a través de la falta
de compromiso, ya que no existe peor desengaño para un empleado que enterarse
de dicha situación por la prensa, organismos reguladores, etc., todos ellos
ajenos a la organización en la que trabajan y tiene puesto su compromiso. Existen pocos hechos que comprometan más a
un grupo que persigue un fin común que el saber de una dificultad que
compromete dicho fin, si este es compartido por todo el mundo.
Según
la publicación Infolibre con fecha 10/05/2015 http://bit.ly/1EsfTky
, http://bit.ly/1Ky66eC ,sólo siete
compañías del Ibex 35 hacen públicas sus donaciones a partidos políticos e
instituciones. Iberdrola y Repsol informan
únicamente de sus aportaciones políticas en EEUU y Reino Unido, donde es
obligatorio por ley. Sacyr, ACS e Indra prohíben en sus códigos éticos las
donaciones y la corrupción, pero están acusadas de financiar ilegalmente al PP.
Telefónica gastó en ’lobbies’ 2,54 millones de euros en 2013 y Acciona otros
2,2 millones. Así mismo según dicho diario: “Sólo siete
empresas del IBEX 35 informan sobre el dinero que donan a partidos políticos e
instituciones. La mayoría de ellas se declaran “políticamente neutrales”,
algunas incluso hacen una proclama genérica en su código ético o niegan
directamente haber realizado aportación alguna a “partidos políticos o sus
representantes”. Pero no revelan si disponen de y cómo funcionan los mecanismos
concretos para evitar prácticas de corrupción, según concluye el estudio "La responsabilidad social corporativa en las memorias anuales de las empesas del IBEX" que está subida en la web, http://bit.ly/1FVK0VQ .
El informe,
financiado por el Ministerio de Empleo, ha sido elaborado por el Observatorio
de Responsabilidad Social Corporativa, que se creó en 2004 e integra a ONG como
Cáritas, Cruz Roja o Intermón- Oxfam y sindicatos como CCOO y USO. Sus autores
no dudan en calificar de “desolador” el hecho de que tan pocas empresas
españolas publiquen cuánto dinero y por qué conceptos donan a los partidos
políticos, sobre todo teniendo en cuenta las denuncias por corrupción y las
sospechas sobre financiación ilegal que han inundado la escena pública en los
últimos años. También citan el Eurobarómetro para recordar que el 83% de las
empresas españolas considera que la corrupción está muy extendida en la
contratación pública gestionada por la administración estatal y hasta el 90% en
el caso de las entidades locales.”
El lobby es una actividad
consolidada en los Estados Unidos, donde esta forma de defensa y promoción de
intereses particulares frente a los poderes públicos hunde sus raíces en el
“derecho de pedir “right to petition”,
introducido en la Constitución de los Estados Unidos a través de su Primera
Enmienda. El ejercicio del lobby se encuentra regulado a través de un conjunto
de normas que atienden a un objetivo de transparencia, de manera que la
actividad del lobby sea conocida y reconocida, la identidad del grupo de
interés al que representa sea pública, y sus relaciones con los altos cargos de
los poderes ejecutivo y legislativo se rijan por una normas éticas.
Adicionalmente, existe un régimen de incompatibilidades que establece límites a
la actuación de cargos públicos que pasan a la actividad de lobby, para en
algunos casos incluso volver a la Administración posteriormente en un mecanismo
conocido como “revolving door”.
En Europa se estima que hay más de 15.000 lobbistas con residencia en Bruselas, y más de 2.500 oficinas permanentes en la capital belga que representan intereses de grupos concretos. En mayo de 2011, el Parlamento y la Comisión Europea suscribieron un acuerdo para crear un registro conjunto, el Transparency Register. Todas las organizaciones que desarrollen una actividad de representación o defensa de intereses tienen la obligación de inscribirse en el Registro, aportando la información requerida, la cual pasa a ser pública y consultable a través de http://bit.ly/1CuGDml .Dicha información incluye la identificación del lobby, las áreas en las que desarrolla su labor, las iniciativas legislativas sobre las que han ejercido como lobby, así como los ingresos anuales derivados de la actividad de lobby.
Cuatro de cada diez
empresas según el bufete Freshfields
Bruckhaus Deringer tras realizar una encuesta a 2.500 directivos de Estados
Unidos, Reino Unido y Hong Kong, reconocen que no tienen un protocolo interno
de denuncia para sus empleados o, si cuenta con él, no lo ha difundido
correctamente entre la plantilla para su utilización. Con esta acción las
empresas pretender evitar la responsabilidad penal de las compañías por las
irregularidades cometidas por sus empleados mandos o directivos. Sin embargo el
mensaje no termina de calar en el sector empresarial, ni siquiera entre las
grandes multinacionales de países donde esta norma lleva aplicándose más
tiempo. Curiosamente, Hong Kong destaca como una de las regiones donde más
denuncias se producen, mientras que en Reino Unido sólo el 6% de los
encuestados ha informado de alguna irregularidad. La situación en España es
similar a la del resto de Europa continental, a excepción de las filiales de
firmas anglosajonas que, por lo general, están más avanzadas en este campo. Cuatro
de cada diez empleados teme no sólo recibir un trato desfavorable por parte de
su jefe si informa de alguna irregularidad, sino que además podría costarle el
puesto de trabajo. Un 40% de los encuestados reconoce que su empresa, en mayor
o menor medida, disuade los chivatazos. La encuesta pone de manifiesto que la
mayoría de la plantilla prefiere acudir a su jefe directo, mientras que el 14%
recurriría al regulador del sector y el 7% a otros entes externos.
El
largo periodo de crisis que hemos sufrido ha sido un gran estímulo para que las
compañías se embarquen en una acción firme y decidida por mantener inmaculada
su imagen, tratando de evitar los escándalos que pueden dañar su reputación.
Muchas han sido las compañías que han sufrido dicho problema con motivo de
acciones poco éticas o delictivas a lo largo de estos últimos siete años de
crisis, por ejemplo: Volkswagen software manipulado en sus motores, Nestlé caso
Maggi en la India, Toshiba infló los beneficios, Deutsche Bank escándalo del
Libor, etc., los cuales han sido un gran
estímulo al resto de compañías para no caer en dicho descredito por el impacto
que esto tiene en sus cuentas y marca corporativa. Los escándalos protagonizados por las empresas
en los últimos seis años han deteriorado su imagen, generando una gran crisis reputacional
que las organizaciones han querido combatir abandonando el viejo concepto de
RSC, que dependía del departamento de marketing y
comunicación y trabajaba en difundir la buena apariencia de las empresas, para
introducir la ética y la sostenibilidad en el corazón de su negocio. Este tipo
de acciones ponen de manifiesto por parte de las compañías su firme compromiso
de respetar y dar ejemplo en las sociedades donde están presentes. El compromiso de los empleados con las
organizaciones está muy tocado por la crisis y es positivo intentar restaurarlo,
pues es la única forma de que las organizaciones compitan con ventaja. La ética y el ejemplo son fundamentales para recuperar ese
compromiso de las plantillas, pero todo esto tiene que tener una ruta que vaya
de dentro hacia fuera dentro de las compañías.
Ya lo dijo Peter Drucker: "La administración es el órgano de las instituciones, el
órgano que convierte a una multitud en una organización y a los esfuerzos humanos
en acciones”.
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