Harry Truman
murió hace 44 años. Pero una deuda que contrajo en vida no se pagó hasta el
año 2012. El presidente número 33 de Estados Unidos finalizó la intervención
norteamericana en la Segunda Guerra Mundial, ordenó el uso de la bomba atómica
en Japón y participó en la creación de las Naciones Unidas y la Alianza
Atlántica. Pero nunca tuvo la oportunidad de pagarle una deuda de 7,50 dólares
al chico que le repartía el periódico a diario en su residencia de Misuri. Ese
chico, George Lund, tenía en el 2012 cuando se abonó dicha deuda 80 años.
Nunca llegó a cobrar la entrega diaria, durante seis meses, del periódico The Independence
Examiner, en la residencia familiar de Truman, en el número 219 de la calle
North Delaware, en la localidad de Independence, Misuri. El 23 de mayo del
2012, sin embargo, el Instituto de la Biblioteca Truman, dedicado a preservar
el legado de ese presidente, le hizo entrega formal de 56,63 dólares, la
cantidad original adeudada, más los intereses acumulados. Seguro de que el presidente
Truman no quería ser un moroso, tenía muchos problemas de los que ocuparse.
George Lund, repartidor del Examiner en 1947 dijo
cuándo cobró dicha deuda: “Nunca pensé que se
me pagaría esa deuda, y la verdad es que no le he dado mucha importancia. Hasta
ahora ha sido una anécdota interesante que contar”, aseguró Lund desde su
residencia en Overland Park, Kansas.
“Estoy seguro de
que el presidente Truman no evitó el pago. Tenía muchos problemas de los que
ocuparse, muchos asuntos en la cabeza. Era un hombre excelente y el hecho de
que no pagara fue seguramente un descuido”, añade.
La deuda se contrajo en 1947 cuando Lund tenía 15
años. Truman era presidente de la nación. A su esposa, Bess, le gustaba recibir
el diario frente a la puerta de entrada de la casa, en el porche. A veces, el
Servicio Secreto le prohibía al repartidor acercarse a la residencia, y le
cogía el periódico de las manos para entregárselo al presidente. Lund reclamó
el pago en alguna ocasión, cuando se le permitía acercarse a la puerta de la
casa, pero nunca obtuvo respuesta. "A veces el
presidente estaba en Washington", asegura. "Al fin y al
cabo, su trabajo estaba allí". Los 7,50
dólares se han convertido en 56,63 con los intereses acumulados a lo largo de
65 años. La existencia de esa deuda se conoció en el año 2011, y en ese espacio de tiempo, el
Instituto de la Biblioteca Truman ha estado revisando sus documentos,
intentando encontrar pruebas de ella, como un recibo o una carta. En su archivo
no se ha encontrado nada, pero los gerentes del Instituto han decidido efectuar
el pago, confiando plenamente en la palabra de Lund, que después de repartir
periódicos se dedicó a la arquitectura. Los 56,63 dólares que ha recibido han
sido donados íntegramente a la fundación "Quilts of Valor",
una organización que se dedica a fabricar edredones y regalarlos a los
veteranos de guerra.
“Recientemente
recibimos una serie de documentos personales del presidente Truman, cedidos por
su hija, Margaret, que falleció en 2008. El archivista los ha estado revisando,
pero aún no ha encontrado nada que confirme o desmienta la deuda”, asegura
Judy Turner, gerente de desarrollo del Instituto, por vía telefónica. “Aun así decidimos
aprovechar el 128 aniversario del nacimiento del presidente Truman, en mayo,
para saldar finalmente esa deuda a la que se refiere el señor Lund”. El
Examiner era el diario de referencia de la localidad de Independence, hogar de
Truman. En sus páginas se contó su boda con Bess, en junio de 1919. A través de
ellas se informó de su ascenso, de dueño de una mercería a senador, de senador
a vicepresidente y de allí, tras la muerte de Franklin D. Roosevelt, a líder
del país. Truman siempre dio trato de favor a los reporteros del Examiner, y le
llegó a dar exclusivas a Sue Gentry, una periodista local que, en una ocasión,
durante una visita a la Casa Blanca, llegó a escribir la noticia de la
rendición de Japón en la Segunda Gran Guerra en la máquina de escribir del
propio presidente.
El
10 de marzo el Banco Central Europeo abrió la puerta a la compra de deuda
corporativa de las grandes compañías europeas que tengan un “rating” que no sea bono basura. Sólo deuda de
calidad, que le dé garantías y que se sumará a los 600.000 millones de euros
que ya acumula en compras la institución presidida por Mario Draghi. El BCE anunció la compra de 80.000
millones en euros en bonos, estarán incluidos, por primera vez,
activos del sector privado excluyendo activos bancarios. Las
compañías no podrán aprovechar la puerta abierta por el BCE para realizar
emisiones "ad hoc", para que sean compradas por la entidad comunitaria.
Visto los primeros criterios del BCE, solo un puñado de
grandes empresas españolas integrará esa cesta de bonos adquiribles por
Fráncfort entre los que tendrá que decidir. Casi todas las burbujas en la
economía, (tulipomanía, crash del 29, la
crisis financiera asiática, las puntocom o la crisis económica de 2008) tienen
un punto en común: se producen subidas irracionales durante un periodo de tiempo
prolongado de los precios de un activo hasta que ese precio no se justifica por
los fundamentales. El exceso de liquidez y la ansiedad de los inversores por
buscar rentabilidades en un mundo de tipos de interés en mínimos históricos,
están dando lugar a situaciones que generalmente terminan siendo irracionales. En este momento los
tipos de interés reales (si se descuenta la inflación a los tipos de interés nominales)
se encuentran en terreno negativo a uno y otro lado del Atlántico. Este
escenario ha fomentado que las empresas se hayan endeudado, creando una enorme burbuja de deuda. A nivel de deuda pública por ejemplo España, casi
ha triplicado su deuda, que ha pasado de representar el 36,3% del PIB en 2007
al 100,2% en el año 2015, (según las proyecciones de Bruselas).
En el ámbito empresarial
esta decisión del BCE afectará a un puñado muy selecto de compañías en este
país, las cuales en algún caso vienen sufriendo un grave deterioro a lo largo
de estos últimos años en sus cuentas de resultados debido a factores como: fuerte
competencia del sector, sector con deflación, altos costes en los insumos
para la prestación de servicios o fabricación de productos, etc.
La fuerte expansión del mercado
de deuda corporativa en España se ha visto fomentada por:
- La reducción de los tipos de interés oficiales, derivada de la actuación del BCE.
- La caída de la prima de riesgo española.
- La mejora de las cuentas de las empresas no financieras.
Un ejemplo de lo anterior lo observamos en el sector
de las telecomunicaciones, el cual viene ocasionando en las compañías un
deterioro en sus balances que por ejemplo, en el periodo que va desde el año
2010-2015 el negocio en dicho sector cayó en más de un 25% en términos
acumulados, esta situación se revirtió parcialmente en el año 2015 con el
aumento de tarifas en la paquetización de dichos servicios por parte de las
compañías. El negocio de los operadores de telecomunicaciones ha disminuido más
de un 20% durante dicho periodo, mientras que los operadores audiovisuales lo
han hecho en más de un 30%. Respecto a los operadores de servicios de
telecomunicaciones, se trata de un sector deflacionario,
donde se combina la disminución del consumo con la reducción de precios del
orden del 30% para mantener una oferta competitiva, que está llevando a
la situación anteriormente descrita. Ante esta realidad, los
operadores han estado respondiendo con acciones de reducción de gastos e
inversiones para tratar de minimizar el impacto sobre sus cuentas de resultados
y así evitar el deterioro de sus beneficios. En el periodo
2008-2012, los operadores invirtieron algo más de 16.000 millones de €, de los
que más de un 40% se debió al operador principal, mientras que sus competidores
más directos, Vodafone y Orange, sumaban entre ambos algo más del 35%. Dicho
esfuerzo inversor ha ido destinado fundamentalmente a tender las nuevas redes
que permiten la conexión ultrarrápida por internet: necesaria para la demanda
masiva de tráfico, tanto en banda ancha fija (fibra óptica) como en móvil (4G).
Los players llevan tiempo avisando que la situación es insostenible con
la regulación actual asimétrica e intervencionista de los organismos
reguladores, la ventaja competitiva que tienen los operadores
OTT (Over the top) para servirse de las redes de las operadoras ha llevado a
las mismas a una situación insostenible ya que no existe retorno a las
inversiones que efectúan formándose la tormenta perfecta que amenaza la
supervivencia de las compañías, factores como: desarrollo exponencial de
tráfico, el incremento de las inversiones, los costos de explotación se
disparan (derechos audiovisuales) y los precios de la paquetización se estacan,
bajan o suben muy poquito combinado con un endeudamiento excesivo de las
compañías, alimentan dicho problema.
El mercado de deuda corporativo europeo se encuentra
en el punto más alto de su historia ya que en la actualidad mueve 900.000
millones de euros, mientras que hace diez años era de 500.000 millones. Esta
amplificación del mercado ha sido gracias a unas políticas monetarias del BCE
que han abaratado el precio del dinero y que por lo tanto, han supuesto un
incentivo para que las empresas emitieran deuda a intereses más bajos. Él 4%
del mercado de bonos corporativos de grado de inversión denominados en
euros ya se encuentra con rendimientos inferiores a cero,
más del doble del número visto hace sólo unas semanas. Asimismo, el rendimiento
medio de la deuda corporativa en grado de inversión de encuentra en el 1,3%. A
pesar que no queda definido por el BCE el monto de compras del QE que destinará
a la compra de deuda corporativa, se estima que serían 5.000 millones de euros
al mes. Con esta medida las condiciones de financiación para las
empresas y los títulos de deuda seguirán participando de la burbuja de deuda.
Sin
embargo, esta medida en particular también tiene detractores, con el BCE en
busca de bonos de grado de inversión, fundamentalmente de grandes compañías
europeas (colaborando en ese clientelismo público-privado), esta acción podría generar que las empresas medianas y pequeñas europeas sufrieran crowding out (expulsión del mercado en la captación de financiación) al no estar dentro del paquete de compra de deuda por parte del BCE. Hay un claro argumento a favor
de que la deuda privada puede ser la gran beneficiada, incluso más de lo que ha
sido la pública en estos meses de compras. Y es que el mercado de deuda
soberana es mucho más grande, y la capacidad de acción del BCE es menor,
mientras que "el mercado de bonos corporativos es ocho veces más pequeño,
por lo que la entrada de un comprador tan fuerte afecta mucho más a los precios,
es como si un gran comprador entra en bolsa en un valor pequeño.
Vencimientos deuda próximos años de Telefónica, Iberdrola y Arcelormittal
Como
ejemplo de dicha situación, el mercado ya se está decantando más por la deuda
corporativa. El viernes 11 de marzo el bono español a 10 años ganó un 0,89 por
ciento, y la rentabilidad se redujo hasta mínimos de diciembre, en el 1,485 por
ciento, pero fue mayor la subida, del 1,63 por ciento, en el precio de deuda
emitida por Telefónica con vencimiento en 2013. Todo esto, al final, desemboca
en una bajada de los costes de financiación para las compañías, por lo que la
figura del BCE como comprador de deuda empresarial puede incentivar a las
compañías a salir más a mercado y animar a nuevos emisores, con
lo que la burbuja de deuda puede agrandarse todavía más. De hecho, las
operaciones en busca de financiación más barata no se han hecho esperar, Valeo,
la empresa francesa de productos y servicios automóviles, colocó bonos a 10
años el 11 de marzo con una demanda superior a los 7.000 millones de euros.
A la burbuja de endeudamiento que existe actualmente hay que añadir factores
externos que incentivan la misma como; una demografía erosionada por un excesivo
número de personas mayores, lo cual dispara el gasto público en pensiones
limitando el afloramiento de generaciones más jóvenes y un consumo contenido
debido a la escasez de crédito que los bancos aportan al mercado, combinado con un
porcentaje alto y constante de préstamos incobrables, así como unos márgenes en
el negocio que se destruyen con tipos de interés negativos que patrocina
actualmente el BCE. Esto debería
servir para que las compañías se planteen reducir su deuda rápidamente ante
escenarios inversos donde se aumenten tipos y se vean en dificultades
para pagar sus préstamos o explote dicha burbuja como sucedió con la
inmobiliaria y se vean pilladas por la escasez de crédito que se pudiera
generar a posteriori. De momento lo que ya se está observando es que
existen compañías enormes, aunque enormemente endeudadas y con caja y márgenes pobres,
emitiendo bonos a tres o cinco años con TIR (tasa interna de rentabilidad) negativa.
Nunca
tener deudas como ahora fue tan preocupante aunque parezca tan atractiva la
gasolina del BCE, así pues los directivos de las compañías tienen motivos
para reducir su endeudamiento ante escenarios previsiblemente más difíciles.
Ya lo dijo Richard Lamm: “Las
Navidades son la época en que los niños le dicen lo que quieren a Santa Claus y
los adultos lo pagan. Los déficits son las épocas en que los adultos le dicen
al Gobierno lo que quieren y los niños lo pagan.”
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