La
empresa Stockab
es propiedad de Stockholms
Stadshus AB, que es a su
vez propiedad de la ciudad de Estocolmo.
Se estableció “para promover el crecimiento económico y estimular el desarrollo del
mercado de las telecomunicaciones y las TIC en la región de Estocolmo”.
Las actividades principales de Stockab
consisten en construir, explotar y mantener en la ciudad de Estocolmo y sus afueras una red de
fibra óptica abierta a todos los proveedores de servicios en condiciones de
igualdad. Se tomó la decisión estratégica de que Stockab sólo comercializaría la
infraestructura de “fibra oscura”, que
es la más difícil de instalar, y dejaría los servicios a las empresas de
telecomunicaciones. Stockab comenzó a
instalar su red de fibra óptica en 1994 y, tras conectar el centro comercial de
Estocolmo, la extendió a zonas
residenciales, primero a los apartamentos en los cuales el operador de servicio
tenía instalados repartidores, y después a puntos de acceso inalámbricos y de
otro tipo para residencias individuales. Estos puntos de acceso también fueron
instalados por proveedores de servicios y promotores inmobiliarios, y a veces
se combinaron con otros tipos de infraestructura. En una zona de unos
17.000 hogares, por ejemplo, la empresa eléctrica instaló un enlace de
fibra óptica con cada hogar de la red.
Stockab
ha ido más allá de su misión inicial y ha llegado a desempeñar un papel estratégico
a escala nacional, cooperando con operadores de redes privadas y públicas para
garantizar un desarrollo de infraestructura sobre la base del acceso abierto. Ha extendido su red a 27 municipios
circundantes y ha cooperado con países vecinos en enlaces de fibra óptica, lo
que ha convertido a Estocolmo en un
centro regional de tecnologías de la información y la comunicación (TIC). La
empresa también explota las redes internas de la ciudad para servicios administrativos
y públicos. El Ayuntamiento considera que Stockab proporciona un “servicio público en condiciones
comerciales”.
Diferentes operadores pueden compartir infraestructura de forma
pasiva o activa.
- La infraestructura pasiva es esencialmente la infraestructura civil, terrenos, postes, conductos, elementos de red y fibra oscura (compartición con operadores de telecomunicaciones de un tendido de fibra óptica instalado por él propietario, por ejemplo ADIF). También se comparte la co-ubicación, espacios para la instalación y operación para el acceso a la red troncal de fibra.
- La infraestructura activa corresponde a equipos electrónicos, antenas, etc.
La compartición entre un operador de
telecomunicaciones y una empresa propietaria de infraestructura es generalmente
de infraestructura pasiva. Sin embargo, se observan casos de empresas que comenzaron ofreciendo infraestructura pasiva y
actualmente también ofrecen activa. Un ejemplo de infraestructura pasiva lo
tenemos con la red de fibra óptica de ADIF, la cual se extiende a lo largo del
tendido ferroviario. ADIF ofrece a los operadores de telecomunicaciones el
excedente de capacidad de dicha red. En abril del año 2014 REE (Red Eléctrica
Española) se adjudicó su explotación y uso por un periodo de 20 años después de
pagar a ADIF 559 millones de euros.
En el sector
móvil se comparten elementos activos y pasivos de redes móviles, y
eventualmente las frecuencias (frequency
pooling) y la red básica (core).
Se trata de reducir los costos de despliegue y explotación. En las redes fijas de acceso, el usuario final
es el cuello de botella. Con la compartición de infraestructuras se trata de
reducir el costo del despliegue de la última milla y por lo tanto de conseguir
el acceso al cliente. Son temas principales en dichas redes fijas la
desagregación de la infraestructura de red, el acceso indirecto (bitstream), los modelos de despliegue
común para distribuir inversiones de riesgo, la compartición de conductos, etc.
Para ambas redes son importantes el tema de core y rectroceso (backhaul),
es la porción de una red
jerárquica que comprende los enlaces
intermedios entre el nucleo (o backbone),
y las subredes en sus bordes, puede materializarse en una conexión entre ordenadores
u otros equipos encargados de hacer circular la información.
El regulador ante el nuevo escenario competitivo que existe
debe de tener en cuenta la inversión
efectuada por el operador que realiza la inversión en dichas redes
permitiendo una tasa razonable de retorno a dicha inversión (ROI). Para ello debe de tener en
consideración los siguientes aspectos:
- La viabilidad técnica y económica de utilizar o instalar recursos que compitan entre sí
- La posibilidad de proporcionar el acceso propuesto
- La inversión inicial del propietario de los recursos, sin olvidar las inversiones públicas realizadas ni los riesgos inherentes a las inversiones
- La necesidad de salvaguardar la competencia a largo plazo, prestando especial atención a la competencia económicamente eficiente basada en las infraestructuras
- Los derechos pertinentes en materia de propiedad intelectual
Con estas condiciones se pretende defender a aquellas compañías que arriesgan sus recursos en acometer inversiones en redes de nueva generación, para que puedan rentabilizarlas sin perder su ventaja por el acceso obligatorio y regulado de los competidores a su red. Según la previsión de la Unión internacional de Telecomunicaciones (ITU) las inversiones en infraestructuras de fibra óptica sobrepasarán los 144.200 millones de dólares entre 2014 y 2019. Los motivos que inciden en la compartición de redes son:
•Cuando la cobertura de las redes ya no permite
distinguirse de la competencia, los operadores pueden considerar necesario
consolidar redes (compartiéndolas) para dejar de invertir en infraestructuras y
empezar a dedicarse a desarrollar servicios innovadores.
•Los gobiernos atribuyen actualmente espectro
principalmente para fines determinados. Con las nuevas tecnologías de acceso
dinámico al espectro (DSA) los dispositivos pueden utilizar espectro cuando no
es utilizado en una zona geográfica o en un momento concreto.
•La compartición de redes puede tener muchas ventajas,
pero
también inconvenientes, como una disminución de la intensidad de la
competencia, riesgos de colusión y compartición de información, y una
limitación de las opciones para los competidores que sólo ofrecen servicios.
La compartición de redes será clave para un despliegue
global del Iot (internet de las cosas) y el 5G. Un estudio efectuado en el año 2014
por la consultora ABI Research
indicó que a nivel mundial los ahorros combinados de CAPEX y OPEX derivados
de una compartición activa de infraestructuras podrían llegar a 40.000 millones
de euros en el plazo de los próximos 5 años, un 40% superior a si solamente se
compartiesen pasivamente. La compartición de redes supone un elevado recorte de
costes y mejora de márgenes para dichos operadores, lo cual se traduce en una
mayor eficiencia y un mayor retorno de inversión que se efectúa al poder
destinar mayor cantidad de recursos a la innovación para desarrollar nuevos
productos y servicios. Operadores como Telefónica y Vodafone ya estudiaron la
integración de sus redes en varios países en el año 2009 en plena crisis
económica según recoge la prensa http://bit.ly/2nR5X3C
El acuerdo alcanzado por
dos de los principales players del mercado español abre un escenario
radicalmente distinto al seguido hasta este momento. Telefónica tenía a finales de 2016 cobertura de red de fibra
óptica FTTH de 17,1 millones de unidades inmobiliarias -después de haber
desplegado otros 2,5 millones el año pasado. Los analistas de CitiBank consideran que el acuerdo
alcanzado por Vodafone para el
acceso mayorista a la red de fibra de Telefónica
supone "un cambio en la dinámica" del mercado español de las
telecomunicaciones y ven posible que otros players se sumen a esta dinámica en vez de proseguir con sus
despliegues de red de fibra óptica. En el caso de que por ejemplo Orange se sume a alcanzar un acuerdo
con Telefónica, el impacto será mayor, ya que la operadora francesa tiene
4.000.000 de suscriptores de banda ancha, de los que al menos 1,4 millones
están fuera de su huella de fibra de los 10 millones unidades que tiene desplegados.
Según las estimaciones realizadas por el banco americano, Vodafone migrará al menos 800.000 suscriptores a la red de
Telefónica de fibra en los próximos cinco años, una cifra que califica de conservadora.
Además, estima que el precio a pagar será de unos 17 euros al mes por usuario de
fibra óptica, cada unidad de fibra que se despliega tiene un coste aproximado
que oscila entre 200 y 250 euros. Con estas estimaciones, CitiBank cree que los ingresos mayoristas de Telefónica aumentarán
en torno a 70 millones de euros en los próximos cinco años, lo que si se compara con
los 50 millones de euros que esperaba perdiera la operadora con la construcción
de su red de fibra óptica, el impacto positivo de dicho acuerdo rondará
los 120 millones de euros. http://bit.ly/2nvJGeF
Este acuerdo abre un
abanico de posibilidades enorme al operador inglés, ya que mejora
sustancialmente su posición competitiva al poder llegar a un mayor número de
clientes con dichas redes de fibra de lo que podría llegar en la actualidad con
sus redes HFC y de FTTH. De esta forma evita quedar descolgada en el mercado
para poder competir con el resto de players en una posición muy ventajosa, pero
además significa que dicho operador será más selectivo a la hora de invertir en
fibra, provisionando los recursos que no invierta a otro tipo servicios
digitales. Pero además Vodafone consigue
con este acuerdo no se quedar descolgada compitiendo con una obsoleta red de
ADSL. Las posibles tres redes de fibra óptica que se iban a desplegar con el escenario anterior
caen en el olvido si se consolida esta dinámica, y se da paso a un modelo
donde las redes pasaran a ser un elemento no esencial del mercado,
y
si los servicios digitales que se prestan sobre ellas. Esta situación también tendrá un cierto
impacto en el empleo y la inversión ya que el despliegue de dichas tres redes
hubiese supuesto una fuerte inyección económica y de empleo mientras se desplegaban las mismas.
Sin embargo el lado positivo es que este exceso de capacidad en red podría haber
lastrado la prestación de dichos servicios digitales al tener que amortizar las
mismas con la prestación de unos servicios digitales a un precio superior. Telefónica se asegura que dicho acuerdo
le garantiza unos ingresos fijos por su inversión en la red. Como explica el
comunicado conjunto de ambos operadores, el acuerdo está "basado en compromisos de
compra a lo largo de cinco años", es decir, que Vodafone se compromete a pagar unas
cantidades fijas, con un compromiso por volumen. Este acuerdo contribuye a financiar
y a hacer rentable el despliegue de la
red FTTH de Telefónica a las
poblaciones más pequeñas al tener garantizados unos ingresos ROI (Retorno a la
inversión) por dichos despliegues. Este retorno como dije anteriormente puede ser mayor si se suman
más operadores a alquilar dichas redes de Telefónica, lo cual no es ni mucho
menos descartable sobre todo teniendo en cuenta que la capilaridad de dicha red será muy
grande en todo el territorio español. Telefónica ya anunció que su intención
era llegar con la fibra a 25 millones de unidades inmobiliarias en el año 2020.
Modelo de Cherry Picking
Este acuerdo viene influido por uno de los mayores peligros que corría el operador líder en red FTTH Teléfonica, el “cherry picking”, es decir, el uso selectivo de la oferta mayorista sólo ahí donde se tiene asegurado un cliente- eliminando cualquier riesgo para los rivales del operador que despliega dicha red, y haciendo caer todo el riesgo inversor en aquel operador que realiza dicho despliegue, en este caso Telefónica. Telefónica ha defendido que se debe exigir a los rivales que adquieran compromisos de alquiler por volumen y a largo plazo, como sucede por ejemplo en otros países europeos como Alemania. De esta forma Telefónica sienta un precedente con Vodafone para futuros interesados en alquilar su red lo hagan por volumen y por un periodo largo de tiempo. Este acuerdo además neutraliza la ventaja que había tomado Orange con respecto a Vodafone, ya que la huella de fibra del operador inglés va a estar muy por encima de lo que dispone el operador francés y por otro lado el operador español consigue captar como mayorista al mayor cliente del mercado. Con esta operación Orange ve truncada la posibilidad de ser el mayor mayorista de este país, carrera que había relanzado al captar a Yoigo. Vender fibra propia en vez de realizar un despliegue para prestar el servicio es más rentable que realquilar la fibra a otro operador, ya que los márgenes son mayores. Sin embargo hasta que dispusiera de dicha red, Vodafone tendría que esperar un periodo de tiempo en el cual el coste de oportunidad les alejaría de la posibilidad de captar clientes con respecto a su competencia.
Este acuerdo viene influido por uno de los mayores peligros que corría el operador líder en red FTTH Teléfonica, el “cherry picking”, es decir, el uso selectivo de la oferta mayorista sólo ahí donde se tiene asegurado un cliente- eliminando cualquier riesgo para los rivales del operador que despliega dicha red, y haciendo caer todo el riesgo inversor en aquel operador que realiza dicho despliegue, en este caso Telefónica. Telefónica ha defendido que se debe exigir a los rivales que adquieran compromisos de alquiler por volumen y a largo plazo, como sucede por ejemplo en otros países europeos como Alemania. De esta forma Telefónica sienta un precedente con Vodafone para futuros interesados en alquilar su red lo hagan por volumen y por un periodo largo de tiempo. Este acuerdo además neutraliza la ventaja que había tomado Orange con respecto a Vodafone, ya que la huella de fibra del operador inglés va a estar muy por encima de lo que dispone el operador francés y por otro lado el operador español consigue captar como mayorista al mayor cliente del mercado. Con esta operación Orange ve truncada la posibilidad de ser el mayor mayorista de este país, carrera que había relanzado al captar a Yoigo. Vender fibra propia en vez de realizar un despliegue para prestar el servicio es más rentable que realquilar la fibra a otro operador, ya que los márgenes son mayores. Sin embargo hasta que dispusiera de dicha red, Vodafone tendría que esperar un periodo de tiempo en el cual el coste de oportunidad les alejaría de la posibilidad de captar clientes con respecto a su competencia.
Otra de las consecuencias
importantes de este acuerdo es que el organismo regulador CNMC queda
contrarrestada su acción de vigilante en dicho mercado, ya que según avanza el despliegue
de redes si se alcanzan acuerdos voluntarios sobre bases comerciales, su
función como regulador ex ante e incluso como árbitro ex post se difumina. Las principales discrepancias por ejemplo en
la telefonía móvil siempre fueron por cuestiones de portabilidad y acceso a la
red de otro operador. Cuando el acceso está pactado
voluntariamente entre las partes, como es el caso, la necesidad de intervención
del regulador pierde una parte sustancial de sus funciones. Este
nuevo escenario abre un futuro escenario donde habrá muchos más acuerdos de
compartición en toda Europa, lo cual servirá para aliviar la deuda de los
operadores y mejorar su desarrollo digital al centrarse más en la “cadena
de valor” de los servicios digitales como hacen los OTT´s.
Para
terminar esta exposición, sería injusto no reconocer las graves dificultades
por las que ha atravesado la industria europea de las telecomunicaciones ante
la fuerte competencia de los nuevos actores como los OTT´S o los OMV. Estos
nuevos actores de bajo coste han llegado
al mercado y han cambiado los hábitos de los consumidores en una era en la que
internet y la regulación han mantenido bajos los precios. Los ingresos de las
operadoras europeas cayeron un 11% a 248.000 millones de euros desde 2009 a
2015, según la Asociación Europea de Operadores de Redes de Telecomunicaciones,
el lobby del sector. Pese a que dichos ingresos se han
desmoronado, las operadoras afirman que
tienen que afrontar unos costes más elevados procedentes de las inversiones
necesarias para hacer frente al aumento del consumo de datos, principalmente
en redes de fibra óptica y 4G. Con más de 150 operadores de
telecomunicaciones en el continente europeo según la consultora KPMG, Europa es
uno de los mercados más fragmentados del mundo. La afirmada tantas veces
consolidación del sector por los altos directivos todavía no ha llegado, pero
esta compartición de infraestructuras es un paso más en dicha dirección. En los
diferentes mercados europeos, a menudo hay cuatro o más competidores. En
cambio, en EEUU hay cuatro operadoras de telecomunicaciones. Como señala el
consejero delegado de Orange Stephane
Richard: "Prácticamente estamos en un psiquiátrico. Ningún modelo económico
puede justificar disponer de más de dos o, como máximo tres, infraestructuras
fijas y móviles en los grandes países europeos". Frente a esta “locura
pasajera”, el sentido de necesidad ha obligado a fusionar redes fijas y móviles
para ofrecer ofertas que combinen TV, banda ancha, telefonía fija y servicios
móviles en uno, algo que permitirá a las operadoras conservar más fácilmente
a los clientes y gastar menos en la captación de otros nuevos.
Bienvenidos
a la racionalidad…ojalá dure y los clientes disfruten de más servicios a mejores
precios y con ello Europa disminuya la brecha o gap que tiene frente al dominio
norteamericano con sus OTT´s.
Ya lo dijo Johann Wolfgang Von Goethe: "La ley es poderosa, pero más poderosa es la necesidad".
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