sábado, 25 de noviembre de 2017

COMPAÑÍAS QUE SUBEN PRECIOS DE FORMA FRECUENTE...DIRECTIVOS SIN IDEAS



Apple es un icono en la sociedad actual, sus productos han supuesto un antes y un después para el mercado y los consumidores. Pero la verdad es que su historia va mucho más allá de sus famosos productos: iPhone, el iPad o Steve Jobs. Su capitalización sobrepasa la barrera de los 900.000 millones de dólares (821.000 millones de euros). Actualmente, Apple equivale a ocho Inditex, la empresa española más valiosa por capitalización. La historia en bolsa de la compañía de Cupertino se remonta al 12 de diciembre de 1980, cuando empezó a cotizar. En su estreno bursátil, cada una de sus acciones tenía un precio de 0,5 dólares (cifra que tiene en cuenta el movimiento que hizo la empresa en junio de 2014 para abaratar el precio de las acciones al juntar siete títulos en uno solo, denominado split), mientras que actualmente se mueven por encima de 175 dólares. Esto significa que en estas casi cuatro décadas, sus títulos se han revalorizado más de un 36.000%. La compañía se ha enfrentado a diversas crisis como; el estallido de la burbuja puntocom, a estar al borde de la bancarrota y a la muerte del hombre con el que emprendió el camino hacia el éxito y que fue su CEO durante 24 años: Steve Jobs. Mientras tanto, ha revolucionado el mercado de los dispositivos móviles y electrónicos con productos como el iPod (desde su lanzamiento el 23 de octubre de 2001 ha vendido más de 400 millones de unidades), el iPhone (llegó al mercado el 29 de junio de 2007 y ya hay más de 1.000 millones de smartphones en manos de los consumidores) y el iPad (la tableta empezó a venderse el 3 de abril de 2010 y ya ha colocado 250 millones de unidades). A todos ellos se suman otros ‘inventos’ como el Mac y el Apple Watch, pero sin duda su buque insignia es el iPhone. 
Sin embargo cabe preguntarse, ¿Por qué Apple tiene tanto éxito? Durante sus primeros 30 años en el mercado, las acciones de Apple apenas se movieron, mientras que fue en el año 2007, coincidiendo con el lanzamiento de la primera versión del iPhone, y fue una década después de la vuelta de Steve Jobs a la compañía (su regreso se produjo el 16 de septiembre de 1997), cuando empezó a remontar el vuelo. Hasta 1998, las acciones de Apple se movieron en un rango lateral. Entonces se empezaron a beneficiar del rally tecnológico y en apenas dos años (1998 a 2000), sus títulos llegaron a subir un 140%. El estallido de la burbuja de las puntocom supuso un revés y durante varios años su cotización cayó hasta el comienzo de dicho rally. Fue a partir del año 2003 cuando comenzó a subir reiteradamente, el principal motivo de éxito para justificar dicha subida es según los expertos, saber combinar la gestión de sus recursos y su cadena de producción (proveedores, distribuidores…) con saber vender y conseguir buenos márgenes. Apple ha sabido  diseñar y fabricar productos de muy buena calidad y que ofrecen lo que el cliente quiere y necesita. Por algo sus productos tienen un índice de satisfacción del 98% o incluso superior. Consigue que millones de personas usen sus productos y, más importante, que estén dispuestos a pagar por ellos. Ese  valor propio que ofrece, ha hecho que dichos productos gocen de una exclusividad que todavía la competencia no ha sabido replicar. Cuando murió su alma mater, muchos pensaron que la compañía podría entrar en declive al carecer de la figura del visionario que fue Steve Jobs, sin embargo su sucesor Tim Cook, es un directivo menos icónico y carismático pero ha dirigido y gestionado la empresa apoyándose más en el pragmatismo que representan las métricas y la optimización de la gestión. Sin embargo, si tuviésemos que ser justos diríamos que Steve Jobs ha dejado un legado único en su compañía, la forma de trabajar. Esta herencia no hecho otra cosa que confirmar que su acierto, ya que después de cinco años de su muerte, Appel sigue batiendo records…se puede pedir más.

Todos los días nos encontramos en la prensa compañías que suben sus tarifas al cliente, con el pretexto de ofrecer mejores productos o servicios. Sin embargo cabe preguntarse si dichas subidas están justificadas cuando las sufre el cliente de forma reiterada, máxime cuando lo que se le presta como servicio le es más que suficiente para sus necesidades y no tienen necesidad de nuevas prestaciones o servicios. Muchas y variadas pueden ser las causas de dichas subidas, sin embargo existe una que encuentra un rechazo rotundo desde la perspectiva del cliente, es el pagar los excesos cometidos por dicha compañía. Subir los precios muchas veces no significa recaudar más, muy al contrario existen muchas posibilidades de que los competidores de dicha compañía aprovechen dicha coyuntura para captar una parte importante de los clientes de la misma. Pero hagamos un ejercicio de empatía como clientes (ya que todos lo somos) y situémonos en su lugar para tener una perspectiva de su visión. Para ello deberemos conocer un poco las diferentes teorías que existen sobre la motivación de compra del cliente. Las principales teorías son cinco:

1.   Teoría Económica de Marshall (comportamiento del consumidor). Esta teoría se basa en la exposición del conocimiento y poder que tiene el consumidor para satisfacer sus necesidades. Sus decisiones de compra y comportamiento de consumo están orientadas hacia la satisfacción máxima de su utilidad y tendrán el poder adquisitivo óptimo para pagar el producto o servicio que más utilidad le brinde. Los clientes focalizan su atención en la relación costo – beneficio en cada acción o decisión que toman. La elección del consumidor es racional e independiente del entorno y, se satisface del producto por su función más que por sus atributos. Según esta teoría, las decisiones de compra son el resultado de cálculos económicos, racionales y conscientes. Otro punto de vista es que los factores económicos operan en todos los mercados; además sugiere:

·         A menor precio de un producto, mayor venta

·         Cuanto más elevado sea el precio de los artículos, las ventas serán menores, (esto obviamente no se cumple por ejemplo con los productos Apple)

·         Cuanto más elevado sea el ingreso real, este producto se venderá más siempre y cuando no sea de mala calidad

·         Cuantos más altos sean los costos promocionales, las ventas también serán más grandes.

En la teoría económica, la compra de un champú debe ser realizada mediante la observación de todas las características de todos los champuses existentes en el mercado (o en la tienda). Así, luego de haber sopesado las ventajas y desventajas de todos ellos (cantidad, precio, aditivos, perfume, características externas, etc.), el cliente debe decidir la compra de aquel que le ofrece el mejor resultado global. El análisis del comportamiento real muestra, sin embargo, que en la práctica no sucede siempre así, sino que corrientemente la gente compra solo aquellos productos que conoce y que anteriormente le han brindado buenos resultados, dejando de lado el análisis de muchas de las alternativas existentes (teoría conductual de aprendizaje).
2.   Teoría Psicológica Social. Esta teoría fue creada por Vevlen, su enfoque está basado en lo psicosociológico cuyo comportamiento no solo está determinado bajo un aspecto económico, sino también por variables psicológicas como la personalidad, necesidades, deseos entre otros. Su corriente está considerada bajo la influencia del entorno social en su comportamiento de consumo, cuyos grupos sociales o de referencia incluyen también a la familia y grupo de amistades. Sus decisiones de consumo y compra parten de las decisiones de otros.
3.   Teoría de la Jerarquía de las necesidades. La teoría de Maslow o más conocida como la jerarquía de las necesidades y motivaciones, postula que el individuo tiene dos tipos de necesidades: de supervivencia y de Crecimiento. Que, a su vez, estas se subdividen en forma jerárquica, es decir, el individuo desea satisfacer desde las más básica hasta seguir subiendo sucesivamente a de acuerdo a sus necesidades y motivaciones.

4.   Teoría Conductual de Aprendizaje. Esta teoría está relacionada al comportamiento Behaviorista y fue ideada por Iván Paulov. Se trata de un proceso de aprendizaje por medio de los estímulos cuyas respuestas modifican el comportamiento del consumidor. La teoría parte de la observación del comportamiento actual de la persona y lo relación con su comportamiento pasado. Los consumidores por sí mismos se dan cuenta que su aprendizaje se dio a través de ciertos estímulos positivos o negativos y que por lo general, se orientan del pasado. Esta teoría se le conoce también como condicionamiento clásico y hace referencia a un proceso a través del cual se logra un comportamiento o respuesta a partir de sucesos acaecidos.
5.   Teoría del Condicionamiento Operante. La teoría operante es también conocida como instrumental y es descrita por Edward Thorndike y Frederic Skinner. Ellos definen la teoría como un proceso por el cual comportamiento es el resultado favorable a partir de un estímulo y por lo tanto tiene la probabilidad de que vuelva a repetirse. La postura está determinada por las condiciones externas cuyas consecuencias construyen las conductas del ser humano. Skinner considera que el comportamiento es una variable dependiente de los estímulos ambientales que aumentan la probabilidad de que en un futuro se refuerce por medio de respuestas positivas o negativas como consecuencia durante el estímulo.


Vistas las diferentes teorías que existen sobre la motivación de compra de los clientes, veamos ahora que factores pueden modificar la demanda de dichos bienes o servicios. Los cambios de causas tales como el ingreso promedio y las preferencias pueden provocar que la curva de la demanda sea mayor o menor en función de un precio dado. Así pues definiremos la demanda como la cantidad de un producto o servicio que el cliente está dispuesto a comprar a un precio dado. Este planteamiento invita a pensar que además del precio pueden existir otros dos factores que pueden afectar a la demanda, son el gusto y las preferencias.  Si un cliente no necesita algo, no lo compra a no ser que interfieran en sus deseos estos dos últimos factores que he reseñado. Una curva de demanda y oferta permanecerá estable cuando dicha relación entre estas dos variables no se vea afectada por otras variables, es lo que los economistas llaman “Cateris Paribus” una frase que significa “las demás cosas se mantienen iguales”. Una de las variables que más inciden en la modificación de dicha relación entre oferta y demanda son los ingresos. Pongamos un ejemplo, supongamos que tenemos una curva de demanda inicial para determinado modelo de automóvil. Ahora pensemos que la economía se encuentra en ciclo expansivo de una manera que se incrementan los ingresos de una gran parte de la población, y los automóviles se vuelven más asequibles. ¿Qué sucederá con la curva de demanda y oferta?, Veamos la siguiente representación: 
Como resultado de los niveles de ingresos más elevados, la curva de demanda se desplaza a la derecha, hacia D1. La gente tiene más dinero en promedio, por lo que es más probable que compre un automóvil a un precio dado, con lo que aumenta la cantidad demandada.
Una disminución en los ingresos tendría el efecto contrario, y ocasionaría que la curva de demanda se desplazara hacia la izquierda, en dirección a D2. La gente tiene menos dinero en promedio, por lo que es menos probable que compre un automóvil a un precio dado, con lo que disminuye la cantidad demandada.
Esta regla tiene ciertas excepciones y es que existen bienes de consumo que disminuyen su demanda debido a un aumento de ingresos de la población, por ejemplo, muchos clientes dejan de comprar marcas genéricas o blancas cuando tienen más capacidad económica y pueden comprar primeras marcas. Esta situación que afecta a determinados productos se conoce como bien inferior, y se define como la caída de demanda que sufre dicho producto cuando aumenta el ingreso. Es lo que interpretaríamos en la gráfica anterior como una caída en dirección D2. Actualmente la economía española se encuentra en una fase de crecimiento con una tasa que oscila entre el 2,5 y el 3% del PIB. Sin embargo este crecimiento no llega a las capas más humildes de la sociedad y el poder de compra de las mismas no ha aumentado. Nueve años después de que comenzara la crisis y más de tres años después de que estadísticamente comenzara la recuperación, los empleados públicos, los pensionistas y los asalariados siguen sin ganar poder adquisitivo. Sin ir más lejos, este año por ejemplo según los datos del Ministerio de Empleo la revalorización salarial de los trabajadores en convenio apenas se ha elevado al 1,4% hasta octubre. Son dos décimas menos que la variación interanual del IPC en ese mes y siete menos que la media de la inflación a lo largo de 2017 (2,1%). La previsión de pérdida de poder adquisitivo la suscriben los principales organismos económicos: la OCDE cree que la inflación media cerrará este año en el 2,3%; el servicio de estudios del BBVA en 2,1%, Bruselas, el FMI y Funcas la fijan en el 2%; y el Banco de España en un 1,9%. Para una población como los pensionistas ( más de 9 millones) que ha sufrido una subida de su pensión del 0,25%, la pérdida de poder adquisitivo es considerable http://bit.ly/2zdEORv Que la recesión todavía no se ha superado lo evidencian también los sueldos, algo que incluso el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, reconoció en la siguiente declaración: "La recuperación económica todavía no ha llegado a los salarios".

Visto pues el escenario económico actual en el que se mueve el ciudadano español (cliente) cabe preguntarse si una subida de precios reiterada puede o no afectar a la compañía que la efectúa, máxime si tenemos en cuenta los motivos y razones que pueden originar su decisión de compra. Y obviamente parece a todas luces que dicha decisión ante un escenario de no recuperación de poder adquisitivo de amplias capas de la sociedad española puede tener un coste demasiado elevado para aquellas compañías que se han embarcado en una carrera de subidas de precios. Si nos centramos en un sector con gran dinamismo como es el mercado de las telecomunicaciones, veremos que desde el comienzo de la crisis, la estrategia de tirar los precios junto al mortífero efecto de la caída del consumo por la crisis económica, hizo que los ingresos del sector en su segmento minorista (el de los clientes particulares y pymes) se hundiesen. En los albores de la crisis, las ventas minoritas de las telecos tocaron techó rozando los 37.000 millones en 2008. En 2012 los ingresos globales ya estaban por debajo de los 30.000. En 2015 ni siquiera se alcanzaron los 25.400 millones de euros, regresando a los niveles que había en 2002 según la CNMC
Sin embargo los principales players se han expuesto a riesgos en la gestión con decisiones como han sido la compra de derechos deportivos que ahora les obligan a acciones como son el elevar las cuotas de sus servicios con el fin de poder equilibrar en lo posible su balance económico que se ve lastrado por dichas inversiones http://bit.ly/2jYZmqg Además, para complicar este escenario competitivo ha aparecido un nuevo competidor integrado como es Másmovil con una estrategia totalmente diferente, no dar más servicios por más dinero, sino ofrecer un portafolio que se centra principalmente en reducir el precio que pagan sus clientes sin un valor añadido que encarezca el mismo y no es requerido. Los resultados de este año en los nueve primeros meses no le han podido ir mejor, la compañía ha cerrado el tercer trimestre de este año con más de 5 millones de clientes, un 17 % más que el año pasado, de los que más 4,7 millones son de móvil y 370.000 de banda ancha fija, un 429 % más que el año anterior, de los cuales casi un tercio son clientes de fibra. Durante los nueve primeros meses del año, MásMovil ha captado 374.000 nuevos clientes de postpago y ha liderado el mercado de la portabilidad móvil con más de 258.000 clientes netos.
Los principales factores que influyen en la decisión de compra  de los clientes son:
El producto. Si se trata de un producto novedoso e innovador, atraerá fácilmente la atención, pero también será más difícil llegar a la etapa final del proceso, es decir, la compra.
Calidad del producto. Ofrece un producto de calidad y házselo saber al comprador.
Precio. El precio es uno de los factores que más influye en la toma de decisión. Ofrece precios competitivos y siempre relacionando la calidad-precio.
Disponibilidad. Una vez que se toma la decisión de compra se desea adquirir al momento por lo que es importante que el producto esté disponible porque si no perderás un cliente.
Valores agregados. Ofrece algo más que un producto. Dar un trato personalizado ayudará a diferenciar tu marca.
Ofertas y promociones. Ayudará a fidelizar a tus clientes actuales y a captar nuevos.
Servicio al cliente. Es sin lugar a dudas junto con el precio los principales factores de éxito comercial. En economías maduras donde las diferencias de precio no son muy grandes, la calidad del servicio toma el relevo en importancia del kpi precio. Habilitar todos los canales en los que puedan contactarte y ofrece servicio las 24 horas, tiene dos finalidades: satisfacer al cliente y no perder ninguna interacción con el mismo.

En términos generales, los consumidores se forman una idea sobre lo que una compañía suele cobrar y el valor que tiene su producto y lo comparan con la competencia, un concepto conocido como el precio de referencia. Estiman el valor de un producto basándose en la diferencia entre lo que se cobra y el precio de referencia que tienen en mente. Fue el economista Dan Ariely y el neurocientífico Antonio Damasio los que incluyeron una variable nueva que incide de forma decisiva relativizando el factor precio, la emoción. Para dichos profesores el precio de un artículo por sí mismo no es tan significativo para la adquisición de un objeto como la gratificación obtenida por esa compra. Así, para establecer una correcta política de precios una compañía debe conocer las diferentes alternativas de precio que puede encontrar el cliente en distintos escenarios, o incluso fabricar u ofrecer una clara alternativa para fabricar un escenario lo más favorable posible a su propia política de precios. Para Ariely, es muy difícil cuantificar el placer en términos de dinero y por lo tanto, saber cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar. El placer no se puede tasar y en la decisión de compra, no siempre nos basamos en hechos racionales (cuanto estoy dispuesto a pagar por un determinado producto o servicio), sino en factores emocionales que difícilmente podemos medir (qué placer me va a dar adquirirlo). No existe mejor ejemplo que la empresa Apple con sus productos, los cuales son de muy buena calidad pero a unos pecios mucho más elevados que su competencia. Sin embargo esa exclusividad es un potente imán que no tienen por ejemplo los players que se mueven en el sector de las telecomunicaciones. La imagen y logotipo de la manzana tiene un valor este 2017 de (107.000 millones de dólares según Brand Finance's Global 500), lo cual habla a las claras de la fuerza que tiene como reclamo para el consumidor. Quien lleva en su bolsillo un iPhone, que cuesta más de 1.000 euros, no tiene en cuenta ni su precio ni que hay otras opciones más económicas en el mercado.

Para terminar este post quiero decir que vivimos una época donde el cliente es un “señor” con un amplio conocimiento sobre precios y una consciencia nítida sobre “el valor del dinero”, en cuanto a derrocharlo o malgastarlo. Los consumidores no solo buscan percibir valor a través de menores precios por la prestación de un servicio o producto, sino que buscan beneficios hedónicos que les proporcionan dicha compra o adquisión. Este factor emocional es un diferencial que junto a los anteriores hacen que aquella compañía que los posean sea triunfadora actualmente. Apple es un claro ejemplo de esto último, ya que sus directivos conocen que es lo que piensan sus clientes, que valor tienen sus productos, y sobre todo…Cuanto están dispuestos a pagar por los mismos
 

Ya lo dijo Adam Smith: “El verdadero precio de todo, lo que todo realmente le cuesta al hombre que quiere adquirirlo, es el esfuerzo y la complicación de adquirirlo”.

 

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