Un sultán soñó haber perdido todos
los dientes. Después, al despertar mandó llamar un adivino para que
interpretase su sueño:
-¡Qué desgracia mi señor! -exclamó
el adivino-, cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra
majestad.
-¡Qué insolencia! -gritó el sultán
enfurecido-. ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí
Guardias, ¡que le den cien latigazos!.
Más tarde ordenó que le trajesen
otro adivino y le contó nuevamente el sueño. Éste después de escuchar al sultán
con atención, le dijo:
-¡Excelso señor! Gran felicidad os
ha sido reservada. El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros
parientes -el semblante del sultán se iluminó con una gran sonrisa- y gritó:
¡que le den cien monedas de oro!.
Cuando el adivino salió del palacio,
uno de los cortesanos le dijo admirado:
-¡No es posible! La interpretación
que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer adivino. No entiendo
por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
-Recuerda buen amigo -respondió el
segundo adivino- que todo depende de la forma en que se realiza la
comunicación… uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte
de la comunicación. De la buena o mala comunicación depende, muchas veces, la felicidad
o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier
situación, de esto no cabe duda, más la forma con la que debe ser comunicada es
lo que provoca en algunos casos grandes problemas.
La verdad puede compararse con una
piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero
si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura,
ciertamente será aceptada con agrado.”
La
comunicación puede entenderse como la interacción mediante la cual gran parte
de los seres vivos adaptan sus respectivas conductas frente al entorno mediante
la transmisión de mensajes, signos convenidos por el aprendizaje de códigos
comunes. Esta
comunicación está también basada en un sistema de transmisión de mensajes o
informaciones, entre personas físicas o sociales, o de una de éstas a una
población, a través de medios individuales o de masas, mediante un código de
signos también convenido o fijado de forma arbitraria. La acción de comunicar se
puede efectuar mediante medios o industrias de la información o publicidad.
Estas tres características hacen que nos encontremos ante una acción que
fundamenta su sentido en una relación interpersonal entre el emisor y el receptor
de dicho mensaje. Cuando hablamos de comunicación nos estamos acercando al mundo
de las relaciones humanas, donde existen vínculos establecidos o que se pueden
establecer. La comunicación es la base de la interacción social, y como tal, es un
principio básico de la sociedad. Si no existiese dicha acción, como diría Niklas
Luhmann (1993), no podríamos hablar de sistema social:
“Todo lo que es comunicación es
sociedad (...) La comunicación se instaura como un sistema emergente, en el
proceso de civilización. Los seres humanos se hacen dependientes de este
sistema emergente de orden superior, con cuyas condiciones pueden elegir los
contactos con otros seres humanos. Este sistema de orden superior es el sistema
de comunicación llamado sociedad”.
Es la acción de comunicar la principal causa del desarrollo de la sociedad, ya que la interacción que proporciona la comunicación entre personas, ha
desarrollado la misma proporcionando un conocimiento que ha sido clave en el devenir de su futuro. Fue en la Escuela de Palo Alto en California donde se
desarrolló una de las principales teorías sobre comunicación que existen hasta
nuestros días, la llamada “Teoria de la comunicación humana”
(1971). Sus creadores, Paul Watzlawick, Janet Beavin y Donald Jackson,
hacen
hincapié en estos principios básicos del sistema comunicativo. La
comunicación está asociada a la vida, con este planteamiento inicial Paul Waztlawick y sus
colegas se referían a que todo comportamiento es una forma de
comunicación en sí mismo, tanto a nivel implícito como explícito. Incluso, estar en silencio implica
una información o mensaje, por lo que resulta imposible no comunicar.
La
no comunicación no existe. Aun
cuando no hacemos nada, ya sea a nivel verbal como no verbal estamos
transmitiendo algo.
Puede ser que no nos encontremos interesados en lo que nos comentan o que
simplemente preferimos no opinar. La cuestión fundamental es que hay más
información en el “mensaje” que aquella que recogen estrictamente las palabras.
Sus célebres cinco axiomas o reglas de la comunicación son los siguientes:
Llegados
a esta situación y metidos en harina empresarial, cabe preguntarse ¿Qué
efectos tienen los eventos corporativos en las plantillas cuando se lanzan?
Los
eventos corporativos son una de las acciones de comunicación con los empleados
más eficaces y eficientes cuando se busca cumplir ciertos objetivos. Su
característica más impactante es el directo, ya que permite comunicar cara a
cara, en vivo, con nuestro público (los empleados). El hecho de ser en directo
también conlleva otros efectos, y es que no hay segundas oportunidades, un
evento de este tipo es un acto efímero e irrepetible y, en definitiva, único. Solo
la consecución de las metas fijadas de forma real y la percepción por parte de
la plantilla de que “algo” de lo que en el mismo se manifiesta les llega y lo
viven en su día a día, hará que el mismo sea un éxito o un fracaso. Que se
cumplan o no los objetivos de comunicación planteados solo depende del CEO y su
equipo directivo, de nadie más, YA QUE SON LOS QUE DEFINEN Y TOMAN LAS ACCIONES QUE PUEDEN PERMITIR LLEGAR A LOS MISMOS. Para poder impactar sobre los
empleados es necesario que el mensaje que se trasmita sea claro y alcanzable,
para ello es necesario conocer bien el público al que se va a dirigir uno como
por ejemplo; su realidad diaria, sus valores, sus comportamientos, la cultura
empresarial, sus perfiles sociales, demográficos y profesionales. De este modo
se podrá adaptar el mensaje al receptor correctamente. Estamos hablando de influir en
los comportamientos de las personas que integran la plantilla, no de manipular los mismos. Y es aquí donde quizás está el mayor problema al que se
enfrenta el CEO, ya que muchos empleados viven en su día a día alejados de lo
que se proyecta en dicha cumbre. Desde la perspectiva humana, la
realidad se identifica con la naturaleza tal como el ser humano la conoce,
incluyendo las modificaciones que, sobre la misma, su capacidad e iniciativa
creadora proyecta. Como la persona posee un instinto creativo con el que cambia
de continuo su espacio existencial, se da a un tiempo lo que cree qué podría
cambiar y lo que de lo hecho sobre la existencia conforma la realidad de cada
momento. Pero entre esa creatividad que formaliza el deseo y lo que realmente
percibe como la realidad, existe la diferencia de la ilusión y la verdad, esto
puede distorsionar el conocimiento, confundiendo el deseo de lo que sea
realidad con lo que la realidad es. Y es esta situación la que
obligará al CEO a hilar muy fino, ya que si su mensaje obvia dicha situación
(relación entre realidad-deseo que existe en su compañía), su evento corporativo será una
bonita puesta en escena sin ninguna trascendencia.
Son
múltiples los factores que impactan y distorsionan la realidad de los empleados
en su día a día, desde liderazgos débiles o autoritarios, indicadores de gestión económica
malos, Clima Laboral nocivo, comunicación jerárquica deficiente, falta de
formación adecuada para los desafíos a los que se enfrenta la plantilla, etc.
Las cumbres directivas en muchos casos tienen que ser la “prueba del algodón” frente
a estos elementos que distorsionan y dificultan la consecución de objetivos, el
CEO tiene que ser un elemento disruptivo en dicha situación, actuando
como impulsor de medidas que eliminen estos hechos y situaciones que destruyen
en los empleados los valores y principios que cohesionan y mueven a la misión
establecida en la compañía. La honestidad y la sinceridad son
elementos claves de éxito en la eficacia de un evento y cuando se obvia la
realidad se está condenando el evento al fracaso. Así pues, el mensaje que se lance
desde el atril de dicha cumbre tiene que ser creativo pero real a lo que sucede
dentro de la compañía con el fin de captar la máxima atención de los empleados.
Es evidente que nunca se debe mentir o edulcorar la realidad que existe, el mensaje
tiene que ser claro y directo, que tenga fácil comprensión por parte de la
audiencia y no distraiga la atención de lo fundamental. La organización
de un evento corporativo o de empresa no es difícil, es complejo, hay muchos
matices importantes que atender. Durante un evento de este tipo se combinan de
forma precisa, o debería ser así, muchísimo elementos, personas y mensajes en
diferente formato; todos ellos son elementos comunicativos, recuérdese los
(Axiomas de Watzlawick).
La
comunicación interna no es un fin, sino un medio, es una de las principales herramientas
encargadas de crear un clima de trabajo favorable para el desarrollo de empleados
y compañía. Como tal, dicho instrumento es único para desarrollar
nuevas capacidades en los empleados a través del contrato psicológico que
vincula a los mismos con sus compañías. En definitiva, más allá de la
parte lúdica que tienen este tipo de encuentros en cuanto a las anécdotas y
elementos impactantes que se muestran, cuando
dichos eventos se hacen por y para los empleados son eventos motivacionales,
pero además, es una oportunidad única para que el CEO se acerque a la realidad
que existe dentro de su compañía.
Ya lo dijo Swami
Sivananda: "Pon tu corazón, tu mente, tu intelecto y tu alma incluso en tus
más pequeños actos. En esto reside el secreto del éxito."
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