Cualquier líder en una compañía que utiliza el
nepotismo y la prepotencia en sus quehaceres diarios es que ha perdido la
autoridad de sus colaboradores y emplea la fuerza y el favoritismo como único
medio de funcionamiento, esto traerá consigo entre otras cosas; perdida de
compromiso de los colaboradores con el objetivo, ambiente laboral pésimo, la
perdida de oportunidad con los clientes, etc.
El origen de la palabra nepotismo proviene del
latín nepos, nepoti, y son los sobrinos o nietos. A finales de la
Edad Media y comienzos del Renacimiento el papa elevaba algún sobrino o nieto al cargo de cardenal en la curia romana. En su
época esta práctica fue denunciada y reprobada dentro de la iglesia por los daños que
causaba en el compromiso y funcionamiento de dicha institución, es célebre el
nombramiento de cardenal de Ranuccio Farnese con la edad de 15 años, dicha
práctica fue abolida por el Papa Inocencio XII, el último cardenal nepote
fue Pietro Ottoboni.
La prepotencia ante todo es una actitud del individuo
que se refleja en su conducta durante su interacción con los demás, una persona
con este tipo de conducta se jacta de ser el centro del mundo, se idolatra
hasta límites insultantes con las personas que interacciona y es el mayor
veneno que puede tener dentro un equipo de trabajo. Existen dos tipos de
prepotencia, la primera es la llamada pasional, tiene como
característica que el individuo que la manifiesta es vehemente, ardoroso,
impulsivo, puede llegar a nublar su razón. El segundo tipo es la intelectual,
la persona se manifiesta condescendiente en sus relaciones, percibe que está en
un plano superior con respecto a los demás. Cabe destacar que en ambas hay un
común denominador que es el egocentrismo exacerbado que se tiene de uno
mismo.
Contra estos males no existe más auxilio que las
destrezas en Inteligencia Emocional para liderar a las personas. Con ella tomamos
conciencia, comprendemos los sentimientos de los demás, toleramos las presiones
y frustraciones de nuestra cotidianidad, trabajamos en equipo y aportamos
nuestro mejor desarrollo personal. Las personas que poseen una elevada
Inteligencia Emocional, tienden a ser equilibradas, extrovertidas, alegres,
suelen comprometerse con los problemas y tienen interés en las habilidades
intelectuales, así mismo son productivos y ambiciosos, se sienten a gusto
consigo mismo y con el entorno social en el que conviven.
Ya lo dijo Gabriel García Marquez: " No podemos elegir muchos aspectos de nuestra vida. Pero nada ni
nadie es lo bastante poderoso para impedir que escojamos nuestros
pensamientos y nuestras emociones"
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