La siguiente anécdota define a la perfección a la
comunicación interna: Cuando el presidente John F. Kennedy visitó
por primera vez la NASA, en el pasillo se encontró a un conserje
barriendo. “¿En qué consiste su trabajo?”, preguntó Kennedy. “Yo ayudo
al hombre a llegar a la luna”, respondió el empleado.
Definía el filósofo alemán Nietzsche que
la verdad es “un ejército móvil de metáforas, metonimias (figura retórica
que consiste en designar una cosa con el nombre de otra con la que mantiene una
relación de proximidad o contexto), antropomorfismos (doctrina o creencia
basada en atribuir aspecto y personalidad humana a animales, cosas y personajes
divinos), en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido
realzadas, extrapoladas, adornadas poética y retóricamente y que, después de un
prolongado uso, a un pueblo le parecen fijas, canónicas, obligatorias". El
hombre pues necesita usar su inteligencia para sobrevivir, enfrentarse o convivir
con los demás, sin embargo, ese intelecto es usado muchas veces para la fabricación de escenarios ideales de ficción. Se encuentra siempre inmerso en ilusiones y ensueños que le
sirven como defensa, sobre todo a los individuos más débiles o que no alcanzan
los objetivos que persiguen. Así la persona es muchas veces un ser
humano limitado, que se engaña pensando que como ser
superior la naturaleza está a su servicio. Soberbio de su conocimiento,
el engaño lo lleva a sobrevalorar tanto la ciencia, como el conocimiento de la
realidad que tiene en base a su experiencia vivida. Es aquí donde la
inteligencia desarrolla sus fuerzas, fingiendo, mintiéndose y mintiendo a los
demás.
Uno de los objetivos de la comunicación interna es que
todos los integrantes de la organización se sientan comprometidos con el proyecto de compañía que tiene en marcha el equipo directivo, para ello es imprescindible que las personas sepan los motivos y razones de dicho camino. Es decir, que todo trabajador tenga claro en qué contribuye a que la
compañía llegue a sus objetivos”. Obviamente, comunicación interna sin
verdad no parece un binomio ganador. Frecuentemente nos encontramos en
prensa noticias empresariales donde la realidad que se comunica por parte de
los directivos de una compañía no guarda relación con la realidad que viven
en las mismas sus empleados o colaboradores, manifestándose dicha
problemática por ejemplo en encuestas de satisfacción o Clima Laboral.
La variable verdad se vuelve un
intangible definitivo para que dicha comunicación interna funcione a
la perfección dentro de las compañías. De hecho, las grandes compañías y
organizaciones han conocido siempre que el primer público en el
que hay que pensar para lograr metas es el equipo humano que sustenta su
negocio. En un principio, la comunicación interna se focalizó en
difundir de forma vertical información de tres tipos: laboral,
operativa y organizacional, es decir, información sobre condiciones de
trabajo, salarios, normativa, etc. De esta manera, se consiguió establecer una relación
fluida entre todos los trabajadores de la empresa. A mediados de los años
90, la comunicación interna se desliga de los recursos humanos y pasa a
integrar, junto con la comunicación externa, la estrategia de comunicación
corporativa. Desde entonces las compañías han
volcado sus esfuerzos en fijar y conseguir que dicha comunicación sea
bidireccional, establecer un feedback activo con sus empleados, con ello se
pretende implicar, motivar y lograr extraer todas las sinergias que atesoran sus empleados. Este enfoque ha sufrido un vuelco con los nuevos soportes que han
surgido con las nuevas tecnologías como los móviles y las redes sociales, la
tecnología cambiará la velocidad y la transmisión, pero no el objetivo de dicha
comunicación.
Uno de los mayores errores
que se suelen cometer en la comunicación corporativa es la ocultación de
información en tiempos de crisis, el hacer que como que se está trabajando en
algo que no avanza, el parar los proyectos sin que nadie explique el ¿por qué?,
el dejar languidecer las iniciativas sin explicaciones, etc. De acuerdo con el
libro Nueva Comunicación Interna en la Empresa, los directivos suelen
mantener al margen a los empleados en situaciones de crisis, un “grave
error”, pues son un enlace directo entre la empresa y la sociedad y pueden se
aliados, portavoces y colaboradores en la lucha por salir de la misma.
Esta
equivocación limita y no favorece aspectos fundamentales que se pueden
conseguir con una fluida comunicación interna dentro de la compañía, como
pueden ser los siguientes:
- Mejora de la efectividad de la empresa: cuanta más información tengan tus trabajadores, mejorará su trabajo en equipo y su trabajo individual. Los empleados se sentirán integrados plenamente en la organización y por tanto, se comprometerán mayormente con ella.
- Mantiene a los trabajadores enterados de todo lo que sucede en la empresa: nadie recibe sorpresas y todos conocen los cambios (positivos y negativos) que tienen lugar en su entorno.
- Permite que la resolución de problemas sea más sencilla: si se pide opinión a los trabajadores sobre un determinado tema, es probable que la resolución de un conflicto sea más fácil porque se aportarán más ideas.
Cuando las compañías logren
que el conserje diga que está ahí para ayudar al hombre a llegar a la luna, se
habrá conseguido tener una comunicación directiva eficaz alineada con el
compromiso del trabajador.
Ya lo dijo Baltasar Gracián: "Querer hablar y oírse no
sale bien; y si hablarse a solas es locura, escucharse delante de otros será
doblada."
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