jueves, 24 de septiembre de 2015

EL CAPITAL HUMANO, ¿ES O NO LO MÁS VALIOSO DE UNA COMPAÑÍA?

Un profesor enseña un billete de 500€ a sus alumnos y les dice: "¿A quién le gustaría tener este billete?" todos los alumnos levantan la mano.


Él arruga el billete y les pregunta de nuevo: "Ahora, ¿quién lo quiere?" Las manos suben de nuevo.
  Él lanza el billete arrugado en el suelo, lo pisa y vuelve a preguntar: "¿Aún lo quieren?"

Los alumnos responden que sí y levantan la mano.  
Entonces los mira y les dice:
"Amigos míos, ustedes han aprendido una lección muy importante el día de hoy: aunque he arrugado el billete, lo he tirado y lo he pisoteado ustedes quieren todavía el billete, porque su valor no ha cambiado, sigue con un valor de 500€.

Muchas veces en la vida, te ofenden, personas te rechazan y los acontecimientos te sacuden. Sientes que ya no vales nada, pero TU VALOR no cambiará NUNCA para la gente que realmente te quiere.
Incluso en los días en que estés en tu peor momento, TU VALOR SIGUE SIENDO EL MISMO".
Los alumnos aplaudieron emocionados...
 
No dudes nunca de tu valor... Siempre valdrás mucho para las personas que te quieren. NUNCA pero NUNCA valdrás menos, aunque así lo sientas.


¿Es más importe en una compañía obtener beneficios? o tal vez, ¿es más importante el producto y la satisfacción del cliente? Es evidente que, sin beneficios, ninguna empresa puede tener continuidad por mucho tiempo, pero más importante aún es tener un producto competitivo y lograr que los clientes queden satisfechos. Sin esto, no hay beneficio duradero.  El principal objeto de cualquier compañía debe ser la prestación de un servicio o producto que satisfaga o supere las expectativas de sus clientes, la capacidad de una empresa para sobrevivir y prosperar estará directamente relacionada con lo bien que sirve a sus clientes. De acuerdo, pero ¿quién es el artífice de este servicio? Sin duda, quienes trabajan en la empresa, en sus diversos niveles; y, de otra manera, también quienes aportan capital y el entorno social que permite el éxito de la empresa. En definitiva, lo más importante de la empresa deben ser las personas, empezando por los trabajadores que aportan, no algo externo a ellos mismos, sino su actividad personal.

El Capital Humano son las características o cualidades de los individuos de una compañía (aspectos intangibles como: la formación, educación, escolarización, el conocimiento, la salud) o el nivel de conocimiento que poseen, es decir su fuerza mental con la que contribuyen a los objetivos de la compañía, sin embargo se ha comprobado que además de los conocimientos también se requiere que tenga una actitud adecuada para crecer dentro de la compañía y por tanto, a mostrar una conducta excelente a la hora de desarrollar su trabajo. La actitud correcta es el primer paso para producir Capital Humano y para poder crear valor en la organización. Los empleados con mayor desempeño y ascenso en las compañías, lo logran no únicamente por tener conocimientos únicos e indispensables para desarrollar su función, sino que muestran una actitud positiva frente al entorno; es decir, son personas que saben responder a las necesidades de sus clientes, que conocen cómo deben relacionarse con los proveedores y colaboradores de trabajo, que tienen las herramientas para tomar decisiones cuando se requiere, que son capaces de trabajar en equipo y que son proactivos con la iniciativa de estar un paso por delante de lo que demanda el negocio. Para lograr esto hay que disponer de trabajadores que tengan deseo continuo de aprender nuevas habilidades para desarrollar mejor su función. Este deseo de aprender debe estar ligado a los valores y cultura de la organización, con ello se conseguirá atraer talento de fuera de la compañía,  generando un efecto llamada de los mejores en la sociedad donde opera la compañía, con lo que se conseguirá asegurar un crecimiento sostenible de la compañía.  Así pues lo más importante en una compañía es el empleado, si éste está motivado y comprometido, trabajará a gusto, hará las cosas correctamente y el cliente será bien atendido y, a su vez estará satisfecho, en consecuencia, se conseguirán los objetivos y, por lo tanto, los accionistas recibirán su dividendo, lo mismo sucederá con los proveedores sirviendo a una empresa sostenible.
 


En un momento en que el capitalismo se ha tambaleado fruto de la crisis financiera, confieren una nueva forma al negocio y el talento de las compañías. Los mercados de talento y consumo están imponiendo nuevas exigencias a las empresas, haciendo que las preocupaciones sociales y comunitarias se eleven a nuevos niveles de prioridad. Las regulaciones, particularmente en los mercados financieros, continúan aumentando mientras que el rol de los reguladores sigue expandiéndose. ¿Cómo pueden las compañías sembrar un sentido de misión, propósito y capitalismo consciente en su plantilla para atraer y comprometer a su fuerza laboral en estos asuntos? Un ejemplo de lo que digo es la capitalización de Microsoft, vale en Bolsa 100 veces el valor de sus activos tangibles, tiene pocos activos además del edificio de su sede central y su capitalización de mercado es de 350.000 millones de dólares. Hoy en día las compañías tienen que gestionar a su fuerza laboral de una manera distinta, generando el imperativo de innovar, transformarse y rediseñar las prácticas de Capital Humano. Existe un libro que es un bestseller en Estados Unidos que se titula Conscious Capitalism (Capitalismo Consciente), en el mismo los autores parten de una premisa en forma de autocrítica interna desde el propio sistema, que de paso sirva como respuesta a los ataques que el capitalismo ha recibido desde fuera: “El capitalismo necesita tanto una nueva narrativa como un nuevo fundamento ético, uno que refleje de forma precisa su bondad o virtud intrínseca”. Dicho de otro modo, el capitalismo ha vivido durante demasiado tiempo, argumentan los autores del libro, en un estado de letargo, lo cual ha llevado a que “muchos directivos hayan realizado negocios sin ser realmente conscientes de las consecuencias de esos negocios, consecuencias a menudo dañinas para toda la sociedad”, entre ellas, prosiguen, la entronización del principio de maximización del valor para el accionista. Para John Mackey y Raj Sisodia es el momento de despertar la consciencia del capitalismo en su libro considerado ya por la crítica estadounidense, nada más salir al mercado, como el estandarte de una nueva era en la creación de valor responsable o, como indica la obra, de la “liberación del espíritu heroico de los negocios”.





Obviamente para lograr de las personas esta motivación y compromiso hay que liderar buscando la confianza en un ambiente de libertad donde la verdad sea siempre una obligación y todo ello con un proyecto que ilusione y haga participes a las personas que integran la compañía, los cuales tiene el derecho y la libertad de vivir en la verdad. Lo importante es tener un proyecto y hacer partícipes del mismo a tus colaboradores, que tienen todo el derecho y la legitimidad de saber ¿Por qué? y ¿Para qué trabajan? Algunos directivos priorizan los problemas urgentes frente a los importantes, por urgentes debemos entender por ejemplo variables como deuda, financiación, etc., pero esto puede hacer perder la perspectiva de factores importantes a largo plazo como; cuidar a los empleados y contar con ellos, ya que solo a través de ellos cuidaremos a los clientes. Creo que esta es una clave vital en el tiempo actual en el que están compitiendo las empresas.  

http://bit.ly/1YCKJ6z 



La evidencia de que el mundo se encuentra en una nueva era ha sido asumida incluso por un personaje muy poco sospechoso de revolucionario como lo fue el Papa Juan Pablo II. El Papa, en su encíclica Centesimus Annus del año 1991, recogió explícitamente que nos encontramos en una era en la que la importancia relativa de los factores de producción ha evolucionado de manera que el factor más determinante hoy es el conocimiento (las personas, por tanto, ya que son sus depositarias).



Ya lo dijo Gary Becker: “La productividad de las economías modernas depende en gran medida de lo que se invierte en la adquisición de conocimientos y habilidades. Sin embargo, las estadísticas gubernamentales no incluyen los gastos en capital humano como ahorro o inversión. La educación, la capacitación laboral, el gasto en instituciones especializadas y en los servicios de salud contribuyen al capital humano, que es una parte integral de la riqueza de las naciones (...) De hecho, los economistas estiman que el capital humano es responsable de más de la mitad de la riqueza de Estados Unidos y de otros países desarrollados”.
















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