lunes, 13 de julio de 2020

TELEFÓNICA...UN POQUITO MÁS LEJOS DEL NEGOCIO DE LA DIGITALIZACIÓN


Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed. Por suerte, llegó a una cabaña vieja, desmoronada sin ventanas, sin techo. El hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña sombra donde acomodarse para protegerse del calor y el sol del desierto. Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada. Se arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó a bombear, a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía. Desilusionado, cayó postrado hacia atrás, y entonces notó que a su lado había una botella vieja. La miró, la limpió de todo el polvo que la cubría, y pudo leer que decía: “Usted necesita primero preparar la bomba con toda el agua que contiene esta botella mi amigo, después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar”.

El hombre desenroscó la tapa de la botella, y vio que estaba llena de agua… ¡llena de agua! De pronto, se vio en un dilema: si bebía aquella agua, él podría sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba vieja y oxidada, tal vez obtendría agua fresca, bien fría, del fondo del pozo, y podría tomar toda el agua que quisiese, o tal vez no, tal vez, la bomba no funcionaría y el agua de la botella sería desperdiciada. ¿Qué debiera hacer? ¿Derramar el agua en la bomba y esperar a que saliese agua fresca… o beber el agua vieja de la botella e ignorar el mensaje? ¿Debía perder toda aquella agua en la esperanza de aquellas instrucciones poco confiables escritas no sé cuánto tiempo atrás?

Al final, derramó toda el agua en la bomba, agarró la manivela y comenzó a bombear, y la bomba comenzó a rechinar, ¡pero ¡nada pasaba! La bomba continuaba con sus ruidos y entonces de pronto surgió un hilo de agua, después un pequeño flujo y finalmente, el agua corrió con abundancia… Agua fresca, cristalina. Llenó la botella y bebió ansiosamente, la llenó otra vez y tomó aún más de su contenido refrescante. Enseguida, la llenó de nuevo para el próximo viajante, la llenó hasta arriba, tomó la pequeña nota y añadió otra frase: “Créame que funciona, usted tiene que dar toda el agua, antes de obtenerla nuevamente”.

Hoy se recoge la prensa la siguiente noticia, “Telefónica negocia la venta de otros 12 centros de datos al fondo Asterion” https://bit.ly/3iYLG8A En la misma, se hace mención a las conversaciones avanzadas que mantiene la operadora con el fondo de capital riesgo Asterion Industrial Partners para la venta de los doce centros de datos que aún mantiene en cartera por unos 150 millones de euros. A la vez que se hace la venta de dicho patrimonio, la compañía se guarda la opción de comprar una participación de Nabiax, la sociedad del “private equity” que se ha quedado todos los 'data centers' de la operadora. Casualmente, Asterion está dirigida por Jesús Olmos, ex de KKR (accionista de Telxius) y su número dos es Eduardo Gómez-Leal, que trabajó durante más de diez años en la operadora. Hace poco más de un año, el fondo de capital riesgo firmó la adquisición de once 'data centers' a Telefónica por 550 millones, transacción que se tradujo en unas plusvalías de 213 millones para la compañía participada por BBVA y Caixabank. El acuerdo incluyó la firma de un contrato de prestación de servicios de “housing” (consiste en el alquiler de un determinado espacio en un centro de datos en el que los clientes pueden implantar sus propios servidores en un entorno dotado de la máxima seguridad y una alta conectividad. Contratando el servicio de housing, los clientes adquieren espacio, potencia eléctrica, servicios de seguridad, refrigeración y conectividad. Así, los servidores son gestionados por los clientes, no por la empresa proveedora del servicio). La propia noticia recoge el siguiente hecho, “Fuentes del sector indican que el movimiento de Telefónica es cuanto menos curioso, ya que la multinacional está creando una división de infraestructuras para demostrar a los inversores que la cotización del grupo vale menos que la suma de las partes. "Telefónica persigue poner en valor un portafolio único de activos, enfocándose en el desarrollo y monetización de torres, sistemas de antenas distribuidas, 'data centers' -incluido EDGE-, proyectos 'greenfield' de fibra o cables submarinos, entre otros", explica la compañía”. Según la propia noticia, “la venta inicial a Asterion se debió a una necesidad de obtener liquidez inmediata debido a la deuda que arrastraba. La desinversión actual, con la compañía en mejor situación financiera, es consecuencia del pacto con el fondo de capital riesgo”.

El avance de la digitalización en la sociedad está provocando un aumento sin precedentes del volumen de datos que se generan y se mueven por las redes a lo largo del mundo. Y esta información debe almacenarse en centros de datos, alimentando las aplicaciones y servicios digitales de las empresas y destinados a los consumidores. Gran parte de estos datos deben almacenarse a largo plazo, tanto para mantener archivos históricos como para su posterior recuperación en caso de necesidad. Una opción excelente para que las empresas puedan tener sus propios servidores en instalaciones seguras y especializadas para ello, con la máxima garantía en cuanto a funcionamiento. Esto es lo que se conoce como almacenamiento en frío, que puede estar dentro o fuera de la empresa, y en muchos casos en centros de datos específicos para este uso, que mantienen la información fuera de las redes para casos de emergencia, en plataformas para las que el rendimiento no es una prioridad, por lo que son más económicas de construir y de contratar. Con el crecimiento sin freno de los datos, especialmente en los servicios en la nube y las redes sociales, el sector de los datacenter pensado para el almacenamiento en frío va a vivir un crecimiento importante en los próximos años, con empresas que verán un aumento significativo tanto de clientes como del volumen de datos a almacenar. Porque, a pesar de que las compañías están trasladando gran parte de sus datos y de sus estrategias de recuperación frente a desastres a la nube, a medida que crece el volumen de datos los costes se vuelven más difíciles de justificar. Por ello, los expertos prevén que las empresas optarán cada vez más por el almacenamiento en frío, en vez de gastar recursos excesivos en la nube, por lo que probablemente se construirán nuevas instalaciones para este uso concreto, generando un negocio de miles de millones de dólares en todo el mundo. Además, esto tendrá una repercusión directa en los mercados de infraestructura TI, especialmente en el de plataformas de almacenamiento de bajo coste, basadas en discos duros mecánicos y SSD de alta capacidad y bajo precio, así como servidores e infraestructuras básicas y auxiliares para centros de datos. Firmas de análisis de mercado como la compañía Gartner prevén que el modelo tradicional dejará de existir en los próximos años, calculando que cuatro de cada cinco organizaciones habrán virtualizado la infraestructura para 2025. En todo este proceso de evolución del datacenter hay un elemento a tener en cuenta: el gasto en energía. Un informe de la Comisión Europea de 2017 pone a los centros de datos a la cabeza del crecimiento en consumo energético en todo el sector de las TIC, que en conjunto genera el 2% de las emisiones de CO2 del planeta. En consumo eléctrico, la industria acumula el 7% del gasto total en electricidad, con previsión de alcanzar el 13% en 2030. De acuerdo con el estudio de TIC Trends 2019 que ha llevado a cabo por IDG Research, un 43% de las empresas está a mitad de camino, con un nivel 3 sobre una escala de 5, indica. "Están siguiendo una distribución de campana de Bell; tanto los que han completado su transformación como los que aún no la han iniciado son marginales. El grueso del mercado está en pleno proceso, en una etapa intermedia del mismo.

El negocio de los mega centros de datos vive un despegue vertiginoso, según Synergy Research, en el mundo había al comienzo del año 430 centros de datos hiperescala (con más de 5.000 servidores), un 43 % más que dos años antes, y otros 132 en desarrollo. Uno de los potenciales mercados que ayudará a este crecimiento de dichos datacenter será el 5G, ya que requerirá de una red con una enorme capilaridad, con latencias mínimas, gran ancho de banca e ingentes necesidades de procesamiento de datos. Un ejemplo del buen negocio que es dicho mercado de datos lo obtenemos de la compañía Amazon. Su servicio Amazon Web Services (AWS) es desde hace años uno de los negocios fundamentales de Amazon. A día de hoy proporciona a la compañía un 70% del beneficio operativo. En este contexto, el gigante del comercio electrónico continúa apostando por ampliar sus infraestructuras. Su siguiente objetivo es España. La compañía ha anunciado la construcción a finales del año 2022 o principios de 2023 tres centros de datos en el país. Estas infraestructuras, que estarán en Aragón, permitirán a cualquier cliente tener una latencia más baja (tiempo de espera entre que realizas una acción y se ejecuta) y almacenar su contenido en España si así lo desea. En el año 2018 el mercado mundial de infraestructura informática en la nube creció un 46,5% hasta 80.400 millones de dólares (unos 72.000 millones de euros), según un informe de Canalys. Existen diferentes servicios en el mercado: desde Microsoft Azure o IBM Cloud a Google Cloud. Pero Amazon es el líder de servicios de almacenaje. AWS controla el 32% de todo el mercado del cloud computing en el mundo, según el mismo informe. La compañía registró en 2018 unos ingresos de 25.400 millones de dólares, un 47% más que en 2017 y casi el triple que cinco años atrás. En sus servidores está casi todo el contenido de Netflix. También utilizan AWS grandes compañías como Expedia, General Electric, Airbnb, Coursera, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) o Apple. La compañía de Cupertino se gasta 30 millones de dólares al mes en la nube de Amazon, según la cadena televisiva CNBC. En España, algunos de los clientes de AWS son Infojobs, Fotocasa, BBVA, el Banco Santander, Meliá o Mapfre. “Más de dos tercios del IBEX 35 utilizan Amazon Web Services”, subraya Álava. Además de empresas, también existen entidades públicas que usan sus servicios como el Ayuntamiento de Alcobendas o la biblioteca de Cataluña.

Para terminar el post, decir que la noticia profundiza más la grieta por la que discurre Telefónica de alejamiento de la digitalización, máxime si tenemos en cuenta que los gigantes de Internet (GAFA) han puesto dicho negocio de almacenamiento de datos en el centro de su estrategia. Las necesidades de monetizar los activos como recoge la noticia, es un hecho que pone en evidencia una estrategia que fundamenta la en la enajenación de activos (monetización), con el consiguiente problema que genera al tener que derivar parte de los beneficios que generan los mismos al pago de un alquiler por su utilización. Es pan para hoy y hambre para mañana al tener que sumar nuevos costes como son los generados por la Co-location  https://bit.ly/3emkhdq Este camino de enajenación de activos emprendido por él equipo directivo hace años con otros activos de la compañía, al contrario del comienzo del post…No genera “nueva agua” (negocio sin cargas), sino que el mismo, viene  lastrado con cargas que limitan el crecimiento.

Ya lo dijo Gillermo Beuchat: “El que innova, empieza perdiendo, el que NO innova, termina perdiendo”.


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