Hoy es 8 de agosto de 2021. Estrenas una camisa de palmeras comprada en Amazon. Un Cabify te recoge en casa para llevarte a la estación a la hora convenida. Tienes suerte por partida doble. Aunque no lo sepas, tienes el billete más barato del vagón porque lo compraste un día concreto a una hora determinada. También llegas a tiempo al tren a pesar de un corte de tráfico con el que has tenido que lidiar: una obra del Ayuntamiento está por fin arreglando un peligroso socavón en la vía tras las denuncias en redes sociales de muchos vecinos. Llegas a San Sebastián, donde has alquilado un apartamento turístico en Airbnb. Una vez instalado allí, te presentas en la playa dispuesto a conquistar un metro cuadrado de arena. Piensas que te vas a dorar al sol y a darte un chapuzón. Pero no. Resulta que Google ha detectado (mucho antes que las autoridades competentes) que hay una invasión de medusas en su playa. Esta profecía se basa en las búsquedas en Internet de los bañistas que te rodean. Si bien estamos aún en los albores de la era de los datos masivos, esta situación descrita forma parte ya de nuestra vida cotidiana. Todo lo que ha sucedido en este viaje a San Sebastián está influido por el “big data”, que consiste en aplicar las matemáticas a una gigantesca cantidad de información con un único objetivo: hacer predicciones. Todas estas aplicaciones con la digitalización tienen un recorrido mucho mayor que hacer más cómoda la vida del consumidor. Tanto que están reescribiendo lo que entendemos como economía. El capital del futuro ya no son los telares mecánicos de los inicios de la revolución industrial del siglo XIX, ni las gigantescas factorías del cambio de siglo, ni siquiera las anotaciones contables que se mueven a la velocidad de la luz en los mercados financieros. No, son abrumadoras cantidades de datos que, convenientemente tratados, dan como resultado una acumulación de poder sin precedentes en un puñado de compañías (OTTs).
Hace unos días un diario recogía la siguiente noticia, “El cierre de oficinas bancarias coloca a 1,3 millones de personas en situación vulnerable en el acceso al efectivo” https://bit.ly/3itbknS En la noticia se afirmaba , “El uso de dinero en efectivo sigue siendo importante para muchos ciudadanos, en particular para aquellos que tienen dificultades en el acceso a determinados servicios financieros convencionales o escasos conocimientos digitales", afirma en un informe el Banco de España. “Es fundamental asegurar que los ciudadanos que deseen usar este medio de pago tengan acceso a él”, concluye el supervisor. Sin embargo, el organismo alerta de que esta situación no está ocurriendo en la actualidad. En un informe hecho público este miércoles concluye que “la vulnerabilidad en el acceso tradicional al efectivo en España es relativamente baja en gran parte del territorio, pero hay que subrayar que aproximadamente 1,3 millones de personas se encuentran en una situación que puede considerarse vulnerable”. En cuanto al porcentaje de la población afectada, con problemas de grado medio o alto, el informe Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo en España la sitúa en “aproximadamente un 3% de los ciudadanos”. El informe baja al detalle y dibuja las zonas donde no es fácil acceder al dinero en metálico, que están relacionadas con lo que se conoce como la España vacía. “Alrededor de 340.000 personas viven en municipios con una vulnerabilidad alta (un 0,7% de la población española), con acceso al efectivo a una distancia media de 9,4 kilómetros; son poblaciones en las que los mayores de 60 años superan el 40% del total y la renta disponible está por debajo de la media nacional”. Los que cumplen estas tres condiciones son municipios pequeños, con una población media de 400 habitantes, situados en las provincias de León, Salamanca y Zamora”.
Evolución del sector bancario en el mundo segun Accenture
Para el supervisor no hay duda. La reducción del número de puntos de acceso al metálico desde 2008 ha sido muy notable. El número de oficinas bancarias ha disminuido cerca del 50%, mientras que el total de cajeros automáticos se ha recortado un 20%. “La reducción de la capacidad instalada ha sido desigual entre provincias, con un efecto asimétrico sobre la cobertura de la infraestructura tradicional de efectivo y, por lo tanto, sobre el acceso a este medio de pago”, indica. La conclusión del estudio es que es previsible “que la reducción del número de oficinas y de cajeros automáticos continúe en los próximos años, ante el incremento de la digitalización y la búsqueda de una mayor eficiencia por parte de las entidades de crédito”. En este sentido, el impulso de soluciones alternativas a los canales tradicionales “puede ser un importante complemento que permita garantizar el acceso al efectivo al conjunto de la población, aunque, por sus limitaciones actuales, no puedan sustituir completamente el abanico de servicios que prestan dichos canales” recuerda. Desde el sector bancario se tiene un argumento diferente por lo manifestado por el Banco de España, los directivos de la banca recuerdan que es el propio supervisor el que pide que aceleren el recorte de gastos y los anima al cierre de sucursales para favorecer la rentabilidad de las entidades. “Nos piden que prescindamos de oficinas para ser más eficientes, pero, a la vez, parece que nos critican si lo hacemos con las que no son rentables que, muchas de ellas, están en los pueblos. Una curiosa doble actitud”, critica un ejecutivo del sector que pide el anonimato. Descendiendo a los detalles, al final de 2020 el número de oficinas bancarias y de cajeros automáticos de todo tipo en España se situaba en 22.299 y en 49.481, respectivamente. Esto supone 1,5 puntos de acceso al efectivo por cada 1.000 habitantes del territorio español. En España existen cerca de 6.000 cajeros de operadores independientes (el 12,1% del total), de los cuales el 1%, aproximadamente, está instalado en municipios de menos de 10.000 habitantes, sobre todo por las subvenciones que están recibiendo de los Ayuntamientos, apunta el informe. Las empresas independientes con cajeros son Euronet, Euro Automatic Cash y Cardtronics. Una posible solución a dicho problema podría ser las oficinas de Correos. Si se tienen en cuenta los establecimientos de Correos, las oficinas bancarias y los cajeros automáticos, el 99% de los españoles tendrían un potencial punto de acceso al efectivo en un radio de cinco kilómetros. Esto ya ocurre en Irlanda, el Reino Unido y Australia, y ahora Correos está implantando esta posibilidad con una alianza con el Banco Santander. Otra posible solución podría ser las conocidas como cashback y el cash-in-shop —retirada o depósito de efectivo en un establecimiento comercial— son otras fuentes alternativas de disponibilidad de efectivo para complementar parte de la cobertura que proporcionan los canales tradicionales, pero que no pueden considerarse sustitutivos próximos porque la disponibilidad de efectivo no está garantizada y porque la posibilidad de retirar o de ingresar efectivo depende, en algunos casos, de la voluntad del establecimiento. Con el fin de valorar el grado de vulnerabilidad en el acceso al dinero en metálico, se ha construido un índice (IVAE) que tiene en cuenta indicadores tanto de oferta como de demanda de efectivo. El IVAE permite detectar aquellos municipios con un mayor riesgo de quedar excluidos de acceso al dinero físico. Los individuos de mayor edad, menor renta y menor nivel educativo usan el efectivo como medio de pago con mayor frecuencia que el resto de la población.
Lo que refleja dicha noticia, coincide con otra que afecta a dicho sector y que amenaza con revolucionar dicho mercado bancario. Hace unos días, el CE de Twitter y Square, Jack Dorsey, pagó 28.000 millones de dólares para adquirir Afterpay, una 'fintech' australiana desconocida para el gran público a pesar de que tiene presencia en medio mundo, incluso en España, donde opera a través de la marca 'ClearPay' https://bit.ly/3xw3uOs . A lo que se dedica esta firma es a lo que se conoce en el argot especializado como 'BNPL'. En una traducción gruesa vendría a significar 'Compra ahora, paga después'. En resumen, aplazar pagos. ¿Qué motivo ha llevado a Square a protagonizar un movimiento mayúsculo como este y soltar una cantidad mayor a la que pagó Microsoft por LinkedIn o Facebook por WhatsApp? Fundada en 2014 por Anthony Eisner y Nick Molnar como una "alternativa más saludable" que la tarjeta de crédito, no tardó en convertirse en una de las 'big tech' australianas. En los últimos años ha vivido su particular agosto (en 2020 cerró con 347 millones de dólares de ingresos, prácticamente el doble que el curso anterior) gracias a la explosión del comercio 'online' generado por la pandemia. Su eslogan de 'Compra ahora y paga en 6 semanas sin intereses' ha sido un imán para miles de compradores que no han dudado en recurrir a sus servicios. En la actualidad, cuenta con 16 millones de clientes. Esta operación corporativa reforzará a Square, que puede convertirse en un incómodo invitado en la industria bancaria ya que, entre otras cosas, están dispuestas a acabar con la omnipresencia de algo tan común y extendido como las tarjetas de crédito. "Tenemos un propósito compartido. Creamos nuestro negocio para hacer que el sistema financiero sea más justo, accesible e inclusivo”, aseguran ambas compañías en un comunicado conjunto con motivo de la compra. Esta situación recuerda a lo sucedido con las compañías de telecomunicaciones europeas con los OTTs, hoy las cuatro principales operadoras de Europa, Deutsche Telekom, Telefónica, Orange y Vodafone valen en bolsa unos 165.000 millones de euros, esto representa aproximadamente la décima parte de los 1,54 billones de euros que vale Alphabet (Google). El principal motivo que condujo a esta situación en las operadoras ha sido el abordar una oportunidad como es la digitalización, con soluciones que no aprovechaban dicho escenario, el cual básicamente pasa por la I+D+i, y sí con formulas de contable donde lo único que se busca es cuadrar la caja y pagar el dividendo. Según el ranking publicado en el año 2020 por la Unión Europea sobre las 2.500 compañías que más invierten en I+D en el mundo https://bit.ly/34Th82X , la suma de (Alphabet, Microsoft, Apple y Facebook) sumó 66.000 millones de euros. Por el contrario, en las 51 mayores compañías que invierten en I+D no hay ningún banco, el mayor banco español, el Banco de Santander, invirtió un total de 1.374 millones de euros. En el sector de las compañías de las telecomunicaciones el gasto total a nivel mundial alcanzó los 7.983 millones de euros. El resultado de esta situación en las compañías de telecomunicaciones ya lo conocemos, son irrelevantes en la cuarta revolución industrial, a la vez que los OTTs avanzan con paso firme hacia otros sectores económicos, uno de ellos es el bancario.
En el año 2018 la consultora Accenture hizo un estudio del sector a nivel mundial en siete mercados, el mismo reveló que los nuevos participantes en el mercado bancario - incluidos los bancos rivales, las instituciones de pago no bancarias y las grandes empresas de tecnología - han captado alrededor de un tercio de los nuevos ingresos. Sin embargo, el panorama es mixto en todo el mundo, ya que la regulación y los operadores tradicionales locales hacen mucho más difícil que las empresas de tecnologías de la información y las comunicaciones y las startups irrumpan en los mercados de algunos países, según el informe, en el que se analizaron unas 20.000 instituciones bancarias y de pago de dichos mercados. En el Reino Unido - donde el gobierno ha estado presionando para abrir la industria - el 63% de los recién llegados se han hecho con alrededor del 14% del total de los ingresos bancarios y de pago, mientras que en Estados Unidos las startups 'Fintech' y bancarias han conseguido solo el 3,5% del total de los 1,04 billones de dólares en ingresos. En toda Europa en general (incluido el Reino Unido), el 20% de las instituciones bancarias y de pago son nuevas incorporaciones y han captado casi el 7% de los ingresos bancarios totales, y un tercio (33%) de todos los nuevos ingresos desde 2005. Por otra parte, aunque Canadá cuenta con muchos nuevos participantes (el 47% de las instituciones bancarias y de pago están clasificadas como nuevas), estas se han hecho con menos del 2% del total de los ingresos bancarios y de pagos, lo que convierte a Canadá en uno de los principales mercados bancarios menos perturbados. La crisis financiera mundial del año 2008 con la caída del banco Lehman Brothers, dio paso a un aumento de la creación de empresas 'Fintech' y bancarias, lo que provocó que los bancos redujeran sus gastos y se retiraran de algunos mercados, dejando a las empresas de 'Fintech' un lugar donde poner en práctica su modelo bancario. Al utilizar la tecnología para hacer que la búsqueda, el registro y los préstamos a nuevos clientes sean más rápidos y sencillos, estas empresas de tecnología avanzada han forzado a reaccionar a la industria bancaria tradicional, que es famosa por su lentitud a la hora de reaccionar y adaptarse.
Si al escenario descrito anteriormente, sumamos que dichos directivos del sector bancario siguen viviendo en una confortable burbuja en cuanto a sus retribuciones a la vez que siguen ajustando plantillas de forma recurrente, el cóctel es explosivo. Según recogen la prensa hoy, “La cúpula de los bancos españoles mejora su sueldo un 4,5% en el año de los ERE” https://bit.ly/3ApXit4 Los consejos de administración y comités de dirección de las grandes entidades españolas ganaron 67,7 millones entre enero y junio, un 4,5% más que en la primera mitad de 2020. Estas cifras reflejan que, en su mayoría, los bancos ya han decidido volver a repartir bonus con cargo a las cuentas de 2021, tras el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE) a estos pagos y al dividendo https://bit.ly/3ApXit4 A todo este despropósito, según la noticia se espera un salto todavía mayor en los sueldos de los banqueros en la segunda mitad del año, cuando se materialicen los nuevos bonus. Mientras el sector bancario camina a pasos agigantados hacia la irrelevancia en el mundo digital, los primeros que están ya pagando sus platos rotos de una estrategia equivocada, son los ciudadanos de la “España vacía”. Muchos de ellos, son personas mayores que ni tienen ni pueden aprender nada sobre dicha digitalización, que su forma de vida pasa inexorablemente por tener próximo a su residencia una entidad bancaria o como mínimo un cajero donde extraer dinero.
El regulador de los servicios financieros (Banco de España), vio como en el año 2020 recibía un total de 21.320 reclamaciones, lo que supuso un 45,6% más que las emitidas en el 2019, tal y como recogió en su memoria. Dicho organismo tramitó un total de 14.638 reclamaciones de los ciudadanos en 2019, un 25,7% menos que las 19.695 recibidas en 2018 y una cifra que se coloca muy por debajo del máximo histórico de 40.176 reclamaciones que tuvo lugar en 2017. Además, desde el Banco de España indicaron que las reclamaciones mensuales del año pasado mostraban una “clara tendencia” al alza, que se ha reforzado en la primera parte de este 2021, con casi 13.000 quejas en el primer trimestre. De esta manera, el Banco de España no descarta que la cifra de este año “se quede muy cerca de los máximos históricos del 2013, 2014 y 2017”. “La experiencia demuestra que la cifra anual de reclamaciones está muy condicionada por factores como, entre otros, el anuncio o la implementación de nuevas regulaciones, la expansión de noticias sobre productos bancarios o sobre circunstancias acaecidas en el mercado financiero y la existencia de actuaciones o pronunciamientos judiciales que afectan a las prácticas de comercialización de las entidades financieras”, como por ejemplo las hipotecas referenciadas al índice IRPH. Sobre las entidades contra las que se presentaron reclamaciones, el 90,85% corresponden a entidades de depósitos, entre las que se incluyen bancos, cajas de ahorros, cooperativas de crédito y también sucursales de entidades de crédito extranjeras. Los bancos concentraron en 2020 el 81,7% del total. Las cuatro entidades con más reclamaciones fueron el Banco Santander, CaixaBank, BBVA y la ya desaparecida Bankia; acumulan más de 2.000 reclamaciones cada una y concentran más de la mitad del total. El importe devuelto por las entidades financieras a sus clientes tras las reclamaciones realizadas por estos al Banco de España se elevó a 3,093 millones de euros en 2020, cifra que supone la mayor de la última década, si bien el importe medio ha descendido ligeramente con respecto al año precedente. En este sentido, el importe medio fue de 431,74 euros, frente a los 455,29 euros de media que se devolvieron en 2019.
La aparición de actores puramente digitales en el ámbito de los servicios financieros está transformando la realidad de un sector financiero dominado hasta este momento por la banca tradicional. La actividad de “Fintechs y bigtechs” y de otros operadores en este mercado se ha visto impulsada por la pandemia, que ha propiciado un mayor uso de los canales digitales, tanto en contratación de productos como en medios de pago. A medida que los players digitales han ido incrementando el rango de servicios financieros que ofrecen y su cartera de clientes, cada vez han sido más numerosas las voces que desde el sector urgían a redefinir la regulación de sus actividades en este ámbito para hacerla más acorde a la que afecta a la banca tradicional. De este modo, el principio de “misma actividad, misma regulación” se ha convertido en un dogma de fe para unos directivos del sector bancario que no están haciendo sus deberes. Esta situación, es la misma repetida en el sector de las telecomunicaciones, mismo error que se cometió en las compañías de telecomunicaciones, el lema de “mismos servicios misma regulación” viene sonando desde los años 90, sin embargo, los deberes que corresponden a la I+D brillan por su ausencia. El resultado ya lo conocemos, por lo tanto, hacer pagar al ciudadano por errores de planteamiento en la cuarta revolución (digitalización) no puede ser una excusa para que el gobierno acometa medidas legislativas que protejan a los de siempre que sufren las consecuencias de pésimas gestiones, los ciudadanos. Si esta situación se perpetua en el tiempo, el resultado ya es conocido… La irrelevancia como las compañías de telecomunicaciones.
Ya lo dijo Stephen Covey: “Si quieres cambios grandes y primarios, trabaja en tus paradigmas”.
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