Antes de convertirse en la leyenda que es hoy en día, nadie creía que Walt Disney pudiese triunfar. En 1919, le despidieron del periódico en el que trabajaba porque el editor decía que “le falta imaginación y no tiene buenas ideas “. En 1920, formó un pequeño negocio con otro dibujante, pero tuvo que dejarlo porque apenas generaban ganancias con ello, y la gente les decía que nunca podrían hacer dinero con una empresa de ese tipo. Sin embargo, él sabía que, aunque el mundo le llamara loco, en su cabeza había buenas ideas que podían triunfar. Así que persiguió su sueño hasta que años más tarde logró fundar su propio estudio de animación. Aunque tuvo éxito con esta empresa, los beneficios no eran muy grandes y no podía pagar los sueldos tan altos que tenían sus empleados. El estudio comenzó a tener demasiadas deudas, y al final se fue a la quiebra. Disney decidió mudarse a la capital de la industria: Hollywood.
Por desgracia, allí uno de sus socios le robó a Oswald, el conejo afortunado, el primer personaje con el que Walt tuvo un gran éxito. Cualquier otra persona en su lugar habría hecho las maletas y se habría vuelto a casa llorando. Pero este genio decidió seguir adelante, y un tiempo más tarde creó a Mickey Mouse, su personaje de dibujos más importante. El resto es historia: Disney se convirtió en una leyenda, y su estudio es hoy en día uno de los más importantes en la industria cinematográfica.
Los días 12 y 13 de enero se celebró en Madrid el foro “Spain Investor Day” (SID), en el cual participaron las siguientes compañías: Acciona, Acciona Energía, Acerinox, Aena, Applus Services, Atlantica Sustainable Infraestructure, Atresmedia, Audax Renovables, Bankinter, Caf, Caixabank, Catalana Occidente, Cie Automotive, Ebro Foods, Edreams Odigeo, Enagás, Ence, Endesa, Ferrovial, Fluidra, Gestamp, Grupo Acs, Iberdrola, Indra, Inmobiliaria Colonial, International Airlines Group, Laboratorios Rovi, Mapfre, Mediaset España, Meliá Hotels, Merlin Properties, Neinor Homes, Prisa, Prosegur, Prosegur Cash, Red Eléctrica de España, Reig Jofre, Repsol, Sacyr, Técnicas Reunidas, Telefónica, Unicaja Banco, Vidrala y Vocento. Todos los sectores de la actividad empresarial quedan así representados en esta nueva edición del SID. Dos fueron los temas estrella de la edición de este año: los fondos europeos y el levantamiento del blindaje que actualmente tienen algunas compañías estratégicas de nuestro país. Con respecto al segundo tema, los inversores reclamaron que se “normalizase” el statu quo que había antes de la pandemia con el fin de poder tomar participaciones en dichos sectores que actualmente no se puede realizar. El 17 de abril del año 2020, el gobierno promulgo un Real Decreto https://bit.ly/3nasmHR, donde establecía límites a la entrada de capital en compañías estratégicas, el mismo se ha ido prolongando sucesivamente hasta el 31 de diciembre del año 2022. La ministra Nadia Calviño en dicho fórum, respondió este jueves a las críticas del presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, al escudo antiopas que el Ejecutivo desplegó sobre las empresas españolas en el momento más crítico de la pandemia. La responsable de Asuntos Económicos también defendió en el foro “Spain Investors Day” que esta medida no genera ninguna incertidumbre jurídica y, por tanto, no obstaculiza “en absoluto” la inversión extranjera en España. En estos dos años de vigencia del llamado escudo antiopas el Gobierno no ha vetado ni una sola inversión en España, si bien introdujo algunas condiciones a la opa parcial del fondo australiano IFM sobre Naturgy. Llamativo es, que compañías que vendieron activos sometidos a dicho Real Decreto, contabilizaron los mismos en sus resultados trimestrales sin pasar por el filtro que estipula el mismo de tener la aprobación del consejo de ministros. El resultado final se verá cuando tengan que presentar los resultados del año 2021, entonces tendrán que afrontar el “cisne negro” que supone dar marcha atrás a dichas ventas poniendo en conocimiento de inversores, reguladores, accionistas, empleados, y demás stakeholders tal situación https://bit.ly/32xlqi1
En
marzo de 2020 el Ejecutivo decidió implantar la autorización del consejo de ministros
para toda compra de más de un 10% de empresas consideradas como estratégicas
(entre otras, las de energía, infraestructuras, telecomunicaciones,
biotecnología o medios de comunicación) por parte de
inversores de fuera de la UE. Meses después decidió ampliar esta salvaguarda
también a los inversores comunitarios que quisiesen invertir en compañías
cotizadas estratégicas. El presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, había
sugerido un día antes en el mismo foro que el Gobierno debería retirar esta
medida para conseguir una “normalización del régimen de control de las
inversiones exteriores sobre compañías cotizadas españolas”. “Creo
que las empresas que se han enfrentado al proceso deben apreciar que hay un
proceso muy claro que se ha llevado a cabo con rapidez y un enfoque muy
transparente y justo por parte del Gobierno”, respondió Calviño a
Buenaventura. Si se levantase dicho filtro, algunos presidentes de
dichas compañías estratégicas encontrarían un buen pretexto para fusionar o
vender la compañía que presiden, en una huida hacia delante donde se
garantizaran un lugar en dicha operación con el fin de ocultar la situación calamitosa que atraviesan.
Desde Canadá a Australia, pasando por Europa, India y Japón, gobiernos de distinto signo político tomaron medidas de urgencia para proteger sus empresas "estratégicas" de los inversores extranjeros, ante el temor a que éstos aprovechen la caída de valoraciones por el coronavirus para intentar tomar su control a precios de saldo. China es la gran amenaza de las compañías europeas, sin embargo, las relaciones China-Europa llevan deteriorándose al menos desde el año 2015. Fue entonces cuando China exigió ser reconocida como "Economía de Mercado" en la Organización Mundial de Comercio (OMC), al entender que 15 años de pertenencia al organismo, eran suficientes para alcanzar tal reconocimiento. Sin embargo, Estados Unidos y la UE, no lo entendieron así. Esto hubiera supuesto una importante restricción a los instrumentos defensivos disponibles contra casos de dumping chino. Finalmente, China acabó por retirar su petición y la UE reformuló los instrumentos de que disponía para que no dependiesen de que un país fuese o no reconocido como "Economía de Mercado. "Poco después, la empresa china de electrodomésticos, Midea, compró la joya alemana de robótica, Kuka. Hasta ese momento Europa había recibido con brazos abiertos al inversor chino, en particular tras la debacle de la crisis del euro. A partir de entonces se inició un debate sobre los controles a la inversión de China en Europa. En la UE, el escrutinio de inversión por razones de orden público y seguridad es una responsabilidad estatal. A nivel europeo no había, ni hay ningún mecanismo de control de inversiones extranjeras, tal como es la CFIUS americana (Committee on Foreign Investment in the United States). Alemania reforzó su sistema de escrutinio de inversiones en 2017 y 2018 tras la operación Midea/Kuka. La inversión extranjera directa (IED) de China en la UE tocó techo en 2017 y ha bajado desde entonces. El cambio en la receptividad europea a inversores chinos ha jugado un papel en este descenso, así como la importante reducción del superávit comercial de China. La UE siempre ha tenido una aproximación muy abierta y laxa con la IED (inversión extranjera directa) en general, incluyendo la china. Sin embargo, no ha habido nunca reciprocidad por parte de China: muchos sectores siguen formalmente cerrados a inversiones de empresas extranjeras y muchos otros requieren legalmente de alianzas con empresas chinas. Estas barreras, comprensibles en países en desarrollo, hoy se toleran cada vez menos en el caso de China. Además, las empresas de la UE afincadas en el país asiático llevan tiempo denunciando agravios comparativos. El sonado e inacabado caso Huawei/5G, el alienante híper-nacionalismo del presidente Xi y el caos comercial americano bajo la presidencia de Donald Trump no han ayudado a encauzar la relación. En marzo 2019, la UE definió a China como un rival sistémico.
El Covid-19 podía haber sido un punto de inflexión para mejorar la relación entre estados. No ha sido así. En marzo del 2020, a instancias de la Comisión Europea, España creaba un mecanismo de control de inversiones extranjeras para sectores críticos. El abaratamiento de muchos activos estratégicos ocasionado por el descalabro de las economías europeas llevó a la Comisión a pedir a los estados miembros un refuerzo en los mecanismos de bloqueo de inversiones para salvaguardar el orden público y la seguridad. La Comisión pedía a todos los países que estuvieran alerta por si se daban compras extranjeras de activos estratégicos que pudieran ser vulnerables. La Comisión Europea propuso un método de análisis de inversiones extranjeras, con el objetivo de frenar aquellas que se beneficien de subvenciones y ayudas de terceros estados. Analizar las inversiones extranjeras desde un punto de vista de competencia es la única posibilidad que tiene la Comisión para realizar dicho escrutinio. Además, está claramente orientada a escudriñar las inversiones chinas de empresas estatales o que usen financiación de bancos públicos. El refuerzo de la defensa de la competencia en inversiones, la salvaguarda de activos críticos y el fortalecimiento de los instrumentos antidumping son en sí mismos positivos. Frente a la pandemia del Covid-19, Francia y Alemania, han disparado las ayudas públicas a sus empresas nacionales. Alemania suma el 52% de todas las ayudas públicas a empresas dadas por países de la UE, hecho que deja el campo de juego europeo bastante desnivelado a favor de sus empresas estratégicas. Esta cuestión es quizás lo que diferencia a nuestro país con respecto a los países más adelantados de la Unión Europea, el sentimiento de defensa que hacen de lo suyo, uno no puede más que envidiar el sentimiento francés cuando alguien intenta comprar un activo estratégico, lo hemos visto con Carrefour ante él intento de compra de la compañía canadiense Couche-Tard o el astillero STX ante el intento de compra por parte de la compañía italiana Fincantieri. Alemania hizo lo mismo ante el intento de compra de Curevac poseedora de la vacuna del covid-19 ante el intento de compra por parte de la administración norteamericana, esto aceleró la entrada del Estado alemán en el accionariado de la compañía con la compra de un 23% de su accionariado https://bit.ly/3nv2CY8
Para terminar el post, hay que decir que el gobierno actual está alineado con la orientación europea en cuanto a la protección de los activos estratégicos. Lo único que como ciudadano echo en falta, es esa falta de sentimiento que tuvieron anteriores gobiernos de derechas e izquierdas para proteger aquellos bienes que son fundamentales para el desarrollo de nuestra sociedad. Nos falta la pasión que tuvo Walt Disney para luchar, crear y defender lo propio, pese a llevar un desengaño cuando le robaron Oswald, la primera creación que realizó.
Ya lo dijo Walt Disney: “No estamos tratando de entretener a los críticos. Yo me la juego por el público”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario