Las “revoluciones silenciosas” —esas transformaciones estratégicas profundas, ejecutadas sin estridencias pero con enorme impacto estructural— son muy comunes en empresas que buscan recuperar soberanía operativa o reducir su dependencia de terceros.
A comienzos de los años 2000, Microsoft era una empresa centrada en el software tradicional y dependía de servicios de hosting externos para muchas de sus operaciones digitales, lo que limitaba su control sobre la infraestructura y su capacidad de competir en la nueva economía de la nube. La llegada de Satya Nadella a la dirección supuso un punto de inflexión: impulsó una transformación silenciosa pero radical con la creación de Azure, la plataforma de computación en la nube de la compañía. El primer prototipo —instalado de forma casi artesanal en un sótano de los laboratorios de Redmond con apenas 20 servidores supervisados manualmente por becarios— simbolizó el inicio de un cambio cultural e industrial profundo. En menos de una década, Azure se convirtió en una red global de centros de datos, con presencia en todos los continentes, capaz de competir de igual a igual con Amazon Web Services (AWS). Con esta apuesta, Microsoft rompió su dependencia de terceros, aseguró el control sobre su infraestructura tecnológica y transformó por completo su modelo de negocio, pasando de ser un proveedor de software a convertirse en uno de los tres grandes hiperescaladores mundiales, pieza central de la soberanía digital empresarial a escala global.
El reciente colapso global de Amazon Web Services (AWS), que paralizó durante horas parte de la red mundial y afectó a servicios esenciales —desde plataformas financieras hasta medios de comunicación y redes sociales—, ha evidenciado la fragilidad del modelo digital actual, excesivamente concentrado en los grandes hiperescaladores estadounidenses. Este episodio ha servido como un recordatorio de la dependencia tecnológica crítica que sufre Europa, incapaz de garantizar por sí misma la continuidad de sus servicios esenciales ante un fallo externo. En contraste, la estrategia que Marc Murtra está desplegando en Telefónica busca precisamente revertir esa vulnerabilidad estructural, reconstruyendo capacidades industriales y tecnológicas propias tras años de desinversión. Su plan consiste en reforzar la infraestructura europea, invertir en centros de datos, redes inteligentes y servicios cloud soberanos, y posicionar a Telefónica como columna vertebral de la autonomía digital europea, en línea con los principios del proyecto GAIA-X y del Informe Niinistö. Mientras el fallo de AWS mostró los riesgos de un ecosistema global dominado por corporaciones extranjeras, la “revolución silenciosa” de Murtra persigue devolver a Europa el control sobre su infraestructura digital y su soberanía tecnológica.
El reciente fallo masivo de Amazon Web Services (AWS) —la mayor división de computación en la nube del mundo— ha vuelto a poner en evidencia la alta dependencia global, y especialmente europea, de los llamados hiperescaladores estadounidenses (Amazon, Microsoft y Google).
Durante varias horas, un error en el sistema de nombres de dominio (DNS) paralizó parte de internet: redes sociales como Snapchat y Reddit, plataformas educativas como Duolingo, financieras como Lloyds, Halifax y Coinbase, o servicios de entretenimiento como Roblox y Fortnite sufrieron interrupciones. También medios de comunicación y servicios básicos —incluidos The New York Times, Venmo o Zoom— se vieron afectados.
El incidente comenzó en Virginia del Norte, corazón de la infraestructura en la nube de Amazon, y generó más de 6,5 millones de reportes de fallos en todo el mundo. Aunque AWS aseguró haber solucionado el problema, reconoció que persistían “errores significativos” y demoras en la recuperación total de los servicios debido al volumen de solicitudes pendientes.
Los expertos coinciden en que esta crisis refleja la fragilidad de un modelo digital excesivamente concentrado. Con un tercio de internet alojado en AWS (Amazon), cualquier error puede tener un impacto global inmediato. Europa, cuya infraestructura digital depende en gran medida de los hiperescaladores norteamericanos, aparece especialmente vulnerable: la falta de alternativas locales a gran escala hace que incluso sus bancos, medios y plataformas públicas dependan de servidores estadounidenses.
La interrupción reabre el debate sobre la soberanía digital europea, la necesidad de diversificar proveedores y de impulsar soluciones en la nube propias, como el proyecto GAIA-X, para reducir la exposición ante fallos o decisiones corporativas extranjeras. En resumen, el colapso temporal de AWS no solo interrumpió servicios cotidianos, sino que demostró que buena parte de la economía y la vida digital europea sigue en manos de un puñado de gigantes tecnológicos estadounidenses, cuya fiabilidad y control escapan al alcance de los gobiernos europeos https://tinyurl.com/bddx3y22
El colapso temporal de Amazon Web Services (AWS) contradice directamente los principios que inspiran el “Informe Niinistö” del año 2024 – Safer Together: Strengthening Europe's Civilian and Military Preparedness and Readiness, que se elaboró por encargo de la Comisión Europea, porque pone de relieve una vulnerabilidad estructural europea que el documento precisamente busca corregir: la dependencia tecnológica y estratégica de actores externos para el funcionamiento de servicios civiles y críticos.
Cómo se relacionan ambos casos
- Dependencia de infraestructuras extranjeras
- El informe Niinistö subraya que la seguridad europea ya no puede entenderse solo en términos militares, sino también en el ámbito digital, energético y tecnológico.
- La caída de AWS demuestra que una sola empresa norteamericana puede paralizar simultáneamente banca, medios, transporte o plataformas de comunicación en Europa, evidenciando una dependencia incompatible con la autonomía estratégica que la UE pretende alcanzar.
- Vulnerabilidad de los sistemas críticos
- La interrupción afectó a servicios financieros, educativos y de transporte, todos ellos componentes esenciales de la “resiliencia civil” descrita por el informe Niinistö.
- Europa no dispone aún de infraestructuras de respaldo soberanas que permitan mantener operativos estos servicios durante una crisis de origen externo.
- El informe advierte de que una interrupción digital de gran magnitud —ya sea por un fallo técnico, un ciberataque o una decisión corporativa— puede tener efectos comparables a una amenaza híbrida o incluso militar.
- Autonomía y soberanía digital como pilares de seguridad
- Niinistö plantea la necesidad de autonomía estratégica europea no solo en defensa, sino también en datos, comunicaciones y tecnología.
- La dependencia de AWS, Azure o Google Cloud implica que una gran parte de la información y las comunicaciones europeas se gestionan bajo jurisdicción estadounidense (Cloud Act), lo que contradice los principios de soberanía y control propios del marco de seguridad europea.
- Contradicción con el modelo de resiliencia que impulsa GAIA-X
- El proyecto GAIA-X encarna la aplicación práctica de los objetivos del informe Niinistö: construir una infraestructura federada, interoperable y europea, que refuerce la resiliencia civil y militar.
- El fallo de AWS demuestra que la UE aún no ha materializado plenamente ese ideal: el ecosistema digital europeo sigue dependiendo de hiperescaladores no europeos, y por tanto carece de la resiliencia y la capacidad de respuesta que el informe reclama.
La conclusión es que el
apagón de AWS (Amazon) constituye un ejemplo tangible de lo que el
Informe Niinistö define como una amenaza estratégica no militar: un
riesgo global que compromete la seguridad y la autonomía de la Unión.
Mientras Europa continúe apoyando su economía digital y sus servicios
públicos sobre infraestructuras tecnológicas foráneas, no podrá
considerarse preparada ni resiliente. El incidente reafirma la
urgencia de acelerar proyectos como GAIA-X, de invertir en infraestructura
cloud europea y de aplicar una política común de ciberresiliencia y
soberanía tecnológica, tal y como exige el enfoque de Safer Together:
una Europa más segura, autosuficiente y preparada ante las crisis del
siglo XXI.
Pero entonces, ¿Qué es el proyecto GAIA-X? El proyecto europeo GAIA-X es una iniciativa estratégica de la Unión Europea creada en 2019 por Francia y Alemania —a la que hoy se han sumado más de una veintena de países— con el objetivo de reducir la dependencia europea de los hiperescaladores estadounidenses (Amazon, Microsoft, Google) y de sus equivalentes chinos (Alibaba, Tencent, Huawei).
Su propósito es desarrollar una infraestructura de datos y servicios en la nube “soberana, federada y segura”, que cumpla con los estándares europeos de privacidad, interoperabilidad, transparencia y protección jurídica, de acuerdo con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y las políticas de soberanía digital de la UE.
¿Qué es exactamente GAIA-X?
GAIA-X no
es un proveedor único de servicios en la nube, sino una federación de
nubes europeas que busca interconectar múltiples operadores —públicos y
privados— bajo normas comunes de interoperabilidad y seguridad.
Cada empresa o institución participante mantiene sus propios servidores y
datos, pero los comparte dentro de una red común europea donde todos los
servicios son compatibles, auditables y reversibles (es decir, un
usuario puede migrar fácilmente de un proveedor a otro sin quedar “atrapado” en
un ecosistema cerrado, como ocurre hoy con AWS o Azure).
El sistema funciona con una arquitectura federada que se apoya en principios clave:
- Transparencia: todos los proveedores deben declarar dónde se almacenan los datos y cómo se gestionan.
- Reversibilidad: los clientes pueden cambiar de proveedor sin perder sus datos o su estructura tecnológica.
- Interoperabilidad: cualquier empresa europea puede integrarse fácilmente.
- Soberanía de datos: la información se almacena y procesa dentro del territorio europeo y bajo su marco legal.
- Cumplimiento normativo y seguridad: siguiendo estándares europeos de ciberseguridad, protección de datos y ética digital.
¿Cómo garantiza la soberanía estratégica de Europa?
GAIA-X pretende garantizar la independencia tecnológica y estratégica de la UE en un mundo dominado por infraestructuras digitales extranjeras. Lo hace de varias maneras:
- Control sobre los datos europeos:
- Evita que los datos de empresas, gobiernos o ciudadanos de la UE queden sujetos a las leyes estadounidenses, como el Cloud Act, que permite a Washington acceder a información almacenada por compañías estadounidenses, incluso fuera de su territorio.
- Mantiene los datos dentro del espacio jurídico europeo, bajo el RGPD.
- Reducción de dependencia tecnológica:
- Europa deja de depender en exclusiva de Amazon Web Services, Microsoft Azure o Google Cloud, que actualmente controlan más del 70 % del mercado mundial de nube.
- Promueve la creación de proveedores europeos competitivos, como OVHcloud (Francia), Deutsche Telekom, Orange, Atos o SAP.
- Resiliencia digital:
- Al ser una federación distribuida, una falla en un nodo no paraliza todo el sistema, evitando apagones globales como el de AWS.
- Facilita la continuidad de servicios críticos (sanidad, banca, energía, administración pública).
- Autonomía estratégica:
- Refuerza la capacidad de Europa para decidir cómo se gestionan sus infraestructuras esenciales, sin depender de corporaciones o potencias extranjeras.
- Se alinea con la estrategia de la Comisión Europea para una “Europa digital soberana”, que busca que el continente tenga control sobre sus redes, datos y algoritmos.
Estado actual del proyecto
- GAIA-X cuenta con más de 350 organizaciones miembro, entre ellas empresas europeas de tecnología, universidades y centros de investigación.
- Está coordinado por la Asociación GAIA-X AISBL, con sede en Bruselas.
- Existen proyectos pilotos en sectores estratégicos: sanidad, movilidad, energía, agricultura, industria 4.0 y administración pública.
- Su adopción aún es desigual: algunos Estados miembros lo impulsan con fuerza (Alemania, Francia, España), mientras otros avanzan más lentamente.
En resumen, GAIA-X representa el intento europeo de reconstruir el control sobre su ecosistema digital, garantizando que los datos generados en Europa sirvan a los intereses de Europa. Frente a la dependencia de los hiperescaladores norteamericanos, ofrece un modelo basado en la cooperación, la transparencia y la soberanía tecnológica. No busca competir directamente con AWS o Google en tamaño, sino establecer un marco común de confianza que devuelva a los europeos el control sobre sus datos, su privacidad y su infraestructura digital.
La estrategia del Telefónica bajo la dirección de Marc Murtra puede analizarse a la luz del episodio de fallo del servicio de Amazon Web Services (AWS), identificando tanto puntos de alineación como tensiones o brechas.
Puntos de alineación entre la estrategia de Murtra/Telefónica y el contexto del fallo de AWS
- Énfasis en autonomía y soberanía tecnológica europea
- Murtra ha repetido que Europa debe “crear capacidad tecnológica” propia, que las operadoras europeas ganen escala para poder competir, y que se reduzca dependencia de gigantes extra-europeos. Telefónica+4Telefónica+4elconfidencial.com+4
- El fallo de AWS ilustra precisamente la vulnerabilidad de depender de una infraestructura mayoritariamente norteamericana. En ese sentido, la apuesta de Telefónica de reforzar sus capacidades europeas está en línea con ese aprendizaje.
- Cambio de foco geográfico hacia Europa y mercados clave tecnológicos
- Murtra ha insistido que la prioridad estratégica será España+Europa, reduciendo exposición a América Latina, para generar valor donde haya mayor potencial tecnológico e infraestructural.
- Ello coincide con la necesidad de que los servicios críticos europeos no queden en manos de entidades externas y puedan mantenerse operativos de forma robusta ante fallos de proveedores globales.
- Mayor atención a redes, digitalización e infraestructura crítica
- En los discursos de Murtra aparece de forma reiterada que “las nuevas redes de ultra banda ancha y los nuevos servicios basados en la nube” son áreas de inversión prioritarias.
- Dado que el fallo de AWS afectó servicios en la nube, redes y DNS, la estrategia de Telefónica es alargarse hacia asegurar infraestructuras de red y nube europeas se alinea con los riesgos detectados.
Brechas o tensiones entre la estrategia y lo que el fallo de AWS revela
- No es un proveedor de nube de escala global equivalente a AWS
- Aunque Telefónica busca reforzar su presencia tecnológica, no está en el ámbito de los hiperescaladores estadounidenses como AWS, Google o Azure en términos de infraestructuras de nube global. Eso significa que, aunque su estrategia señale la independencia, aún no tiene el nivel de infraestructura que evite totalmente la dependencia externa.
- En consecuencia, el hecho de que muchas empresas europeas dependan de AWS sigue siendo un problema estructural, que Telefónica sola no puede resolver en el corto plazo.
- Velocidad de implementación y transición
- Los problemas con AWS demuestran que la dependencia tecnológica tiene consecuencias inmediatas. La estrategia de Telefónica parece de mediano plazo (plan estratégico 2026, consolidación europea, etc.). El País+1
- Esto deja una ventana de exposición: mientras la infraestructura soberana no esté totalmente desplegada, Europa (y empresas como Telefónica) seguirán vulnerables a fallos de terceros.
- Fragmentación del mercado europeo
- Murtra advierte que Europa tiene demasiados operadores, que eso reduce escala y competitividad.
- Pero el fallo de AWS revela que no solo la escala es importante, sino que también la diversificación de proveedores y la resiliencia del ecosistema son clave. Hasta que el ecosistema europeo actúe como red distribuida y colaborativa, la vulnerabilidad persiste.
Conclusión: cómo se relacionan ambos casos
El fallo de AWS revela una vulnerabilidad estratégica que la estrategia de Marc Murtra en Telefónica pretende abordar: dependencia tecnológica de proveedores no europeos, necesidad de una infraestructura autónoma, y refuerzo del rol de las operadoras europeas en la nube, en redes críticas y en servicios digitales. En ese sentido, la estrategia está bien alineada conceptualmente con los riesgos que el incidente muestra.
Sin embargo, la realización práctica de esa estrategia aún enfrenta retos: Telefónica no es aún una alternativa de nube global, la transición lleva tiempo, y el mercado europeo debe superar su fragmentación estructural. Así, aunque Telefónica con Murtra esté caminando en la dirección correcta, el sistema global revela que Europa aún tiene camino por recorrer para alcanzar la soberanía tecnológica y reducir la vulnerabilidad ante incidentes como el de AWS.
La estrategia de Marc Murtra al frente de Telefónica representa un giro de 180 grados respecto a la lógica empresarial de la década anterior, marcada por lo que muchos analistas denominaron la “era del palletismo”, una etapa en la que las grandes operadoras —incluida Telefónica— vendieron o externalizaron su infraestructura física, especialmente centros de datos, torres y activos de red, con el argumento de “liberar capital” y “ligerizar el balance”.
De la desinversión al refuerzo: el cambio de paradigma
Durante la etapa del palletismo (aproximadamente entre 2013 y 2020), Telefónica y otras operadoras europeas:
- Vendieron centros de datos a fondos de inversión (por ejemplo, Asterion Industrial Partners compró los de Telefónica España en 2019).
- Segregaron torres de telecomunicaciones en compañías como Telxius, posteriormente vendida en parte a American Tower.
- Apostaron por modelos financieros de desinversión de activos físicos para obtener liquidez rápida, aunque sacrificando control estratégico.
En ese contexto, las operadoras se convirtieron más en revendedores de conectividad que en propietarios de infraestructura crítica. Fue una época en la que predominó la visión de corto plazo: mejorar el EBITDA inmediato, reducir deuda y entregar rentabilidad al accionista, incluso a costa de perder músculo industrial.
La estrategia de Murtra: recuperar soberanía e infraestructura
Con la llegada de Marc Murtra a la presidencia de Telefónica y el nuevo contexto geopolítico y tecnológico (guerra en Ucrania, tensiones con EE. UU. y China, vulnerabilidad de la nube global), la estrategia cambió radicalmente:
- Reforzar
la infraestructura propia.
Telefónica vuelve a invertir en centros de datos, fibra, inteligencia de red y capacidades cloud. Murtra sostiene que las operadoras europeas deben “crear capacidad tecnológica”, no limitarse a ser intermediarias de los hiperescaladores. - Nube
y datos como activos estratégicos.
Telefónica impulsa su plataforma “Telefónica Tech”, con servicios de cloud híbrida, ciberseguridad y gestión de datos. El objetivo es que Telefónica no dependa totalmente de AWS, Azure o Google Cloud, sino que pueda ofrecer infraestructura bajo estándares europeos (alineada con GAIA-X). - Visión
de autonomía europea.
Murtra alinea la estrategia de la compañía con la soberanía digital europea, defendiendo que las telcos deben ser “la espina dorsal del modelo digital europeo”, no simples concesionarias.
Esto supone un retorno a la integración vertical: controlar red, datos y servicios para garantizar resiliencia. - Reindustrialización
tecnológica.
En contraste con el “palletismo”, que desmanteló capacidades industriales, Telefónica quiere ahora reconstruir un ecosistema industrial digital: centros de datos propios, alianzas europeas, I+D en inteligencia artificial y edge computing.
Por qué el “palletismo” fue un error estratégico
- La venta de centros de datos redujo el control sobre la capa física de los servicios digitales, dejándolos en manos de fondos financieros sin vocación tecnológica.
- Generó una dependencia externa en un momento en que el almacenamiento y procesamiento de datos se ha convertido en un recurso estratégico, incluso para la defensa y la seguridad.
- Impidió a Europa crear campeones digitales propios, cediendo el terreno a los hiperescaladores norteamericanos (AWS, Microsoft, Google).
- Limitó la capacidad de respuesta ante crisis como la de Amazon Web Services, ya que las telcos no poseen la infraestructura para sustituirla o mitigar su impacto.
Una línea temporal comparativa que muestra de forma clara la evolución de la estrategia de Telefónica: desde la era del “palletismo” —centrada en la desinversión de infraestructuras— hasta la etapa actual de Marc Murtra, marcada por el refuerzo de activos estratégicos y la búsqueda de soberanía tecnológica.
Línea temporal: De la era del “palletismo” a la estrategia Murtra
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Año / Periodo |
Contexto y decisiones clave |
Impacto estratégico |
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2013–2015 |
Telefónica inicia un ciclo de ajuste financiero y reducción de deuda tras la crisis de 2008. Se prioriza la rentabilidad a corto plazo. |
Se sientan las bases del palletismo: vender activos físicos (centros de datos, torres) considerados “no esenciales”. |
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2016–2018 |
Se intensifica la venta de infraestructura pasiva (antenas, torres, inmuebles técnicos). Se externalizan centros de datos bajo contratos de colocation. |
Telefónica reduce costes, pero pierde control directo sobre su red y sus datos. Las telcos europeas pasan a depender más de fondos e hiperescaladores. |
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2019 |
Telefónica vende 11 centros de datos a Asterion Industrial Partners por unos 550 millones de euros. Se crea una red de operadores de infraestructura independientes. |
Desinversión emblemática del palletismo. Telefónica obtiene liquidez, pero cede soberanía digital sobre su capacidad de cómputo y almacenamiento. |
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2020 |
Telefónica vende el 60 % de Telxius Towers a American Tower. |
La infraestructura de torres móviles pasa a control estadounidense. Europa pierde músculo industrial. |
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2021 |
Se acelera la dependencia de nubes públicas extranjeras (AWS, Azure, Google). Telefónica firma acuerdos de interoperabilidad, pero no tiene nube propia de escala. |
El modelo financiero se impone sobre el estratégico: eficiencia frente a control. |
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2022 |
Cambia el contexto global: guerra en Ucrania, tensiones tecnológicas con EE. UU. y China, crisis energética. Bruselas lanza políticas de autonomía estratégica y soberanía digital. |
Se percibe el error del palletismo: Europa depende de actores externos para servicios críticos. |
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2023 (Llegada de Marc Murtra) |
Marc Murtra asume la presidencia de Telefónica. Reorienta la estrategia hacia infraestructura, tecnología y seguridad europea. |
Inicia la reversión del modelo desinversor: Telefónica debe “crear capacidad tecnológica propia”. |
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2024 |
Telefónica refuerza Telefónica Tech, invierte en centros de datos, inteligencia de red, ciberseguridad y cloud híbrida. Participa activamente en GAIA-X, la nube soberana europea. |
Se busca reindustrializar digitalmente la compañía y reducir la dependencia de hiperescaladores. |
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2025 (actualidad) |
Murtra defiende la consolidación de las telcos europeas, inversiones conjuntas en IA y cloud, y el control de infraestructura crítica como activo estratégico nacional. |
Telefónica se alinea con la visión del Informe Niinistö (2024): resiliencia civil, autonomía tecnológica y defensa europea integrada. |
Resumen del cambio de paradigma
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Etapa “palletista” (2013–2020) |
Etapa Murtra (2023–actualidad) |
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Ventas de centros de datos y torres. |
Reinversión en centros de datos y edge computing. |
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Estrategia financiera: maximizar rentabilidad. |
Estrategia industrial: recuperar soberanía tecnológica. |
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Externalización y dependencia de AWS, Azure, etc. |
Alianzas europeas (GAIA-X, ciberseguridad, IA). |
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Telco como intermediaria de servicios digitales. |
Telco como proveedor de infraestructura crítica. |
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Desinversión en capacidades técnicas propias. |
Reindustrialización digital de Telefónica y Europa. |
La estrategia de Murtra busca revertir los errores de la era del “palletismo”, cuando Telefónica, en nombre de la eficiencia financiera, cedió el control de activos esenciales a inversores y corporaciones extranjeras. Hoy, en un entorno de tensiones geopolíticas y vulnerabilidades digitales (como el caso de Amazon Web Services), Murtra pretende reconstruir la infraestructura estratégica —centros de datos, nube soberana, inteligencia de red— para que Telefónica sea un pilar de la soberanía digital europea y no una simple operadora subordinada a terceros. Donde antes se vendían activos estratégicos para sanear cuentas y pagar el dividendo canibalizando la compañía, ahora se intenta recomprar, reforzar o cooperar en infraestructuras críticas para recuperar soberanía digital, autonomía y resiliencia. El colapso de AWS confirma la necesidad de este cambio: demuestra que depender de terceros para la nube y los datos es un riesgo sistémico. Telefónica, bajo Murtra, pretende colocarse justo en el espacio que Europa necesita cubrir: una infraestructura digital propia, segura y controlada desde Europa.
Hoy nos hemos enterado por la prensa que el Consejo de Administración de Telefónica ha aprobado la salida de Javier de Paz tras 18 años como consejero. De Paz —histórico miembro del consejo desde 2007 y figura que se vendía como enlace tradicional entre Telefónica y el PSOE— pasa a ocupar el cargo de director adjunto al presidente, asumiendo la responsabilidad ejecutiva de Telefónica Infra, Activos Inmobiliarios y Responsabilidad Social Corporativa, además de continuar como presidente de Movistar Plus+.
Su salida responde a “razones profesionales”, según la comunicación a la CNMV, ya que el nuevo rol ejecutivo era incompatible con su condición de consejero externo. Al mismo tiempo, su marcha permite reforzar el peso de los consejeros independientes, que ahora representan el 60 % del consejo, en línea con las mejores prácticas de buen gobierno corporativo.
Este cambio se enmarca en la “revolución silenciosa” que Marc Murtra está ejecutando desde su llegada a la presidencia en enero de 2025: una profunda reconfiguración de la cúpula directiva y del modelo de poder interno de Telefónica. En menos de un año, Murtra ha llevado a cabo tres remodelaciones del consejo, incorporando perfiles de confianza —como Ana María Sala, que asume la presidencia de la Comisión de Sostenibilidad y Regulación— y ajustando la representación institucional tras la entrada del Estado (SEPI) y del grupo saudí STC en el capital de la compañía.
En este contexto, los cambios efectuados por Murtra simbolizan la transición hacia un modelo más ejecutivo, tecnológico y estratégico, centrado en la infraestructura crítica, la soberanía digital y la transformación industrial de Telefónica. Murtra está sustituyendo la lógica financiera y política del pasado —basada en equilibrios de poder y presencia simbólica en el consejo— por una estructura operativa orientada al control directo de los activos estratégicos, la gestión profesionalizada y la alineación con la nueva visión de autonomía tecnológica europea.
El relevo de Javier de Paz en el consejo no es un gesto aislado, sino una pieza más del proceso de renovación estructural que Murtra está liderando: una transformación silenciosa pero profunda, destinada a reposicionar Telefónica como actor industrial clave en la soberanía digital europea, reforzando su control sobre infraestructuras, servicios en la nube y activos estratégicos tras años de fragmentación y desinversión https://tinyurl.com/bpa96sjp
Para terminar el post, quiero manifestar que el colapso global de Amazon Web Services (AWS) fue algo más que un fallo técnico: fue una advertencia geopolítica. En cuestión de horas, gran parte de la red mundial quedó paralizada, revelando que la economía digital europea —desde la banca hasta la sanidad o la educación— sigue sostenida sobre una infraestructura extranjera que no controla. Esa fragilidad estructural es precisamente lo que Marc Murtra ha decidido afrontar desde la presidencia de Telefónica, liderando una revolución silenciosa que busca devolver a Europa el control sobre su infraestructura tecnológica y su soberanía digital. Su estrategia rompe con el “palletismo” heredado de la década anterior —esa lógica cortoplacista que priorizó la venta de activos estratégicos para cuadrar balances— y se alinea plenamente con los objetivos de autonomía tecnológica europea impulsados por Bruselas, el proyecto GAIA-X y el Informe Niinistö. Frente a una era en la que Telefónica desmanteló parte de su músculo industrial, Murtra impulsa una etapa de reindustrialización digital, reinvirtiendo en centros de datos, redes inteligentes, ciberseguridad y nube soberana.
Pero su revolución no es solo tecnológica: también es organizativa. La reciente reconfiguración del consejo de administración, con la salida de figuras históricas y el refuerzo del peso ejecutivo y técnico, simboliza el fin de un modelo basado en equilibrios políticos y financieros, y el inicio de una nueva cultura empresarial orientada a la autonomía y la resiliencia. Así, mientras la caída de AWS evidenció la vulnerabilidad de un sistema global dominado por hiperescaladores estadounidenses, Telefónica, bajo la dirección de Murtra, se erige como ejemplo de la nueva dirección que Europa necesita: una empresa estratégica que reconstruye capacidad industrial y digital propia, que no depende, sino que lidera. Su revolución silenciosa —discreta pero estructural— busca cerrar el ciclo de dependencia y abrir otro basado en la soberanía tecnológica, la autosuficiencia europea y la recuperación del control sobre el futuro digital del continente.
Ya lo dijo Warren Bennis: "Únicamente cuando la marea baja, descubres quién ha estado nadando desnudo".




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