Albert
Einstein dijo
una vez que “la forma más segura de ganar dinero en un casino es
asaltarlo con una pistola”. Y lo dijo después de pasarse unos años
buscando la manera de vencer a la ruleta. Sí, el científico más importante del
siglo XX también dedicó su energía a intentar descifrar los mecanismos de los
juegos de apuestas, buscó una fórmula para vencer al azar, y no hay
constancia de que lo consiguiera. Otros, sin embargo, han tenido
mejor suerte. Aunque para ello hayan tenido que hacer un poco de trampa, Phillip
Ivey Jr., fue demandado por el Borgata Hotel Casino de Atlantic
City. Le acusaron de haberles limpiado cerca de 10 millones de
dólares (más de 7
millones de euros al
cambio) utilizando la técnica conocida como “edge sorting”
en la mesa de bacará. Se trata de una argucia que explota un defecto de
fabricación de los naipes, gracias al cual el jugador puede identificar si las
cartas servidas se corresponden con determinados grupos de números en función
de una serie de detalles gráficos de su envés, o de las formas irregulares que
puedan presentar en las esquinas. A partir de esa observación, el jugador
usa el cálculo probabilístico para hacer sus apuestas contra la banca. Sería
algo parecido a jugar con las cartas marcadas en una timba privada, sólo que
aquí es el propio casino el que pone la baraja. He aquí va una
imagen ilustrativa de las diferencias que pueden presentar las cartas en su
parte trasera.
Ivey
Jr., fue uno de
los más famosos jugadores de póker del mundo, nueve veces campeón de la Serie
Mundial de Póker, se había percatado de que algunas de las cartas del Borgata
Casino presentaban esquinas diferentes. Según la demanda, el jugador y
su acompañante Cheng Yin Sun habrían instruido al crupier para
que girara las cartas de una manera particular en función de si eran o no
deseables para su jugada. De esta forma, las cartas buenas aparecerían siempre
colocadas de una cierta manera, con su ángulo irregular apuntando en una
determinada dirección al salir del “shoe” (la caja que contiene varios
mazos de naipes de los que el crupier va tomando cartas). Técnicamente,
el jugador no hace nada ilegal. Él se percata de la irregularidad en los naipes
y solicita al crupier que sean repartidos de una forma determinada. En
circunstancias normales, para que se pueda dar el reparto y la acción de
rotación de las cartas que se describe en la demanda, esta debería haber
sido autorizada previamente por el supervisor de mesa y el jefe de sala en
respuesta a una petición expresa del jugador. No es una práctica
habitual y sólo suele ser autorizada en los casos en los que el casino
considera que el jugador está trayendo algún tipo de acción atractiva para su
negocio. Y si el reparto irregular de cartas había sido autorizado por la
empresa, ¿dónde está el delito? Todo lo que hizo Ivey
es fijarse en el extremo de las cartas y ajustar sus apuestas en consecuencia.
Apostó y ganó. Y luego ganó de nuevo. Así hasta amasar más de siete
millones de euros en fichas en tres sesiones de juego que se alargaron durante
decenas de horas. Sucedió entre abril y julio del 2012, y sin embargo,
la demanda le llegó dos años más tarde. Los naipes supuestamente “defectuosos”
son de la empresa Gemaco, Inc. En su envés deberían tener una
serie de motivos en forma de diamantes que, al parecer, presentaban diferentes
formas cuando deberían haber sido idénticos. Ese pequeño detalle es el que
habría permitido a Ivey ganar unos cuantos millones. Y parece que
no es la primera vez que sucede algo parecido: según informa Associated
Press, el Golden Nugget Casino de Atlantic City también ha iniciado acciones
contra Gemaco alegando que varios jugadores han sido capaces de ganar más de un
millón de euros en su establecimiento aprovechando ese defecto en las barajas.
Con
respecto a la compra de los derechos del fútbol en España, he escrito algunos
post en este blog, en todos he apostado abiertamente por eludir la
compra de dicho contenido, el cual ya resultó toxico en la otra adquisición que
se hizo, siendo la nueva adquisición un 21,64% más cara. En
la anterior adquisición se pagó por dicho contenido un total de 3.150 millones
de euros, y en la nueva adquisición se han pagado un total de 4.020 millones de
euros. El día 2 de junio el CEO de la compañía que protagonizo dicha
adquisición publicó en el Twitter el siguiente tuit: “We
cannot change the cards we are dealt, just how we play the hand." vía @ValaAfshar pic.twitter.com/08pVV7HdkD— JM Alvarez-Pallete (@jmalvpal) 2
de julio de 2018 , (“No podemos cambiar las cartas que nos reparten,
solo cómo jugamos la mano”). https://bit.ly/2lY1goW
Bien,
si uno reflexiona sobre dicha afirmación, la primera cuestión que a una persona
se le plantea cuando observa dicho tuit es, ¿Por qué sentarse a jugar una
mano a las cartas con alguien como (La Liga y Mediapro) que juega con cartas
marcadas, si luego me voy a “quejar” de las cartas que recibo? Al igual
que en el póker, en esta negociación por los derechos audiovisuales, sólo
los primerizos o incrédulos se pueden atrever a entrar en un
avispero, pero este no es el caso, ya que había un precedente de dicha
adquisición y de los resultados de dio dicha acción. Entonces si
eso era así, ¿había alguna otra alternativa?, Si la había, la que mantuvo
el CEO de Vodafone (Antonio Coimbra). El cual se plantó desde el minuto cero
y se mantuvo así hasta el final de dicha subasta manteniendo una postura
coherente, de no adquisición a los precios disparatados que se han manejado en
dicha subasta. Pero si uno se fija a lo largo de dicho proceso
negociador, podrá observar hechos cuando menos curiosos, los propios asociados
de la La Liga reconocían el 17 de mayo del 2018 https://bit.ly/2Nu6O74,
que el precio de 1.300 millones que pedía el señor Tebas por cada
año de dichos derechos, tenía una inflación del 20%, es decir 260
millones de euros, lo cual hubiese dejado el precio de
dichos derechos en 1.040 millones de euros al año, un disparate… Pero 100
millones de euros más barato que lo que se pagó al final por dichos derechos,
1.140 millones de euros.
Estos
días, después del fragor mediático de dicha adquisición por parte de dicha
compañía y con más calma, se ha publicado en prensa que existe un informe de Bloomberg
Intelligence (BI), en el cual se refleja que el coste por hogar más
alto de las competiciones domésticas, en relación con los derechos y los
abonados al fútbol, los tiene Reino Unido. Tienen un coste de 65 euros
por usuario, mientras que en España esa cifra está en los 62€. Francia e
Italia, atendiendo a esta escala, tiene un coste de 38 euros por hogar,
mientras que en Alemania es donde el fútbol sale más económico, puesto que la
relación del coste de derechos con respecto al número de clientes se sitúa en
los 28€. En cuanto a los derechos de la Champions League, según las cifras de
Bloomberg, España es el mercado más caro de dichos derechos, ya que suponen un
coste por hogar de 60€. En el caso del Reino Unido dicha cifra se queda en 49
euros. https://bit.ly/2KRafTJ
Esta no ha sido una “Negociación
por Principios” como establecen Fischer y Ury
en su célebre metodología Harvard para llegar a acuerdos beneficiosos para ambas
partes. En la “Negociación por Principios”, se es "duro"
con el problema y "blando" con las personas. En este modelo
como definen los autores, la negociación es “una
comunicación de doble vía para llegar a un acuerdo cuando usted y otra persona
comparten algunos intereses en común, pero que también tienen algunos intereses
opuestos”. En la negociación de los derechos audiovisuales para las
temporadas 2019-2022 hay dos claros ganadores, La Liga y Mediapro y un claro perdedor, el
adquiriente, con unos derechos un 21,64% más caros con respecto a la anterior
subasta.
Para
terminar este post, decir que la demanda de Golden Nugget contra Gemaco
quizás tuviese sentido, pero en el caso de Borgata contra Phillip Ivey
Jr., ¿de quién es la responsabilidad de evitar que las barajas
que se utilizan en las mesas de juego presenten marcas, del jugador o del
propio casino? ¿Puede darse la trampa dentro de la legalidad? Si una
persona no puede pagar sus deudas de juego, el casino le demanda y le persigue,
parece lógico. Pero si les ganas apostando, aprovechándote de su falta de
control, el casino te demanda igualmente. Parece que para ellos su
negocio es un juego de suma cero. Esto ya lo decía Robert De Niro en
la película “Casino”:
“Se trata de hacerles jugar el mayor tiempo posible. Cuanto más juegan,
más pierden. Y al final, nos lo quedamos todo”. Incluso cuando el jugador gana.
Ya lo dijo William J. Florence: “El punto clave en el póquer es nunca
perder la cabeza. Si la pierdes, seguro que perderás todas tus fichas”.
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