Se acaba de publicar por
parte del regulador, Comisión Nacional del Mercado y la
Competencia (CNMC), un estudio donde se muestra que uno de cada cuatro
internautas utiliza apps para comprar, vender o alquilar productos de segunda
mano. Así, casi 3 de cada 10 de españoles usan plataformas de economía
colaborativa para adquirir productos o servicios. Y Un 16% de internautas
emplea estas plataformas para alojarse en la vivienda de otro particular.
Las plataformas para comprar o alquilar algún producto de segunda mano (como Wallapop
o Ebay) fueron las más populares entre los internautas españoles,
según el Panel de Hogares de la CNMC del segundo trimestre de 2019,
que toma el pulso a la utilización de webs y aplicaciones de economía
colaborativa.
Las aplicaciones dedicadas
a la venta o alquiler de productos de segunda mano fueron utilizadas por un 26%
de los usuarios habituales de Internet. En segundo lugar, se sitúan las
apps de alojamiento en casas de un particular (como Airbnb o
Homeaway) con un 16% de uso. El uso de las aplicaciones para
desplazamientos en coche con conductor en el interior de las ciudades (como Uber o
Cabify) se ha duplicado en los dos últimos años (pasando del 4% al 9%).
Universo: Individuos que usan Internet al menos semanalmente. Fuente: CNMC.
Internautas que usan
plataformas de economía colaborativa al menos una vez al año (porcentaje de
individuos)
Universo: Individuos que usan Internet al menos semanalmente. Fuente: CNMC.
Un precio más ventajoso
fue el principal motivo por el que los usuarios se decantaron por las
aplicaciones y webs de economía colaborativa. Como segundo motivo señalaron que
estas plataformas se ajustan mejor a sus necesidades y horarios.
Motivos para utilizar
plataformas de economía colaborativa (páginas webs o apps) (porcentaje de
individuos, II-2019). Posible respuesta múltiple
Universo:
Individuos que usan el servicio. Fuente: CNMC
Los servicios que ofrecen
desplazamiento en coche con conductor por la ciudad fueron los que más
satisfacción produjeron entre los usuarios.
Satisfacción con los
servicios de la economía colaborativa (porcentaje de individuos, II-2019)
Universo: Individuos que
usan el servicio. Fuente: CNMC A
El porcentaje de
internautas que ofrecieron productos y servicios a través de plataformas
colaborativas se mantuvo estable respecto al año anterior. Un 22,5%, por
ejemplo, ofertaron productos de segunda mano.
Internautas que ofertan
servicios mediante plataformas de economía colaborativa al menos una vez al año
(porcentaje de individuos)
Universo: Individuos que
usan Internet al menos semanalmente. Fuente: CNMC
Metodología
Estos resultados forman
parte del Panel de Hogares CNMC, una encuesta a hogares e individuos de
periodicidad semestral. La CNMC pretende recopilar información directamente de
los ciudadanos a través de encuestas y análisis de las facturas de los servicios.
El estudio es de naturaleza multisectorial y recoge datos relativos a los
mercados de telecomunicaciones, audiovisuales, energía, postal y transporte,
entre otros. La encuesta de esta oleada se llevó a cabo en el segundo trimestre
de 2019 e incluyó a 4.878 hogares y 9.109 individuos. Esta herramienta aporta
una información amplia y diversa, y permite a la CNMC conocer mejor el punto de
vista de los consumidores.
RESUMEN
"Lo bueno, compartido, dos
veces bueno". Esta frase y su equivalente en inglés "sharing
is caring", expresa las ventajas de la economía colaborativa,
también conocida como economía compartida o “sharing economy”. El fenómeno de compartir no
es un fenómeno nuevo, siempre han existido dispositivos utilizados por varios
usuarios, expertos que han puesto sus habilidades y conocimientos al servicio
de la sociedad o personas que han querido transmitir historias o imágenes a otras
personas. No obstante, parece que este deseo de compartir se ha
visto incrementado exponencialmente gracias a las redes sociales y al uso del
Internet móvil. Así pues, si en sus orígenes se percibía en la
sociedad como un modelo alternativo a las formas de consumo tradicionales, hoy
se recibe en algunos sectores como una amenaza a su existencia. Esto
se debe a que la economía colaborativa, además de estar cambiando radicalmente
la industria, también está influyendo en las costumbres del consumidor, de forma que
las personas interactúan entre sí con respecto a los bienes y servicios que
comparten. El término economía colaborativa hace referencia a los
negocios que se realizan bien a través de plataformas online y offline y a las
comunidades que permiten a los usuarios compartir bienes, servicios o
información. En lugar de poseer algo, este modelo de consumo se centra en la
posibilidad de usar lo que se necesita. Por ejemplo: en casi todas
las casas hay un taladro, pero suele utilizarse unas pocas veces al año. Si se
pone a disposición de otras personas, se consigue reducir el consumo de recursos
necesarios para la fabricación de estas herramientas. Por supuesto, este
principio también se puede aplicar a los coches, a las viviendas e incluso a
los medios de comunicación. Pedir prestado es la nueva forma de
consumir y la economía colaborativa lo facilita enormemente.
Internet ha sido la palanca
que has disparado el fenómeno de compartir. Sin embargo, este fenómeno de
compartir no ha explotado hasta que llegó el uso masivo de smartphones por
parte de las personas. Hoy en día, las aplicaciones permiten alquilar un coche
o una bicicleta en cuestión de segundos o encontrar a un experto que esté
dispuesto a compartir sus conocimientos o su trabajo. El papel de las compañías
en la prestación de servicios depende de su modelo de negocio, generalmente
las compañías ofrecen la infraestructura técnica necesaria, como una app o una
plataforma online para realizar dicha prestación. Son
modelos de negocio colaborativo las siguientes:
- P2P: con los modelos de negocio peer-to-peer (de igual a igual), las compañías proporcionan la infraestructura técnica que comparten o alquilan.
- B2C: en el caso del modelo business to consumer (negocio a consumidor), las compañías utilizan las nuevas posibilidades técnicas para que los clientes puedan usar sus propios productos.
- B2B: En el modelo business to business (negocio a negocio) las empresas prestan, por ejemplo, máquinas de producción o servicios a otras empresas. De este modo, las empresas se ahorran la compra costosa de equipos o la contratación de expertos.
Los modelos B2C y
B2B existen desde hace tiempo, pero ha sido ahora con la conectividad
cuando su funcionamiento se ha disparado exponencialmente. Por su parte, el modelo P2P es el más interesante
para entender las nuevas posibilidades y dimensiones de este modelo de economía
compartida. Ejemplos de empresas basadas en el principio de la “sharing
economy” son:
- Airbnb fundada en el año 2008, (presta servicio de alquiler de alojamiento privado). Airbnb es un simple intermediario en este modelo de negocio de economía colaborativa, es decir, solo se encarga de registrar la reserva y efectuar el pago en su plataforma. Además, la compañía no garantiza la fiabilidad del propietario ni el estado del apartamento. Sin embargo, es posible evaluar a los inquilinos y a los propietarios posteriormente.
- Uber, compañía que sirve de intermediaria para el alquiler de vehículos con conductor. Nació en él año 2009. Aunque similar a una compañía de taxis, se distingue claramente por un hecho: son particulares los que realizan los viajes utilizando sus propios coches. Una vez finalizado el servicio, los gastos de transporte se cargan automáticamente en la cuenta. Es entonces cuando el conductor y el pasajero tienen la oportunidad de realizar una evaluación. Viajar en Uber es más económico que coger un taxi, lo que provocó que el sector de los taxistas entrara en conflicto con Uber en muchos países.
- Wallapop, aplicación para la venta de ropa y otros objetos de segunda mano apareció en España en 2014. Se caracteriza por mostrar a los usuarios los productos según su geolocalización. Además, permite a los interesados ponerse en contacto con el vendedor a través de un chat.
- Netflix, es quizás el emblema más representativo de la economía colaborativa, nació en el año 1997 y en solo 22 años ha pasado de ser una pequeña empresa de videoclubes a uno de los proveedores de streaming más grandes del mundo, su valor en bolsa es de 127.780 millones de dólares, 3,216 veces más que Telefónica. Esta plataforma presenta una oferta original: en lugar de vender o alquilar películas o series, ofrece a los usuarios su visualización en el sitio web del proveedor de forma ilimitada y en cualquier momento. A cambio, se exige el pago de una cuota mensual. Para muchos clientes resulta mucho más barato que comprar o alquilar DVDs o Blu-rays. Además, los datos de las películas y series transmitidas por streaming permanecen en la empresa, a diferencia de lo que ocurre con las descargas.
Las ventajas e inconvenientes
de la economía colaborativa para empresas y usuarios son las siguientes:
Ventajas de la economía
colaborativa para los usuarios
- Accesibilidad: gracias a su alto grado de usabilidad, las plataformas permiten un acceso rápido y eficaz a los productos. La disponibilidad a través del móvil de aplicaciones para smartphones permite acceder a los servicios de “sharing economy” desde cualquier lugar.
- Política de precios: los precios de los bienes y servicios ofertados son con frecuencia más baratos que los de los competidores de modelos clásicos de consumo.
- Protección del medio ambiente: la conciencia medioambiental también cotiza al alza en la sociedad actualmente. Al compartir automóviles o reutilizar bienes usados, la producción de bienes de fábrica se reduce. Con ello se ahorran recursos y, en consecuencia, se contribuye a la conservación del medio ambiente.
- Oportunidades de ingreso: para los vendedores y proveedores de servicios, las plataformas para el consumo colaborativo son consideradas una nueva fuente de ingresos. Este modelo de negocio presenta oportunidades flexibles para ganar dinero, permitiendo a muchos proveedores vivir incluso completamente de los beneficios obtenidos con él.
Ventajas de la economía
colaborativa para las compañías
- Nuevos modelos de negocio: como muestran los ejemplos de Airbnb, Uber o Netflix, la economía compartida ofrece la oportunidad de combinar industrias establecidas. Si se obtiene éxito, la posibilidad de obtener beneficios es enorme. Incluso cuando en algunos sectores se trata a la economía colaborativa como una intrusión en un mercado, permite abrir nuevos nichos y llegar a clientes a los que anteriormente no les interesaba la oferta de la compañía.
- Tecnologías eficientes: el uso de aplicaciones para gestionar este modelo de economía permite reducir costes de personal o de locales comerciales. Sin embargo, el desarrollo y mantenimiento del software también supone un gasto.
- Acceso a los datos del usuario: gracias a la interacción online de los clientes, las empresas pueden recopilar una gran cantidad de datos valiosos sobre los usuarios de la plataforma. Esta información puede utilizarse para adaptar aún más la oferta a las preferencias del cliente y así mejorarla, aunque también se recurre a ella para mandar publicidad personalizada.
Desventajas de la economía
compartida para los usuarios
Por supuesto, la economía
colaborativa no solo ofrece ventajas, también muestra ciertos inconvenientes.
- Privacidad: aunque la recopilación de datos es útil e importante para cualquier compañía, los usuarios han de saber que se almacena dicha información por la Ley de Protección de Datos: desde las preferencias para determinados productos hasta perfiles de movimiento detallados.
- No ofrecen garantía: la mayoría de las plataformas de economía colaborativa solo sirven de intermediarias, sin garantizar la calidad de los bienes o servicios ofrecidos. Como resultado, los usuarios deben confiar enteramente en las valoraciones de otros usuarios. Tampoco garantizan el reembolso de la cantidad transferida si el producto no cumple con lo esperado.
- Ausencia de legislación: la falta de regulación presenta algunas desventajas para los proveedores de negocios basados en economía colaborativa. Por ejemplo, los conductores de servicios de transporte no son trabajadores por cuenta ajena, sino que en la mayoría de los casos son autónomos. En este sentido, la legislación laboral no ofrece protección en caso de despido improcedente o garantiza un salario mínimo.
- Comercialización: se acusa a muchas plataformas de economía colaborativa de convertir los servicios originalmente gratuitos en un modelo de pago. Por ejemplo, hace unos años surgió el couchsurfing (red que conecta a viajeros de todo el planeta, principalmente ideada para facilitar alojamiento los unos a los otros, pero que ofrece muchas más interesantes posibilidades. El proyecto nace en 2004, y es la evolución de una aventura en Islandia de Casey Fenton, un surfista americano). Esta iniciativa sin ánimo de lucro perdió muchos usuarios con la aparición de plataformas como Airbnb y similares.
Desventajas de la economía
colaborativa para las empresas
Existe un cierto rechazo hacia
la economía colaborativa entre las pequeñas y medianas empresas, pero también en
las grandes, que se niegan a adoptar dicho modelo de negocio, pero carecen
de las capacidades o los medios necesarios para adaptarse a él, lo que les sitúa
con una cierta desventaja para competir.
- Desplazamiento de industrias establecidas. Las plataformas con modelos de economía colaborativa restan clientes a las industrias tradicionales por ofrecer una oferta más económica. El sector del taxi se ve amenazado por Uber; la industria hotelera, por Airbnb, y los grandes distribuidores de cine ven en Netflix un duro competidor.
- Reducción de ventas. Se vuelven a vender productos ya usados, se comparten otros artículos: todo ello conlleva la reducción del consumo de nuevos bienes y por lo tanto a una disminución de las ventas.
- Cambios en las preferencias del cliente. A medida que los bienes se utilizan durante más tiempo y con más intensidad, la concepción de lo que es un buen producto también cambia. Cada vez más, los clientes quieren productos que puedan usarse durante mucho tiempo y sean fáciles de reparar. En consecuencia, los productos desechables pierden su atractivo y las industrias han de adaptarse a las nuevas preferencias de los compradores. Con todo, estas medidas resultan beneficiosas para el medio ambiente.
Los usuarios obtienen
importantes beneficios de las plataformas de economía colaborativa, entre otros
motivos porque le facilita el acceso a una gama más amplia de productos,
servicios e información, que normalmente se ofertan a precios más bajos.
Además, permite la existencia de una economía de mercado más justa y respetuosa
con el medio ambiente y ofrece oportunidades a proveedores privados para
aumentar sus ingresos. Como inconveniente, cabe destacar que las
personas que se dedican a este tipo de negocios suelen ser trabajadores por
cuenta propia que asumen una serie de riesgos, por ejemplo, sufrir situaciones
laborales precarias. Subrayar también la amenaza que supone para la protección
de la intimidad. La digitalización permite recopilar una multitud de datos e
información sobre las preferencias de los clientes, por el contrario, las compañías
que no se adecuen a las nuevas condiciones del mercado corren el riesgo de
desaparecer, al menos en algunos sectores. En otros, las ventas pueden disminuir
notablemente debido a los cambios en las necesidades de los clientes y puede
reducirse el consumo. Por eso, adaptarse a los nuevos modelos y contemplar la
economía colaborativa puede resultar beneficioso.
La economía colaborativa, o
sharing economy, ha pasado de ser una actividad residual a un fenómeno que
mueve miles de millones de euros desde que el profesor de Harvard Lawrence
Lessig acuñara el concepto allá en 2008. Para el año 2025, se calcula
que en Europa las empresas de los cinco sectores más importantes de la economía
colaborativa (alojamiento, transporte,
servicios a hogares, servicios profesionales y finanzas colaborativas) generarán
aproximadamente 300.000 millones de euros. La cifra es más de diez veces
superior a los 28.000 millones de euros que produjeron en 2015. Cada
año nacen más empresas dedicadas a estos sectores y cada vez generan más
dinero. Por el momento la economía colaborativa se mueve dentro de un marco
regulatorio sin definir claramente, no hay más que observar los problemas que
existen por ejemplo en el sector transporte con compañías como Uber o
Cabify. Es indispensable un marco normativo que sea capaz de proteger a los
consumidores y los trabajadores y, al mismo tiempo, que establezca las
condiciones para una competencia en la que todos los agentes actúen en igualdad
de condiciones.
Ya lo dijo Rudi Dornbusch: “En economía, las cosas tardan
más en pasar de lo que pensabas, y después ocurren más deprisa de lo que creías”.
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