Muchas personas habían
intentado crear una tabla periódica de los elementos, pero conseguirlo parecía
una utopía, pues los elementos tenían propiedades muy diferentes. Sólo alguien
con una inspiración fértil y con el valor para desafiar el saber convencional
iba a resolverlo: Dmitry Mendeleyev,
un siberiano que quería que la ciencia se pusiese al servicio del mundo. Él
intuía que existía un lazo de unión entre los elementos; por eso, hizo 63
cartas, una por elemento, donde se incluían sus propiedades y su peso atómico
(entonces solo se conocían 63 elementos), e intentaba ordenarlos continuamente.
Un día, en sueños, le vino la solución, y al despertar, empezó a ordenarlos.
Así, distribuyó los elementos en siete grupos (precisamente usó el siete como
número de ordenación natural: siete planos, siete notas, siete colores del arco
iris…). Él no había hecho ningún experimento, pero su ingenio era tal que sabía
que su tabla periódica no era perfecta porque faltaban elementos por descubrir. Esto no le impidió describir las propiedades de tres elementos aún no descubiertos, para los
que dejó un hueco concreto en la tabla. Años después, todas sus predicciones se
hicieron realidad, pues tres elementos fueron descubiertos y estos cumplían al
pie de la letra lo vaticinado por él.
El
aprendizaje o el LifeLong Learning (LLL) a lo largo de la vida en el ser
humano es la búsqueda del conocimiento de forma permanente, voluntaria y auto
motivada por razones personales o profesionales. El (LLL) agrupa el
aprendizaje formal e informal, es decir un aprendizaje y una construcción
del conocimiento desde que nacemos hasta que nos morimos. El estudio
del aprendizaje informal se remonta a la década de 1930 con John Dewey,
para este filósofo, pedagogo y psicólogo cada uno de los integrantes de un grupo
social ya sea en la ciudad o en una tribu salvaje nace inmaduro, indefenso, sin
lenguaje, sin creencias ni normas sociales y, es ese grupo el que se encarga de
transmitirle por medio de la comunicación hábitos de hacer, pensar y sentir de
los más viejos “maduros” a los más jóvenes “inmaduros”; sin esta comunicación
la vida social no podría sobrevivir, ya que la comunicación es educativa y es
el modo en que se llegan a poseer cosas en común.
El peso del aprendizaje informal sobre el conocimiento de
una persona aumenta con el tiempo hasta convertirse en la fuente más importante
a lo largo de su vida profesional. El 80% del conocimiento del ser humano está
soportado por aprendizaje informal. Para Dewey la educación es
incidental: natural e importante, está adquirida por instinto para poder
sobrevivir en la sociedad, posterior a esta educación está la educación
sistemática, como una educación formal. Sin la educación formal sería imposible
transmitir todos los recursos y adquisiciones de una sociedad; pero esta
educación puede llegar a ser inútil pues dependerá del material utilizado y del
vínculo que tenga con las experiencias de la vida, es decir, que
se utilice o no se utilice con las actividades diarias que realiza el
individuo. Existe una marcada diferencia entre
la educación que el individuo obtiene de vivir con los demás y la educación
deliberada que recibe, es decir, las escuelas son el método importante para
el aprendizaje científico en el que se aprenderan formulas o
escrituras establecidas por generaciones anteriores, pero no es un medio
generador de vivencias y de cuestiones éticas y morales como lo es la familia y
la sociedad que rodea a la persona, moldeando su forma de vivir y su estrato social.
Es necesario pues que haya un equilibrio entre la
educación espontánea o informal, transmitida en su comunidad y la educación
sistemática o formal que adquiere en la escuela. Para el desarrollo de este
aprendizaje el medio donde vive, trabaja e interactúa la persona es clave, ya
que puede desarrollar ciertos planes para poder interactuar con éxito con los
demás. Estas condiciones de relación ambiental o social son las que promueven o dificultan, estimulan o inhiben
las actividades características de dicho aprendizaje. Existen tres tipos de aprendizaje:
El aprendizaje
formal:
facilitado normalmente por un centro educativo, con carácter estructurado en
objetivos, duración y soporte, concluye generalmente con una certificación. El aprendizaje
formal es intencional desde el punto de vista de quien lo realiza, sea
estudiante, adulto u otros.
El aprendizaje no
formal:
es el aprendizaje que no es ofrecido generalmente por un centro educativo,
generalmente no concluye con una certificación. No obstante está constituido
por una estructura en objetivos didácticos,
duración o soporte. El aprendizaje no formal es intencional desde el punto de
vista de quien lo realiza, sea estudiante, adulto, etc.
Los tres tipos de aprendizaje informal
El aprendizaje
Informal o Incidental: es el aprendizaje
que se obtiene en las actividades que se realizan en el día a día, en el trabajo,
con la familia, en los ratos de ocio, etc. No está estructurado ya que no tiene
objetivos didácticos, duración o soporte, y normalmente no conduce a una
certificación. El aprendizaje informal puede ser intencional, pero generalmente
no lo es, es fortuito y aleatorio. Este tipo de aprendizaje es quizás el más
recurrente cuando el individuo se encuentra en procesos de creatividad tanto en
la actividad laboral como personal, y es por ello que es el más perseguido laboralmente ya
que de él se pueden derivar nuevos procesos, productos o servicios que generen
valor para una compañía. Este aprendizaje no es intencional ni
planificado, cuando sucede en el lugar trabajo puede aparecer de diferentes formas:
- mediante
la observación
- la
repetición
- la
interacción social
- y la
resolución de problemas
Los principales beneficios de este tipo de
aprendizaje son:
- A través del aprendizaje incidental, las personas aprenden las habilidades fundamentales que van a utilizar a lo largo de la vida.
- Promueve el disfrute y la participación en el aprendizaje.
- Se sustituye la estructura rígida de la formación "formal" por un ambiente más flexible, divertido y amable.
- Potencia la curiosidad y las ganas de explorar de las personas.
- Permite adquirir conocimientos de forma inconsciente.
- Posibilita una expansión y potenciación del conocimiento a través de la reflexión y comprensión cada vez mayor de las actividades en las que el individuo forma parte.
El
aprendizaje organizacional es para las empresas en la actualidad un elemento
básico para garantizar su supervivencia y la creación de valor para los
diferentes stakeholders. Las compañías han comprendido que no es suficiente con
capacitar a cada uno de los trabajadores, sino que los propios empleados tienen
que poner en valor sus capacidades creativas, de tal forma que puedan aparecer
nuevos; procesos, hábitos, productos, servicios o novedades que garanticen el
crecimiento de la compañía, y esto solo sucederá sí los empleados miran sus
quehaceres diarios con nuevos ojos. En las compañías los modelos de
formación están empezando a cambiar en la siguiente proporción 70-20-10, donde
el 70% lo constituye idealmente la formación en el puesto de trabajo (On The
Job Training), el 20% la formación con el acompañamiento del mando (lo cual
mejora las tasas de delegación y empoderamiento) y en el 10% restante queda
confinada la formación formal o reglada, está dirigida por la compañía a
conformar "la formación básica" que deben conocer todos los
empleados.
Dentro
de ese 70% mencionado anteriormente se encuentra lo que llamamos, la “serendipia”, esta palabra proviene del término anglosajón “serendipity” y suele
ser traducida de muchas maneras, es lo que se definiría
como, la facultad de hacer un descubrimiento o un hallazgo afortunado de manera
accidental, o también, encontrar soluciones a problemas no
planteados, sin buscarlas siquiera. La historia está llena de descubrimientos “serendípicos”, es decir, que la “serendipia” nos conduce a resultados importantes.
Las fases del proceso podrían ser las siguientes:
- existe un problema
- existe un sujeto con el problema
- el sujeto está buscando una solución
- el sujeto encuentra la solución por accidente
Muchas
veces el empleado sabe que ha llegado a una solución en base a factores como la
sagacidad o intuición. La persona busca algo específico que encaje en el
problema como una horma a su zapato. Esto supone que debe estar atento y
alerta, porque sabe perfectamente qué falta, y lo espera. Por eso, la “serendipia”
muchas veces no es casualidad, no es una eventualidad, ni tampoco buena suerte,
pero lo parece. Para quien está fuera del problema, llegar a la solución es
fruto del azar, un regalo de la providencia. Para quien está en el problema, es su atención la que permite cazar la respuesta al vuelo cuando se presenta,
y en este caso, llegar a la solución no es una casualidad. La “serendipia” no es brujería, pero en el
proceso “serendípico” interviene cierta
cábala porque la solución surge de modo inesperado y del rincón más oculto de
nuestro cerebro.
Ejemplos de “serendipidad” hay muchos, incluidos innovaciones tan importantes
como la penicilina. La Wikipedia achaca a este fenómeno inventos tan variados
como el dulce de leche, el celuloide, la estructura del átomo, el principio de
Arquímedes, el Teflón e incluso, el mismísimo descubrimiento de América
(recordemos que Colón buscaba la India cuando “se encontró” con el Nuevo Mundo).
Por tanto los fenómenos de “serendipia”
no obedecen solo a la casualidad sino también a una actitud
que los propicia, y que se traduce en ser
curiosos, flexibles y sagaces. John Adair, en su excelente libro “The
Art of creative Thinking” dedica todo un capítulo a la práctica de la “serendipidad”. Comienza su exposición
citando a Marcel Proust: “the real magic of discovery lies not in seeking new landscapes but in
having new eyes”, (la
verdadera mágia del descubrimiento no radica en buscar nuevos paisajes sino en
mirar con otros ojos), lo que nos recuerda que la “serendipidad” nace de la curiosidad y del foco abierto. Hay que
estar preparados para esperar lo inesperado
en la búsqueda de la solución. La “serendipidad”
revela algo que el viejo management
se ha empeñado en despreciar siempre: el
fascinante poder de lo aleatorio en los procesos de innovación y creatividad,
y que se solidifica desde una actitud de “dejarse llevar”, que niega la sobre planificación
y cree en la magia de las conexiones espontaneas.
Para
terminar este post se podría decir que el aprendizaje con la “serendipia”
busca donde lo importante no es el resultado, sino el proceso, alejado de
cualquier entidad o persona que supuestamente tenga un nivel de conocimientos
superior. Por su parte, el aprendizaje accidental ocurre cuando se
aprende algo sin esperarlo en cualquier entorno.
Por último, el aprendizaje incidental es aquel que no es intencional ni
planificado, en cualquier momento y lugar: hablando con un amigo o compañero,
realizando una tarea sencilla, observando a alguien hacer su trabajo o una
actividad cualquiera.
Cuantos
más conocimientos tengamos y más variados sean, mayor habilidad tendremos para
ver más allá de lo que ven los demás y posibilidades de encontrarnos con la “serendipia”. Sentir pasión por lo que
hacemos es la mejor manera para lograr un descubrimiento o innovar Si tenemos
un trabajo que no nos gusta o nos sentimos mal en nuestra organización o en
nuestro equipo, será muy difícil poder encontrar la “serendipia”.
Desarrollar nuestros sentidos, nos permitirá encontrar respuesta a situaciones
complicadas, y para encontrarlas sólo tenemos que saber escuchar, saber buscar
y compartirlas con los demás. Descubrir algo exige huir de la ambición y la
soberbia para poder tener la mente abierta por completo, flexibilizar nuestra
manera de pensar e interpretar el entorno. Transformar nuestra capacidad de
aprendizaje y desaprender hábitos y creencias para poder adquirir otros nuevos.
Tolerar los errores y utilizarlos como aprendizaje. El fracaso no siempre
se debe a tomar decisiones equivocadas, en muchos casos se debe a no tomar
decisión alguna.
Esperemos
que en las compañías aparezca la "serendipia" a los empleados,
en sueños o despiertos. Esas soluciones a sus problemas como a nuestro
protagonista de este post Dmitri Mendeleyev, permitirán seguir creciendo
y avanzando a las mismas.
Ya lo
dijo Isaac Asimov: “Para tener éxito, la planificación sola es insuficiente.
Uno debe improvisar también”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario