Thomas
Murton (1928-1990) fue un
abogado penalista que luchó por la reforma penitenciaria en Arkansas. Sus
objetivos fueron el respeto hacia los reclusos en el ámbito penitenciario. En la década de 1960, Arkansas mantuvo dos grandes
granjas de prisión: el Tucker prisión estatal de
Granja y Cummins prisión
estatal de granja. Las granjas utilizaron a más de mil reclusos
como trabajo forzado para producir beneficios. A sus 39 años, Thomas Murton, fue el
primer penalista profesional del estado de Arkansas, contratado como director
de la prisión estatal de Cummins
en 1967 por el nuevo gobernador Winthrop
Rockefeller. Anteriormente a su contratación se dedicaba a dar
clases de penología en Southern Illinois University. Su
contratación como director de prisión vino a raíz de conocerse un informe donde
se detallaban las condiciones que se daban en las dos granjas penales
estatales: abusos sexuales, torturas, extorsión, etc. Una vez iniciado su trabajo
en prisión, no tardó en comprobar que aquel dossier se quedaba corto con todo
lo que allí sucedía. En sus informes sobre la Prisión de Tucker, Murton
detalla: "La disciplina se
aplica de forma rutinaria por los azotes, los palos, la inserción de agujas
debajo de las uñas, aplastamiento de los testículos con alicates, y la última
palabra en instrumentos de tortura: El “Tucker teléfono”, "un instrumento
que se utiliza para enviar una corriente eléctrica a través de los
genitales".
Robert Redford as Brubaker discusses his role with prison reform expert Tom Murton
Por todo ello, manifestó la necesidad de que la
resocialización debía ser capaz de educar al reo en la responsabilidad de sus
actos. Y esto poder hacerlo a través del reconocimiento de su culpabilidad con
el cumplimiento de la pena, pero al mismo tiempo, indicó, que la pena privativa
de libertad debía ejecutarse de manera humanitaria. Deshabilitó la silla
eléctrica de Cummins y se
opuso a las penas de cadena perpetua.
A comienzos de 1968, a raíz de la confesión de un
interno, Murton empezó a investigar las presuntas muertes de algunos
presos a manos de los guardias de prisión. En contra de las indicaciones del
propio gobernador, Tom Murton realizó la exhumación de tres cuerpos, encontrados
enterrados en las inmediaciones de la prisión, de supuestos presos asesinados. Murton
declaró
que creía que podría haber hasta 200 cuerpos, pero este hecho fue ocultado por
un informe oficial donde se dictaminó que se trataba de cuerpos de un antiguo
cementerio de mendigos. Paralizaron las exhumaciones y con ello también la
carrera de Murton, al que el Gobernador despidió dos meses después de que los
cadáveres fueron encontrados, diciendo que el superintendente había hecho un
espectáculo del asunto. Después de su despido, Murton
aseguró que le resultó difícil conseguir trabajo en otros sistemas
penitenciarios, y expresó que lo habían condenado a muerte. Se matriculó
en la Universidad de California en Berkeley, donde recibió
una maestría y un doctorado en criminología y escribió dos libros sobre reforma penal, "Accomplices to the Crime: The Arkansas
Prison Scandal" y "The Dilemma of Prison Reform".
Su historia inspiró la película "Brubaker" en 1980, dirigida por Stuart
Rosenberg y protagonizada por Robert
Redford y Morgan Freeman. En ella se relata la historia real de este
ciudadano que luchó por un sistema penitenciario más justo y humanitario.
Fue en la República Sudafricana donde los activistas por los derechos de
los discapacitados lanzaron la expresión “Nothing
about us without us”(nada para nosotros sin nosotros), el principio que promueve toda campaña de los Grassroots:
el derecho de las comunidades a unirse e
influir en aquellos asuntos que les afectan en su día a día. Este
lema tan sencillo y claro de entender por cualquier persona o grupo social, ha
impulsado a estos grupos en diferentes ámbitos de la sociedad, para
hacer suya aquellas reclamaciones legítimas sobre asuntos en los que se ven
concernidos. Actualmente han sido las nuevas tecnologías las que han
disparado el poder de las mismas, Internet ha sido una catapulta que ha
impulsado la capacidad de influir y dirigir a dichos grupos como nunca antes lo
había hecho. Fue el presidente norteamericano Roosevelt el que para dar
por finalizada una reunión, dijo: “Ya me habéis convencido, ahora salid a
la calle y presionadme”. Pues bien, esa capacidad de movilización y
presión ha llegado ahora como nunca, la transversalidad e impacto de Internet en los individuos y sus conciencias, ha disparado e impulsado causas
facilitando un pegamento que ha alineado a una gran multitud de personas que
antes era impensable. Actualmente las agendas políticas de los
cargos públicos así como las de los directivos de las compañías tiemblan ante
la posibilidad de que las personas se alíen en causas que tengan una cierta
trascendencia mediática, este es el nuevo escenario que ha proporcionado
Internet, la socialización y unión de los individuos con un punto en común.
Ejemplos de esto último hay muchos, sin ir más lejos un especialistas en este
tipo de cuestiones es Greenpeace, famosa fue su campaña
contra la juguetera Lego en las redes sociales, http://bit.ly/1o7eZlZ Por otro lado, es necesario
que antes de lanzar una campaña contra algo se conozcan determinadas cuestiones
de índole técnico y social para saber si dicha campaña de Grassroots puede tener
influencia sobre la sociedad e individuos a los que va dirigida.
Cuando las distancias geográficas eran impracticables
y no había medios de comunicación de masas, el presidente Thomas Jefferson pidió
ayuda a ciudadanos destacados en los ámbitos locales para que hablaran en su
nombre, trasladaran sus mensajes y alcanzar así, a más votantes. Más
tarde, Jackson bautizaría a esta práctica de acceso a ciudadanos activistas
como “the
ground game” (el juego terrestre) y, a partir de aquí, se popularizó el
uso de redes de simpatizantes en comunidades locales, compartían ideas, creaban relaciones,
vínculos, animaban a su entorno a votar y, lo más importante, tenían permanencia
en el tiempo frente a la temporalidad de las campañas electorales. En
el año 2003, Sierra Club, una de las mayores e influyentes organizaciones
medioambientales de Estados Unidos contrató a dos investigadores de la Universidad
de Harvard, Marshall Ganz y Ruth Wageman, para que analizaran
porqué sus programas de voluntariado no estaban siendo efectivos. Estos investigadores fueron los que
desarrollaron el modelo organizacional de Grassroots, en sus
investigaciones descubrieron cómo los programas de voluntariado se organizaban
jerárquicamente y por objetivos individuales. No había margen para la
interacción entre voluntarios, ni la iniciativa y el liderazgo y, como consecuencia
de este proceso solitario y poco motivador, los voluntarios abandonaban la organización,
frustrados por no haber experimentado grandes éxitos y sin sentirse parte del
proyecto. El modelo desarrollado por Ganz y Wageman
plantea que los miembros de los equipos interaccionen entre ellos, asuman
parcelas propias de liderazgo, compartan experiencias y las aprovechen como
agente motivador e impulsor para el cambio.
Si
existe un suceso que inspira este hecho descrito de las comunidades de Grassroots es
la campaña de Barack Obama a
la presidencia de los Estados Unidos. Fueron
los miembros del equipo de campaña de Obama quienes
plantearon la movilización de sus comunidades con el fin organizar acciones offline con
herramientas online como
son: las redes sociales y
el big data. Este suceso cambio y puso de relieve la fuerza y capacidad
que Internet para movilizar y conseguir de forma común los objetivos de un
grupo de personas. La campaña de Obama de 2008 experimentó
por primera vez con el sistema Ganz-Wageman durante las primarias
en Iowa
y Carolina del Sur, organizando, empoderando y movilizando a sus
bases en objetivos compartidos. Ganó en ambas, mientras que, en New Hampshire,
donde dirigió una campaña de marketing más tradicional, perdió.
Este nuevo escenario
en los procesos de comunicación que ha surgido hace pocos años, se ha ido
trasladando cada vez a más ámbitos de la sociedad, impulsado por la fuerza de las
redes sociales y su viralidad en la sociedad. Las comunidades Grassroots están teniendo un
protagonismo creciente en los últimos años, captando la atención política y
mediática que, habitualmente, era una parcela de grupos minoritarios
con gran influencia en la sociedad. Conocedores ya de su fuerza,
compañías como Uber han combinado acciones tradicionales de comunicación,
publicidad o lobby con la fuerza colectiva de sus usuarios. Durante el
año 2016, al mismo tiempo que se solicitaba un coche en Nueva York, se podía
hacer llegar una petición directamente a su alcalde para la regulación de sus
servicios en lo que llamaron el de “Blasio’s Uber”.
Las comunidades Grassroots
se desenvuelven en cinco pasos, que son los siguientes:
- Planificación: En esta fase las comunidades desorganizadas no cuentan con las herramientas para ponerse en marcha. Durante la misma se explica a la gente la campaña que se va a llevar a cabo y como van a ganarla. Es por esto, que se necesita tener un profundo conocimiento de las comunidades y comprender sus motivaciones.
- Captación: cuando el proyecto coge interés en la comunidad es necesario lanzar mensajes con un fuerte componente emocional y realizar actividades que propicien la interacción entre sus miembros.
- Organización: En esta fase la comunidad comienzan a organizarse. Es esencial una comunicación frecuente, conocer las opiniones y comentarios, escuchar las respuestas con el fin de actuar sobre ellas. Se establecen procesos de trabajo por equipos y se forman a las personas. El trabajo es el pegamento que une a la comunidad y crea equipo más que la mera idea de una asociación de voluntarios.
- Activación: En esta fase las comunidades se ponen en marcha tienen las herramientas, el conocimiento y saben cuál es su objetivo. Así que pueden trabajar con autonomía y liderazgo.
- Celebración y Evaluación: La celebración de las victorias, aunque sean pequeñas, es muy importante, ya que fomenta una mayor integración por la percepción que se genera en la consecución de los objetivos.
Sin embargo hay un ámbito
donde dichos Grassroots todavía no han llegado, es el llamado mundo corporativo o empresarial. Este territorio, se mantiene inalterable en cuanto a las
formas y los modos de gestión, ya que en muchos casos se hace de forma cerrada,
no existe un sentido bidireccional en cuanto al dialogo que debe existir entre
los diferentes stakeholders que componen la compañía. Si bien en
las compañías se han dado tímidos pasos en el ámbito de las políticas de
comunicación a raíz de desarrollos como fueron por ejemplo la “Teoría
de los Stakeholders” del profesor R. Edward Freeman, la
comunicación sigue yendo en una sola dirección, de arriba hacia abajo.
Esto hace que cuando existen situaciones mejorables en la gestión de una
compañía, en algunas de ellas los directivos no escuchan las propuestas o recomendaciones que se ponen de manifiesto. Así los grupos de interés que
integran la compañía como son, empleados, accionistas minoritarios, clientes,
etc., ven relegados sus intereses, y todo esto sucede sin olvidar que todos
ellos tienen como nexo común...El destino de dicha compañía. Ante
esta situación las comunidades Grassroots cobran un papel esencial para defender el interés común,
y
las redes sociales tanto internas como externas son la herramienta más poderosa
de las que disponen para dicha lucha. Con ellas pueden compartir información, establecer planes de
comunicación, programar acciones, etc. Esta conquista de espacios de opinión e influencia
sobre las personas sirven para mover conciencias, con ello se logrará un estado
de ánimo que impulse a dichos grupos a no quedarse pasivos ante realidades que les perjudican, ya que dichas situaciones lo único que pueden traer son problemas a todos los stakeholders
que integran la compañía. Son
las personas (empleados) de las compañías las que con su trabajo día a día llevan
a efecto la estrategia diseñada por el equipo directivo de las mismas. Sin embargo,
su no participación en dicho proceso estratégico no les exime de las posibles consecuencias
que pueda tener un mal diseño del mismo en el devenir futuro. Es este hecho,
el principal motivo para que los diferentes stakeholders de las compañías
reflexionen y fomenten dichas comunidades como elementos fiscalizadores
que garanticen una cierta corresponsabilidad en el devenir futuro las compañías.
Si unimos las fases
de una campaña de Grassroots
a la secuencia de motivación de comunidades, contemplaremos cómo el objetivo de
una campaña
es hacer transitar a los ciudadanos, empleados u otros colectivos, de la ignorancia y la desorganización a la
satisfacción que produce la celebración de una victoria, por pequeña que esta
sea. Se trata de inspirar, hasta que se produzca la acción.
Thomas
Murton busco
con su lucha abolir la injusticia del sistema penitenciario en los centros de
reclusión de Arkansas, su comunidad en dicho empeño fue, la comunidad reclusa.
Su carisma e influencia propició que dicho régimen carcelario fuera abolido,
aunque para ello tuviese que pagar un alto precio. En la actualidad, Internet, está
demostrando ser una herramienta muy útil para alinear y unir a las personas en causas
comunes. Esto es algo que los stakeholders de una compañía,
(empleados, accionistas, inversores, etc.) no pueden desaprovechar en el ámbito
corporativo, ya que nunca ha existido una posibilidad tan grande como ahora
para emendar y corregir aquellos hechos o cuestiones que antes era impensable
se pudiesen abordar.
Ya lo dijo Emma Goldman, la activista por los derechos de la mujer: “Un cambio social real nunca ha
sido llevado a cabo sin una revolución…Revolución no es sino el pensamiento
llevado a la acción.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario