lunes, 11 de junio de 2018

INTELIGENCIA ARTIFICIAL... UN TSUNAMI SIN PRESENCIA ESPAÑOLA




Entre los días 24 y 26 de mayo pasado se celebró en París una conferencia cuyo título fue, VivaTech “Tech for Good” (Tecnología para él bien). En la misma se congregaron 50 presidentes de grandes compañías (CEO) o instituciones que representan al mundo de la tecnología, como por ejemplo:
  • Kevin Sneader, CEO, Mckinsey
  • Audrey Azoulay, Director, UNESCO
  • Mark Zuckerberg, Founder and CEO, Facebook
  • John Kerry, Senior Fellow, Carnegie Foundation
  • Satya Nadella , CEO, Microsoft
  • Pierre Louette, CEO, Les Echos
  • Tony Elumelu, President, United Bank for Africa
  • Maurice Lévy, Co-Founder, Viva Technology
  • Charlotte Hogg, CEO, Europe Visa
  • Jean-Paul Agon, CEO, L’Oréal
  • Tristan Harris, Executive Director, Center for Human technology
  • Alexandre Dayon, CEO, Salesforce
  • Brian Krzanich, CEO, Intel


  • Mitchell Baker, President, Mozilla Foundation
  • Yves Meignié, CEO, Vinci Energies
  • Gilles Pelisson, CEO, TF1
  • Bill McDermott, CEO, SAP
  • Young Sohn, CEO, Samsung
  • Gillian Tans, CEO, Booking.com
  • Niklas Zennstrom, Founder and CEO, Atomico
  • Will Shu, CEO, Deliveroo
  • Sunil Bharti Mittal, President, Bharti enterprises
  • Joe Schoendorf, Partner, Accel
  • Nick Bostrom, Director, Future of Humanity Institute
  • Julie Ranty, Director, VivaTech
  • Eric Leandri, CEO, Qwant
  • Olivier Brandicourt, CEO, Sanofi
  • Mo Ibrahim, President, Mo Ibrahim Foundation
  • Yossi Vardi, Entrepreneur
  • Philippe Wahl, CEO, Groupe La Poste
  • Pierre Nanterme, CEO, Accenture
  • Tom Enders, CEO, Airbus
  • Tim Hwang, Director, Harvard-MIT Ethics & Governance of AI Initiative
  • Octave Klaba, Founder and CEO, OVH
  • Ginni Rometty, CEO, IBM
  • Pierre Dubuc, CEO, OpenClassrooms
  • Isabelle Kocher, CEO, Engie
  • Sy Lau, CEO, Tencent
  • Xavier Niel, Founder, Iliad/Free
  • Jimmy Wales, Founder, Wikimedia Foundation
  • Jean-Laurent Bonnafé, CEO, BNP Paribas
  • Angela Ahrendts, Vice President Retail, Apple
  • Frédéric Mazella, Co-Founder and President, BlaBlaCar
  • Stewart Butterfield, CEO, Slack
  • Alex Karp, CEO, Palantir
  • Guillaume Pepy, CEO, SNCF
  • Jacquelline Fuller, President, Google.org
  • Stéphane Richard, CEO, Orange
  • Clare Akamanzi, CEO, Rwanda Development Board
  • Paul Hermelin, CEO, CapGemini
  • Eric Hazan, Senior Partner, McKinsey
  • Ludovic Le Moan, Co-Founder and CEO, Sigfox
  • Dara Khosrowshahi, CEO, Uber
  • Catherine Guillouard, CEO, RATP
  • Tim Collins, CEO, Ripplewood
  • Bernard Liautaud, Partner, Balderton
  • Alain Roumilhac, CEO, Manpower Group France
  • Hiroshi Mikitani, CEO, Rakuten
  • John Collison, Co-Founder and CEO, Stripe
  • Maxime Baffert, Director, VivaTech
  • Thomas Buberl, CEO, Axa
El encuentro contó además con la presencia del presidente francés Emmanuel Macron, el cual participó también impartiendo una conferencia en dicho evento. En dicho foro se abordó el desarrollo futuro de la tecnología aplicada a tres entornos principalmente: educación, trabajo y diversidad. El objetivo de dicho encuentro fue mostrar al mundo el lado positivo de la tecnología, como por ejemplo el aumento de la productividad y el rendimiento que la automatización y la inteligencia artificial (IA) pueden aportar a la economía, y a la sociedad en general, si estas tecnologías se utilizan para abordar problemas importantes como la lucha contra las enfermedades y contra el cambio climático. Sin embargo, un desafío que quedó patente en dicho encuentro de líderes, es el gap o falta de habilidades que existe en la población para abordar los nuevos retos y espacios de trabajo futuro.


La nueva era tecnológica que se avecina supondrá automatizar aproximadamente la mitad de todas las actividades laborales por las que se paga un salario a las personas, esto equivale aproximadamente a unos 15 billones de dólares. En los Estados Unidos por ejemplo, estas actividades representan el 51% de las actividades de la economía, que representan casi 2,7 billones de dólares en salarios. Son trabajos relacionados de forma prevalente con la fabricación, el alojamiento, el servicio de alimentos y el comercio minorista. La afectación de dicha situación no será solo a aquellas actividades económicas con menor reconocimiento o destreza y de bajo salario las que podrán automatizarse, sino que también lo sufrirán las actividades económicas de habilidad media y alta destreza, las cuales tienen elevadas remuneraciones. A medida que los procesos se vayan transformando por la automatización de las actividades individuales, las personas irán realizando trabajos que complementen el trabajo que hacen máquinas, y viceversa. 


Si bien la automatización no sucederá de la noche a la mañana, sino que la misma vendrá determinada por factores como; el ritmo y el alcance de la misma que incluye el desarrollo continuo de capacidades tecnológicas, el costo de la tecnología, la competencia con la mano de obra que incluye habilidades y dinámicas de oferta y demanda, los beneficios de rendimiento que incluyen ahorro de costes laborales y más allá de todas estas causas, se encuentra el hecho fundamental como es la aceptación social y regulatoria que traerá aparejada dicha situación. Según determinados estudios, un escenario “normal” sin sucesos extraordinarios sitúa dicha automatización de la mitad de los trabajos allá por el año 2055, sin embargo esto podría adelantarse en 20 años si se generan determinados factores sociales y económicos. El McKinsey Global Institute ha estado llevando a cabo un programa de investigación sobre las tecnologías de automatización y sus posibles efectos. Este informe cuyo título es, A future that works: Automation, employment, and productivity”, destaca varios hallazgos clave. La automatización de las actividades puede permitir a las empresas mejorar el rendimiento reduciendo los errores y mejorando la calidad y la velocidad, y en algunos casos logrando resultados que van más allá de las capacidades humanas. La automatización mejora sustancialmente la productividad, en un momento de crecimiento mediocre como el actual, esto daría un impulso notable hacia el crecimiento económico y la prosperidad. Dicho desarrollo tecnológico contribuiría de forma sustancial a compensar la disminución en la proporción de la población en edad de trabajar en muchos países. En base al estudio efectuado por McKinsey, se estima que el crecimiento mundial económico con dicha automatización podría aumentar de forma adicional entre  0,8 y el 1.4% anual.

Según McKinsey, para ver cómo de grandes podrían ser esos cambios https://mck.co/2LtnYAS en su última investigación que realizó sobre dicha automatización, analizó los requisitos de habilidades para actividades de trabajo individuales en más de 800 ocupaciones para examinar el número de horas que la fuerza de trabajo invierte en 25 habilidades básicas en la actualidad. Después, calcularon hasta qué punto estos requisitos de habilidades podrían cambiar para 2030, a medida que se vayan implementando las tecnologías artificiales y de automatización en el lugar de trabajo, y respaldaron dichos hallazgos con una encuesta detallada a más de 3.000 líderes empresariales en siete países, quienes confirmaron en gran medida la evaluación cuantitativa de recomendaciones efectuada por la consultora. McKinsey agrupo las 25 habilidades en cinco categorías: física y manual (que es la categoría más grande en la actualidad), cognitiva básica, cognitiva superior, social y emocional, y habilidades tecnológicas (la categoría más pequeña a día de hoy). Los resultados de dicho estudio ponen de relieve el gran reto al que se enfrentan los empleados, la economía y el bienestar de nuestras sociedades. Entre otras prioridades, muestran la urgencia de poner en marcha iniciativas de reentrenamiento a gran escala para la mayoría de los trabajadores que se verán afectados por la automatización, iniciativas que actualmente son muy deficientes.



Los cambios en las habilidades a la hora de trabajar las personas no son nuevos, históricamente se ha producido un cambio de las tareas físicas a las cognitivas y, más recientemente, a las habilidades digitales. Sin embargo, el próximo gran cambio en las habilidades  vendrá mediatizado por la Inteligencia Artificial, el cual llegará de forma masiva en escala, debido precisamente a esa automatización a la que nos hemos referido. Para dar una idea de la magnitud de dicha situación, entre el 25 y el 50% de los trabajadores pueden necesitar adaptar la combinación de sus habilidades para el año 2030, con lo que el aprendizaje continuo de nuevas habilidades será esencial para los mismos. Con la llegada de la Inteligencia Artificial las habilidades cognitivas básicas, como la lectura y la aritmética básica, no serán suficientes para poder trabajar, mientras que la demanda de habilidades tecnológicas avanzadas, como la codificación y la programación, aumentará en un 55% para el año 2030, según McKinsey. Otras habilidades que serán críticas serán las sociales y emocionales, incluida la toma de iniciativas y el liderazgo, las mismas crecerán en un 24%, y entre las habilidades cognitivas superiores, tales como la creatividad, la información compleja y la resolución de problemas también serán significativamente más importantes. Con estas “habilidades blandas" existe un grave problema, el sistema educativo actual carece de formación en las mismas, ya que los modelos educativos no están diseñados para enseñar y formar a los estudiantes en dichas materias. Sin embargo, el avance de la automatización de las tareas rutinarias, hará que dichas “habilidades blandas” sean cada vez más críticas, precisamente porque las máquinas aún están lejos de ser capaces de proporcionar experiencia y entrenamiento o administrar relaciones complejas.
La automatización genera temor en amplias capas de la sociedad por el impacto que dicho proceso genere en la cantidad de trabajo que desaparezca, se percibe la Inteligencia Artificial como una serie amenaza al mercado laboral. Sin embargo el fenómeno es imparable, la necesidad de habilidades cognitivas básicas, así como habilidades físicas y manuales, no desaparecerá, de hecho, las habilidades físicas y manuales seguirán siendo la categoría de habilidades más grande en muchos países por horas trabajadas, pero con diferencias según los países que se estudien. En Francia y el Reino Unido, por ejemplo, las habilidades manuales se verán superadas por la demanda de habilidades sociales y emocionales, mientras que en Alemania, las habilidades cognitivas superiores serán predominantes.  Estas diferencias vienen motivadas por el desarrollo industrial del tejido de cada país, esto a su vez afecta al potencial de automatización de las economías y a la combinación de habilidades futuras que se vayan necesitando en cada país. Lo que parece claro es que Europa va retrasada en dicho campo, ya que por ejemplo China se está moviendo rápidamente para convertirse en un actor líder en Inteligencia Artificial, y Asia en su conjunto está por delante de Europa en el volumen de inversión en inteligencia artificial.



Lo que se avecina en la próxima década es un gran cambio en el modelo laboral, el desafío no es solamente para las compañías que se encuentran en el mercado, sino también para las instituciones como gobiernos, instituciones educativas, industria, etc., lo cual tienen que llevar implícito grandes cambios que incentiven las inversiones en capital humano, cosa que si uno observa lo que sucede a su alrededor produce sonrojo. Para las compañías, estos cambios son parte del mayor desafío de automatización que requerirá un replanteamiento profundo de cómo se organiza el trabajo dentro de las mismas, incluyendo cuáles son las necesidades estratégicas de la fuerza de trabajo, y cómo establecerlas para alcanzarlas. Mckinsey ha encontrado en su estudio compañías que ya se mueven en esa dirección de ampliar la formación de sus empleados, por ejemplo la compañía alemana SAP, la cual está trabajando con instituciones educativas externas, o como lo está haciendo AT & T. Mckinsey detecta que las compañías europeas son más propensas a cubrir las futuras necesidades de personal en la nueva era de la automatización, centrándose en el reciclaje, mientras que las empresas norteamericanas están más abiertas a nuevas contrataciones. El cambio de habilidad no es solo un desafío, es una gran oportunidad si las compañías y las sociedades pueden dotar a los empleados con las nuevas habilidades que necesitaran en esta era de la automatización. Las ventajas que producirá al país, sociedad o compañía que lo consiga serán  múltiples, en términos de mayor crecimiento de la productividad, aumento de los salarios y mayor prosperidad.

Llama poderosamente la atención la ausencia de directivos (CEO´s) de compañías españolas en dicho foro de París, en el cual se están poniendo en común nuevas vías y caminos para abordar el gran desafío que supone la Inteligencia Artificial, es quizás un hecho suficientemente representativo de lo que pesa nuestro tejido empresarial en el mundo. El presidente francés Emmanuel Macron, vaticinó una prosperidad amplia para aquellos países, compañías e instituciones que se adentren en dichos caminos de automatización, sin embargo, si las sociedades en general no abraza dicho “credo” y no se abordan estas demandas de cambio en el conocimiento de nuevas habilidades, se podría exacerbar la polarización de los ingresos y avivar las tensiones políticas y sociales. Queda poco tiempo y… España  y los directivos de nuestras compañías se ignoran dónde se encuentran cuando no asisten a eventos donde se decide lo que sucederá en los próximos años. 


Ya lo dijo Ray Kuzweil: “La inteligencia artificial alcanzará los niveles humanos alrededor de 2029 (lo que se conoce como Singularidad), pero un poco más adelante, en 2045, habremos multiplicado la inteligencia biológica humana mil millones de veces”.

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