Cuenta José Ramón Alonso,
catedrático de Biología celular de la Universidad de Salamanca, que una de las
decisiones que tomó Adolf Hitler, en su momento cruel y todavía hoy condenable, como
fue impedir que los científicos judíos desarrollasen su trabajo en
universidades y centros alemanes, resultó ser todo un regalo al resto del
mundo. Muchos de esos científicos, entre los que se encontraban nombres
reconocidos y consagrados de la física (Albert Einstein o Max Born), la
biomedicina o la química (Otto Loewi o Max Bergman),
emigraron a otros países, sobre todo a Estados Unidos, que les acogieron con
los brazos abiertos. Aunque fue una experiencia dura y traumática, en el camino
conocieron a otros investigadores y aprendieron nuevas ideas, lo que enriqueció
su trabajo. Si antes de la Segunda Guerra Mundial, Alemania era el país con más
premios Nobel, después y desde entonces, Estados Unidos encabeza la lista.
La
“realidad sintética” será cada vez más utilizada en 2019, lo que obligará a las
compañías a superar sus miedos y definir nuevas estrategias que les permitan aprovechar
su potencial creativo.
Tanto la realidad virtual como la realidad aumentada encontraron su
hueco en áreas como el marketing, la formación empresarial o el sector
educativo. A medida que los dispositivos sean más accesibles para los usuarios,
crecerá el interés de las compañías por crear con ellos. Muchos expertos creen
que los datos sintéticos son la clave para hacer que el aprendizaje
automático de la (IA) Inteligencia Artificial sea más
rápido y que se adopten algoritmos de la IA en nuestro día a día. Los
datos sintéticos son datos artificiales fabricados por ordenadores, que los
recopilan de situaciones del mundo real. Estos datos son anónimos, y se crean
con parámetros de cada usuario para que estos se asemejen al mundo real nuevas
experiencias.
Un
nuevo informe del Instituto de Investigación de Cap Gemini revela que las compañías usan las
tecnologías de realidad aumentada y realidad virtual (AR y VR, según sus siglas
en inglés) para mejorar sus operaciones internas. Según el informe
titulado “Augmented and Virtual Reality in Operations: A guide for business
investment” el 82% de las empresas que
actualmente usan tecnologías AR o VR asegura que las ventajas que aportan
cumplen o superan sus expectativas. Sin embargo, existe un problema
grave como es la falta de talento dentro de las compañías y la insuficiencia de
las infraestructuras de back-end suponen un lastre
importante para su adopción.
Según
el informe Fjord Trends 2019 publicado por la consultora
Accenture, el año 2019 será determinante para cercionarse que compañía
llega al éxito, para ello el éxito consistirá en ofrecer valor que sea
relevante no solo para las personas, sino también para el mundo. Para
crear valor ya no bastará con crecer, sino que también habrá que mejorar el
proceso productivo. En un planeta abarrotado de personas con una vida muy ocupada,
únicamente podrá prosperar aquello que sea relevante. Cada vez son más las
personas que desconectan de la enorme cantidad de mensajes que llevan el caos a
su vida diaria. En un momento en que los consumidores ponen más y más obstáculos
entre ellos y las tecnologías digitales, las compañías tienen que aprender a ofrecer valor a quienes
buscan información en un mundo lleno de ruido. Si antes se perseguía la
novedad, la emoción y la satisfacción instantánea, los clientes
actualmente rechazan las compañías que les gritan para llamar su atención. Los
productos que se diseñan actualmente y triunfan tienen que estar diseñados para
satisfacer las necesidades integrales de los clientes, de modo que destaquen en
el mercado de otros productos que compiten por la atención del cliente. También
cambiarán las medidas del éxito, como dar más prioridad al valor a largo plazo
que al tiempo de uso. Si no se quiere molestar a un cliente con demasiada información,
hay que procurar que los que se manden sean buenos de verdad. El
respeto está llamado a ocupar un lugar central en las relaciones con los clientes
a largo plazo.
Nuestra
preocupación por el calentamiento global, la contaminación y la sostenibilidad
ha provocado un cambio de cultura en las sociedades. Lo que antes nos quedaba “demasiado alejado de nuestra
responsabilidad” es ahora una cuestión personal. En 2019 ya no bastará con
que las organizaciones se hagan eco de la preocupación por el medio ambiente,
la gente espera reacciones y medidas que contribuyan a reducir dichos problemas.
Acciones como rellenar o devolver un producto tendrán que ser tan gratificantes
como la propia compra. El cambio estará impulsado por nueva legislación y por
el creciente poder de las comunidades de consumidores. Alianzas entre grandes
empresas y consumidores podrían verse obligadas a colaborar para innovar. Para destacar en este ambiente, las empresas tienen que transmitir
mensajes sobre impacto y uso de recursos. Las compañías deberían buscar la forma de
generar valor a partir de los residuos y considerar la sostenibilidad como una
medida de valor tan importante como los resultados financieros.
Personas y organizaciones
difieren sobre el valor de los datos personales; la transparencia es
fundamental para llegar a un acuerdo. Los clientes han perdido confianza en las
organizaciones que obtienen y usan sus datos. En 2019, las compañías
tendrán que explicar con toda claridad
cuál es el “rédito” que pueden conseguir los usuarios a cambio de sus datos,
un ejemplo de despropósito ha sido la medida tomada por Bankia en España de
cobrar 5 euros al mes a sus clientes por sus datos si no se facilitan, https://bit.ly/2tlUlth. Para que el cliente entienda
estos despropósitos, las compañías deberán demostrar que el cliente también
sale beneficiado y garantizar un intercambio justo de datos y valor. La
confianza y la transparencia generarán una ventaja competitiva. A
medida que las compañías se esfuercen por obtener únicamente los datos que
necesitan para sus productos y servicios, el “maximalismo de datos” irá dando
paso poco a poco a un “minimalismo de datos”. Usar el menor número de datos
posible será la nueva tendencia en el diseño de productos. La imparcialidad
de los algoritmos continuará siendo una cuestión de la máxima importancia. Dado
que la práctica totalidad de las compañías seguirá recurriendo a algoritmos
para tomar importantes decisiones de negocio. La transparencia ya no será
suficiente; también habrá que desarrollar herramientas que limiten los
abusos que puede proporcionar la IA (inteligencia artificial) para investigar
posibles sesgos en las fuentes de datos.
En un futuro no muy lejano
se producirá un fenómeno revolucionario con la demografía, ya que se diseñaran
productos y servicios de manera individualizada y no como se hacía hasta ahora en dichos datos masivos de capas de población.
Las
personas esperan que las compañías les vean y traten con ellas de manera
individualizada integrandolas. Sin embargo, gracias a las tecnologías
digitales, muchas personas que antes eran ignoradas por los medios de
comunicación de masas cuentan ahora con herramientas para unirse y hacerse oír
a través de actividades de base. Esto ha abierto una puerta a las compañías a que deseen conectar con esos grupos de
personas. ¿Pero qué ocurre con quienes no están reflejados en los datos o no
encajan en los grupos tradicionales? Para ser realmente inclusivas, las compañías
tienen que aprender a escuchar y reconocer
con quién está hablando. Demasiadas compañías continúan basando el diseño y
desarrollo de productos y servicios masivos en datos cuantitativos (y en
lo que esos datos presuponen). Llegará el día en que la (IA) utilice datos
suficientemente detallados para hacer realidad la personalización y resolver la
paradoja de la inclusión. Hasta entonces, las organizaciones deben
modificar su forma de enfocar la cuestión, dejando atrás una segmentación
caduca para adoptar la mentalidad más adecuada. Los datos cuantitativos no
siempre ofrecen un reflejo fiel de la realidad. Los consumidores son cada vez
menos tolerantes con quienes solo atienden a una parte de sus necesidades sin
llegar a resolver el problema. Poco a poco, las compañías comprenderán que la
estadística tiene sus limitaciones y adoptarán modelos que les ayuden a ser más
inclusivas.
La relación de lo físico y
lo digital seguirá aumentando durante este año 2019. La ola de cambio impulsada por los
entornos comerciales y profesionales llegará a todos nuestros espacios, desde
los más industriales hasta los menos fijos. Las compañías usarán los datos que
tienen sobre el comportamiento online de los clientes para redefinir las
experiencias offline y viceversa. Crearán ecosistemas en los que canales
digitales, tiendas, cadenas de suministro o comunidades estén diseñados como un
todo. Será necesario seguir avanzando explorar nuevas formas de colaboración
entre canales físicos y digitales. Muy pronto será difícil distinguir entre
espacios móviles o permanentes, espacios para el negocio o para el arte, y
espacios públicos o privados. Las compañías que no inviertan en espacios para el trabajo o
el comercio, o que no busquen la diferencia en el entorno físico, cederán su
cuota de mercado a las que sí lo hagan.
La realidad actual ya no
es lo que era. Las realidades que surgen están difuminando los contornos de la
“verdad” y ponen en cuestión nuestra forma de verla. Las realidades
sintéticas aparecerán cada vez más de forma natural en 2019, lo que
obligará a las compañías a superar los miedos que puedan inspirar esas
realidades y definir nuevas estrategias que les permitan aprovechar su
potencial creativo. Aunque no hay que olvidar sus problemas, las realidades
sintéticas tienen una gran variedad de aplicaciones positivas en ocio,
sanidad, movilidad, arte y diseño. El miedo que generaran dichos problemas es
razonable ya que se rompe el vínculo entre autenticidad y verdad. La
aparición de medios sintéticos no hace más que seguir la senda trazada por otras
tecnologías como lo fue el Photoshop: primero daba miedo, luego resultaba
familiar y finalmente todos la aceptamos. Es de esperar que en este caso ocurra
algo parecido, una vez se haya dado respuestas a muchos de los problemas planteados.
Las simulaciones contribuirán a lograr avances en I+D y ofrecerán nuevas formas
de educar a personas y sistemas de (IA). Así pues, para terminar dicho post
decir que algunas compañías tienen mucho que aprender, ya que sus directivos construyen una realidad virtual que no
lleva a ningún sitio, salvo a la destrucción y el engaño por unas medidas que
llevan implantando hace más de un decenio de años y… que sus resultados están ahí para mirarlos, decadencia y desencanto como se puede observar, todo
lo contrario de lo fructíferos que fueron los científicos alemanes del
principio de este post.
Ya lo dijo Antonio Gaudí: “El
arquitecto es el hombre sintético, el que es capaz de ver las cosas en conjunto
antes de que estén hechas”.
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