Ludovico Maria Sforza,
duque de Milán, llamado Ludovico el Moro, fue un hombre de ingenio, y solía
hacer entre amigos reflexiones oportunas sobre cosas de la vida que conocía por
experiencia. A él pertenece esta frase, dicha en cierta oportunidad ante un
auditorio íntimo:
-Tres cosas hay realmente difíciles
en la vida: comprar un buen melón, elegir un buen caballo y casarse con una
buena mujer. Cuando hay que hacer una de las tres cosas,
es necesario encomendarse a Dios, taparse los ojos y elegir a ciegas.
El desarrollo de
plataformas digitales ha contribuido de forma decisiva a dibujar una nueva
estructura económica en muchos sectores y mercados a nivel mundial,
constituyendo un fenómeno de cambio tecnológico. Estados
Unidos y Asia principalmente China, lideran claramente el despegue de este
nuevo paradigma económico, siendo la economía europea y en particular
la española la que presenta un mayor retraso.
La diferencia de las
plataformas analógicas y las digitales está en que estas últimas presentan una
mayor flexibilidad para ambas partes del mercado (demandantes y proveedores): los
usuarios pueden adaptar su consumo a sus necesidades, así como convertirse en
productores, cuando desean ofrecer algún bien o servicio a través de la misma
plataforma (prosumidor). Asimismo, las compañías pueden adaptar
su oferta en función de la demanda, y ajustar de manera mucho más eficiente sus
recursos. Las plataformas digitales mejoran el bienestar de los
consumidores, al reducir los costes de adquisición de bienes y servicios,
otorgan una mayor capacidad para elegir al cliente o usuario y les ahorran
tiempo en el proceso de compra, así como le puede generar una fuente de
ingresos complementarios. Los sistemas de valoración entre pares son
relativamente mucho más eficientes, al descentralizar las transacciones y generar sistemas de confianza
basada en la evaluación entre los propios proveedores y clientes.
Las
plataformas digitales no son infraestructuras físicas y rígidas, como las analógicas, sino que se
caracterizan por su flexibilidad.
Ya no es necesario invertir en
activos físicos (con sus costes fijos
asociados) para ofrecer (o
hacer uso de) servicios de alojamiento turístico, movilidad, almacenamiento de datos o capacidad de
computación. Los usuarios
pueden adaptar su consumo a
sus necesidades, así como convertirse en productores, cuando desean ofrecer algún bien o servicio a través de la misma plataforma (prosumidor).
TENDENCIAS EN EL TURISMO DIGITAL
Los negocios de
plataformas juntan a productores y consumidores para que produzcan intercambios
de gran valor. Sus principales activos son la información y la interacción,
las cuales también suponen el origen del valor que generan y su ventaja
competitiva. Las plataformas son palancas que impulsan la
innovación, la productividad y, en definitiva el crecimiento económico. Las
plataformas actúan como agentes intermediarios en mercados bilaterales o
de varios lados, permitiendo que múltiples demandantes y oferentes se pongan en
contacto entre sí. Esto es tan antiguo como la propia existencia de la
humanidad con la existencia de los bazares
o los mercados de abastos. La gran ventaja de las
plataformas es “que
permiten mitigar problemas muy
habituales asociados a la falta de información en los mercados como: los
costes de transacción” (Rochet y
Tirole, 2002; Evans and
Schmalensee, 2016). No
obstante, existen algunos rasgos y características básicas que son comunes a
éstas. Quizá la principal es
su propensión a generar economías
de red. Este
concepto hace referencia a
la dinámica en
la que la presencia de usuarios
en un lado de la plataforma incrementa el atractivo de ésta para que nuevos
usuarios, en el mismo lado (efecto directo de red) o en el otro lado (efecto
cruzado de red) se sumen, reforzando así su expansión.
Para
las compañías, constituye una potente palanca de creación de valor como
medio
publicitario, canal de ventas
y de apertura internacional. Asimismo,
sirve para mejorar la eficiencia y fomentar las economías de escala para la
mejora de la eficiencia mediante
la generación de economías de escala,
reduciendo los costes operativos y de
transacción y proporcionando la renovación de la
estructura organizativa de la compañía. Muchas start-ups
tratan de adoptar el modelo de plataformas, entre otras razones por la atención que prestan los inversores. En
Estados Unidos más del 50% de las empresas clasificadas
como “unicornios”
(compañías nuevas cuya valoración económica alcanza los 1.000 millones de
dólares.) funcionan bajo el modelo de plataforma.
El rápido crecimiento
de las
plataformas digitales ha contribuido
a dibujar una nueva estructura económica en muchos sectores y
mercados de la economía y a modificar los patrones y hábitos de consumo. La
transversalidad del fenómeno se manifiesta precisamente en la proliferación de
plataformas de todo tipo: desde servicios de movilidad a financieros, pasando por
los servicios especializados prestados por profesionales
independientes, entre muchos otros ejemplos (Sambamurthy et al., 2003).
La tecnología
ha tenido la capacidad de transformar el proceso de intercambio y distribución de
bienes y servicios (así como la propia producción en algunos casos) en la
práctica totalidad de los mercados, así como de almacenar y procesar información
a un coste reducido o incluso nulo. El uso masivo
de Internet móvil y la
creciente digitalización de la población
han facilitado el rápido desarrollo de la adopción por la población de la
tecnología digital. Como consecuencia
de su desarrollo y adopción, las
plataformas se han convertido en un fenómeno masivo de adopción por parte de
la población. Este volumen ingente de datos que proporciona esta economía digital
como son (datos numéricos o textuales ordenados en dos dimensiones) como no
estructurados (desde correos electrónicos, tweets, videos, etc.) para su
utilización con fines
productivos se está buscando la información que proporcionan con el fin
de facilitar a desarrolladores y científicos nuevas aplicaciones y desarrollos
que faciliten ese desarrollo digital en campos del mundo digital a través de dichas
plataformas. Asimismo, ciertas tecnologías como los servicios en la nube
(cloud) o las API2 (Application Programming Interface) son cruciales para que
las plataformas puedan ganar escala y realizar un procesamiento de datos
eficiente. Partiendo de este
contexto general, el presente trabajo adopta un
enfoque de análisis económico del fenómeno de las
plataformas, en consonancia con la orientación de los trabajos realizados desde 2013 por el Observatorio para el
Análisis y el
Desarrollo Económico de Internet (ADEI). Las plataformas
son
canales por los cuales se genera bienestar en la sociedad,
constituyendo elementos generadores de crecimiento económico, modernizando las economías donde se encuentran.
Un
ejemplo de funcionamiento de
las economías de red,
característico de la época analógica,
es
el de los periódicos de papel, entre cuyas funcionalidades
se encontraba poner en contacto a proveedores de bienes y
servicios y potenciales
clientes a través de espacios publicitarios
integrados en este medio de comunicación.
A mayor número de lectores,
mayor es el atractivo para los
anunciantes de poder disponer de un espacio en el periódico (que,
en este caso, representa a la plataforma) puesto
que mayor es el mercado potencial al que pueden
acceder. El éxito de una plataforma reside, precisamente, en
mantener a los dos lados del mercado (clientes y proveedores) en una proporción
óptima,(Rochet y Tirole, 2002; Evans and
Schmalensee, 2016). Las plataformas digitales no son
infraestructuras físicas y rígidas,
como las analógicas, sino que se caracterizan
por su flexibilidad. Ya
no es necesario invertir en activos físicos (con sus costes fijos asociados) para ofrecer (o hacer uso de) servicios de
alojamiento turístico, movilidad, almacenamiento
de datos o capacidad de computación. Los
usuarios pueden adaptar su consumo
a sus necesidades, así como convertirse en productores, cuando desean ofrecer algún bien o servicio a través de la misma plataforma,
apareciendo la figura del (prosumidor).
En este nuevo
escenario económico como dije anteriormente Asia y Estados Unidos lideran su
desarrollo. Estudios como el realizado por Evans
y Gawer (2016) para The Center
for Global Enterprise muestran claramente como se está
registrando un cierto riesgo de retraso para economías como la europea, en
general ,y la española, en particular. En efecto, el análisis de las 176
principales plataformas a escala global revela que Asia se posiciona en cabeza,
con 82 entidades, seguida por Estados Unidos, que con 64 alberga las de mayor
valor.
En este nuevo
escenario económico como dije anteriormente Asia y Estados Unidos lideran su
desarrollo. Estudios como el realizado por Evans
y Gawer (2016) para The Center
for Global Enterprise muestran claramente como se está
registrando un cierto riesgo de retraso para economías como la europea, en
general ,y la española, en particular. En efecto, el análisis de las 176
principales plataformas a escala global revela que Asia se posiciona en cabeza,
con 82 entidades, seguida por Estados Unidos, que con 64 alberga las de mayor
valor.
A comienzos del mes de
julio del año pasado, la Comisión publicó un informe llamado Platform
Workers in Europe. En el mismo se recogieron resultados cuantitativos
sobre este colectivo de trabajadores en 14 Estados miembro, entre ellos España.
La
investigación reflejó que el 11,6% de la población adulta europea ha prestado
alguna vez servicios a través de estas plataformas digitales. La cifra más alta
se alcanza en el Reino Unido con el 12%. Aunque, menos del 6% dedican más de 10
horas semanales a prestar servicios por medio de estas plataformas. En dicho estudio se deja entrever que las plataformas podrían
tener que realizar algún tipo de contrato con el trabajador para determinar
cosas como su lugar de trabajo, no asi las horas de trabajo. Además, también se hace referencia
a la posibilidad que estos trabajadores cuenten con la posibilidad de afiliarse
a los diferentes sistemas de Seguridad Social de cada país. De momento, no se
ha puntualizado la cuestión fiscal. España ha fijado su vita en el modelo
francés, Deliveroo y
Take It Easy, entre otras plataformas, han manifestado al Gobierno de
España su compromiso para crear una figura laboral similar al modelo francés. El
marco regulatorio galo es muy proclive y flexible con los trabajadores que
deciden buscar en estas plataformas un empleo a tiempo parcial o completo.En
Francia desde el año 2009 existen tres categorías de trabajadores: por
cuenta ajena, autónomos y los auto-empleadores. Precisamente, es esta
última figura legal la que podría ser la respuesta a nivel español y europeo.
Para ser auto-empleador solo se necesita rellenar un registro online y esperar
la certificación, que suele tardar menos de dos semanas.
Cuando ya se tiene esta
especie de licencia, el auto-empleador ya puede trabajar en cualquier
plataforma. A diferencia de los autónomos, estos trabajadores no tienen que
pagar un mínimo legal a la Seguridad Social francesa y solo pagarán el IVA si
superan los mínimos marcados. Es decir, lo que hace esta figura es que
cualquier persona que tenga un empleo pueda hacerse auto-empleador para prestar
servicios cuando quiera sin tener que soportar un gran coste. De la misma
manera, aquellos que quieran dedicarse a ser auto-empleador de forma completa
pagarán lo fijado por la regulación gala, que en el caso de la Seguridad Social
se exige un pago mínimo anual de 1.000 euros. Si en Francia y en Europa se
muestran proclives a acoger esta nueva figura laboral y darle un marco
legal para que cualquier persona pueda obtener ingresos por esta vía, en España
la cosa es muy distinta. El Gobierno de España ha intensificado las
inspecciones laborales para aflorar más de 40.000 falsos autónomos. Lo
que pretende el ejecutivo español es sancionar a las empresas o plataformas que
tengan trabajadores en estas condiciones. Es decir, una postura en contra
frontalmente con la posición europea.
Para terminar el post,
recordar que por desgracia España generalmente siempre llega tarde y mal a
los nuevos desarrollos económicos, y
este parece que no es una excepción. No sé si habrá que hacer como Ludovico
Maria Sforza, cerrar los ojos y …elegir al azar.
Ya lo dijo Mirna Bard: “El
branding no tiene que ver con el slogan o logotipo, tiene que ver con la
personalidad de tu marca”.
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