La
prestigiosa publicación Harvard Business Review recoge una
interesante anécdota de DoSomething.org, una organización
que promueve campañas de cambio social entre jóvenes y que en 2011 publicó en
YouTube un video protagonizado por celebridades. En él, invitaban a los jóvenes
a donar el equipo deportivo que no utilizaran para ayudar a personas en
situaciones de necesidad. El video se convirtió rápidamente en el más visto de
la organización hasta entonces, alcanzando 1,5 millones de reproducciones. A
primera vista significó un auténtico éxito, pero la euforia sólo duró hasta que
llegó el reporte de resultados: del millón y medio de personas que vieron
el video, sólo ocho se habían apuntado al programa y ninguno de ellos llegó a
donar equipo. ¿Qué sucedió? Como explican Jeff Bladt y Bob Filbin: “Repentinamente,
estaba claro que para DoSomething.org, visualizaciones no eran igual a éxito.
En términos de donaciones, el video fue un completo fracaso… Estábamos
preocupados por la métrica errónea”.
Cuando se habla de un “dashboard”
(paneles de datos), nos estamos refiriendo a un documento en el que se
reflejan, mediante una representación gráfica, las principales métricas o KPI
que intervienen en la consecución de los objetivos de una estrategia.
Esa es la principal importancia del mismo y su significado estratégico. Para
que el “dashboard” tenga un significado estratégico deberá contar con
una sola página, por lo que hay que seleccionar detalladamente la información
que se va utilizar si se quiere que muestre claramente la información que buscamos.
Si
fueran más páginas, perdería su intención y se convertiría en un reporte.
Con un “dashboard”
bien confeccionado podremos disponer de una gran herramienta que nos ayudará
con el análisis estratégico. Cuando está bien realizado puede indicarnos si tenemos
un problema o que todo o algo marcha muy bien. El cuadro de mando nos
presentará un hecho, que nos llevará a un origen global, no particular, que nos
pondrá en alerta para, posteriormente, poder llegar al origen último y tomar
medidas correctoras, si fuera el caso, o potenciarlo, si el hecho que se nos ha
presentado fuera positivo. Un buen “dashboard” nos llevará a un origen
general y nos mostrará unas consecuencias. Por lo tanto deberemos poder dar una
primera recomendación rápida y, a posteriori, entrar en un análisis del
detalle, con información complementaria, para encontrar el error concreto y
poner solución. Disponer de un buen “dashboard” nos permitirá
saber qué está pasando, reconocer rápidamente que es lo que necesita nuestra
atención, tanto si es un problema como una oportunidad y, por tanto, no podemos
obviar su verdadera función y significado estratégico para la empresa o
cualquiera de sus departamentos o áreas.
Después de muchos años de trabajar
con montañas de datos, las compañías ahora necesitan utilizar esta
información objetivamente para volverse más competitivas. La demanda de
información está en crecimiento y si bien las compañías cuentan con una amplia
disponibilidad de datos éstos se encuentran desordenados para los propósitos
analíticos del usuario. También existe la posibilidad de trabajar
con los “dashboards” con
escenarios ficticios del tipo “que pasa si”. Este análisis
consiste en lograr una interacción entre datos fijos y variables que conduzcan
a representar situaciones posibles y evaluar resultados en caso de que las
hipótesis se cumplan. En conclusión se puede decir que los “dashboard” transforman los datos en
información y facilita a los trabajadores la toma de decisiones.
Para complementar los “dashboards”
ha surgido el “Smart Visual Data”, el cual va un
poco más allá, supone una nueva filosofía de gestión empresarial, que se apoya
en la imagen como epicentro de la toma de decisiones. El “Smart Visual Data” aboga
por una visualización inteligente de los datos a través de “dashboards”
diseñados totalmente a medida. Estos “dashboards”, son totalmente
personalizados y su diseño va en función de lo que necesita cada compañía y el
sector en el que se encuentra. Un diseño de fácil interpretación, sencillo y
que permita a los trabajadores de todos los niveles comprender los
datos que surgen. Gracias a estos “dashboards” es más fácil
que todo el equipo, entienda las métricas, comprenda el negocio y se centre en
lo importante. El “Smart Visual data”, aboga por la visualización de estos paneles
de datos en tiempo real a través de grandes pantallas o videowalls. Estas
se integran en entornos interdepartamentales permitiendo que los empleados se
encuentren en un entorno de trabajo donde la transparencia de la información y
la comunicación es inmediata. Igualmente, se mejora la toma de decisiones y
se da un adiós definitivo a la realización de informes.
La
implicación de una medición errática de los procesos, está relacionada con la
posibilidad de adelantarse a la situación donde surgen dificultades,
identificar con mayor exactitud las oportunidades de mejoramiento con el fin de
conocer oportunamente las áreas problemáticas y entender el reducido
rendimiento sería lo que nos permitiría evitar
a las compañías sufrir dificultades. Sin embargo, estos últimos días
hemos visto una catarata de presentación de resultados de compañías del IBEX-35
donde en algunas de ellas como vengo diciendo en estos últimos post, han
sufrido serios reveses. Entonces no cabe más que preguntarse, ¿Qué
“dashboards” emplearon los directivos de las mismas para obtener las métricas
de la compañía? Y si eran erráticos los datos que reportaban, ¿Por
qué no corrigieron los problemas que detectaban dichos “dashboards”? Hay
que recordar, que eso no fue óbice para que algun CEO, ganará en
emolumentos 5,5 millones de euros, un 1% más que el año 2017, siendo los
resultados del 2018 peores que en ese año.
Para
terminar el post decir que DoSomething.org realizó DoSometmhing
rectificó su negligencia en dicha medición analítica, pero algunas de las compañías del IBEX-35…
NO PARECE QUE LO HAYAN HECHO.
Ya
lo dijo Peter Drucker: “Ganarse la vida no basta, el trabajo
también tiene que hacer una vida”.
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