Hay una teoría aún curiosa, acuñada por Burton Malkiel en los años sesenta, sobre el éxito de la inversión en Bolsa: ganar o perder es sólo cuestión de suerte. Malkiel decía que, si pusiéramos a un mono a tirar dardos sobre las páginas de Bolsa de un periódico, la cartera de valores elegida al azar podría ser tan rentable o más que la que pudiera confeccionar el más experto analista. En 1967, la revista Forbes quiso poner en práctica esa teoría. Supuestamente, un mono, al que llamaron Merlín, lanzó 28 dardos sobre las páginas de cotizaciones del New York Times. Invirtieron 1.000 dólares en cada uno de los 28 valores seleccionados al azar. Este juego de Bolsa lo mantuvieron durante 17 años. En 1984, cuando decidieron poner fin al juego, los 28.000 dólares iniciales se habían convertido en 131.697,61 dólares. Es decir, la cartera de Merlín había conseguido una rentabilidad del 370%, no superada por ninguna de las carteras de los gestores expertos.
El juego del mono Merlín fue luego continuado por The Wall Street Journal con idéntico resultado a favor del figurado primate. También un periódico español hizo el experimento y la cartera de Merlín se revalorizó casi el doble que la de los expertos.
En el año 2016 el Gobierno alemán hizo todo lo que pudo por evitar la operación de compra de la compañía alemana Kuka por el grupo chino Midea. El vicecanciller y ministro de Economía, Sigmar Gabriel, habló con importantes ejecutivos con la esperanza de buscar una oferta alternativa de procedencia europea. La canciller Angela Merkel también se interesó por el asunto; y el comisario europeo para la Economía Digital, el alemán Günther Oettinger, y el poderoso sindicato IG Metall mostraron su oposición. Pero de nada sirvió, la compañía Kuka, una de las joyas de la corona de la robótica alemana, pasó a manos del consorcio chino.
La operación no importa
tanto por su valor económico (4.500 M€) como por el estratégico. Kuka es
una pieza clave en la apuesta por la digitalización de la industria alemana. La
compañía -con plantas en una treintena de países, incluida una en Vilanova i la
Geltrú (Barcelona)- fabrica robots para gigantes del automóvil como BMW y
Audi o de la aeronáutica como Boeing. Midea, especializada en la
fabricación de neveras y aparatos de aire acondicionado, quiere aprender todo
lo posible. Hace tiempo que el Gobierno de Pekín anima a sus empresas a salir
de compras al extranjero que puedan ayudar a un sector que en China tiene mucho
potencial de crecimiento: allí se emplean 305 robots por cada 10.000
empleados frente a los 1.149 de Alemania. Midea ha dado todo
tipo de garantías. Se compromete a mantener la independencia del consejo de Kuka,
sus 12.300 puestos de trabajo y la sede en la ciudad bávara de Augsburgo
durante siete años y medio. En el año 2015, 36 compañías alemanas fueron
adquiridas por grupos chinos. Sin embargo, en el año 2009 solo se produjeron
dos de estas operaciones.
La situación descrita anteriormente, es una muestra del camino expedito que ha encontrado el gigante asiático en terceros países para la adquisición de activos estratégicos, especialmente en la Unión Europea. Para evitar que la situación se repita con la crisis económica generada por el COVID-19, la Comisión Europea propone dotarse de mecanismos para evitar que las empresas extranjeras con participación pública actúen con ventaja en el mercado europeo. Para evitar dicha situación la Comisión se ha dotado de un Libro Blanco en el cual se recogen instrumentos para supervisar, limitar e incluso vetar adquisiciones de empresas europeas por parte de compañías que puedan estar bajo control o con ayudas de gobiernos extranjeros. La vigilancia también se extendería al área de los concursos públicos, con la capacidad para impedir la participación de compañías de terceros países que se considere que puedan competir en condiciones privilegiadas al disponer de subvenciones públicas de las que no gozan sus rivales europeos.
Otro país que también se esta blindando contra el capital chino es Gran Bretaña, el Ejecutivo de Johnson está preparando unas leyes estrictas para evitar adquisiciones extranjeras que representen un riesgo para la seguridad nacional. La normativa quiere obligar a las empresas británicas a notificar cualquier intento por parte de una compañía de otro país de comprar más del 25% de sus acciones, adquirir “influencia significativa” o hacerse con activos o propiedad intelectual. Las empresas que ignoren las estrictas condiciones impuestas podrían ver a sus directivos encarcelados, descalificados o multados con cientos de miles de libras. Las alarmas han saltado después de que una empresa china haya intentado tomar el control de la junta de Imagination Technologies, una compañía de diseño de semiconductores y software en Hertfordshire (Inglaterra), una de las más importantes en este sector del Reino Unido. El comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes ha abierto una investigación al respecto.
La situación en Alemania permitió constatar que el sistema económico alemán de mercado abierto competía en desventaja con un modelo de economía cerrada donde el estado impide cualquier adquisición que se pretenda realizar en dicho país. El gobierno de Berlín comenzó a poner trabas desde la adquisición de la compañía Kuka, sin embargo, las compañías chinas siguieron comprando activos de la economía alemana. En el año 2018, un año en el que el Instituto de Investigación Económica de Colonia calcula operaciones por unos 9.000 M€ en 33 operaciones y en el que quedó manifiesto el peligro de pérdida de soberanía tecnológica. En el año 2019, por dos veces el Gobierno impidió que la estatal State Grid Corporation of China controlase el operador alemán de la red de alto voltaje 50Hertz, Elia. El Instituto de Crédito para la Reconstrucción alemán tuvo incluso que tomar una participación del 20% para evitarlo. También fue bloqueada la adquisición de la empresa Ahlen Leifeld Metal Spinning grupo chino Yantai Taihai Corporation, que finalmente retiró su oferta. Sin embargo, el gobierno alemán adquirió ya conciencia de la necesidad de una defensa generalizada de los sectores estratégicos del país. El Ministro de Economía Peter Altmaier pidió que se reforzase el control de las inversiones extranjeras no europeas en el sector sensible de la alta tecnología. Esta situación en el año 2019 ocasionó que cualquier oferente que intente comprar una compañía alemana está obligado a notificar al Gobierno de forma previa a las operaciones, que podrá bloquear, con compras del más del 10% del capital de empresas de los sectores de la inteligencia artificial, la robótica, los semiconductores, las biotecnologías o las tecnologías cuánticas. “No se trata de prohibir compras sino de poder verificar en detalle si afectan a tecnologías críticas”, explica el ministerio.
La inversión china en España se desplomó un 95% durante el año 2019, alcanzando la modesta cifra de 80 millones de dólares, según se desprende del estudio publicado por Baker McKenzie, despacho de abogados líder global. Comparando estos datos con 2018, donde las compañías chinas invirtieron por valor de 1.170 millones de dólares en España, se aprecia un descenso de las inversiones chinas en nuestro país del 95%. En España la adquisición de bienes ha venido no tanto por las compañías chinas sino por los fondos soberanos de Singapur, Abu Dhabi, Bahrein, Emiratos Árabes y Noruega. Estos apuestan por compañías cotizadas y privadas y también por la deuda pública española.
Seis fondos soberanos apostaron por España en el periodo comprendido entre enero de 2018 y septiembre de 2019, con una inversión total por encima de los 1.500 millones de euros, de acuerdo con el informe elaborado por el ICEX y la IE University, que refleja que el país nunca estuvo tan en el punto de mira de los inversores extranjeros como en el año 2018. En ese ejercicio, la inversión extranjera directa alcanzó los 55.600 millones de euros, lo que supuso un crecimiento del 37% respecto al año anterior. En términos netos, la entrada de dinero foráneo en España alcanzó los 45.000 millones de euros, lo que representa un incremento del 62,7% en comparación con 2017, así como su nivel más elevado desde que comenzó a haber registros de esta rúbrica, en 1993. Una de las principales apuestas de los fondos soberanos en España es Cellnex: el instrumento de inversión de Singapur, el GIC, y Abu Dhabi Investment Authority (ADIA) son accionistas de referencia de la compañía que ejerce su control, ConnecT. En septiembre de 2019, la familia Benetton controlaba un 55% de ConnecT, mientras que el resto del capital estaba en manos de GIC y de ADIA. El sector en el que opera Cellnex, el de las comunicaciones inalámbricas (la compañía española es la principal operadora de infraestructuras para hacerlas posibles con sus torres de telefonía en Italia, Holanda, Reino Unido, Francia, Suiza, Irlanda y España), es uno de los preferidos de inversores a largo plazo como son los fondos soberanos. Otra inversión clave por parte de fondos soberanos en España tuvo lugar también el año pasado. El protagonista fue otro instrumento inversor de Singapur, Temasek. Con su entrada en Pavilion Energy, adquirió un paquete de contratos de gas natural licuado de Iberdrola valorado en 115 millones de euros. El acuerdo implica la entrada de Temasek en las operaciones de gas natural licuado en España y su expansión por las redes europeas, porque también incluye contratos para la regasificación del Reino Unido y acceso a las instalaciones de España y Francia. Los sectores estratégicos han sido los preferidos por dichos fondos soberanos, incluso se ha intentado que entren en activos críticos como son las redes de telecomunicaciones, en concreto de Telefónica. Un diario digital recogía hace tres meses la siguiente noticia, “Pallete llama a Mubadala, QIA y Temasek para salir al rescate de Telefónica” http://bit.ly/2vnhVup Según recoge la noticia, “la compañía va a retomar los contactos con varios fondos de Oriente Próximo para tratar de que formen una barrera de protección ante el riesgo de recibir una oferta pública de adquisición (opa) hostil”. “Según han confirmado distintas fuentes, Telefónica ha mantenido reuniones en los últimos meses con fondos soberanos de Qatar, Abu Dabi, Kuwait y Singapur. Unos encuentros que fueron liderados directamente por José María Álvarez-Pallete, el presidente del grupo de telecomunicaciones, y que de momento no han llegado a buen puerto”. Una acción que va contra el sentido común que está imperando en el resto de Europa como he descrito anteriormente en el post.
Europa, ha tardado demasiado
tiempo en darse cuenta de la vulnerabilidad a la que estaba expuesta con
respecto al capital foráneo que busca entrar en los activos estratégicos, el
fin último es el de adquirir “know how” (conocimiento) o maximizar la ganancia
con los activos que adquirían. Quizás si se lo preguntásemos al
mono Merlín del comienzo del post…Tendría mejor tino y criterio
que políticos y empresarios que “permitieron o lo intentaron”, dicha situación.
Ya lo dijo Ingvar kamprad: “La simplicidad y el sentido común deberían ser la base de la planificación y la dirección estratégica”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario