Sócrates, a quien se le considera el padre de la filosofía, nació en Atenas en el año 469 AC. Su padre, Sofonisvo, era un picapedrero y su madre, Panarota, era una partera. A pesar de su origen humilde, fue un filósofo muy importante. Son muchas las lecciones de vida de Sócrates que han llegado hasta nuestros días.
Este gran filósofo vivió en principio como cualquier otro ateniense. Siguió el oficio de su padre durante algún tiempo y sirvió como soldado. Era un hombre reconocido por ser un gran trabajador. Las primeras lecciones de vida de Sócrates se relacionan con su paciencia y su capacidad para sobrellevar las cargas de su condición.
Cuando comenzó a ganar fama como pensador y naturalista, crecieron en número sus enemigos. Esto se debía a que promovía una ética implacable, en la que no había lugar a la falta de honestidad, al deshonor o a la doble moral. Por eso fue perseguido y ridiculizado. También condenado a morir/suicidarse. Este último episodio se convirtió con el tiempo en una de las grandes lecciones de vida de Sócrates.
El método mediante el cual Sócrates impartía sus enseñanzas era de una sutileza y de una inteligencia tal que todavía se aplica en nuestros días (eso sí, menos de lo deseable). Grandes pedagogos, como Jean Piaget, se inspiraron en el método socrático, al que se le conoce como “Mayéutica”. El filósofo iniciaba una conversación interrogando a su interlocutor. Le planteaba preguntas que apuntaban a que él mismo descubriera si lo que decía era consistente, o, en cambio, tenía poco sustento. De este modo, cada quien iba llegando a la verdad por sí solo. Sócrates escuchaba y solamente cuestionaba.
El COVID-19 ha llegado a la sociedad española, portando bajo el brazo aparte de sufrimiento y dolor por los fallecimientos de personas de toda condición de la sociedad española, una serie de carencias que estos días atrás se han puesto de manifiesto en la cumbre empresarial celebrada en por CEOE en el Palacio de la Moncloa. Me voy a centrar en el sector de las telecomunicaciones que es quizás el que mejor vertebra la sociedad y dota de capacidad a los ciudadanos de medios para no quedarse atrás en el avance de la llamada 4º Revolución Industrial.
Uno de los directivos que quizás puso más el dedo en la llaga fue el CEO de Vodafone España, Antonio Coimbra, el mismo incidió que, “España tiene las mejores infraestructuras de fibra y 4G, pero no están al alcance de todos. En la actualidad el 60% de la población está conectada, pero la prioridad es que el 100% de los hogares y empresas estén conectados en 2 años con una cobertura de calidad como mínimo de 1 Gbps en las redes fijas”, haciendo alusión directa a que “los fondos de recuperación europeos pueden contribuir a la dotación de estas infraestructuras para conectar los 6 millones de hogares que faltan aún, especialmente en zonas remotas o rurales. Esta iniciativa tendría un coste de 1500 millones de euros y hay que encontrar formas de financiarlo” ha señalado. Por otro lado, dicho directivo apuntó que “otro objetivo es que el 4G llegue al 100% de la población para impulsar la recuperación y esto tendría un coste de 250 millones de euros para una velocidad de 100 Mbps. Es necesario apagar las centrales de ADSL y las redes 3G, para impulsar el 5G”. Desde Vodafone se afirma que “el 5G requerirá un esfuerzo inversor de 5.000 millones de euros y casos de uso como el coche conectado pueden tener un coste de 10.000 millones de euros para lograr una cobertura ubicua. Además, es precisa una subasta de frecuencias que favorezca la inversión para construir una red 5G pionera”
Las tres operadoras a través de sus CEOs han puesto de manifiesto la necesidad de una mayor digitalización de la economía, educación, administración pública y sociedad en general. Cuestión esta, qué con ser cierta, no sé puede olvidar la parca inversión que efectúan dichas compañías de telecomunicaciones en I+D, según ha puesto de manifiesto la propia Unión Europea en él Gráfico-A. Por otro lado, una de las cuestiones que quizás mas chocan ante situaciones de shock económicos como él actual es la asimetría que algunas veces sufren las compañías, debido a la fijación de objetivos estratégicos que se vuelven en contra de los intereses de las propiass compañías. Un ejemplo de esto último se publicó en la prensa el 12 de junio https://bit.ly/3ifQR3K “¿Seguro que el fútbol es negocio? Vodafone ahorra 330 millones de euros y gana más de 90.000 clientes de televisión sin el deporte rey”. En la misma se resalta que el operador inglés aparte de ahorrarse 330 millones de euros al renunciar a un contenido que le estaba causando pérdidas, el primer año sin fútbol en su oferta de televisión, finalizó con un saldo positivo de 93.000 clientes de TV, hasta alcanzar los 1,4 millones de abonados, frente a los 1,3 millones de enero de 2018. Por el lado contrario, en la misma noticia se informa que Movistar (Telefónica) paga unos 1.300 millones anuales (Liga y Champions). Una factura que la temporada 2020-2021 se verá aliviada por los cerca de 300 millones que le pagará Orange. Sin embargo, esta situación no puede ocultar que en el año 2019 la división española de TV de Telefónica perdió 17.500 accesos de TV según las cuentas presentadas en su web corporativa, pese a haber pagado los 1.300 millones de euros por dicho contenido.
Ante situaciones como la descrita anteriormente cabe preguntarse, ¿Irán las ayudas que llegaran de Europa a sectores donde las compañías que operan en el mismo no priorizan como en el ejemplo descrito la inversión con criterios de eficiencia? A todo esto, hay que sumar, que algunas de estas compañías pagan un dividendo que es más necesario que nunca con el fin de reducir el elevado endeudamiento que tienen. Si se suma esto al hecho de que el sector de las telecomunicaciones es intensivo en la utilización de capital como es por ejemplo el despliegue de infraestructuras, la situación no puede ser más preocupante. Por todo ello, se puede decir que la pandemia aparte de sufrimiento a la sociedad, ha revelado también deficiencias en el modelo de gestión que tienen que ser corregidas, si lo que se pretende es utilizar los fondos europeos y la gestión de las compañías con criterios de eficiencia y de consecución de objetivos respectivamente.
Para terminar el post, decir que quizás la “mayéutica” de Sócrates sería un buen ejercicio para algunos CEOs responsables de estas compañías, ya que, si unimos eso a una ética implacable, en la que no había lugar a la falta de honestidad, al deshonor o a la doble moral como ponía en práctica el filósofo…Probablemente no estaríamos como estamos.
Ya lo dijo Sócrates: “El amigo debe ser como el dinero; antes de necesitarlo, es necesario saber su valor”.
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