Es
célebre la anécdota siguiente sobre Gandhi:
“Una
mujer fue junto con su hijo a ver a Gandhi.
Gandhi le preguntó qué quería y la mujer le pidió que consiguiese que su
hijo dejase de comer azúcar.
Gandhi
le contestó: “traiga usted otra vez a su
hijo dentro de dos semanas”.
Dos
semanas más tarde la mujer volvió con su hijo. Gandhi se volvió y le dijo al niño: “deja de comer azúcar”.
La
mujer, muy sorprendida, le preguntó: “¿Por
qué tuve que esperar dos semanas para qué usted le dijese eso? ¿Acaso no podía
habérselo dicho hace quince días?”.
Gandhi contestó: “no, porque hace dos semanas yo comía azúcar”.
La palabra coherencia viene del latín “cohaerentia” y designa la cualidad de lo que
presenta una conexión interna y global de sus distintas partes entre sí. Se compone de con-/co
(conjuntamente globalmente) y la raíz del verbo “haerere” (estar pegado, estar unido), con
el sufijo- entia, que indica la cualidad de un
agente. De la raíz de este verbo “haerere”
proceden
palabras como herencia (lo que está vinculado o pegado), adherir y adherente,
adhesivo, cohesión o inherente (lo que está internamente vinculado). Por todo
ello, se puede afirmar que la coherencia significa mantener la relación y la armonía
en un conjunto de “cuestiones” (pensamientos), de tal forma que para que esto
suceda hay que tener las ideas claras mediante un estudio crítico previo a la cuestión
que nos afecta. Dicho
estudio crítico deberá de venir respaldado por las siguientes acciones: análisis,
comprensión, valoración y decisión.
En enero de este año
coincidiendo con el Foro Mundial de Davos se publicó el Barómetro Edelman Trust,
este lleva 18 ediciones, y en la actual se han trabajado 33.000 cuestionarios
en 28 países del mundo, distinguiendo público
general de público
informado (éste último formado por graduados universitarios). No es
casual que la presentación de dicho informe haya coincidido con la cumbre de
líderes de Davos (Suiza),
todo
un aviso para los grandes dirigentes de la OCDE. El 2018 ha sido
considerado por el Barometro Edelman como, “el año de la batalla por la verdad”.
Según dicho informe, los directivos, políticos y consejos de
dirección y administración del mundo corporativo requieren ofrecer una visión
más transparente y sostenible de sus negocios. El P2P (person to person) es la
clave. Para Richard Edelman, “el silencio es un impuesto a la verdad”.
Barometro Edelman 2018, nivel de confianza de los diferentes actores
Según el panel de hogares que semestralmente elabora la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC), la OTT de Mediapro tendría unos 175.000 clientes en España, por los 1,16 millones de Netflix, los 414.000 de HBO y los 191.000 de Amazon Prime. http://bit.ly/2G5ymer Con la base de clientes que tiene Mediapro en España es imposible rentabilizar el desembolso que efectúa por dichos derechos audiovisuales. Lo curioso del tema, es que dicha compañía adquiere unos derechos que no puede rentabilizar con su base de clientes para revenderlos a otros players, traspasando su problema a terceros. Para todos los operadores que fueron a la primera subasta de los primeros derechos audiovisuales que se subastaron en el año 2015, no sirvieron para aumentar en gran medida su base de clientes como se puede ver en el siguiente gráfico.
Estos
días se ha publicado en la prensa que dos de las tres grandes operadoras que
existen en el mercado español, Telefónica y
Orange, han presentado
sus ofertas por Bein Sports,
el canal de Mediapro que
tiene en exclusiva los derechos audiovisuales de todos los partidos de fútbol
de la Champions
League para las próximas tres temporadas. https://bit.ly/2JwwFJo Por contra, Vodafone no
ha presentado ninguna oferta sobre dicho contenido audiovisual después del
fiasco económico ocurrido con dichos derechos en el año 2015. Sin embargo hay
que decir que unas semanas antes de dicha subasta, todas las operadoras se habían
posicionado en contra de la adquisición de dichos derechos por el grave agujero
económico sufrido en la anterior compra, sobre todo Telefónica, ya que fue
la que realizó el mayor desembolso. Pagó
2.400 millones de euros por las competiciones de la liga hasta el año 2019 y la
Champions hasta el 2018.
Es decir, a los 1.900 millones que le costó la Liga a Mediapro se añadieron otros 500 millones de euros. Si a ello se suman los 750 millones que ya había pagado Telefónica por el “partidazo”, hace un desembolso total de 3.150 millones de euros para dicha operadora. https://bit.ly/2JFBEHT Decir también, que cuando se negoció dicho contrato, Mediapro pedía por la competición de la Champions alrededor de 130 millones de euros por temporada.
Es decir, a los 1.900 millones que le costó la Liga a Mediapro se añadieron otros 500 millones de euros. Si a ello se suman los 750 millones que ya había pagado Telefónica por el “partidazo”, hace un desembolso total de 3.150 millones de euros para dicha operadora. https://bit.ly/2JFBEHT Decir también, que cuando se negoció dicho contrato, Mediapro pedía por la competición de la Champions alrededor de 130 millones de euros por temporada.
Pues
bien, ahora nos encontramos con el siguiente escenario, si en el año 2015
dichos derechos fueron calificados de desorbitados por las operadoras en todas
las competiciones, en concreto en la Champions eran 130 millones, Mediapro
ha pagado por las tres próximas temporadas 1.100 millones de
euros, lo cual hace que cada uno de los tres años de Champions
suponga un desembolso mínimo de 366 millones de
euros. La pregunta que a uno le surje es la siguiente, ¿Cómo puede ser
rentable dicha competición ahora para las operadoras que acuden a la puja,
cuando el que vende dichos derechos (Mediapro) ha pagado un precio de salida
para adquirir dichos derechos de 2,81 veces más caro que en el año 2015, cuando
fue calificado de desorbitado?
Actualmente
en España hay tres millones de abonados al fútbol, aproximadamente
la mitad de los que contratan la televisión de pago. Vodafone
y Orange cuentan con 400.000 usuarios de fútbol y el resto es de Movistar.
Si Movistar u Orange quisiesen amortizar dichos
derechos televisivos con dicha base de clientes, tendrían
que cobrar a los mismos unos 10 euros al mes, solo por dicha competición en los
tres años de duración de dicho contrato. Sin embargo, "las
operadoras calculan que deberían cobrar 60 euros al mes a cada abonado por
contratar todo el fútbol, y ahora solo recaudan 20 euros de media, según
fuentes de los operadores". https://bit.ly/2qqyijX
Pues bien, volvamos otra
vez al término de la coherencia en la gestión de las compañías, Antonio
Coimbra CEO de Vodafone dijo con claridad, durante el pasado Mobile
World Congress (MWC)
“que los precios que cobra el
revendedor Mediapro por la Champions son una salvajada y que, básicamente, le
saldría más a cuenta perder a todos sus clientes de fútbol -fibra y todo- antes
que seguir haciendo el memo”. https://bit.ly/2GTx6Me
Dicho
y hecho, llegó la subasta y no se presentó. Sin embargo con muchisimo
menos dinero del que tendría que invertir en dichos derechos se propone dar una
suscripción gratuita al 1.370.000 clientes que tiene de televisión, a
Amazon Prime, con el vídeo incorporado a su plataforma con tecnología TiVo. En
este momento dicha suscripción cuesta unos 19,95 euros para un usuario normal,
el volumen de suscripciones que negociará Vodafone con Amazon supondrá un
precio más barato para dicho operador, con lo cual podrá dar acceso a la
plataforma de video por entre unos 20 ó 24 millones de euros al año. Esta propuesta
genera valor para sus clientes de tal forma que se puedan fidelizar al servicio
de dicho operador y de paso no daña sus finanzas como si hizo en el año 2015
con los derechos del fútbol, cuando pagaba unos 240 millones de euros al año por dichos derechos https://bit.ly/2JEUKhv
Según el panel de hogares que semestralmente elabora la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC), la OTT de Mediapro tendría unos 175.000 clientes en España, por los 1,16 millones de Netflix, los 414.000 de HBO y los 191.000 de Amazon Prime. http://bit.ly/2G5ymer Con la base de clientes que tiene Mediapro en España es imposible rentabilizar el desembolso que efectúa por dichos derechos audiovisuales. Lo curioso del tema, es que dicha compañía adquiere unos derechos que no puede rentabilizar con su base de clientes para revenderlos a otros players, traspasando su problema a terceros. Para todos los operadores que fueron a la primera subasta de los primeros derechos audiovisuales que se subastaron en el año 2015, no sirvieron para aumentar en gran medida su base de clientes como se puede ver en el siguiente gráfico.
Vista esta situación, no cabe otra cosa que decir que más allá del
fútbol existe vida, algún operador ya ha hecho la prueba, en concreto
Telecable. Este operador probó
dicho modelo sin fútbol cuando decidió prescindir del llamado “partidazo”,
que suele cruzar enfrentamientos del Real Madrid y el FC Barcelona. Según
sus cifras, la pérdida de clientes llegó a un máximo
del -1%. Si se extrapola al perímetro de Telefónica y a su penetración, los
analistas calculan que Movistar perdería un máximo del -5% de los abonados
de televisión en un escenario de competencia con fútbol, según los
especialistas de Banco Sabadell. El otro escenario es que le suceda
como hasta el 30 de septiembre del 2017, con todos los derechos del
fútbol, en siete trimestres, solamente incrementó su base de clientes un
2,917%, con unas pérdidas económicas considerables. Por otro lado existe una métrica
que es devastadora para aferrarse las compañías a un control riguroso con
respecto a los gastos que tienen, es el de la portabilidad. En concreto el otro
día conocimos el dato del mes de enero del 2018 y se batió el record registrado
hasta la fecha con 912.016 accesos. Este indicador es revelador de hasta
que grado está el cliente sensibilizado con los precios de los servicios, como
para embarcarle en una subida de tarifas provocada por los derechos
audiovisuales del fútbol…No parece que sea una buena idea.
Para terminar este post,
decir que para que Gandhi prohibiese comer azúcar al niño, tuvo que hacer
la penitencia de renunciar a dicho dulce para no perder su coherencia
(pensamiento asociado a la acción). Los directivos tienen que
ser coherentes con las situaciones a las que están expuestos, ya que si no es
así, como pueden pedir a sus diferentes stakeholders (empleados, accionistas,
inversores, etc.) un mínimo de compromiso con sus metas y objetivos...Cuando
todo el mundo sabe que lo que están haciendo no es beneficioso para dicha compañía.
Ya lo dijo Stephen Covey: “Tus
actos siempre hablan más alto y más claro que tus palabras.”
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