Estos días la compañía aeronáutica
norteamericana Boeing está purgando los excesos de una gestión deficiente, su
presidente y director general Dennis Muilenburg, ha perdido uno de los dos cargos que tenía y
se encuentra en un proceso paulatino de arrinconamiento. Asimismo ha sido
cesado el director de aviación comercial, Kevin McAlliste, la rama más importante
de dicha compañía, responsable del desastre del 737Max. Boeing y Airbus son los
dos gigantes de la aviación mundial que dominan la fabricación de aviones
comerciales, son como un gobierno: llenas de burocráticas, lentas, complejas y
poseedoras de una cultura propia, muy difícil de cambiar. Dennis Muilenburg, el
ex-presidente y aún hoy director general, queriendo o sin querer, ha hecho que
la compañía perdiera miles de millones de dólares en pedidos, prestigio,
recursos intangibles, etc., es el
responsable de dicha situación. Muilenburg debe quitar lastre
de encima, lo cual no le quita su responsabilidad de dicha situación, pero
aligera algo la presión por lo que ha fulminado a McAllister, el mismo día en
que el constructor aeronáutico norteamericano publicó los resultados de los nueve
primeros meses del año, siendo los mismos una catástrofe, ya que obtuvo unos beneficios
netos de 374 millones de dólares frente a los 7.036 millones de dólares del
mismo periodo del año anterior, lo que supone un 95% menos, que refleja la
disminución en las entregas del Boeing 737, según los resultados presentados.
La
facturación de los nueve primeros meses del año se resintió igualmente debido a
la crisis del B737 MAX alcanzando los 58.648 millones de dólares frente a los
72.786 millones ingresados en el mismo periodo del año anterior, lo que supone
un descenso del 19%. En el tercer trimestre, Boeing obtuvo unos
ingresos de 19.980 millones de dólares frente a los 25.146 millones de dólares
del mismo periodo del año anterior, lo que supone un descenso del 21%. El
beneficio neto en el tercer trimestre fue de 1.167 millones de euros frente a
los 2.363 millones de dólares del mismo trimestre de 2018, lo que supone un 51%
menos http://bit.ly/2ofos6E En su lugar se ha escogido a Stan
Deal, un hombre de la casa, director de Boeing Global Services,
de quien ayer todo el mundo hablaba bien. La noticia no la dio el CEO de la
compañía sino el “chairman” (presidente) del
Consejo, David Calhoun, recién nombrado y que ya empieza a enseñar sus
dientes. Boeing, como la mayoría de las compañías, reacciona cuando sus
resultados comienzan a acusar el golpe. Es muy factible que las víctimas de
esta crisis no acaben en McAllister, sino que vaya a ver un
ramillete de altos directivos que cogerán la maleta y abandonaran la compañía. Si
Boeing quiere recuperar el prestigio, debe ser capaz de presentarse ante la
sociedad como una compañía que ha hecho sus deberes, demostrando que está comprometida
con la seguridad por encima de todo, exactamente lo que hoy levanta muchas
dudas.
En muchas compañías han “rodado
cabezas” en periodos de declive o lanzamientos erráticos de nuevos
productos o servicios, incluso en las más grandes, como Apple con su problema de
los mapas de IOS, Volkswagen con el escándalo de las emisiones, Deutsche Bank por su errática
estrategia, etc. Sin embargo algunas son reacias a acometer una revisión de
personas y estrategia que han llevado a las mismas a una situación alarmante. Lo
hemos estado observando durante estos últimos meses en el sector de las telecos
en Europa. Compañías que han ido endeudándose
paulatinamente, perdiendo cuota de mercado, disminuyendo los ingresos, con una
elevada falta de I+D que mitigue dicha situación, con salidas masivas de
plantilla (PSI Telefónica), remuneraciones de la alta dirección que no guardan relación
con los resultados de la compañía para sus stakeholders, con pérdidas de
intangibles como valor de marca, etc. Y frente a todos estos datos
objetivos si uno observa cual ha sido la relación de sus Consejos de
Administración con el CEO de las mismas es “sonrojante”, por decir algún
calificativo benevolente.
Peter Ferdinand Drucker,
el padre del management o gerencia moderna, quien a sí mismo se describió como un “ecologista
social” con sus estudios de los entornos sociales así como de los antecedentes
e impactos de los cambios en la sociedad, reveló la importancia de los
cambios y la dinámica del capitalismo producidos por la innovación, la
aparición de entornos de gran crecimiento económico y tecnológico, como el que
se vive hoy día, que él mismo bautizó como Sociedad del Conocimiento.
Dentro del cuerpo de las Teorías de la Administración y de la
gerencia, existe un importante campo dedicado al estudio de las organizaciones.
Vale la pena precisar que todas las organizaciones se derivan de la acción
especializada de personas, fue Chester Barnard, uno de los pioneros
en el estudio de las organizaciones y, sobre todo, de las funciones de los ejecutivos en
las organizaciones, quien sostiene que las organizaciones son un sistema de
cooperación y de acción humana. Otro gran estudioso de la acción
humana en las organizaciones fue el premio Nóbel de Economía en 1978 Herbert
Simon, quien afirmó que el funcionamiento de las organizaciones solamente
se puede comprender a través de la explicación de las acciones de las personas
que componen dichas organizaciones. Todos ellos coinciden en
que antes de proseguir un estudio juicioso de las organizaciones es necesario
tener un consenso previo sobre dos cuestiones filosóficas básicas,
la primera, el concepto de persona y la segunda, la acción humana de estas
personas. Es lo que se conoce con el nombre de Praxelogía (ciencia que estudia la acción humana
desde el punto de vista de las implicaciones formales de la descripción del concepto
de acción. Es el análisis formal de la acción humana en todos sus aspectos).Pues
bien, en las compañías de telecomunicaciones se han pervertido y
ninguneado el valor de las personas, sus directivos han cultivado y gastado ingentes
recursos más en construir un relato favorecedor a la figura y gestión del CEO
(completamente irreal) de cara a la opinión pública, que en que el mismo fuese
realizado, entendido y asumido por las personas que integran sus plantillas
http://bit.ly/35YX2TL La
consecuencia de todo ello ha sido un empobrecimiento de los diferentes grupos
de interés de la compañía, la propaganda lo ha inundado todo, tratando de rellenar las carencias y necesidades constantes en las que las compañías están envueltas. Este hecho, ha llevado a las mismas a una situación límite como la que está atravesando Boeing en este momento.
Factores como una externalización masiva de las
actividades que garantizan el control sobre los productos y servicios, unido a
una salida de conocimiento continuo que han descapitalizado a las mismas, han propiciado que dichos
directivos hayan perdido el control sobre la compañía, de poco han servido la contratación
de consultoras y cargos de las mismas para que por puertas giratorias viniesen
a “bendecir” su mantra del capitalismo http://bit.ly/2PcABo0, como le ha sucedido a Boeing con el 737 Max, externalizado en un
70%. Unido
a lo relatado anteriormente, factores como una competencia feroz, una inversión
mediocre en I+D que propiciara nuevos productos y servicios para renovar la
facturación y la cartera de servicios, una inversión en derechos audiovisuales errática
en cuanto al retorno del capital invertido como se ha visto por ejemplo con
Vodafone, Orange y Telefónica en los últimos datos de portabilidad http://bit.ly/2PcABo0, han favorecido y
propiciado que el negocio entrara en una decadencia agónica con consecuencias difíciles
de prever.
La politización y sindicalización
de dichas compañías, ha lastrado el desarrollo de las mismas al minar y
desvirtuar los recursos con que contaban en beneficio de intereses particulares
ajenos con el desarrollo de su actividad. Esta situación, es el pago por un
silencio escandaloso a una gestión mediocre de unos directivos en el desempeño
de sus funciones. Actualmente dichas compañías se encuentran atadas de pies y
manos a intereses espurios que en nada tienen que ver con una gestión eficiente
y correcta de los recursos que manejan. Por todo lo dicho anteriormente, dichas
compañías están abocadas a realizar lo que Boeing ha ya empezado a hacer, depurar
responsabilidades y sustituir a los directivos que condujeron a las mismas a
esta situación, ya que lo mismo que le sucede a Boeing con Airbus, las telecos tienen
enfrente a otros actores que o bien les sustituirán en la prestación de sus
servicios o bien se los fagocitaran, como los célebres GAFA (Google, Facebook,
Amazon, Apple).
Ha llegado la hora de la
verdad para algunas compañías, y el ejemplo de Boeing es ilustrativo
para otros Consejos de Administración con respecto a qué hacer con sus equipos
directivos. Demorar lo inevitable lo único que puede llevar es que al final las
medidas que se tengan que acometer sean…Más traumáticas.
Ya lo dijo Winston Churchill: “Una mentira puede recorrer la
mitad del mundo antes de que la verdad tenga la oportunidad de ponerse los
pantalones.”
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